Seminario
Lección 146: Daniel 3–5


Lección 146

Daniel 3–5

Introducción

Por causa de que Sadrac, Mesac y Abed-nego se negaron a adorar una estatua de oro que hizo el rey Nabucodonosor, fueron echados en un horno ardiente. El Señor los libró milagrosamente del daño. Daniel interpretó el sueño que tuvo Nabucodonosor de un gran árbol y, muchos años después, bajo el rey Belsasar, interpretó una escritura divina en la pared relacionada con la conquista del reino de Babilonia por los medos y los persas.

Sugerencias para la enseñanza

Daniel 3

El Señor libera milagrosamente a Sadrac, Mesac y Abed-nego del horno ardiente

Con el fin de preparar a los alumnos para que vean la relevancia de las verdades que aprenderán hoy, divídalos en grupos de dos o tres y dé a cada grupo una copia de la siguiente tabla (o cópiela en la pizarra). Invite a los alumnos a escribir consecuencias positivas y negativas que podrían resultar de cada elección.

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handout, choices

Elección

Consecuencia positiva

Consecuencia negativa

No unirse a sus compañeros cuando los inviten a hacer trampa en una tarea escolar

No adoptar una moda popular que va en contra de las normas del Señor

Salir de una película con contenido inapropiado

Después de que los alumnos hayan dispuesto de unos cuantos minutos para completar sus tablas, invite a varios a dar un informe de lo que su grupo escribió.

  • El que piensen en las posibles consecuencias, ¿cómo influye en sus decisiones?

A medida que estudien Daniel 3, invite a los alumnos a buscar verdades que les ayuden a escoger obedecer al Señor, pase lo que pase.

Para resumir Daniel 3:1–5, explique que el rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro de gran tamaño que medía aproximadamente 27.4 metros de alto y 2.74 metros de ancho. Entonces el rey reunió a los líderes de su reino para la dedicación de la estatua. En la dedicación, se anunció la orden de que cuando sonara la música, todos tenían que postrarse y adorar la estatua de oro.

Invite a un alumno a leer Daniel 3:6–7 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cuál sería la consecuencia de no adorar la estatua de oro tal como se había mandado.

  • ¿Cual era la consecuencia de no adorar la estatua de oro?

Pida a cinco voluntarios que pasen al frente de la clase. Asígnele a uno el papel de babilonio prominente, a otro el papel de Nabucodonosor y a los tres que quedan, los de Sadrac, Mesac y Abed-nego.

Para resumir Daniel 3:8–11, explique que un grupo de babilonios prominentes fue a Nabucodonosor para informarle de algo que observaron. Pida al alumno que hace de babilonio prominente que lea Daniel 3:12 con un tono acusador mientras se dirige al alumno que hace de Nabucodonosor.

  • ¿Qué se negaron a hacer Sadrac, Mesac y Abed-nego cuando sonó la música?

  • ¿Qué se imaginan que los judíos menos fieles les habrían dicho a Sadrac, Mesac y Abed-nego por negarse a postrarse y adorar la estatua?

Lean Daniel 3:13 y el comienzo de Daniel 3:14 en voz alta, y pídale al alumno que hace de Nabucodonosor que lea el resto de Daniel 3:14–15 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que les dijo Nabucodonosor a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

  • ¿Qué opción les dio Nabucodonosor a esos tres judíos?

  • ¿Qué les preguntó acerca de su Dios?

Invite a los alumnos que hacen de Sadrac, Mesac y Abed-nego a que cada uno lea un versículo en voz alta de Daniel 3:16–18. (Usted podría leer el comienzo de Daniel 3:16). Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que busque declaraciones significativas en la respuesta de esos hombres al rey.

Si lo desea, explique que la respuesta “no hace falta responderte sobre este asunto” (Daniel 3:16) indicaba que estaban completamente decididos a no adorar la estatua. Después de que los alumnos voluntarios hayan terminado de leer, invítelos a volver a sus asientos.

  • ¿En qué tenían confianza Sadrac, Mesac y Abed-nego? (Dios podía salvarlos de la muerte).

  • ¿Qué es lo que no sabían ellos? (No sabían si Dios iba a salvarlos. Si lo desea, sugiera a los alumnos que marquen la frase “pero si no” en el versículo 18).

  • ¿Cómo resumirían la respuesta de ellos al rey en los versículos 17–18?

  • ¿Qué es lo que les llama la atención de la fe de ellos en el Señor?

Pida a los alumnos que escriban en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras un principio que aprendan del ejemplo de Sadrac, Mesac y Abed-nego. Después de haberles dado suficiente tiempo, pida a unos cuantos alumnos que den un informe de lo que escribieron. Es posible que los alumnos utilicen otras palabras, pero asegúrese de que reconozcan la siguiente verdad: Demostramos nuestra fe en el Señor cuando escogemos obedecerlo, sin importar las consecuencias.

Invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del élder Dennis E. Simmons, de los Setenta, Pida a la clase que escuche atentamente cómo la fe que demostraron Sadrac, Mesac y Abed-nego se relaciona con nuestra vida:

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Elder Dennis E. Simmons

“Nuestras Escrituras y nuestra historia están repletas de relatos de grandes hombres y mujeres de Dios que creían que Él los libraría… y si no, demostraron que igual confiaban y eran leales.

“Él tiene el poder, pero nuestra es la prueba.

“¿Qué espera el Señor de nosotros con respecto a nuestras dificultades? Espera que hagamos todo lo que podamos…

“Debemos tener la misma fe que Sadrac, Mesac y Abed-nego.

“Nuestro Dios nos librará del ridículo y de la persecución… y si no … de enfermedades y dolencias… y si no … de la soledad, de la depresión y el temor… y si no … de amenazas, de acusaciones e inseguridad… y si no … de la muerte o de daño de nuestros seres queridos… y si no… confiaremos en el Señor.

… tendremos fe en el Señor Jesucristo sabiendo que si hacemos todo lo que podamos, a Su tiempo y a Su manera seremos librados y recibiremos todo lo que Él tiene” (“Y si no … Liahona, mayo de 2004, págs. 74–75).

  • ¿Cómo podemos desarrollar ese mismo tipo de fe en el Señor?

Recuerde a los alumnos las elecciones presentadas al comienzo de la lección. Pídales que mediten para analizar si ellos demostrarían su fe y tomarían esas decisiones rectas pese a las consecuencias negativas u “hornos ardientes” que pudieran experimentar.

Invite a un alumno a leer Daniel 3:19–20 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para ver cómo reaccionó Nabucodonosor ante la respuesta de Sadrac, Mesac y Abed-nego.

  • Si ustedes fueran uno de esos tres hombres, ¿qué habrían pensado y qué habrían sentido mientras observaban cómo calentaban el horno?

Invite a varios alumnos a turnarse para leer en voz alta Daniel 3:21–27, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar qué pasó cuando Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron echados dentro del horno.

  • ¿Qué vio Nabucodonosor cuando miró dentro del horno?

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Three Men in the Fiery Furnace

Muestre la lámina Tres hombres en el horno ardiente (Libro de Obras de Arte del Evangelio, 2009, Nº 25; véase también LDS.org).

  • ¿Qué principio podemos aprender acerca de lo que hará el Señor por nosotros si escogemos obedecerlo sin reparar en las consecuencias? (Es posible que los alumnos utilicen otras palabras, pero asegúrese de que quede claro que si escogemos obedecer al Señor, Él estará con nosotros. Escriba ese principio en la pizarra).

  • ¿Cuáles son algunas maneras en las que el Señor nos muestra que está con los que lo obedecen?

Con el fin de ayudar a los alumnos a sentir la veracidad y la importancia de los principios que han descubierto, analicen las siguientes preguntas:

  • ¿En qué momento ustedes o alguien que conocen han mostrado fe en el Señor al escoger obedecerlo a pesar de las consecuencias? ¿Cómo les ha mostrado el Señor, a ustedes o a alguien a quien conozcan, que Él estaba con ustedes?

Invite a los alumnos a escribir en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras cómo se sienten inspirados a aplicar las verdades que han reconocido al estudiar la experiencia de Sadrac, Mesac y Abed-nego. Podría invitarlos a escribir cómo mostrarán su fe en el Señor la próxima vez que se enfrenten a la opción de obedecer o desobedecer uno de Sus mandamientos.

Invite a varios alumnos a turnarse para leer en voz alta Daniel 3:28–30, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber qué consecuencias positivas tuvo la aflicción de Sadrac, Mesac y Abed-nego.

  • ¿Qué consecuencias positivas tuvo la aflicción de esos tres hombres?

Daniel 4

Daniel interpreta el sueño que tuvo el rey Nabucodonosor de un gran árbol

Para resumir Daniel 4, explique que Daniel interpretó otro de los sueños del rey Nabucodonosor, el cual era una profecía de la destitución del rey y de su locura. Un año después, mientras se jactaba de sus logros en el reino, los acontecimientos de su sueño comenzaron a cumplirse. Del sufrimiento que experimentó, Nabucodonosor aprendió varias lecciones acerca del Señor.

Invite a algunos alumnos a leer en voz alta Daniel 4:34–37, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer algunas de las lecciones que aprendió Nabucodonosor.

  • ¿Qué aprendió Nabucodonosor acerca de Dios? (Es posible que los alumnos utilicen otras palabras, pero asegúrese de que reconozcan la siguiente verdad: Dios tiene el poder para humillar al orgulloso).

  • ¿Por qué creen que Dios se preocupa de que seamos humildes?

Daniel 5

Daniel interpreta la escritura en la pared y los medos y los persas conquistan Babilonia.

Explique que la lección que aprendió Nabucodonosor acerca del orgullo y de la humildad tuvo importancia para un rey posterior de Babilonia.

Para resumir Daniel 5:1–21, explique que veinte años después de la muerte de Nabucodonosor, Belsasar, el rey de Babilonia en aquella época, organizó un banquete para los líderes del reino. Belsasar había traído al banquete los utensilios que habían sido tomados del templo de Jerusalén. El rey y la gente se burlaron del Señor y bebieron vino en esos utensilios mientras alababan a sus dioses falsos. Durante el banquete apareció una mano que escribió en una pared del palacio del rey. Belsasar se preocupó mucho, y cuando los demás fueron incapaces de interpretar la escritura, mandó llamar a Daniel. Antes de interpretar la escritura, Daniel le habló a Belsasar sobre lo que su predecesor, Nabucodonosor, había experimentado cuando su espíritu se “endureció en su orgullo” (Daniel 5:20).

Invite a un alumno a leer Daniel 5:22–23 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que Daniel le enseñó a Belsasar acerca de sus actos.

  • A pesar de saber lo que Nabucodonosor había experimentado, ¿qué no había hecho Belsasar?

Para resumir el resto de Daniel 5, explique que Daniel interpretó la escritura en la pared, la cual era una declaración de que Dios había juzgado a Belsasar y de que Babilonia iba a ser entregada a los medos y a los persas. Aunque Daniel había rechazado el pago por dar la interpretación (véase Daniel 5:17), Belsasar ascendió a Daniel a tercer gobernante del reino. Esa noche, Belsasar fue muerto y el Imperio babilónico fue conquistado.

Invite a los alumnos a pensar acerca de lo que pueden aprender de las decisiones orgullosas de otros para evitar cometer los mismos errores.

Comentarios e información de contexto

Daniel 3:17–18. La verdadera fe es en el Señor y no depende de los resultados

El élder Dennis E. Simmons, de los Setenta, enseñó acerca de la verdadera fe usando el ejemplo de Sadrac, Mesac y Abed-nego:

“La verdadera fe es fe en el Señor Jesucristo, es la confianza y seguridad en Él que llevan a la persona a seguirlo”. Después de citar Daniel 3:17–18 y hacer hincapié en la declaración “y si no”, el élder Simmons añadió:

“Ésa es una declaración de verdadera fe.

Ellos sabían que podían confiar en Dios, aun cuando las cosas no salieran de acuerdo con sus esperanzas…

“…La fe en Jesucristo consiste en una completa confianza en Él.

“Sadrac, Mesac y Abed-nego sabían que siempre podían confiar en Él, porque conocían Su plan y sabían que Él no cambia” (“Y si no…”, Liahona, mayo de 2004, pág. 73).

El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente acerca de la fe:

“Como hijos de Dios, al saber de Su gran amor y Su conocimiento supremo de lo que es mejor para nuestro bienestar eterno, confiamos en Él. El primer principio del Evangelio es fe en el Señor Jesucristo, y la fe significa confianza. Sentí esa confianza en un discurso que dio mi primo en el funeral de una adolescente que había muerto a causa de una enfermedad grave. Pronunció estas palabras, que primero me sorprendieron y que después me edificaron: ‘Sé que fue la voluntad del Señor que ella muriera; tuvo buena atención médica, recibió bendiciones del sacerdocio, su nombre estaba en la lista de oración del templo y fue objeto de cientos de oraciones para que se restableciera su salud. Sé que hay suficiente fe en esa familia para que ella hubiera sido sanada a menos que fuera la voluntad del Señor llevársela a Su hogar en este momento’. Sentí esa misma confianza en las palabras del padre de otra joven excepcional cuya vida fue arrebatada por el cáncer en su adolescencia. Él declaró, ‘La fe de nuestra familia radica en Jesucristo, y no depende de los resultados’” (“Sanar a los enfermos”, Liahona, mayo de 2010, pág. 50).

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, contó una experiencia en la que visitó a una joven pareja de recién casados en el hospital. El esposo tenía cáncer y, al final de la visita, le pidió una bendición al élder Bednar. El élder Bednar aceptó, pero antes planteó las siguientes preguntas, las cuales no había planeado hacer ni nunca antes las había considerado:

“¿Tienes la fe para no ser sanado? Si es la voluntad de nuestro Padre Celestial que en tu juventud seas trasladado por la muerte al mundo de los espíritus para continuar tu ministerio, ¿tienes la fe para someterte a la voluntad de Él y no ser sanado?”

El élder Bednar añadió:

“Reconocimos un principio que se aplica a todo fiel discípulo: La fe firme en el Salvador es aceptar sumisamente Su voluntad y Su tiempo en nuestra vida, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos” (“Que no tengamos ‘que … desmayar’ (D. y C. 19:18)”, Devocional del SEI para jóvenes adultos, 3 de marzo de 2013; LDS.org).

Daniel 3:25. Si escogemos obedecer al Señor, Él estará con nosotros

El presidente Thomas S. Monson nos ha asegurado que el Señor estará con nosotros si escogemos obedecerlo:

“Al vivir nuestro día a día, es casi inevitable que nuestra fe se ponga en tela de juicio. A veces estaremos rodeados de otras personas y, sin embargo, seremos la minoría o incluso seremos los únicos con un criterio distinto en cuanto a lo que es aceptable y lo que no lo es. ¿Tenemos el valor moral para defender nuestras creencias aunque tengamos que hacerlo solos?…

“…Que siempre seamos valientes y estemos preparados para defender lo que creemos, y si tenemos que estar solos en el proceso, que lo hagamos con valor, con esa fortaleza que viene del conocimiento de que en realidad nunca estamos solos cuando estamos con nuestro Padre Celestial” (“Atrévete a lo correcto aunque solo estés”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 60, 67).

Daniel 3:24–29. Ser librado

El élder Neal A. Maxwell, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente sobre la liberación de nuestros problemas:

“El tener una esperanza eterna no significa que se nos librará de los problemas inmediatos, sino que se nos rescatará de la muerte sempiterna. Hasta entonces, esa esperanza nos lleva a decir las tres mismas palabras que pronunciaron tres jóvenes valientes hace muchos siglos; ellos sabían que Dios los libraría del horno ardiente, si ésa era Su voluntad; ‘Y si no’, igual estaban dispuestos a servirlo” (“El fulgor perfecto de esperanza”, Liahona, enero de 1995, pág. 39).