Historia de la Iglesia
El don de lenguas


“El don de lenguas”, Temas de la historia de la Iglesia

“El don de lenguas”

El don de lenguas

El hablar en lenguas se menciona en revelaciones dadas a José Smith como uno de los muchos dones del Espíritu que siguen a quienes tienen fe en Jesucristo1. Los primeros Santos de los Últimos Días experimentaron este don de dos maneras. La primera —hablar o cantar en un idioma desconocido— a veces recibe el nombre de glosolalia. Se cree que esta forma de expresión espiritual tuvo su origen en la época de Pablo y solía seguirle una interpretación inspirada2. La segunda manera en que los miembros de la Iglesia experimentaron el don de lenguas fue al predicar el Evangelio en un idioma extranjero para el hablante pero familiar para sus oyentes. Esta práctica, conocida como xenoglosia, se manifestó el día de Pentecostés cuando los antiguos discípulos de Jesucristo hablaron de manera milagrosa en lenguas extranjeras, dando a conocer así el Evangelio a los gentiles3.

Durante una reunión que tuvo lugar en 1835, Elizabeth Ann Whitney recibió una bendición del patriarca de la Iglesia, Joseph Smith, padre, en la que se le prometía el “don de cantar de manera inspirada”. Whitney se levantó durante la reunión y empezó a cantar en un idioma desconocido. Lleno del Santo Espíritu, Parley P. Pratt interpretó la canción para el resto de los presentes. “En tiempos pasados vivió un hombre”, comenzaba la canción, “en un jardín apacible donde bellas flores florecían inmortales y despedían un rico aroma; he aquí, su nombre era Adán”. Joseph Smith, padre, creía que Whitney había cantado en el idioma puro del cielo4. Hubo ejemplos de glosolalia, como el de la canción de Whitney, en algunas de las primeras reuniones de la Iglesia en los Estados Unidos, y si bien muchos cristianos las contemplaban con cierta incredulidad5, esta práctica era acogida entre los primeros Santos de los Últimos Días, pues creían que la revitalización de los dones espirituales era una parte importante de la restauración del Evangelio. Brigham Young consideraba el hablar en lenguas como una experiencia espiritual “electrizante” y una parte importante de su conversión6.

En Kirtland surgieron desacuerdos entre los Santos de los Últimos Días respecto a la autenticidad de algunas manifestaciones espirituales, lo cual condujo a José Smith a procurar revelación en cuanto a este respecto7. El Señor respondió que si bien algunas manifestaciones espirituales falsas habían ingresado a la Iglesia, los Santos de los Últimos Días podían discernir las falsas de las verdaderas —incluso los casos de glosolalia— siempre y cuando siguieran el Santo Espíritu y los modelos establecidos por el Señor8. Posteriormente, José Smith advirtió a los Santos de que Satanás podía manipular el hablar en lenguas y que el Señor jamás revelaría doctrina de la Iglesia por medio de esa práctica9. Además, aclaró: “[El hablar en] lenguas se dio para el propósito de predicar entre aquellos cuyo idioma no se entiende”, y agregó que cualquiera “que tiene el Espíritu Santo puede hablar de las cosas de Dios en su propia lengua, así como hablar en otra”10. La glosolalia siguió siendo una parte importante de la adoración entre los Santos de los Últimos Días durante el resto del siglo XIX, si bien esta práctica declinó gradualmente con el tiempo y desapareció a comienzos del siglo XX.

Desde el principio, los Santos de los Últimos Días aceptaron el don espiritual de hablar en lenguas extranjeras como una ayuda para dar a conocer el Evangelio. En revelaciones dadas a José Smith se prometía este don a los misioneros y muchos informaban de experiencias milagrosas al predicar el Evangelio en idiomas desconocidos. George Q. Cannon, que era un misionero de 23 años en Hawái en 1850, se esforzó por aprender hawaiano para poder predicar, ejerciendo “fe ante el Señor para obtener el don de hablar y entender el idioma”. Recordó que una noche, mientras enseñaba, “percibió una sensación peculiar en los oídos” y “a partir de entonces apenas [tuvo] dificultades para entender lo que decía la gente”. Hyrum Jensen, un misionero recién llegado a Noruega en la década de 1890, se desanimó cuando la gente lo ridiculizó por su incapacidad para hablar. Se detuvo en una arboleda y oró al Señor para que le diera el don de lenguas. Jensen testificó que desde ese día habló “noruego con más facilidad de la que jamás [habló] inglés”11.

A medida que se ampliaba la obra misional a finales del siglo XIX y al comienzo del XX, la xenoglosia se convirtió en la manifestación prevalente del don de lenguas. La Misión de Capacitación de Idiomas y otros centros de capacitación misional posteriores desarrollaron programas de estudio de lenguas que fomentaban el don espiritual de lenguas al preparar a los misioneros para predicar el Evangelio en muchos idiomas extranjeros. Santos de los Últimos Días de todo el mundo testifican del poder de este don espiritual12.

Temas relacionados: Los dones del Espíritu

Notas

  1. Véase Doctrina y Convenios 46:24–25; véase también “Revelation, circa 8 March 1831–A [DC 46]”, en Revelation Book 1, pág. 78, josephsmithpapers.org.

  2. Véase 1 Corintios 14:1–14.

  3. Véase Hechos 2.

  4. Jennifer Reeder y Kate Holbrook, editoras, At the Pulpit: 185 Years of Discourses by Latter-day Saint Women, Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2017, págs. 7–9, 360 (nota al pie de página 9).

  5. Robert H. Abzug, Cosmos Crumbling: American Reform and the Religious Imagination, Nueva York: Oxford University Press, 1994, pág. 66.

  6. José Smith recordó que fue Brigham Young quien le dio a conocer el hablar en lenguas; véase J. Spencer Fluhman, “The Joseph Smith Revelations and the Crisis of Early American Spirituality”, en Andrew H. Hedges, J. Spencer Fluhman y Alonzo L. Gaskill, editores, The Doctrine and Covenants: Revelations in Context, Provo, Utah: Centro de Estudios Religiosos, Universidad Brigham Young, 2008, pág. 74; véase también Minute Book 1, pág. 179, josephsmithpapers.org; Stephen Post Papers, en Steven C. Harper, “‘A Pentecost and Endowment Indeed’: Six Eyewitness Accounts of the Kirtland Temple Experience”, en John W. Welch, editor, Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, Provo, Utah: Brigham Young University Press, 2005, págs. 351–352.

  7. Véase “Revelation, circa 8 March 1831–A [DC 46]”, en Revelation Book 1, págs. 76–78, josephsmithpapers.org.

  8. Revelation, 9 May 1831 [DC 50]”, en Revelation Book 1, págs. 82–85, josephsmithpapers.org.

  9. José Smith, “Try the Spirits”, Times and Seasons, tomo III, nro. 11, 1 de abril de 1842, págs. 743–748.

  10. José Smith, “History, 1838–1856, volume C-1 [2 November 1838–31 July 1842]”, pág. 8, josephsmithpapers.org; ortotipografía normativizada.

  11. George Q. Cannon, citado en Edwin F. Parry, “Missionary Life”, Juvenile Instructor, tomo XXXIII, nro. 20, 15 de octubre de 1898, págs. 682–683. Parry cita varios ejemplos de misioneros y otras personas que experimentan el don de lenguas.

  12. David F. Boone, “Missionary Work: 1900–Present”, en Brandon S. Plewe, editor, Mapping Mormonism: An Atlas of Latter-day Saint History, Provo, Utah: Brigham Young University Press, 2012, pág. 180.