“Ministrar”, Temas y preguntas, 2023
Reseña
Ministrar
Ministrar consiste en cuidar de los demás a la manera de Cristo. Está motivado por nuestro deseo de cumplir el mandamiento de amar a nuestro prójimo e incluye el servicio a las personas, fruto de nuestra preocupación por su bienestar espiritual y temporal.
El Salvador ejemplificó la ministración durante Su vida. Él “sonrió, habló, caminó, escuchó, dedicó tiempo, animó, enseñó, alimentó y perdonó”. El Salvador nos pide que sigamos Su ejemplo de “am[arnos] unos a otros; como yo os he amado”.
Ministramos de manera natural a nuestra familia, a las personas que amamos y a quienes nos rodean. Además, en los barrios recibimos asignaciones como hermanos y hermanas ministrantes para cuidar a los miembros del barrio de manera organizada. Nos aseguramos de que todos estén atendidos y de que nadie quede olvidado.
Bajo la dirección del obispo, y trabajando en conjunto, las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro supervisan las labores de ministración. Por lo general, cada hermana adulta tiene dos hermanas ministrantes que están asignadas a cuidar de ella, y cada hogar tiene dos hermanos ministrantes asignados a cuidar de los miembros de la familia. En ocasiones se puede asignar a matrimonios que sean compañeros ministrantes a fin de satisfacer mejor las necesidades de los miembros. A partir del mes de enero del año en que cumplen catorce años, se puede asignar a los hombres y a las mujeres jóvenes a servir como compañeros ministrantes de personas adultas.
En calidad de hermanos y hermanas ministrantes, participamos en entrevistas trimestrales de ministración, en las que hablamos con nuestros líderes acerca de nuestra labor, así como de los puntos fuertes y las necesidades específicas de las personas a las que ministramos.
Las labores de ministración pueden adoptar muchas formas. En la medida de lo posible, los hermanos y las hermanas ministrantes visitan a los miembros en sus casas. También puede haber interacciones en los centros de reuniones o en la comunidad. Los métodos que se utilicen pueden ser diversos, desde cualquier tipo de servicio hasta una visita, una llamada telefónica, un mensaje de correo electrónico o un mensaje de texto. Cada persona es única y la ministración eficaz es individualizada y guiada por el Espíritu. Por medio de la oración y la inspiración seremos bendecidos para saber cómo ministrar como lo hizo el Salvador.
Cuando ministramos, representamos a Jesucristo al velar, edificar y fortalecer a las personas que nos rodean. También las invitamos a venir a Cristo y a progresar por la senda de los convenios. El élder Jeffrey R. Holland nos invitó a trabajar “hombro a hombro con el Señor de la viña, dando al Dios y Padre de todos nosotros una mano de ayuda con Su asombrosa tarea de contestar oraciones, dar consuelo, secar lágrimas y fortalecer las rodillas débiles”.