Historia de la Iglesia
Identidad lamanita


Identidad lamanita

El Libro de Mormón relata la historia de dos pueblos, los nefitas y los lamanitas, que por siglos vivieron en un conflicto religioso y político casi constante. Estos grupos comenzaron como los descendientes de dos hermanos israelitas. Con el tiempo, el grupo conocido como lamanitas creció hasta incluir a otros grupos, como algunos que “llegaron a ser lamanitas a causa de sus disensiones” de los nefitas1. Así que, los vocablos nefita y lamanita describieron distinciones culturales y religiosas al igual que diferencias étnicas2. Finalmente, los lamanitas que no creyeron en el evangelio de Jesucristo vencieron y destruyeron a la nación nefita. Los profetas nefitas habían previsto esa destrucción futura y oraron para que sus enseñanzas, como se preservaron en el Libro de Mormón, algún día llegarían a ser el medio para convertir a los descendientes de los lamanitas al Evangelio3. El Señor prometió que en los últimos días, los lamanitas “[llegarían] al conocimiento de su Redentor”, y que participarían en edificar la Sion de los últimos días como parte del pueblo del convenio de Dios y que el “poder del cielo” estaría entre ellos4. La revelación manifestada a través de José Smith confirmó que las promesas en el Libro de Mormón sobre los lamanitas seguían vigentes5.

Al momento de la primera publicación del Libro de Mormón, los europeos y los estadounidenses de origen europeo habían afirmado por mucho tiempo una tradición de descendencia de las diez tribus perdidas de Israel mencionadas en la Biblia. Eso sirvió para establecer una conexión entre sí y el pueblo del convenio de Israel. El Libro de Mormón invitaba a los lectores a considerar a otros pueblos, en particular a los pueblos nativos de las Américas, como ovejas perdidas de la casa de Israel y parte de esta historia del convenio6.

Aunque algunos de los primeros Santos de los Últimos Días especulaban cuales grupos específicos eran descendientes de los pueblos del Libro de Mormón, la mayoría consideraba a los indígenas estadounidenses como los herederos de las promesas del Libro de Mormón7. En los tiempos de José Smith las ideas de superioridad europea eran muy extendidas y a muchos les supuso un desafío la afirmación de que exista una importante función religiosa en otros grupos étnicos, incluso en los indígenas estadounidenses. Sin embargo, los primeros Santos de los Últimos Días estaban deseosos de ver el cumplimiento de las promesas del Señor y llevar el registro del Libro de Mormón a los lamanitas.

La primera misión principal de la Iglesia, en 1830, fue a grupos a los que se consideraban lamanitas8. Después de mudarse al oeste de Estados Unidos a finales de la década de 1840, los Santos de los Últimos Días tuvieron contacto más a menudo con grupos de indígenas estadounidenses. A pesar de los reveses, las barreras culturales e incluso un conflicto violento, los santos continuaron desarrollando relaciones con los pueblos nativos, enviando misioneros a grupos de indígenas estadounidenses y estudiando sus idiomas natales9.

Los misioneros enseñaron a los pueblos de ascendencia indígena en las Américas y en el Pacífico que eran los descendientes de los nefitas y los lamanitas. Después de recibir el Evangelio, los conversos de estas regiones acogieron el hecho de que el Libro de Mormón los conectó con un legado perdido y un futuro promisorio, especialmente en contraste con las condiciones difíciles e incluso opresivas bajo las que vivían10. Los santos que se identificaron como lamanitas a menudo trabajaban por su cuenta o en cooperación con las iniciativas de la Iglesia para avanzar espiritual y temporalmente y para ayudar a cumplir la profecía de que “antes que venga el gran día del Señor… los lamanitas florecerán como la rosa”11.

Un legado dual

Las promesas del Libro de Mormón para los lamanitas motivaron los primeros intentos de superar las brechas culturales entre los santos con los antepasados y los santos europeos, o posibles conversos, con los antepasados indígenas estadounidenses. Sin embargo, el Libro de Mormón por sí mismo, demostró cómo las actitudes negativas heredadas pueden impedir la unidad. Junto a los relatos de profetas que oraron por los lamanitas, el Libro de Mormón también proporciona ejemplos de personas que no vieron lo bueno en los lamanitas, que asumieron ser superiores a ellos, y que rechazaron a un profeta por ser lamanita12.

Lamentablemente, algunos miembros de la Iglesia han visto a grupos que consideraban eran lamanitas con condescendencia y desdén, especialmente en épocas de conflicto13. Por consiguiente, algunos miembros de los mismos grupos que aceptaron la identidad lamanita han llegado a sentirse en conflicto sobre la forma en que a veces se analiza este legado en la Iglesia.

Sin embargo, acoger el legado lamanita ha sido fuente de fortaleza para muchos Santos de los Últimos Días. El reconocimiento de las promesas hechas a los lamanitas ha ayudado a muchos santos a sentirse orgullosos de su legado indígena y se han presentado celebraciones de la cultura indígena en entornos de la Iglesia tales como dedicaciones de templo, discursos y programas. Los santos que se han identificado como lamanitas han hecho contribuciones considerables a la Iglesia y a sus comunidades conforme se han propuesto llevar a cabo las promesas del Señor a Su pueblo del convenio.

Preguntas modernas

Al igual que la historia de las diez tribus de Israel del norte después de su exilio en Asiria es una cuestión de especulación en vez de conocimiento, la historia de los lamanitas después del fin del registro del Libro de Mormón también es cuestión de especulación. La Iglesia afirma que todos los miembros son parte del convenio de la casa de Israel ya sea por descendencia o adopción pero no tiene una postura sobre la geografía específica del Libro de Mormón. Tampoco afirma tener conocimiento completo sobre el origen moderno de algún grupo específico en las Américas o el Pacífico14. Sean cuales sean los detalles históricos, la Iglesia continúa sus esfuerzos por ayudar a llevar a cabo las esperanzas de los profetas del Libro de Mormón de poder extender los convenios del Señor a todas las ovejas perdidas de Israel.