Biblioteca
Hijos de Dios


“Hijos de Dios”, Temas y preguntas, 2023

Imagen
niños con Dios

Guía para el estudio del Evangelio

Hijos de Dios

La característica que define a cada persona sobre la tierra

Imagine que se encuentra con alguien por primera vez y esa persona le dice: “Hábleme de usted”. ¿Qué le diría? Dependerá del contexto, por supuesto, pero los hechos que decida compartir pueden decir mucho acerca de cómo se ve a sí mismo y cómo desea que otras personas lo vean.

Hay un hecho sobre usted que es más importante que todos los demás, y aunque tal vez no lo mencione al presentarse, es más fundamental para su identidad que su nombre, su ciudad de origen o sus intereses personales. Es el hecho de que usted es hijo de Dios. Él es su Padre. Así como usted tiene padres terrenales de los cuales ha heredado rasgos físicos, también es “un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, [usted] tiene una naturaleza y un destino divinos”1. ¿De qué manera influye ese hecho en la forma en que se ve a sí mismo? ¿Cómo podría cambiar eso su enfoque hacia los desafíos y las oportunidades de la vida?

¿Qué significa ser hijo de Dios?

Todos los seres humanos son hijos e hijas de un amoroso Padre Celestial. Como hijo literal de Dios, engendrado espiritualmente en la vida preterrenal, cada persona tiene un potencial divino y eterno (véase Romanos 8:16–17).

Reseña del tema: Hijos procreados como espíritus por padres celestiales

Guías para el estudio del Evangelio relacionadas: Dios el Padre, Plan de Salvación, Vida preterrenal

Sección 1

Dios no es solo Su Creador; Él es su Padre

Imagen
una familia sonriente

Todos tenemos un padre terrenal y ninguno de esos padres es perfecto. Sin embargo, no importa cuáles sean nuestras experiencias con los padres y la paternidad en la tierra, también tenemos un Padre Celestial que es todo lo que un padre debe ser: amoroso, comprensivo, sabio, abnegado, comprometido con el éxito de usted. El Ser más poderoso y glorioso del universo lo ama como Su preciado hijo. Él lo comprende a la perfección y sabe con exactitud lo que necesita para crecer, progresar y hallar gozo eterno. Títulos como “Ser Supremo”, “Creador” y “Rey Todopoderoso” sin duda se aplican a Él, pero sobre todo, Él desea que lo conozca como “Padre”.

Algo en qué pensar

  • Moisés aprendió en una visión celestial que era un hijo de Dios. Lea acerca de su experiencia en Moisés 1:1–11. También observe en los versículos 12–18 cómo ese conocimiento ayudó a Moisés cuando Satanás trató de tentarlo. Medite en cómo el recordar que usted es un hijo de Dios puede ayudarlo en momentos de tentación.

  • El élder Brian K. Taylor contó una historia de una joven que dijo: “¡Saber que soy una hija de Dios es el conocimiento más transcendental que poseo!”. Lea acerca de ella en “¿Soy un hijo de Dios?2 para averiguar por qué dijo eso. ¿Por qué el saber que Dios era su Padre marcó una gran diferencia en la vida de la joven? ¿Qué diferencia puede marcar en la vida de usted?

  • ¿Alguna vez ha creado algún tipo de manualidad u obra de arte? O tal vez haya creado algo como un horario, un presupuesto o una comida. Considere cómo su relación con lo que creó difiere de la relación entre un padre y un hijo. Piense en ello al meditar en estos pasajes de las Escrituras: Gálatas 4:6–7; 1 Juan 3:2. ¿Por qué es importante para usted saber que es una hija o un hijo de Dios y no solo una creación Suya?

Actividad para aprender con otras personas

  • Para enseñar acerca de nuestro potencial como hijos de Dios, consideren cómo podrían ilustrar que los padres y sus hijos comparten rasgos físicos. Tal vez podrían mostrar imágenes de padres e hijos y buscar similitudes. Luego podrían leer algunos pasajes de las Escrituras acerca de los rasgos del Padre Celestial, tales como estos:

    ¿Qué evidencia de esos rasgos vemos los unos en los otros? ¿Cómo podemos desarrollarlos más y llegar a ser más como nuestro Padre Celestial?

Para obtener más información

Sección 2

Trate a todos como hijos de Dios

Imagen
unas mujeres hablando

Es habitual escuchar a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llamarse “hermano” y “hermana”. Como explicó el presidente Henry B. Eyring, estas palabras “no son solo saludos amistosos ni apelativos afectuosos para nosotros. Son la expresión de una verdad eterna: Dios es el Padre literal de todo el género humano; cada uno de nosotros es parte de Su familia eterna”3. Esta sencilla verdad tiene el poder de transformar la forma en que nos tratamos unos a otros. Es posible que seamos diferentes en nuestros pensamientos, acciones y apariencia física, pero esas diferencias son mucho más fáciles de apreciar y respetar cuando recordamos que, hablando espiritualmente, todos somos familia.

Algo en qué pensar

  • El Libro de Mormón habla de dos grupos de personas —los nefitas y los lamanitas— que fueron enemigos feroces durante muchas generaciones; pero hubo ocasiones en que ambos grupos superaron su odio y se trataron unos a otros como hermanos y hermanas. Lea acerca de esas experiencias en Mosíah 28:1–3; Alma 26:23–31; 27:20–24; 4 Nefi 1:1–3, 14–18. Mientras lee, medite en lo que puede hacer para ayudar al Salvador a llevar paz a la familia de Dios.

  • Es probable que las personas a las que vea por primera vez no se presenten como hijos de Dios, pero puede pensar en ellas de esa manera cuando las conozca. ¡Inténtelo! Y cada vez que se sienta tentado a pensar mal de alguien, reemplace ese pensamiento con: “Esta persona es un hijo de Dios”. Fíjese en cómo influye en la forma en que se siente con respecto a las personas y en la forma en que las trata.

Actividad para aprender con otras personas

  • Consideren mostrar fotos de personas de diversas razas, culturas y orígenes. Hablen acerca de las muchas maneras en que las personas son similares unas a otras. Analicen por qué Dios desea que siempre respetemos y tratemos a los demás con bondad.

Para obtener más información