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Jesucristo elegido para ser el Salvador


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ilustración de Jesucristo y el Padre Celestial

Estudio doctrinal

Jesucristo elegido para ser el Salvador

Cuando en el mundo preterrenal de los espíritus se nos presentó el plan para nuestra salvación, nos sentimos tan felices que nos regocijamos (véase Job 38:7). Comprendimos también que todos pecaríamos. Nuestro Padre Celestial sabía que necesitaríamos ayuda para regresar a Él, de modo que eligió a Jesucristo para que fuese nuestro Salvador.

Reseña

Cuando en el mundo preterrenal de los espíritus se nos presentó el plan para nuestra salvación, nos sentimos tan felices que nos regocijamos (véase Job 38:7). Comprendimos que tendríamos que dejar nuestro hogar celestial durante algún tiempo… Mientras estuviésemos lejos, todos cometeríamos pecados y algunos nos desviaríamos del camino. Nuestro Padre Celestial sabía que necesitaríamos ayuda, por lo que planeó la manera de ayudarnos.

Necesitábamos un Salvador que pagara nuestros pecados y nos enseñara la manera de regresar a nuestro Padre Celestial. Nuestro Padre dijo: “¿A quién enviaré?” (Abraham 3:27). Jesucristo, que se llamaba Jehová, dijo: “Heme aquí; envíame” (Abraham 3:27; véase también Moisés 4:1–4).

Jesús estuvo dispuesto a venir a la tierra, dar Su vida por nosotros y tomar sobre Sí nuestros pecados. Él, al igual que nuestro Padre Celestial, deseaba que decidiéramos si íbamos a obedecer los mandamientos de nuestro Padre Celestial, pero a la vez sabía que debíamos tener la libertad de escoger a fin de demostrar que éramos dignos de obtener la exaltación. Jesús dijo: “Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre” (Moisés 4:2).

Satanás, que se llamaba Lucifer, también vino y dijo: “Heme aquí, envíame a mí. Seré tu hijo y redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra” (Moisés 4:1)… En el plan de Satanás no se nos permitiría elegir; él nos privaría de la libertad de escoger que nuestro Padre nos había dado. Satanás deseaba recibir toda la honra por nuestra salvación. Bajo su propuesta, se habría frustrado el propósito de venir a la tierra (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, 2003, págs. 227–228).

Después de escuchar a Sus dos hijos, nuestro Padre Celestial dijo: “Enviaré al primero” (Abraham 3:27).

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  • Guía para el Estudio de las Escrituras, “Jesucristo

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El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, Liahona, mayo de 2017

Preexistencia y Preordinación del Cristo”, Jesús el Cristo, capítulo 2

Revistas de la Iglesia

Michael R. Morris, “¿Por qué es importante Jesucristo en mi vida?”, Liahona, enero de 2015

La misión divina de Jesucristo: Salvador y Redentor”, Liahona, abril de 2014

Jesucristo es nuestro Salvador”, Amigos, marzo de 2013

Ana Maria Coburn y Cristina Franco, “Jesucristo es mi Salvador y Redentor”, Amigos, abril de 2011

Jesucristo es la figura central del plan de nuestro Padre Celestial”, Liahona, febrero de 2010

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