Historia de la Iglesia
Oposición a la Iglesia incipiente


“Oposición a la Iglesia incipiente”, Temas de historia de la Iglesia

“Oposición a la Iglesia incipiente”

Oposición a la Iglesia incipiente

El ángel Moroni advirtió a José Smith en 1823 de que “se iba a hablar bien y mal de [José] entre todo pueblo”1. José y su familia fueron ridiculizados antes incluso de que comenzase la traducción del Libro de Mormón, y en los meses posteriores a la organización de la Iglesia los opositores empezaron a interrumpir las reuniones de los mormones. El antagonismo se intensificó durante los años siguientes y a veces iba a acompañado de actos violentos. Los opositores a la Iglesia también se organizaron políticamente y montaron campañas locales, estatales y nacionales contra los Santos de los Últimos Días. A menudo estos grupos tomaban el nombre de “antimormones”2.

Los líderes de los opositores criticaban a la Iglesia en lo religioso, lo político y lo económico. Ministros bien establecidos solían predicar contra los nuevos movimientos religiosos para proteger a sus congregaciones de lo que consideraban que eran creencias radicales. Los críticos tildaban a los Santos —con sus creencias en una Escritura nueva y en la restauración del sacerdocio— de engañados, fanáticos o indignos de que se les considerase una religión legítima3. Algunos afirmaban que los Santos eran perezosos, ociosos y pobres, y los representaban como una carga para la comunidad4. Otros criticaban las prácticas de economía colaborativa de los mormones o se quejaban de que no participaban en el libre comercio. La práctica de los Santos de vivir cerca unos de otros también suscitó oposición política: en los aún jóvenes Estados Unidos, a los políticos solía preocuparles que los grupos minoritarios pudiesen hacer oscilar una elección al votar en bloque, algo que solían hacer los primeros Santos. Es más, muchos estadounidenses desconfiaban de la manera en que José Smith, primero, y Brigham Young, después, combinaban la autoridad política con la religiosa.

Los antagonistas se valieron del acoso legal, la violencia de los populachos y la intimidación, y publicaron ataques contra la Iglesia. En algunos casos el acoso procedía de personas que actuaban de manera independiente, pero los que se oponían a la Iglesia solían organizar sus actividades antimormonas. Por ejemplo, en el condado de Jackson, Misuri, un comité de ciudadanos se reunió y bosquejó unos documentos que sirvieran de punto de partida para la violencia organizada contra los Santos. En 1841 se organizó en Illinois un partido político llamado “Partido Antimormón”, de breve vida, para contrarrestar los votos de los mormones del estado. Los miembros del Partido Antimormón escribieron editoriales periodísticos en los que acusaban a los mormones de tratar de controlar las elecciones locales. En Gran Bretaña, los misioneros enfrentaron una oposición organizada en la forma de disertaciones públicas, libros, folletos y artículos periodísticos.

Después de que los Santos anunciaran públicamente la práctica del matrimonio plural en 1852, esta no tardó en convertirse en el centro de la oposición contra la Iglesia. Los protestantes estadounidenses consideraban la poligamia como algo salvaje y promovieron una campaña jurídica y política para forzar a los Santos de los Últimos Días a que la abandonaran5.

Los Santos respondieron de varias maneras a los ataques de estos movimientos opositores. Muchos practicaron la paciencia cristiana apelando a la enseñanza de Jesucristo de que soportar la persecución con paciencia es una señal del verdadero discipulado. Las revelaciones indicaban a los Santos que también apelaran a la ley para recibir reparo por los agravios, y los líderes de la Iglesia procuraron asesoramiento jurídico siempre que fue necesario. Tristemente, en algunos casos hubo Santos o grupos de Santos que se enfrentaron con violencia a quienes percibían como enemigos o se enojaron con miembros que habían dejado la Iglesia6. A la vista de la legislación federal contraria a la poligamia, muchos Santos de los Últimos Días practicaron la desobediencia civil y siguieron adelante con una práctica que consideraban un principio de su religión, aun cuando a veces eso significara pasar una temporada en la cárcel. En algunos casos, como la persecución que padecieron los Santos en Misuri, la oposición a la Iglesia provocó revelaciones poderosas que brindaron nueva dirección a la Iglesia o un significado más profundo al sufrimiento de los miembros7.

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