Seminario
Unidad 24: Día 2, Isaías 6–9


Unidad 24: Día 2

Isaías 6–9

Introducción

Isaías vio al Señor y Él lo llamó a ministrar al pueblo de Judá. Isaías le advirtió a Acaz, el rey de Judá, que no hiciera una alianza con Siria e Israel en contra de Asiria. También profetizó la destrucción de los inicuos, el recogimiento de Israel en los últimos días y el poder de Jesucristo para salvar a Su pueblo si se arrepentía.

Isaías 6

Isaías ve al Señor en una visión y es llamado a profetizar al pueblo

Piensa en qué preocupaciones o inquietudes tendrías si se te llamara a una misión para ministrar a un grupo de personas inicuas.

Isaías 6 registra que en el año en que murió el rey Uzías, Isaías tuvo una visión en la que fue llevado hasta el trono de Dios. Allí vio al verdadero Rey y recibió su llamamiento para predicar el arrepentimiento al pueblo. Otros profetas han tenido experiencias similares (véase 2 Nefi 11:2–3).

Lee Isaías 6:1–4 y fíjate en lo que Isaías vio en esa visión. Si lo deseas, marca en el versículo 1 a quién vio Isaías.

Los serafines que aparecen en el versículo 2 son seres angelicales que ministran en la corte de Dios. Las alas de los serafines son un símbolo de su poder para moverse o para obrar (véase D. y C. 77:4).

Lee Isaías 6:5 y presta atención a cómo se sintió Isaías en la presencia del Señor.

El significado literal de la palabra hebrea que se ha traducido como muerto en este versículo es “terminado, aniquilado”. Isaías se sintió acongojado con sentimientos de indignidad al reconocer sus pecados y los pecados de su pueblo. (Véase la nota a al pie de página de Isaías 6:5).

  1. Reflexiona en alguna ocasión en la que hayas sentido que estabas en un lugar sagrado o en la presencia de alguien a quien respetabas por su rectitud. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe alguno de los sentimientos y pensamientos que experimentaste en esa ocasión.

Lee Isaías 6:6–7 para saber lo que le ocurrió a Isaías en la visión.

El altar del versículo 6 se refiere a un altar del templo donde se quemaban sacrificios e incienso como ofrendas a Dios. El carbón tomado del altar constituía un símbolo de purificación (véase la nota a al pie de página de Isaías 6:6).

Si lo deseas, marca en el versículo 7 lo que dijo el serafín que había ocurrido con los pecados de Isaías. ¿Qué piensas que sentirías si un mensajero del Señor te declarara limpio de tus pecados?

Lee Isaías 6:8 para conocer las respuestas a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo respondió Isaías a la invitación del Señor a prestar servicio?

  • ¿En qué manera el conocimiento de que estaba limpio del pecado pudo haber influido en la disposición de Isaías de servir al Señor?

Basándote en lo que aprendiste acerca de Isaías en ese relato, completa el siguiente principio: Al ser de nuestros pecados, nos volvemos más a hacer lo que el Señor nos pide.

Isaías 6:9–13 describe el pueblo al que Isaías fue llamado a predicar. Lee Isaías 6:9–10 para saber lo que el Señor dijo en cuanto a cómo respondería el pueblo al mensaje de Isaías.

Fíjate que el Señor dijo a Isaías que el pueblo rechazaría su mensaje, por lo que endurecería su corazón y se volvería espiritualmente sordo (“agrava sus oídos”) y ciego (“ciega sus ojos”). Si bien el Señor ciertamente no quería que el pueblo endureciera su corazón y se volviera espiritualmente sordo y ciego, en el versículo 10 se encuentra Su descripción de la manera en que el pueblo respondería a la predicación de Isaías: elegirían no escuchar.

Isaías 7–9

Isaías profetiza en cuanto a Jesucristo

Durante la época de Isaías, Asiria había llegado a ser una nación poderosa y los asirios amenazaban la paz del pueblo del Señor. A través de Isaías, el Señor le prometió seguridad a Su pueblo si confiaba en Él en lugar de confiar en las otras naciones, como Siria. En Isaías 7–9 se halla tanto la promesa de liberación si el pueblo confiaba en el Señor, así como la promesa de destrucción si no escuchaban Sus palabras.

Piensa en tu nombre y en lo que significa. Reflexiona en el motivo por el que tus padres te dieron el nombre que tienes. (Quizás desees averiguar lo que significa tu nombre o preguntarles a tus padres por qué te pusieron ese nombre, si es que no lo sabes).

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Nativity scene

El significado de los nombres en las Escrituras a menudo puede enseñarnos importantes verdades. El nombre de Isaías significa “el Señor es salvación” o “Jehová salva”. Lee Isaías 7:3 y 8:1 para averiguar los nombres que Isaías le puso a sus dos hijos. Utiliza la nota a al pie de página de Isaías 7:3, la nota c al pie de página de Isaías 8:1 y la nota a al pie de página de Isaías 8:18 para descubrir el significado de cada nombre. Escribe los nombres de los hijos de Isaías y su significado en la siguiente tabla:

Isaías

“El Señor es salvación” o “Jehová salva”.

Lee Isaías 8:18 para ver de qué forma Isaías se veía a sí mismo y a sus hijos en relación con los hijos de Israel.

El nombre de Isaías y el de sus hijos eran señales de las grandes cosas que el Señor haría por Israel. Sus nombres representan tres temas que son frecuentes en los escritos de Isaías: la destrucción que enfrentaría el pueblo si persistía en la iniquidad, el recogimiento final de Israel otra vez en la tierra prometida y en el convenio de Dios, y el poder de Jesucristo para salvar a Su pueblo.

Lee cada una de las siguientes referencias y decide a cuál de los tres temas (destrucción, recogimiento o salvación) hace referencia el pasaje de las Escrituras. Escribe el tema o los temas relacionados al lado de cada referencia.

Las profecías que se encuentran en Isaías 7:14–16 y 9:6–7 son algunas de las más significativas del Antiguo Testamento concernientes a la venida de Jesucristo. Si lo deseas, puedes marcar esos versículos y anotar que el nombre “Emanuel” que se halla en Isaías 7:14 significa “Dios con nosotros”. Para el pueblo era importante saber que el Señor estaría con ellos en contra de sus enemigos en esa época, pero también era importante que supieran que un día el Mesías nacería y viviría entre ellos.

  1. Selecciona una o más de las profecías sobre las que leíste en las referencias anteriores y escribe algunas oraciones en tu diario de estudio de las Escrituras acerca de lo que aprendiste de ellas.

Debido a la iniquidad del pueblo durante la época de Isaías, la destrucción se cernía en su futuro. Asiria conquistaría el reino del Norte, o Israel, y amenazaría con destruir el reino del Sur, o Judá.

Lee el siguiente relato del élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, acerca de una mujer que conoció junto con el élder David S. Baxter, de los Setenta: Piensa en cómo le responderías a la mujer.

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Elder Russell M. Nelson

“El año pasado, mientras el élder David S. Baxter y yo manejábamos rumbo a una conferencia de estaca, nos detuvimos en un restaurante. Después, al regresar al auto, una mujer nos llamó y se nos acercó; su apariencia nos sobresaltó y su arreglo personal (o falta de él) era lo que cortésmente llamaría ‘extremo’; entonces nos preguntó si éramos élderes de la Iglesia. Le dijimos que sí, y sin mucha reserva contó los eventos de su trágica vida anegada en el pecado. Ahora, a los 28 años de edad, era infeliz; sentía que no valía nada y que no tenía ninguna razón para vivir. Al hablar, la dulzura de su alma comenzó a emerger. En una súplica de lágrimas, preguntó si existía esperanza alguna para ella, alguna salida de esa desesperación” (“El arrepentimiento y la conversión”, Liahona, mayo de 2007, pág. 102).

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Qué le habrías dicho a la mujer?

Lee Isaías 9:12, 17, 21 y busca una frase que Isaías repitió al enseñar al pueblo acerca de las consecuencias de sus pecados. Llena los espacios en blanco para completar la frase: “Ni ha su sino que su aún está ”.

La intención de Isaías tal vez haya sido que la frase “su mano aún está extendida” tuviera más de un significado, ya que la mano del Señor puede estar extendida para justicia o para misericordia. Un significado puede ser que debido a que el pueblo de la época de Isaías no abandonaba el pecado (véase Isaías 9:13–16), experimentarían la mano del Señor en forma de destrucción. Pero es posible que Isaías también haya estado enseñando que el Señor todavía ofrecía esperanza de misericordia si el pueblo se arrepentía (véase la nota a al pie de página de Isaías 9:12).

De esas frases podemos aprender los siguientes principios: Si nos arrepentimos, el Señor está dispuesto a extendernos Su misericordia y perdonar nuestros pecados. La justicia de Dios exige un castigo por el pecado, pero la Expiación lleva a efecto el plan de misericordia para satisfacer las demandas de la justicia.

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Christ and kneeling woman

Lee la conclusión de la experiencia del élder Nelson y del élder Baxter para averiguar lo que le enseñaron a esa mujer: “‘Sí’, respondimos, ‘hay esperanza. La esperanza está vinculada al arrepentimiento. Puedes cambiar; puedes: “[venir] a Cristo y [perfeccionarte] en él” [Moroni 10:32]’, y la instamos a no demorar. Ella sollozó humildemente y nos agradeció con sinceridad” (“El arrepentimiento y la conversión”, pág. 102).

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿De qué manera las dos imágenes de la mano extendida del Señor, una administrando justicia y la otra ofreciendo misericordia, nos ayudan en la decisión de arrepentirnos y acercarnos a Él?

Reflexiona en el amor que el Salvador tiene por ti y piensa de qué cosas quizás debas arrepentirte. Recuerda la buena disposición del Señor de extenderte Su mano de misericordia cuando te arrepientes.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Isaías 6–9 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: