Historia de la Iglesia
Los primeros misioneros


“Los primeros misioneros”, Temas de historia de la Iglesia

“Los primeros misioneros”

Los primeros misioneros

Incluso antes de la organización de la Iglesia en 1830, el Señor mandó a los Santos de los Últimos Días que llevaran el Evangelio restaurado al mundo. La obra misional comenzó mientras aún se estaba publicando el Libro de Mormón y fue cobrando ímpetu paulatinamente durante la vida de José Smith. Aquellas primeras misiones solían ser campañas breves llevadas a cabo por élderes recién ordenados, y durante el tiempo que pudieran dedicarle. José Smith envió misioneros a lo largo y ancho de los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y el Pacífico. A medida que los Santos de los Últimos Días se congregaban en el oeste de Estados Unidos en las décadas de 1840 y 1850, su atención se digirió a labores de establecimiento de colonias, y muchos que deseaban servir en misiones recibieron llamamientos para establecer asentamientos en vez de salir a predicar. Aun así, Brigham Young fomentó las misiones de proselitismo y asignó a miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles a supervisar misiones en cada parte del mundo, y los envió a abrir esas regiones a la obra misional. Hacia 1860, las breves misiones de los primeros años se habían convertido en misiones más organizadas y viajes proselitistas más elaborados, especialmente en Europa y el Pacífico.

Imagen
Retrato de Dan Jones sosteniendo un ejemplar del Libro de Mormón de pie sobre un muro de piedra mientras predica a la gente

Representación artística de uno de los primeros misioneros, Dan Jones, predicando en Gales.

Las primeras misiones

Los familiares y amigos de José Smith estaban animados para compartir el Libro de Mormón antes incluso de que terminara de traducirlo1. Cuando las primeras páginas salieron de la imprenta, hombres como Solomon Chamberlin realizaron labores de evangelización con galeradas2. Samuel Harrison Smith, hermano de José, salió a una misión de proselitismo poco después de la reunión fundacional de la Iglesia, llevando consigo un talego con ejemplares del Libro de Mormón para venderlos. Misioneros como Samuel Smith llevaban a cabo pequeñas reuniones en las casas, donde hablaban del Libro de Mormón y de la restauración de los últimos días3. Tanto los hombres como las mujeres compartían el Evangelio de manera informal con sus amigos y vecinos, en persona y por carta4.

Los primeros miembros de la Iglesia esperaban llevar el Libro de Mormón a los indígenas estadounidenses5. En una revelación de 1830 se llamó a Oliver Cowdery y a tres compañeros a una misión entre los “lamanitas”. Viajaron al territorio indígena estadounidense más allá de los límites occidentales de Misuri, y si bien la situación legal y política de la época impidió que el grupo predicara largo y tendido en esas comunidades, tuvieron éxito en Kirtland, Ohio. Pocas semanas después de su llegada a Kirtland habían bautizado a docenas de personas. La Iglesia tardó poco tiempo en disfrutar de una comunidad fuerte de nuevos conversos en Kirtland, muchos de los cuales sirvieron en misiones breves6.

Los métodos y el mensaje

Los primeros misioneros solían empezar sus viajes proselitistas entre sus familiares y ampliaban la venta o el préstamo de ejemplares del Libro de Mormón a todo el que los recibiera. Se presentaba el Libro de Mormón como evidencia del llamamiento de José Smith para restaurar la Iglesia de Jesucristo. Los misioneros no tardaron en comenzar a escribir folletos diseñados para hacer proselitismo y difundir la palabra de la restauración del Evangelio. Su mensaje se centraba en la restauración de la Iglesia original de Cristo, la importancia de los dones espirituales como evidencia de la fe verdadera y el recogimiento de las almas arrepentidas como preparación para la segunda venida de Jesucristo.

Una de las primeras revelaciones de José Smith en Kirtland en 1831 indicaba a los misioneros que debían viajar “de dos en dos” y los llamamientos misionales a menudo se extendían a parejas de misioneros para ir a trabajar a áreas específicas7. Muchos de los primeros misioneros recibieron sus comisiones por medio de revelaciones que recibió José Smith. Aquellas revelaciones reiteraban las instrucciones que Jesucristo dio a Sus discípulos en la antigüedad: que debían viajar sin “bolsa ni alforja”, así como “sacudir el polvo” de sus pies al salir de la ciudad o casa que los rechazase8. Viajar “sin bolsa ni alforja” significaba no llevar ni billetera ni dinero, sino, como era común en la época, pedir alojamiento y alimentos de manera provisional a las personas que los recibían. Cuando los misioneros se topaban con un rechazo particularmente severo, se sacudían el polvo de los zapatos en señal de que habían testificado y se habían ido de allí. A medida que las misiones se hacían más estructuradas y se establecían ramas en muchas regiones a finales del siglo XIX, estas prácticas llegaron a ser mucho menos frecuentes. Los misioneros rara vez abandonaban áreas establecidas; y hacían sacrificios económicos antes de partir para ayudar a financiar sus propias misiones9.

Misiones de los Doce Apóstoles

Los élderes supervisaban las reuniones durante sus viajes misionales y en pocos años se establecieron ramas de la Iglesia en todo el este de los Estados Unidos y Canadá. Entre las primeras tareas que José confió a los Apóstoles cuando se organizó el Cuórum de los Doce en 1835 se encontraba el regular esas ramas y coordinar el recogimiento físico de los conversos en Sion10. A partir de entonces, y bajo la dirección de José, los Doce pasaron a presidir toda la obra misional.

La misión británica, fundada por miembros del Cuórum de los Doce a finales de la década de 1830 y a principios de la de 1840, era un próspero centro de crecimiento de la Iglesia. La misión tuvo miles de bautismos y apoyó la migración de numerosas personas a lugares de recogimiento como Nauvoo, Illinois. Los Doce trabajaron en Gran Bretaña para fortalecer las ramas y conferencias (grupos de ramas). Junto con otros misioneros, recorrieron Gran Bretaña predicando el Evangelio y preparando a los conversos para emigrar a los Estados Unidos. Cuando los primeros Santos de los Últimos Días comenzaron a establecerse en la Gran Cuenca, una cantidad considerable de ellos eran conversos procedentes de la Misión Británica11.

Los Santos británicos organizaron sociedades proselitistas en la década de 1850, y tanto hombres como mujeres distribuían folletos en los que se explicaban las creencias de los Santos de los Últimos Días. Las mujeres eran especialmente efectivas en esta labor y llegaron a ser, en cierto sentido, las primeras hermanas misioneras, pero eso ocurrió mucho antes de que las mujeres recibieran un llamamiento misional formal12.

Primeros planes para las misiones en todo el mundo

José Smith escribió en 1842 sobre los misioneros izando “el estandarte de la verdad” en “Alemania, Palestina, Nueva Holanda, las Indias orientales y otros lugares”13. Se habían planificado las misiones de estas y otras áreas, pero los misioneros aún no habían llegado o no habían establecido ramas permanentes en ellas. Si bien unos pocos intentos por establecer misiones fuera de los Estados Unidos y Europa durante la vida de José Smith dieron un fruto limitado, la mayoría de estos planes ambiciosos permanecieron estancados hasta la década de 1850.

Orson Hyde, un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, viajó a Jerusalén para dedicar la Tierra Santa para el regreso de los judíos, aunque no estableció una misión permanente allí14. A partir de la década de 1850, una misión próspera en Dinamarca abrió la puerta a nuevas misiones en Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia. Addison Pratt, que encabezó las primeras misiones del Pacífico, estableció una rama en Tahití, y su esposa, Louisa Barnes Pratt, trabajó con Caroline Crosby y otros misioneros para iniciar una escuela infantil y enseñar labores domésticas a las isleñas15. Las misiones de comienzos de la década de 1850 a China, India, Chile, Francia, Italia y Sudáfrica produjeron un número pequeño de conversos, la mayoría de los cuales se alejaron de la Iglesia o emigraron a Utah. Muchos de esos lugares tendrían que esperar décadas hasta la primera presencia permanente de misioneros y la formación de ramas de la Iglesia.

La obra misional a mediados del siglo XIX

Los misioneros de mediados del siglo XIX solían ser hombres casados de entre 30 y 40 años. A menudo se les llamaba en reuniones de conferencias de la Iglesia y con frecuencia dejaban atrás a sus esposas, hijos y ocupaciones para servir entre uno y tres años. La edad de los misioneros y la duración de su servicio variaba, siendo en gran parte los propios misioneros los que determinaban la fecha de su relevo. Un puñado de mujeres acompañó a sus esposos; solían ser las esposas de los presidentes de misión o de otros misioneros cuyos llamamientos los llevaban a lugares remotos durante largos períodos de tiempo. Se solía ordenar a los misioneros al oficio de Setenta en el Sacerdocio de Melquisedec y a menudo se les llamaba a servir en una misión en su tierra natal o en la de sus padres. La Misión Británica fue la más grande en cuanto al número de misioneros y conversos, aunque las misiones de los Estados Unidos crecieron progresivamente a finales del siglo XIX.

Pausa misional

Diez años después de que los Santos llegaran al valle del Lago Salado, aumentó la hostilidad entre la Iglesia y el gobierno de los Estados Unidos. La guerra de Utah de 1857–1858 derivó en una pausa en la obra misional que se prolongó hasta la década de 1860. Las labores proselitistas prosiguieron en Gran Bretaña y Europa occidental, pero disminuyeron en los Estados Unidos y en otros lugares. El promedio de duración de una misión se redujo a menos de un año. Incluso después de esa pausa, la obra misional creció lentamente debido a la oposición que tuvieron que enfrentar los Santos por la práctica del matrimonio plural. Aun así, los líderes de la Iglesia siguieron organizando misiones con límites geográficos fijos y con presidentes de misión, y llamaron a un número cada vez mayor de hombres más jóvenes (y con el tiempo, también de mujeres) como proselitistas de tiempo completo para cubrir la demanda de misioneros en todo el mundo16.