Seminario
Unidad 14: Día 4, Deuteronomio 20–26


Unidad 14: Día 4

Deuteronomio 20–26

Introducción

Deuteronomio 20–26 concluye el segundo discurso de Moisés a los israelitas y trata el tema de las normas que regulan muchos aspectos de su vida diaria, entre ellas las normas con respecto a la guerra, diferentes aspectos del matrimonio y la familia, la esclavitud, la usura (el cobro de intereses a los préstamos) y los castigos por transgredir la ley.

Deuteronomio 20

El Señor declara los castigos sobre los inicuos

Visualiza un delicioso plato de comida e imagina que te estás preparando para comerlo. Luego, imagina a alguien que tiene una grave enfermedad contagiosa y que tose sobre toda la comida. Reflexiona en cómo te sentirías entonces en cuanto a comer esa comida. ¿Qué podría suceder si escogieras comerla?

¿Cuáles son algunas maneras de evitar que las enfermedades contagiosas se propaguen?

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washing hands

El lavado de las manos previene infecciones.

Al prepararse los israelitas para entrar en la tierra prometida, Dios quiso prevenir que se propagara entre ellos un tipo de enfermedad espiritual que habría tenido consecuencias eternas.

El Señor había designado la tierra prometida como santa, pero había sido ocupada durante cientos de años por personas que se negaban a obedecer los mandamientos de Dios. El Señor no quería que la iniquidad contagiara a los israelitas y se propagara entre ellos. Lee Deuteronomio 20:1–4 y averigua cuál fue el consejo que el Señor les dio a los israelitas para las ocasiones en las que deberían ir a la batalla en contra de esos pueblos. (Si lo deseas, puedes marcar ese consejo.)

Deuteronomio 20:5–8 describe situaciones en las que a los hombres israelitas se los eximía de ir a la batalla.

Lee Deuteronomio 20:10–11 para ver qué es lo que el Señor quería que hiciera el ejército de Israel cuando llegaran a las ciudades que rodeaban la tierra prometida.

Lee Deuteronomio 20:12–15 y fíjate en lo que se mandó que los israelitas hicieran si las ciudades rechazaban su oferta de paz.

El Señor permitió que los israelitas les perdonaran la vida a las mujeres y a los niños de esas ciudades porque no vivían en la tierra prometida, donde los israelitas vivían y practicaban su religión. Por lo tanto, no tendrían la influencia corruptora sobre los israelitas que sí tendrían aquellas personas que habitaban en la tierra prometida (véase 1 Nefi 17:32–38).

Lee Deuteronomio 20:16–18 para ver lo que Dios mandó que hicieran los ejércitos israelitas con las personas que ocupaban las ciudades en el centro de la tierra prometida.

¿Te fijaste en la palabra abominaciones, en el versículo 18? Eso ayuda a describir el comportamiento de los israelitas, que podría verse como una enfermedad espiritual que Dios no quería que se propagara entre los israelitas.

Para ayudarte a comprender las razones de las instrucciones del Señor que se hallan registradas en Deuteronomio 20:16–18, lee 1 Nefi 17:33–35. (Si lo deseas, escribe esa correlación cerca de Deuteronomio 20:16.) A medida que lees, busca frases que describan la condición de los pueblos que vivían en la tierra prometida.

¿Qué crees que significa que los pueblos que habitaban la tierra prometida “habían llegado a la madurez de la iniquidad” (1 Nefi 17:35)? ¿Qué sugiere la frase “los de este pueblo habían rechazado toda palabra de Dios” (1 Nefi 17:35)?

Las personas que habitaban la tierra prometida se habían corrompido espiritual y moralmente, como las personas en los días de Noé. Se negaban a arrepentirse y participaban en actos de perversión, inmoralidad e incluso sacrificio humano como parte de sus prácticas sociales y religiosas.

  1. Imagina que alguien te preguntara por qué Dios mandó que los israelitas destruyeran a todos los habitantes de esas ciudades. ¿Cómo responderías? Escribe tu respuesta en el diario de estudio de las Escrituras.

Una verdad que podemos aprender de ese relato es que Dios puede destruir a los inicuos para evitar que sus pecados se propaguen a otras personas.

Recuerda que el Señor había advertido que si los israelitas se relacionaban con los pueblos de la tierra prometida y adoptaban sus prácticas inicuas, los israelitas serían destruidos (véase Deuteronomio 7:1–4).

¿De qué manera las instrucciones del Señor de destruir por completo las naciones inicuas que habitaban la tierra prometida muestran Su amor y preocupación por los israelitas?

Deuteronomio 21–26

Moisés declara nuevamente a Israel las leyes del Señor

Reflexiona en cuáles son algunas de las cosas que te motivan a ser obediente. Piensa acerca de por qué escogerías obedecer a un oficial de policía, a tu padre o madre o a un líder del sacerdocio. En el espacio que se proporciona, indica algunas razones por las que obedeces a alguien. (Por ejemplo, a veces podríamos obedecer por miedo.)

Medita en cuál de las motivaciones que escribiste es más a menudo la razón por la que obedeces los mandamientos. ¿De qué manera podría tu motivación para obedecer al Señor influir en las bendiciones que se reciben como resultado de tu obediencia?

A medida que estudies Deuteronomio 21–25, busca principios que puedan ayudarte a mejorar tu motivación para ser obediente.

Recuerda que cuando los israelitas se estaban preparando para entrar en la tierra prometida, Moisés les recordó que el vivir las leyes de Dios les ayudaría a mantenerse limpios y apartados de las prácticas que podían ser espiritualmente dañinas o tener graves consecuencias eternas.

  1. Lee tres o más de los siguientes pasajes de las Escrituras y busca algunas de las leyes que Moisés les recordó a los israelitas que obedecieran. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe la referencia de las Escrituras y una breve descripción de la ley.

    1. Deuteronomio 22:1–4

    2. Deuteronomio 22:5

    3. Deuteronomio 22:25–27

    4. Deuteronomio 24:19–22

    5. Deuteronomio 26:12–13

Esas son sólo algunas de las leyes que Moisés repasó con los israelitas. Lee Deuteronomio 26:16–19 para ver de qué forma debían los israelitas guardar los mandamientos del Señor. (Si lo deseas, utiliza las notas al pie de la página para que te ayuden a comprender mejor las palabras que puedan ser difíciles. Por ejemplo, la palabra singular del versículo 18 significa pueblo atesorado, de su exclusiva posesión.)

Según Deuteronomio 26:16, ¿qué frases describen la manera en la que Israel debía guardar los mandamientos de Dios? (Si lo deseas, marca esas frases.)

Según Deuteronomio 26:18–19, ¿qué bendiciones declaró el Señor que recibiría Israel si obedecía de esa manera? (Si lo deseas, puedes marcarlas.)

A partir de lo que aprendiste en Deuteronomio 20:16–19, completa el siguiente principio: Podemos ser el pueblo singular y santo del Señor si obedecemos Sus mandamientos con todo nuestro .

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Elder Dallin H. Oaks

¿Qué significa obedecer los mandamientos del Señor con todo nuestro corazón y alma? El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “No es suficiente que cualquiera tan sólo actúe mecánicamente. Los mandamientos, las ordenanzas y los convenios del Evangelio no son una lista de depósitos que tenemos que hacer en alguna cuenta celestial. El Evangelio de Jesucristo es un plan que nos muestra cómo llegar a ser lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguemos a ser” (“El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, pág. 40).

Reflexiona en qué forma el guardar los mandamientos con todo nuestro corazón y alma (en lugar de tan sólo actuar mecánicamente) nos ayuda a llegar a ser un pueblo singular y santo para el Señor.

  1. Elige tres de los siguientes mandamientos: el ayuno, el pago de los diezmos, el servicio a los demás, el estudio de las Escrituras, el honrar a los padres, el ser honesto y el ser moralmente limpio. En tu diario de estudio de las Escrituras, haz lo siguiente para cada uno de los mandamientos que elegiste:

    1. Describe la manera en la que podrías guardar ese mandamiento con todo tu corazón y alma.

    2. Escribe de qué manera te has sentido bendecido cuando has guardado ese mandamiento con todo tu corazón y alma.

Toma unos minutos para reflexionar y orar acerca de maneras en las que puedes guardar mejor los mandamientos de Dios con todo tu corazón y alma. Si lo deseas, registra las impresiones que recibas en tu diario personal.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Deuteronomio 20–26 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: