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Conversión


“Conversión”, Temas y preguntas, 2023

una mujer mira por una ventana

Reseña

Conversión

La conversión entraña un cambio de comportamiento, pero va más allá de esto; se trata de un cambio en nuestra naturaleza misma. Es un cambio tan significativo que el Señor y Sus profetas se refieren a él como un nuevo nacimiento, un cambio de corazón y un bautismo de fuego. El Señor dijo:

“No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, tribu, lengua y pueblo, deban nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído, a un estado de rectitud, siendo redimidos por Dios, convirtiéndose en sus hijos e hijas;

“y así llegan a ser nuevas criaturas; y a menos que hagan esto, de ningún modo pueden heredar el reino de Dios”.

La conversión es un proceso, no un acontecimiento. Viene como resultado de nuestros esfuerzos justos por seguir al Salvador. Dichos esfuerzos incluyen ejercer la fe en Jesucristo, arrepentirse del pecado, ser bautizado, recibir el don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin en la fe.

Si bien la conversión es algo milagroso y nos cambia la vida, se trata de un milagro silencioso. Las visitaciones de ángeles y otros sucesos espectaculares no producen la conversión. Incluso Alma, que vio un ángel, se convirtió solo después de haber “ayunado y orado muchos días” para tener un testimonio de la verdad. Y Pablo, quien vio al Salvador resucitado, enseñó que “nadie puede afirmar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo”.

El Libro de Mormón ofrece descripciones de personas que se han convertido al Señor:

Desean hacer lo bueno. El pueblo del rey Benjamín declaró: “El Espíritu del Señor Omnipotente […] ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente”. Alma habló de ciertas personas que “no podían ver el pecado sino con repugnancia”.

No se rebelan contra el Señor. Mormón habló sobre un grupo de lamanitas que habían sido inicuos y sanguinarios, pero que “fueron convertidos al Señor”. Aquel pueblo se cambió el nombre a anti–nefi–lehitas y “se convirtieron en un pueblo justo; abandonaron las armas de su rebelión de modo que no pugnaron más en contra de Dios, ni tampoco en contra de ninguno de sus hermanos”.

Comparten el Evangelio. Enós; Alma, padre; Alma, hijo; los hijos de Mosíah; Amulek y Zeezrom se dedicaron a predicar el Evangelio después de convertirse al Señor.

Están llenos de amor. Después de que el Salvador resucitado visitó al pueblo de las Américas, “se convirtió al Señor toda la gente sobre toda la faz de la tierra, tanto nefitas como lamanitas; y no había contenciones ni disputas entre ellos, y obraban rectamente unos con otros […].

“Y ocurrió que no había contenciones en la tierra, a causa del amor de Dios que moraba en el corazón del pueblo.

“Y no había envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni lascivias de ninguna especie; y ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios.

“No había ladrones, ni asesinos, ni lamanitas, ni ninguna especie de -itas, sino que eran uno, hijos de Cristo y herederos del reino de Dios”.

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