Historia de la Iglesia
Evolución orgánica


“Evolución orgánica”, Temas de la historia de la Iglesia, 2022

“Evolución orgánica”, Temas de la historia de la Iglesia

Evolución orgánica

La moderna ciencia de la evolución se remonta al trabajo de Charles Darwin y Gregor Mendel a mediados del siglo XIX1. Basándose en su estudio de las especies animales, Darwin observó que las condiciones ambientales favorecen a algunos individuos de una población más que a otros. Los miembros de una especie que desarrollaban ciertas características eran más aptos para sobrevivir y reproducirse a través de las generaciones. A lo largo de las generaciones, argumentó, este proceso de “selección natural” podía dar lugar a nuevas especies2. Entre tanto, Mendel rastreó las variaciones en la reproducción de las plantas y argumentó que algunas de sus características se transmiten a través de los genes.

Mientras los científicos debatían las teorías de Darwin y Mendel en las décadas siguientes, las personas de fe se enfrentaban a las implicaciones de la evolución orgánica en relación con el origen humano, la creación de la Tierra y el significado de las Escrituras3. A principios del siglo XX, la controversia pública sobre la evolución se centró en el “darwinismo”, o la explicación de Darwin sobre la selección natural por medio de la mutación aleatoria. Los teólogos estaban divididos en cuanto a si los descubrimientos de los científicos atestiguaban el poder creativo de Dios o negaban Su papel en la Creación4.

Los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en ese momento no adoptaron una postura oficial con respecto a la teoría de la evolución, pero sí tomaron medidas para aclarar las enseñanzas de la Iglesia relacionadas con el origen humano. En 1909, el presidente Joseph F. Smith y sus consejeros de la Primera Presidencia publicaron una declaración oficial titulada “The Origin of Man” [El origen del hombre]. Redactada por el élder Orson F. Whitney, la declaración afirmaba nuestra naturaleza divina como hijos de Dios5. Al año siguiente, el presidente Smith instó a los líderes de la Iglesia a no emprender “la tarea de decir cuánto de la evolución es verdadero o cuánto es falso”6.

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La Primera Presidencia en 1909

La Primera Presidencia en 1909.

En 1925, un maestro de ciencias de secundaria llamado John Scopes fue juzgado en el sur de Estados Unidos por enseñar la evolución humana contraviniendo una ley del estado de Tennessee que prohibía la promoción de “cualquier teoría que niegue la historia de la creación divina del hombre tal como se enseña en la Biblia”7. Durante este juicio, los argumentos en la corte sobre la ciencia y la interpretación de las Escrituras acapararon toda la atención, ampliando el debate sobre el relato bíblico del origen humano8.

A medida que crecía el interés internacional por el juicio, varios periódicos prominentes preguntaron a los líderes de la Iglesia por la posición de los Santos de los Últimos Días sobre la evolución. La Primera Presidencia publicó una versión resumida de “El origen del hombre” en 1925, en la que reiteraba: “Todos los hombres y las mujeres son a semejanza del Padre y la Madre universales, y son literalmente hijos e hijas de Dios”. Ambas versiones de esta declaración afirmaban la doctrina de la divinidad humana, tal y como la apoyan las Escrituras antiguas y modernas, y utilizaban el término “evolucionar” en un sentido positivo, señalando las “edades y eones” de las eternidades en las que los seres humanos podrían seguir progresando hacia la divinidad por sí mismos9.

Tras el juicio de Scopes, los cristianos de Estados Unidos se dividieron cada vez más con respecto a la cuestión del origen humano. Los cristianos “modernistas” aceptaban el descubrimiento y el razonamiento científico y estaban abiertos a muchos criterios de interpretación bíblica. Los cristianos que se oponían al modernismo, a menudo etiquetados como “fundamentalistas”, consideraban blasfema la idea de que la humanidad evolucionara a partir de otras especies10. Los Santos de los Últimos Días y sus líderes se encontraban a ambos lados de esta controversia. James E. Talmage y John A. Widtsoe, dos científicos profesionales que llegaron a ser Apóstoles, consideraban que el descubrimiento de la verdad por parte de la ciencia era una prueba de que Dios utilizaba las leyes naturales para gobernar el universo11. Mientras tanto, el apóstol y futuro presidente de la Iglesia Joseph Fielding Smith creía que el relato bíblico de la Creación no permitía los largos períodos de tiempo necesarios para que las especies se multiplicaran por medio de la evolución12. Ante estas opiniones divergentes, el presidente de la Iglesia Heber J. Grant y sus consejeros de la Primera Presidencia instaron a los líderes a no tomar partido en la cuestión, solicitando en 1931 que “dejaran la investigación científica a la geología, la biología, la arqueología y la antropología, ninguna de las cuales tienen que ver con la salvación de las almas de la humanidad, mientras magnificamos nuestro llamamiento en el ámbito de la Iglesia”13.

Con el paso del tiempo, fieles Santos de los Últimos Días continuaron sosteniendo diversos puntos de vista en torno al tema de la evolución14. Joseph Fielding Smith, en sus influyentes escritos, mantenía la fiabilidad de las Escrituras como guía de la cronología de la Creación. Henry Eyring, un prominente científico y miembro de la Mesa Directiva General de la Escuela Dominical, acogió con beneplácito la evidencia del cambio evolutivo y reiteró las enseñanzas de Brigham Young, quien enseñó que el Evangelio abarcaba toda la verdad, científica o de otro tipo15. En 1965, el Presidente de la Iglesia, David O. McKay, trabajó con Bertrand F. Harrison, profesor de botánica de la Universidad Brigham Young, para fomentar un mayor entendimiento entre los santos con puntos de vista diferentes sobre la evolución16.

A finales del siglo XX, las escuelas patrocinadas por la Iglesia ampliaron su oferta educativa en materia de ciencias. En 1992, la Primera Presidencia y el consejo de administración de la Universidad Brigham Young aprobaron un paquete de material de lectura para usar en las clases de ciencias que presentaba las declaraciones oficiales de 1909 y 1925 y otras declaraciones de miembros de la Primera Presidencia sobre la aplicación fiel de la verdad científica17. El paquete también incluía una entrada de la publicación de 1992, The Encyclopedia of Mormonism [La Enciclopedia del Mormonismo], producida con la aprobación de los líderes de la Iglesia, que explicaba que “las Escrituras explican el por qué fue creado el hombre, pero no explican el cómo”18. En 2016, la revista para la juventud de la Iglesia publicó artículos sobre la búsqueda de la verdad científica. Estos artículos reiteraban que “la Iglesia no tiene una postura oficial sobre la teoría de la evolución” y la caracterizaban como una “cuestión para el estudio científico”. Haciéndose eco de innumerables declaraciones de los líderes de la Iglesia, los artículos afirmaban una vez más el papel de Dios en la Creación y nuestra relación con nuestro Padre Celestial como hijos Suyos19.

Temas relacionados: Joseph F. Smith, Heber J. Grant, B. H. Roberts, John y Leah Widtsoe

  1. Martinez Hewlett, “Evolution: The Controversy with Creationism”, de Lindsay Jones, editores, Encyclopedia of Religion, 2ª edición, 14 tomos, New York: Macmillan, 2005, tomo V, págs. 2908–2909; Phillip Sloan, “Darwin: From Origin of Species to Descent of Man”, en Edward N. Zalta, editores, The Stanford Encyclopedia of Philosophy, edición del invierno de 2019, https://plato.stanford.edu/entries/origin-descent.

  2. Sloan, “Darwin”. Aunque los conceptos de cambios naturales en las especies se remontan a los antiguos filósofos, Darwin argumentó que las mutaciones aleatorias dentro de la población de una especie podían dar lugar a formas de vida nuevas y más complejas. Véase Phillip Sloan, “Evolutionary Thought before Darwin”, en Edward N. Zalta, editores, The Stanford Encyclopedia of Philosophy, edición del invierno de 2019, https://plato.stanford.edu/entries/evolution-before-darwin.

  3. Robert C. Fuller, “Religious Responses to Modern Science, 1865–1945”, capítulo 24 en Stephen J. Stein, editores, The Cambridge History of Religions in America, 3 tomos, Cambridge: Cambridge University Press, 2012, tomo II, págs. 523–544; véase también Ronald L. Numbers, Darwinism Comes to America, Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1998.

  4. Fuller, “Religious Responses”, tomo II, págs. 526–528.

  5. Joseph F. Smith, John R. Winder, y Anthon H. Lund, “The Origin of Man”, Improvement Era, tomo VIII, nro. 1, noviembre de 1909, págs. 75–81; “What Does the Church Believe about Evolution?”, New Era, octubre de 2016, https://churchofjesuschrist.org/study/new-era/2016/10/to-the-point/what-does-the-church-believe-about-evolution.

  6. Joseph F. Smith, “Philosophy and the Church Schools”, The Juvenile Instructor, tomo XLVI, nro. 4, abril de 1911, págs. 208–209.

  7. Numbers, Darwinism Comes to America, págs. 77–78.

  8. Edward J. Larson, Summer for the Gods: The Scopes Trial and America’s Continuing Debate over Science and Religion, New York: Basic Books, 1997; Stefaan Blancke, Hans Henrik Hjermitslev y Peter C. Kjærgaard, editores, Creationism in Europe, Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2014, tomo III, págs. 9–13, 229; Numbers, Darwinism Comes to America, págs. 4–23, 88; Fuller, “Religious Responses”, tomo II, págs. 541–543.

  9. “‘Mormon’ View of Evolution”, Deseret News, 18 de julio de 1925, sección 3, pág. 5; véase también T. Benjamin Spackman, “The 1909 and 1925 First Presidency Statements in Historical and Scientific Contexts”, BYU Studies Quarterly, tomo LXII, nro. 2, 2022.

  10. George M. Marsden, Fundamentalism and American Culture, 2ª edición, New York: Oxford University Press, 2006, págs. 3–4, 234.

  11. James E. Talmage, The Articles of Faith: A Series of Lectures on the Principal Doctrines of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, Salt Lake City: Deseret News, 1899, págs. 3, 30–34; John A. Widtsoe, Joseph Smith as Scientist: A Contribution to Mormon Philosophy, Salt Lake City: Young Men’s Mutual Improvement Associations General Board, 1908, págs. 1–2, 103–114; John A. Widtsoe, “Evidences and Reconciliations: To What Extent Should the Doctrine of Evolution Be Accepted?”, Improvement Era, tomo XLII, nro. 7, julio de 1939, págs. 417, 444–445, 447.

  12. Erich Robert Paul, Science, Religion, and Mormon Cosmology, Urbana: University of Illinois Press, 1992, pág. 179; véase también Joseph Fielding Smith, “Faith Leads to a Fulness of Truth and Righteousness”, The Utah Genealogical and Historical Magazine, tomo XXI, nro. 4, octubre de 1930, págs. 145–158; Joseph Fielding Smith, Man: His Origin and Destiny, Salt Lake City: Deseret Book, 1954.

  13. Primera Presidencia, Memorandum al Consejo de los Doce, Primer Consejo de los Setenta y Obispado Presidente, 5 de abril de 1931, documento C, en William E. Evenson y Duane E. Jeffery, Mormonism and Evolution: The Authoritative LDS Statements, Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2005, págs. 54–67.

  14. Compárese Paul R. Green, comp., Science and Your Faith in God: A Selected Compilation of Writings and Talks by Prominent Latter-day Saints Scientists on the Subjects of Science and Religion, Salt Lake City: Bookcraft, 1958; Marion G. Romney, en Conference Report, abril de 1959, pág. 10; Marion G. Romney, “Records of Great Worth”, Ensign, septiembre de 1980, https://www.churchofjesuschrist.org/study/ensign/1980/09/records-of-great-worth; Russell M. Nelson, “The Magnificence of Man”, devocional de la universidad Brigham Young, 29 de marzo de 1987, https://speeches.byu.edu/talks/russell-m-nelson/magnificence-man; William S. Bradshaw, Andrea J. Phillips, Seth M. Bybee, Richard A. Gill, Steven L. Peck y Jamie L. Jensen, “A Longitudinal Study of Attitudes toward Evolution among Undergraduates Who Are Members of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints”, PLoS One, tomo XIII, nro. 11, 7 de noviembre de 2018, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6221276.

  15. Véanse Henry J. Eyring, Mormon Scientist: The Life and Faith of Henry Eyring, Salt Lake City: Deseret Book, 2007, págs. 60–70; Henry Eyring, The Faith of a Scientist, Salt Lake City: Bookcraft, 1967; Joseph Fielding Smith, Man: His Origin and Destiny; Joseph Fielding Smith, “Evolution”, capítulo 9 de Doctrines of Salvation: Sermons and Writings of Joseph Fielding Smith, 3 tomos, Salt Lake City: Deseret Book, 1954, tomo I, págs. 139–151. Véase también “Definición del Evangelio”, capítulo 2 de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, https://www.churchofjesuschrist.org/study/manual/teachings-brigham-young/chapter-2?lang=spa.

  16. Bertrand F. Harrison, “The Relatedness of Living Things”, The Instructor, julio de 1965, págs. 272–276, https://archive.org/details/instructor1007dese/page/n17/mode/2up.

  17. William E. Evenson, “Evolution Packet Defined”, The Daily Universe, 12 de noviembre de 1992, pág. 3, de Evolution Packet, Collection on Brigham Young University Evolution Packet, Harold B. Lee Library, Universidad Brigham Young.

  18. William E. Evenson, “Evolution” en Daniel H. Ludlow, editor, The Encyclopedia of Mormonism, New York: Macmillan, 1992, pág. 478.

  19. Alicia K. Stanton, “La ciencia y nuestra búsqueda de la verdad”, Liahona, julio de 2016, https://www.churchofjesuschrist.org/study/liahona/2016/07/youth/science-and-our-search-for-truth?lang=spa; “What Does the Church Believe about Evolution?”, New Era, octubre de 2016, https://churchofjesuschrist.org/study/new-era/2016/10/to-the-point/what-does-the-church-believe-about-evolution.