Seminario
Lección 159: Malaquías 3


Lección 159

Malaquías 3

Introducción

Malaquías profetizó en lo concerniente a la segunda venida de Jesucristo. Jehová mandó a los judíos volverse a Él al pagar los diezmos y las ofrendas. Prometió a las personas rectas que recibirían su galardón por servirle y que, cuando Él regresara a la Tierra, serían Suyos.

Sugerencias para la enseñanza

Malaquías 3:1–6

Malaquías profetiza concerniente a la segunda venida de Jesucristo

Pregunte a los alumnos si alguna vez han estado en alguna situación en la que debían estar preparados para algo importante, pero no lo estaban. Invite a algunos de ellos a describir cómo se siente.

Explique que en Malaquías 3 se enseña sobre la segunda venida de Jesucristo y algunas formas en las que podemos prepararnos para ella. Invite a un alumno a leer en voz alta Malaquías 1:1–2, y pida a la clase que siga la lectura en silencio en busca de frases que describan la Segunda Venida.

  • ¿Con qué título se refiere a Jesucristo el versículo 1?

  • ¿Cómo resumirían las preguntas que se hacen en el versículo 2? (Malaquías pregunta quiénes estarán preparados para la Segunda Venida y serán dignos en ese momento).

Escriba las frases fuego purificador y jabón de lavadores en la pizarra. Explique que el refinador utiliza el fuego para calentar un metal como la plata o el oro hasta que éste alcanza el estado líquido. El proceso de calentamiento hace que la escoria y las impurezas emerjan a la superficie del metal líquido, donde el refinador las puede retirar, depurando así al metal de todas sus impurezas. Un lavador es alguien que utiliza jabón para lavar o blanquear telas.

  • Según el versículo 2, ¿por qué debemos estar preparados para la Segunda Venida?

  • ¿Cuáles son algunas de las formas en que Jesucristo es como fuego purificador y jabón de lavadores?

Para ayudar a los alumnos a entender esa metáfora, lean en voz alta la siguiente declaración del élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles:

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Elder Bruce R. McConkie

“Las llamas ardientes, el calor abrasador, el fuego voraz de la Segunda Venida que destruye a los inicuos también purificará a las personas rectas… El fuego consumirá la maldad, el pecado y la escoria de sus almas debido a que merecen soportar el día” (The Millennial Messiah: The Second Coming of the Son of Man, 1982, págs. 543–544).

Invite a los alumnos a leer Malaquías 3:1 de nuevo y en silencio para determinar lo que Jehová dijo que haría a fin de preparar a Su pueblo para Su segunda venida.

  • ¿Quién creen que es el “mensajero” que prepararía el camino para la Segunda Venida?

Para ayudar a los alumnos a comprender quién es el mensajero, invite a uno de ellos a leer en voz alta las siguientes palabras del élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles:

“Juan el Bautista hizo precisamente eso en el meridiano de los tiempos, no obstante, se reservó para José Smith el realizar la obra gloriosa en nuestros días. Él es el mensajero de los últimos días que se ha enviado a restaurar el Evangelio, el cual prepara un pueblo para el regreso del Señor” (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 629).

  • ¿Quién preparó el camino para la primera venida del Mesías? (Juan el Bautista).

  • ¿A quién se envió a preparar el camino para la segunda venida del Señor? ¿De qué forma nos ayuda Malaquías 3:1 a entender la importancia del ministerio del profeta José Smith? (Después que los alumnos respondan, escriba la siguiente verdad en la pizarra: El Señor envió a José Smith a preparar al mundo para la segunda venida de Jesucristo).

  • ¿Qué hizo José Smith a fin de prepararnos para el regreso de Jesucristo? (José Smith restauró y enseñó el evangelio de Jesucristo. Conforme vivamos el evangelio de Jesucristo, se nos puede refinar, purificar y preparar para la Segunda Venida).

Invite a los alumnos a meditar en qué medida viven el evangelio de Jesucristo y se preparan para la Segunda Venida.

Para resumir Malaquías 3:3–6, explique que esos versículos describen la manera en que el Salvador purificará a los hijos de Leví cual fuego de refinador y destruirá a los inicuos en Su segunda venida. Los “hijos de Leví” eran los poseedores del sacerdocio en el antiguo Israel. Esa frase, hoy en día, puede hacer referencia a los poseedores del sacerdocio de la actualidad (véase D. y C. 84:33–34).

Malaquías 3:7–12

Se exhorta a los israelitas a volverse a Jehová al pagar los diezmos y las ofrendas

Invite a los alumnos a imaginar que tienen un buen amigo o familiar que hace algún tiempo ha dejado de guardar los mandamientos y se ha apartado de la Iglesia. Sin embargo, la persona ha dicho recientemente que desea volver a la Iglesia, pero que no se siente digna de hacerlo.

  • ¿Qué harían ustedes para ayudar a esa persona?

Explique que Malaquías 3:7–12 contiene lo que Jehová les dijo a los israelitas que habían quebrantado sus convenios y se habían apartado de Él. Invite a los alumnos a leer Malaquías 3:7 en silencio para conocer cuál fue el consejo del Señor para esas personas.

  • ¿Qué principio enseñó el Señor a quienes no guardaban sus convenios? (Es posible que los alumnos lo digan con palabras diferentes, pero asegúrese de que reconozcan el siguiente principio: Si nos volvemos al Señor, Él se volverá a nosotros).

  • ¿Qué creen que signifique volverse al Señor?

  • ¿Qué les enseña ese principio sobre el Padre Celestial y Jesucristo?

Invite a los alumnos a buscar en el versículo 7 la pregunta que el pueblo hizo a Jehová. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

Explique que en Malaquías 3:8–12 aprendemos una de las formas que el Señor indicó que el pueblo podía volverse a Él.

Invite a un alumno a leer en voz alta Malaquías 3:8–9, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer lo que el Señor preguntó al pueblo.

  • ¿Qué preguntó el Señor a los israelitas?

  • ¿De qué modo habían robado los israelitas a Jehová?

Escriba en la pizarra las palabras diezmos y ofrendas. Explique que la forma en que se han pagado los diezmos y las ofrendas ha cambiado a lo largo de los años. Por ejemplo, Abraham dio la décima parte de todo lo que poseía al sumo sacerdote Melquisedec y sus ofrendas fueron animales o cultivos que se ofrecieron en sacrificio a Jehová. Hoy en día, pagamos la décima parte de nuestros ingresos como diezmo y donamos el costo de dos comidas como ofrendas de ayuno (véase Leales a la fe, 2004, págs. 24–25, págs. 60–61).

Recuerde a los alumnos que, de acuerdo con Malaquías 1–2, el pueblo ofrecía animales que estaban cojos, eran ciegos o que eran inapropiados de algún otro modo como sacrificio a Dios.

  • ¿Qué nos indican esos sacrificios insuficientes sobre lo que los israelitas sentían por Dios? ¿De qué modo podría eso considerarse como robar a Dios?

Explique que Malaquías 3:10–12 indica que Jehová invitó a los israelitas a volver a Él mediante el pago del diezmo. Invite a un alumno a leer los versículos en voz alta y pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar qué bendiciones prometió Jehová a los israelitas si aceptaban Su invitación.

  • ¿Qué creen que signifique “probadme ahora en esto”?

  • ¿Qué promete el Señor a quienes pagan fielmente el diezmo y las ofrendas?

Si lo desea, sugiera a los alumnos que marquen las frases que enseñan en cuanto a esas promesas. Podría hacer preguntas como las siguientes para ayudarlos a analizar esas promesas:

  • ¿Qué significa que el Señor abrirá las ventanas de los cielos?

  • En la antigüedad, el “devorador” a menudo era algo como las langostas que destruían los cultivos de la gente. ¿Cómo podría cumplirse hoy la promesa de “[reprender]… al devorador”?

  • ¿Qué principio aprendemos en esos versículos? (Aunque usen diferentes palabras, los alumnos deben reconocer un principio parecido al siguiente: Si nos volvemos a Dios y pagamos nuestros diezmos y ofrendas, el Señor derramará bendiciones sobre nosotros).

Para ayudar a los alumnos a comprender mejor cómo bendice el Señor a quienes guardan la ley del diezmo, invite a un alumno a leer en voz alta las siguientes palabras del élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles. Pida a la clase que preste atención a los tipos de bendiciones que el élder Bednar dice que reciben aquellos que guardan la ley del diezmo.

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Elder David A. Bednar

“Con frecuencia, al enseñar y testificar acerca de la ley del diezmo, hacemos hincapié en las bendiciones temporales inmediatas, dramáticas y fácilmente reconocibles que recibimos; y con seguridad se reciben esas bendiciones. Sin embargo, algunas de las muchas bendiciones que recibimos al obedecer este mandamiento son significativas, pero sutiles…

“A veces, es posible que le pidamos a Dios tener éxito y Él nos dé fortaleza física y mental. Quizás supliquemos por prosperidad y recibamos una perspectiva más amplia y más paciencia; o pidamos ser mejores y se nos bendiga con el don de la gracia. Él puede concedernos convicción y confianza al esforzarnos por alcanzar metas dignas; y cuando suplicamos alivio por las dificultades físicas, mentales y espirituales, quizás Él aumente nuestra resolución y capacidad de recuperación.

“Les prometo que, a medida que ustedes y yo observemos y guardemos la ley del diezmo, en verdad se abrirán las ventanas de los cielos y se derramarán bendiciones espirituales y temporales hasta que sobreabunden (véase Malaquías 3:10)” (“Las ventanas de los cielos”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 17–18).

  • ¿Cuáles son algunas de las bendiciones significativas pero sutiles que el élder Bednar dijo que se reciben por guardar la ley del diezmo?

  • ¿De qué manera ustedes o su familia han sido bendecidos por haber pagado los diezmos con fidelidad?

Invite a los alumnos a meditar en qué medida pagan el diezmo y las ofrendas. Invítelos a hacerse merecedores de que se les abran las ventanas de los cielos al decidir guardar o seguir guardando con fidelidad la ley del diezmo.

Malaquías 3:13–18

Jehová explica por qué no es por demás [en vano] servirle

Para resumir Malaquías 3:13–18, explique que en esos versículos el Señor se dirigía a dos grupos de personas. Las primeras eran los israelitas que cuestionaban la necesidad de guardar las ordenanzas del Evangelio. Se quejaban de que los soberbios y los inicuos parecían prosperar a pesar de su iniquidad.

Invite a un alumno a leer los versículos 16–17 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cómo se sentían los del segundo grupo de personas hacia Dios. Invítelos a dar un informe de lo que encuentren.

Señale que entonces el Señor indicó que se llevaría un “libro de memorias” donde se escribirían los nombres de esas personas (véanse también D. y C. 85:7–9; 128:6–7; Moisés 6:5–8).

  • Según el versículo 17, ¿cómo llama el Señor a las personas cuyos nombres están escritos en dicho libro de memorias?

  • ¿Cómo nos ayudan esos versículos a entender por qué es importante ser fieles aun cuando parezca que no vale la pena?

Para concluir, invite a los alumnos a compartir su testimonio de los principios que se hallan en Malaquías 3.

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Dominio de las Escrituras: Malaquías 3:8–10

Para ayudar a los alumnos a memorizar y conocer a fondo el pasaje, invítelos a leerlo en silencio y a pensar en cómo explicarían la ley del diezmo a alguien que jamás haya oído sobre ella. Tras concederles suficiente tiempo, organice a los alumnos de dos en dos e invítelos a explicar dicha ley al compañero. Ínstelos a emplear analogías y experiencias personales para explicar ese mandamiento y cómo al guardarlo demostramos amor por Dios.

Comentarios e información de contexto

Malaquías 3:1. ¿Quién preparó el camino para la primera venida del Mesías?

Juan el Bautista preparó el camino para la primera venida del Mesías. El ángel Gabriel anunció su nacimiento y su misión al padre de Juan (véase Lucas 1:5–25), e Isaías profetizó sobre ello (véase Isaías 40:3), así como lo hizo Malaquías (véase Malaquías 3:1). Toda su misión consistía en preparar a los judíos para recibir al Mesías (Jesucristo).

Malaquías 3:2–3. “Como fuego purificador”

El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó sobre el modo en que el fuego ardiente de la Segunda Venida destruirá a los inicuos pero purificará a las personas rectas:

“Las llamas ardientes, el calor abrasador, el fuego voraz de la Segunda Venida que destruye a los inicuos también purificará a las personas rectas… Ningún hombre alcanza la norma divina; ninguno logra el excelso estado de excelencia puesto de manifiesto en la vida del Señor Jesús; incluso los santos más fieles cometen pecados y viven en cierto grado a la manera del mundo. No obstante, esas obras del mundo que permanecen en los rectos serán quemadas, de modo que los santos pueden ser salvos…

“…Por consiguiente, el fuego que destruye todo lo que es corruptible es el mismo fuego que purifica a los justos. El fuego consumirá la maldad, el pecado y la escoria de sus almas debido a que merecen soportar el día, aunque sus obras no hayan sido semejantes a las de Enoc y Elías el profeta. Si solamente se salvaran las personas perfectas, se salvaría tan solo un alma: la del Señor Jesús” (The Millennial Messiah: The Second Coming of the Son of Man, 1982, pág. 543).

Malaquías 3:8-10. La “sutil pero significativa bendición” de pagar el diezmo

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó las bendiciones sutiles pero significativas de obedecer con fidelidad la ley del diezmo:

“Por ejemplo, una sutil pero significativa bendición que recibimos es el don espiritual de la gratitud que permite que el aprecio por lo que tenemos reprima nuestros deseos de lo que queremos. Una persona agradecida está llena de alegría; una persona desagradecida sufre en la pobreza del descontento sin fin (véase Lucas 12:15)” (“Las ventanas de los cielos”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 18).

El élder Bednar también mencionó otras significativas pero inesperadas bendiciones por guardar la ley del diezmo: “…una mayor capacidad espiritual y temporal (véase Lucas 2:52) para hacer más con menos” (“Las ventanas de los cielos”, pág. 18).

Malaquías 3:8–10. “Las ventanas de los cielos”

El presidente Gordon B. Hinckley enseñó que pagar el diezmo es una cuestión de fe:

“El diezmo no es tanto un asunto de dinero como de fe. Nunca he encontrado un fiel pagador del diezmo que no estuviera dispuesto a testificar que, de una manera muy literal y maravillosa, las ventanas de los cielos se han abierto y han derramado bendiciones sobre él” (véase “La sagrada ley del diezmo ”, Liahona, mayo de 1991, pág. 6).