Historia de la Iglesia
La guerra de Estados Unidos y México


“La guerra de Estados Unidos y México”, Temas de la historia de la Iglesia

“La guerra de Estados Unidos y México”

La guerra de Estados Unidos y México

Entre 1846 y 1848, justo cuando los pioneros Santos de los Últimos Días iniciaban su emigración hacia el valle del Gran Lago Salado, los Estados Unidos de América y México libraron una guerra que alteró la geografía sociopolítica de la región hoy conocida como el noroeste de los Estados Unidos. Los santos experimentaron los efectos de esa guerra en sus esfuerzos por reubicarse y edificar sus asentamientos e incluso algunos de ellos participaron en el conflicto como soldados integrantes del Batallón Mormón.

La guerra comenzó por la disputa que tenían los dos países respecto a la República de Texas, un extenso territorio ubicado en el centro del continente, por el cual contendían los españoles, los mexicanos, los colonos blancos de Estados Unidos y la tribu indígena de los comanches. El Congreso de los Estados Unidos le ofreció el rango de estado a la República de Texas, el cual fue aceptado, pero México impugnó la anexión. La disputa por la frontera en la zona de Río Grande dio pie a conflictos armados, y el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a México en 1846.

Esto coincide con la emigración de los Santos de los Últimos Días, quienes se habían visto forzados a abandonar sus viviendas y sus tierras en Illinois, sintiéndose traicionados por el gobierno de los Estados Unidos y por muchos de sus ciudadanos. A principios de 1846, la mayoría de los Santos de los Últimos Días había abandonado sus viviendas en Illinois con la intención de establecerse en la región del Gran Lago Salado, que en ese entonces formaba parte de México. Tras la declaración de guerra, un líder Santo de los Últimos Días persuadió al presidente estadounidense James K. Polk de constituir un batallón de soldados Santos de los Últimos Días para la guerra. La paga a los soldados ayudaría a financiar la migración de los santos al oeste. Brigham Young instó a los integrantes del batallón a no sostener “conversaciones contenciosas” con las personas de México, a “tratar a los prisioneros con el mayor de los civismos” y, de ser posible, a no quitarle la vida a ninguna persona1. El batallón nunca llegó a entrar en combate durante la guerra.

El ejército de EE. UU. invadió México a comienzos de 1847 y ocupó la Ciudad de México ese mismo año. En 1848, los dos países firmaron el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el cual dio fin a la guerra y transfirió una cantidad de vastos territorios a los Estados Unidos, entre ellos la región que los Santos de los Últimos Días habían elegido para establecerse. En 1850, una porción de esta área cedida a los Estados Unidos se convirtió en el Territorio de Utah. Los Santos de los Últimos Días, quienes habían huido de los Estados Unidos hacia el oeste, volvieron a estar bajo la autoridad política del gobierno de los Estados Unidos, y experimentaron nuevamente varias de las dificultades que habían padecido en la década previa. Las tensiones fueron en aumento entre los oficiales del territorio nombrados por el gobierno federal y los Santos de los Últimos Días en cuanto al tema de la administración del gobierno local y a la libertad religiosa2.

La inmigración, que se desencadenó tras la anexión de los territorios occidentales y la fiebre del oro de California, trajo como consecuencia más tráfico y una mayor actividad comercial para las comunidades Santos de los Últimos Días3. Los cambios sociopolíticos que se dieron después de la guerra abrieron nuevas oportunidades para los santos, quienes trataban de establecer empresas duraderas y poblaciones permanentes en lo que llegaría a ser los estados de Utah, Nevada, Arizona y California4.

Temas relacionados: Fiebre del oro de California; Batallón Mormón, México, Colonias en México