Historia de la Iglesia
José Smith, hijo


“José Smith, hijo”, Temas de la historia de la Iglesia

“José Smith, hijo”

José Smith, hijo

José Smith, hijo, fue el profeta fundador y primer Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Entre su nacimiento en el seno de una familia pobre del estado de Vermont, en 1805, y su muerte a manos de un populacho en Illinois, en 1844, José publicó múltiples textos sagrados, fundó y organizó ciudades, recibió revelaciones que restauraron verdades esenciales acerca de Dios y la humanidad y ayudó a establecer la Iglesia restaurada de Jesucristo, bajo la guía del Señor, y sustentándose en la autoridad que recibió de mensajeros angelicales.

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Retrato de perfil de José Smith

Retrato de perfil de José Smith hecho por Dan Weggeland.

Infancia

Los Smith eran una familia muy unida que trabajaban el campo por arrendamiento, y cuyas dificultades económicas los llevaron a mudarse frecuentemente. José vivió en cinco poblados de Nueva Inglaterra diferentes antes de 1816, el “año que no hubo verano”, debido a unas heladas tardías. El hambre forzó a la familia a abandonar la región y a dirigirse a una región al norte del estado de Nueva York conocida como el “distrito calcinado”, llamado así por su ferviente resurgimiento religioso.

Aunque eran personas honestas y trabajadoras, los relatos de algunos de los vecinos de los Smith dan cuenta de que la familia nunca fue completamente aceptada en su nueva comunidad. En los primeros años de su estancia en el estado de Nueva York, José Smith, ahora un adolescente, hallaba consuelo en la armonía que él apreciaba en la naturaleza, mas le turbaban las discordias que veía entre los seres humanos; le maravillaba la bondad de Dios, pero se sentía frustrado en cuanto a sus propias faltas.

El joven José se sentía atraído hacia el cristianismo del Nuevo Testamento, pero estaba confundido debido a la competencia que había entre las iglesias de su época. Una mañana de la primavera de 1820, José fue a un bosque a orar, buscando recibir perdón y deseando saber a cuál iglesia debía unirse. En una arboleda cerca de la granja de sus padres, él experimentó una visión milagrosa en la cual Dios el Padre y Jesucristo se aparecieron ante él en una columna de luz. Esta experiencia llegó a conocerse posteriormente como la Primera Visión.

Funda una iglesia

Los Santos de los Últimos Días se refieren a esa Primera Visión como el comienzo del llamamiento profético de José, aunque él no hizo intento alguno por predicar o ganar conversos en ese tiempo. Su preparación para establecer una iglesia se intensificó tres años más tarde, cuando un ángel llamado Moroni se le apareció una noche y le habló de un registro escondido que contenía la historia sagrada de una civilización antigua de las Américas. Poco después de casarse con Emma Hale, en 1827, el mensajero angelical le confió a José los registros, los cuales él tradujo por el poder de Dios. Una vez concluida la traducción, José publicó el Libro de Mormón, una compilación de escrituras antiguas comparable a la Biblia.

Desde el principio, el Libro de Mormón atrajo tanto a los conversos como despertó una feroz oposición. Enseguida, José tuvo que vérselas con los críticos religiosos, para quienes no era aceptable que hubiera Escrituras adicionales, y con los críticos racionalistas, que consideraban el relato de la traducción milagrosa del libro como una peligrosa superstición. Pero muchas personas se sintieron conmovidas al leer el libro con oración, y se sintieron comprometidas por sus enseñanzas.

Cuando se estaba terminando la labor con el Libro de Mormón, el Señor mandó a José Smith a organizar formalmente una iglesia. Esa iglesia, organizada el 6 de abril de 1830, se basaba en la Biblia, el Libro de Mormón, la revelación continua, los dones espirituales de Dios y la restauración de la autoridad del sacerdocio de la antigüedad. Para los adeptos a esa religión, estaba ocurriendo algo más que la mera fundación de una nueva iglesia: Dios estaba reclamando a Israel, dando cumplimiento a convenios hechos hace mucho tiempo. Inspirado por las profecías expresadas en el Libro de Mormón acerca de los pueblos nativos de las Américas, José envió enseguida a cuatro misioneros en un viaje de 2 400 km para predicar en los poblados indígenas al oeste del río Misisipí. Por el camino hubo personas que se convirtieron, lo que llevó a la fundación de ramas de la Iglesia en los estados de Nueva York, Ohio y Misuri.

Revelación

José Smith, solo tenía 24 años cuando se organizó la Iglesia y, siendo muy consciente de sus propias limitaciones, procuró con frecuencia la guía divina para la Iglesia recién establecida y para sus miembros. Se hizo un registro de la guía que él recibía y posteriormente se publicó en un libro de revelaciones, conocido como Doctrina y Convenios. En esas revelaciones, se instruía a los miembros de la iglesia a congregarse en Kirtland, Ohio, y a prepararse para edificar una ciudad, llamada Sion, en la parte occidental de Misuri, en la que los “puros de corazón” encontrarían paz y armonía. En Sion debía haber rectitud: sería erradicada la pobreza y prevalecería la bondad. También habría belleza en Sion: las artes, la educación y la religión florecerían juntas. José se mudó a Ohio, presentó un sistema económico basado en las revelaciones que él recibía, y luego, viajó hasta Misuri para colocar la piedra angular del primer templo que se planificó en la Iglesia.

A comienzos de la década de 1830, las revelaciones que el Señor dio a José Smith mostraron una visión expansiva del reino de Dios en la vida venidera que contradecía la división tradicional cristiana del cielo y el infierno; establecieron una Escuela de los Profetas para la formación religiosa y secular e introdujeron un código de salud llamado la “Palabra de Sabiduría” que también prometía bendiciones espirituales a quienes la observaran. Adicionalmente, José y sus consejeros diseñaron un plano para la ciudad de Sion, el cual ejercería posteriormente una influencia importante en las ciudades del oeste estadounidense.

Pero el gozo de José al obrar por Sion estuvo acompañado de tragedias personales y colectivas. Cuatro de los primeros cinco hijos que tuvieron José y Emma murieron en la infancia. Y tanto en Ohio como en Misuri, la intensa oposición contra la Iglesia se tornó violenta. En Ohio, quienes lo criticaban cubrieron el cuerpo de José de brea [alquitrán] y plumas. En Misuri, el resentimiento hacia el crecimiento de la Iglesia, así como los temores ante la solidaridad de los mormones para con los esclavos y los aborígenes norteamericanos llevaron a los populachos a expulsar a los miembros de la Iglesia del condado de Jackson. La pérdida del lugar planeado para Sion fue muy dolorosa para José, quien hizo múltiples intentos por restaurar a los santos de Misuri a sus hogares. El pensamiento político de José cobró forma fundamentalmente debido a la  promesa que se halla en la constitución de los Estados Unidos de proteger a las minorías religiosas y al fracaso del gobierno estadounidense de honrar dicha promesa.

A mediados de la década de 1830, mientras los miembros de la Iglesia en Misuri se asentaban en terrenos temporales, José se centró en edificar la Iglesia en Kirtland. Él ordenó a doce apóstoles, publicó una colección de las revelaciones que Dios le había concedido y terminó y dedicó el primer templo o Casa del Señor. Entre las manifestaciones espirituales durante la dedicación del templo hubo una visión de Jesucristo y el retorno del profeta Elías en cumplimiento de la profecía bíblica.

Crisis y conflictos

Los costos de la construcción del templo, las pérdidas sufridas en Misuri y la inmigración en Kirtland ejercieron una presión económica sobre la Iglesia. En 1837, José y otros intentaron fomentar el crecimiento económico creando una institución financiera con una amplia base de pequeños accionistas en lugar de unos pocos inversores acaudalados, como era la forma en que se sustentaban la mayoría de los bancos. Hubo un enorme entusiasmo por el proyecto, pero la institución quebró poco después durante una crisis financiera nacional, dejando devastados a José y a muchos de la comunidad.

Durante este período de dificultades, José envió a los primeros misioneros Santos de los Últimos Días a Europa y trasladó la sede de la Iglesia a Misuri. Pero, conforme los santos se mudaban a Misuri en cantidades cada vez mayores, se intensificaban los temores de los locales a la influencia de los mormones. El día de las elecciones presidenciales de 1838, los ciudadanos de un condado de Misuri impidieron por la fuerza que ellos pudieran votar, y los ciudadanos de otros condados expidieron una resolución para expulsar a los colonos mormones. A esto siguió una violencia generalizada en contra de los santos, y sus esfuerzos por defenderse fueron utilizados para justificar una “orden de exterminio” decretada por el gobernador de Misuri.

Durante una conversación para negociar la paz con la milicia del estado, José fue hecho prisionero y condenado a muerte sumariamente. Solo gracias a la protesta abierta y firme de un oficial de la milicia contra la orden de ejecución, José salvó la vida. Aunque no fue ejecutado, José permaneció encarcelado durante el invierno de 1838–1839, en tanto que su esposa y cuatro hijos pequeños, junto con los miembros de la Iglesia, fueron obligados a salir de Misuri cruzando el congelado río Misisipí. La carta que él escribió lleno de angustias en marzo de 1839 desde la cárcel de Liberty sigue ejerciendo una gran influencia en los Santos de los Últimos Días debido a sus inspiradas enseñanzas acerca del sufrimiento, la injusticia y la naturaleza de la verdadera autoridad.

Nuevas enseñanzas en Nauvoo

En 1839, muchos legisladores de Misuri comenzaron a quejarse por el costo de las acciones militares en contra de la comunidad mormona y cuestionaron la sensatez de los arrestos masivos. A pesar de cierta presión pública a favor de penalizar a José Smith, para julio de ese año, él y la mayoría de los prisioneros mormones fueron liberados o se les permitió escapar. José se reunió con los miembros de la Iglesia en Illinois, ministró a los santos durante una epidemia de malaria y luego fundó la ciudad de Nauvoo, la cual creció rápidamente a medida que llegaban los inmigrantes conversos del otro lado del Atlántico para congregarse junto con los santos de Estados Unidos y Canadá.

En Nauvoo, José disfrutó de pasatiempos tales como la lucha [deportiva], la danza y el teatro —actividades que muchas denominaciones religiosas de su época consideraban inapropiadas para un ministro religioso, pero que se alentaban cada vez más en la comunidad Santo de los Últimos Días como elementos de una vida espiritual plena.

Las revelaciones que había recibido José devenían en enseñanzas y prácticas que no siempre concordaban con las expectativas de muchos contemporáneos de José Smith. En una revelación de 1833 se enseñaba que “también el hombre fue en el principio con Dios”. En Nauvoo, José enseñó que los seres humanos podrían finalmente llegar a ser como Dios. En una revelación de 1836 se le aseguraba a José que su hermano Alvin, quien había fallecido sin recibir el bautismo, aún podría recibir la bendición del bautismo. En Nauvoo, José restauró la antigua práctica del bautismo por los muertos. La labor que realizó José con el libro de Génesis a comienzos de la década de 1830 hizo que surgieran preguntas en cuanto a la poligamia. En Nauvoo, él recibió revelación que restauraba la práctica del matrimonio plural — lo que ejerció una influencia significativa en la vida de los mormones durante el siglo XIX— y la enseñó a un grupo de unos 80 hombres y mujeres, entre ellos, los Doce Apóstoles.

En Nauvoo también se dieron importantes pasos en cuanto a la organización de la Iglesia. José se sintió inspirado a fundar una organización de mujeres llamada la Sociedad de Socorro, y enseñó que tal organización era esencial en la obra del Señor. Su esposa Emma sirvió como la primera presidenta de la Sociedad de Socorro. Tras regresar los Doce Apóstoles de una misión a Gran Bretaña, José les dio responsabilidades significativas que los preparaba para ser líderes de la Iglesia en el futuro. En Nauvoo, José enseñó que las familias unidas en la tierra podían ser unidas para la eternidad en los cielos mediante convenios hechos en el templo, situando a la familia y al templo como el núcleo central de la Iglesia restaurada.

La combinación de las nuevas enseñanzas de José y las preocupaciones de algunos que consideraban que él tenía demasiado poder político en la creciente ciudad llevaron a varios líderes prominentes a apartarse de la Iglesia, que importantes personajes de las poblaciones vecinas se le opusieran y que las autoridades de Misuri reanudaran sus esfuerzos por capturar o extraditar a José. En los últimos años de su vida, José tuvo que ocultarse periódicamente y hasta consideró la idea de trasladarse más hacia el oeste, a alguna región más aislada de la frontera del país (en lo que en aquel entonces era territorio de México, al oeste de los Estados Unidos). Tres meses antes de su muerte, José organizó un Consejo de los Cincuenta, con el objetivo de proteger la libertad religiosa de los Santos de los Últimos Días y colocar los fundamentos del reino literal de Dios sobre la tierra. José trabajó con los miembros de este consejo en la búsqueda de posibles sitios de asentamiento.

Muerte

En el verano de 1844, el Concejo Municipal de la ciudad de Nauvoo ordenó la destrucción de la imprenta del Nauvoo Expositor, un periódico disidente al cual acusaban de difamación. Si bien el Concejo había adoptado esa decisión, José Smith, por ser alcalde de Nauvoo fue hecho responsable. La destrucción de la imprenta enfureció a los enemigos de José Smith, y los incitó finalmente a la violencia. Crecieron las presiones para que José fuera llevado a juicio en un lugar fuera de Nauvoo, y un periódico de la zona llegó incluso a amenazar con una guerra de exterminio si él se rehusaba a salir de la ciudad de mayoría mormona. Aunque preocupado por su seguridad personal, José accedió a ser juzgado en la cercana población de Carthage, Illinois.

El 25 de junio, José se despidió de su familia. Su hija mayor tenía trece años entonces, y su esposa Emma tenía cinco meses de embarazo de su hijo menor. Dos días después, un populacho irrumpió en la cárcel de Carthage. José Smith los vio asesinar a su hermano Hyrum y luego fue muerto de al menos tres disparos al pecho y por la espalda. Él tenía 38 años.

Los críticos más acérrimos de José consideraron el asesinato de José como necesario para preservar el modo local de vida lejos de la influencia de una religión desconocida; y confiaban en que la Iglesia que él había organizado colapsaría. Los Santos de los Últimos Días, por el contrario, consideraron a José un mártir que había sellado su testimonio con su sangre, y preservaron así como testificaron de las enseñanzas, ordenanzas y autoridad que él ayudó a restaurar.

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