Seminario
Unidad 29: Día 2, Ezequiel 37


Unidad 29: Día 2

Ezequiel 37

Introducción

Lleno del Espíritu de Jehová, Ezequiel describe su visión simbólica de la resurrección de unos huesos secos. Los diversos significados de la visión incluyen una representación de la resurrección de los muertos, así como de la restauración de la casa de Israel. Jehová también mandó a Ezequiel que juntara dos palos para representar la unión de la Biblia y el Libro de Mormón, y la unificación de las tribus de Efraín y Judá. Jehová, por medio de Ezequiel, también se refirió al convenio que establecería con el Israel congregado.

Ezequiel 37:1–14

A Ezequiel se le muestran ejemplos de restauración: la Resurrección y el recogimiento de la casa de Israel

Mientras estudias Ezequiel 37, busca doctrinas y principios que nos ayuden a entender el modo en que Dios puede restaurarnos física y espiritualmente.

Lee Ezequiel 37:1–2 para saber lo que Ezequiel vio en la visión. ¿Qué vio Ezequiel en medio del valle?

Imagínate que estás en el lugar de Ezequiel, y visualiza el valle de los huesos. Si lo deseas, marca en tus Escrituras que los huesos que vio Ezequiel estaban “secos en gran manera” (Ezequiel 37:2). Eso significa que los cuerpos que estaban en el valle habían estado muertos por un gran lapso de tiempo. ¿Qué preguntas tendrías si estuvieras en medio del valle de los huesos secos?

Lee Ezequiel 37:3 para conocer lo que Jehová le preguntó a Ezequiel. Observa que en la nota a al pie de página de Ezequiel 37:3 se indica la palabra “resucitarán” como sinónimo de vivirán en el contexto de ese versículo.

Lee Ezequiel 37:4–6 para saber cuál fue la respuesta de Jehová a la pregunta que hizo.

¿Qué dijo Jehová que haría con los huesos?

En otras palabras, Ezequiel se refería a la reunión de nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

Lee Ezequiel 37:7–10 y fíjate qué les sucedió a los huesos que vio Ezequiel.

Ezequiel vio en visión la resurrección de muchas personas. La resurrección es la reunión del espíritu con el cuerpo en una condición perfecta e inmortal. El cuerpo ya no estará sujeto a la muerte, de modo que el cuerpo y el espíritu nunca más se separarán (véase Alma 11:43–45).

En Ezequiel 37:11–14 leemos que el Señor Jesucristo dijo que un día Él haría subir de sus sepulturas a Su pueblo de la casa de Israel. Si lo deseas, marca la oración “Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis” en el versículo 14. Esa profecía se refiere a Su poder de restaurar a las tribus de Israel de su condición dispersa y darles vida. También puede representar Su poder de resucitar a Su pueblo.

En esos versículos aprendemos que Jesucristo tiene el poder de resucitarnos. Además, aprendemos que cuando resucitemos, nuestro cuerpo será restaurado de nuevo.

Mientras lees la siguiente cita del élder Shayne M. Bowen, de los Setenta, piensa en algún ser querido que haya fallecido:

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Elder Shayne M. Bowen

“Recuerden cuando asistieron al funeral de un ser querido, lo que sintieron en el corazón cuando se alejaban del cementerio y miraron hacia atrás para ver el solitario ataúd, preguntándose si su corazón se rompería.

“Testifico que gracias a Él, nuestro Salvador Jesucristo, esos sentimientos de pesar, soledad y desesperación un día serán absorbidos en una plenitud de gozo. Testifico que podemos confiar en Él y en lo que dijo:

“‘No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

“‘Todavía un poquito, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis’ [Juan 14:18–19 ]…

“Testifico que en esa gloriosa y resplandeciente mañana de la Primera Resurrección, mis seres queridos y los suyos saldrán de la tumba tal como lo prometió el Señor mismo, y tendremos una plenitud de gozo. Gracias a que Él vive, ellos y nosotros también viviremos” (“…Porque yo vivo, vosotros también viviréis”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 17).

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Christ and Mary at the tomb
  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe: ¿Vivirán estos huesos? Luego, para responder la pregunta, escribe tu testimonio de Jesucristo y de Su poder para resucitarnos.

Ezequiel 37:15–28

Ezequiel profetiza que se juntarán en uno el palo de Judá y el de José

Lee Ezequiel 37:15–17 en busca de cuáles son los dos palos que bendecirán muchas vidas para siempre. (Ezequiel 37:15–17 es un pasaje de dominio de las Escrituras. Si lo deseas, márcalo de una forma especial para que puedas localizarlo en el futuro).

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papyrus scroll

Rollo manuscrito envuelto en dos palos de madera

Si lo deseas, marca Ezequiel 37:16, nota a al pie de página, la cual explica que los palos podrían referirse a tablillas de madera. También podrían referirse a manuscritos, que antiguamente se enrollaban sobre palos. (Véase Boyd K. Packer, “Las Escrituras”, Liahona, enero de 1983, pág. 98).

Un profesor de escritos antiguos indicó: “El descubrimiento en 1953 de… tablillas con escritos de la ciudad bíblica de Cala en Mesopotamia cambió el modo de pensar de los eruditos sobre la forma en que las culturas de Medio Oriente llevaban los anales. Las tablillas de madera rellenadas con cera representan las ‘formas más antiguas de libros antiguos que se conocen’ y nos ayudan a entender una importante profecía de Ezequiel que predecía la unión de la Biblia y del Libro de Mormón” (Keith Meservy, “Ezekiel’s Sticks and the Gathering of Israel”, Ensign, febrero de 1987, pág. 4).

El palo de Judá es la Biblia. A la Biblia la preservaron principalmente los judíos, muchos de los cuales eran de la tribu de Judá. El palo de José es el Libro de Mormón. Lehi y sus descendientes, algunos de los cuales llevaban los anales que ahora están en el Libro de Mormón, eran descendientes de José (véase 2 Nefi 3:12; Alma 10:3).

¿Qué crees que signifique que los dos palos o libros de Escrituras “serán uno solo en tu mano” (Ezequiel 37:17)?

Lee 1 Nefi 13:40 para determinar lo que el Libro de Mormón (que en ese versículo se describe como los “últimos anales”) y la Biblia (a la cual se llama “los primeros [anales]”) darían a conocer juntos a todo pueblo.

En Ezequiel 37:15–17 y 1 Nefi 13:40 aprendemos que la Biblia y el Libro de Mormón se unen para testificar que Jesucristo es nuestro Salvador. Si lo deseas, escribe esa verdad en el margen de tu ejemplar de las Escrituras, junto a Ezequiel 37:15–17.

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man holding two scrolls

Ezequiel profetizó que el palo de Judá y el de José se juntarían en uno

  1. Algunas personas dicen que creen en la Biblia, pero que no ven la necesidad de tener el Libro de Mormón (véase 2 Nefi 29). Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Por qué crees que es importante tener más de un libro de Escrituras que testifique de Jesucristo?

Una manera en que la Biblia y el Libro de Mormón están unidos es mediante notas al pie de página, las cuales proporcionan referencias correlacionadas entre los dos libros. Busca algún versículo del Libro de Mormón que testifique de Jesucristo (por ejemplo, Helamán 5:12). Observa las notas al pie de página del versículo que hayas buscado y localiza algún pasaje de la Biblia que testifique de Jesucristo.

El presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles, se refirió a las bendiciones que tú puedes recibir gracias a la posibilidad de estudiar la Biblia y el Libro de Mormón juntos:

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President Boyd K. Packer

“El palo o registro de Judá —el Antiguo y el Nuevo Testamento— y el palo o registro de Efraín —el Libro de Mormón, que es otro testamento de Jesucristo— están ahora entrelazados de tal manera que el estudiar uno nos insta a estudiar el otro; el aprender de uno aclara el conocimiento del otro. Son, sin duda, uno en nuestras manos. La profecía de Ezequiel se ha cumplido.

“Con el transcurso de los años, estas Escrituras producirán generaciones sucesivas de cristianos fieles que conocerán a Jesucristo y estarán dispuestos a obedecer Su voluntad…

“[Podrán] gozar de la claridad de las revelaciones como nunca nadie lo ha podido hacer en la historia del mundo. En sus manos están los palos de José y de Judá; adquirirán un conocimiento del Evangelio mucho más amplio que el que sus antepasados pudieron lograr. Tendrán el testimonio de que Jesús es el Cristo y la capacidad de proclamarlo y defenderlo” (véase “Las Escrituras”, Liahona, enero de 1983, pág. 101).

  1. Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿De qué modo estudiar tanto la Biblia como el Libro de Mormón te ha ayudado a sentirte preparado(a) para proclamar y defender tu testimonio de Jesucristo?

Medita sobre lo que harás para utilizar el Libro de Mormón y la Biblia juntos a fin de fortalecer tu testimonio del Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo, y tu fe en ellos. Actúa de acuerdo con la inspiración que recibas.

En Ezequiel 37:21–28 se enseña que la unión de los palos de Judá y de José también simboliza la reunión de los reinos de Judá e Israel. A la casa de Israel, una vez reunida, la guiará Jehová, es decir Jesucristo, que es su Pastor y su Rey. Jehová prometió que renovaría Su convenio con la casa de Israel y que la santificaría.

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scripture mastery icon
Dominio de las Escrituras: Ezequiel 37:15–17

  1. Para ayudarte a memorizar Ezequiel 37:15–17, escribe la primera letra de cada palabra de los versículos 15–17 en tu diario de estudio de las Escrituras. Usa las iniciales que escribiste para ayudarte a recitar el pasaje en voz alta. Consulta los versículos, si necesitas hacerlo. Repite el proceso hasta que puedas recitar el pasaje utilizando las iniciales de cada palabra. Cuando hayas logrado terminar la asignación, regístralo en tu diario de estudio de las Escrituras.

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Ezequiel 37 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: