Sociedad de Socorro

Reseña

La Sociedad de Socorro es la organización de las mujeres de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su propósito es ayudar a preparar a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna al aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación; al fortalecer a las personas, las familias y los hogares mediante las ordenanzas y los convenios; y al trabajar en unidad para ayudar a los necesitados.

Todas las mujeres adultas de la Iglesia son miembros de la Sociedad de Socorro. A través de la Sociedad de Socorro, las hermanas “reciben una perspectiva y una certeza de su identidad como hijas de Dios” mediante una vida con un propósito y un rumbo (Hijas en Mi reino: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro, 2011, pág. 189). Además, las hermanas aumentan su autosuficiencia, expanden sus talentos, amplían su conocimiento, fortalecen familias y tienden la mano a los necesitados. Esas oportunidades de ministrar, liderar y enseñar afianzan a las mujeres en sus esfuerzos por llegar a ser discípulas de Jesucristo.

La Primera Presidencia ha declarado: “Les testificamos que el Señor ha restaurado la plenitud del Evangelio por medio del profeta José Smith y que la Sociedad de Socorro es una parte importante de esa restauración” (Hijas en Mi reino, pág. IX).

La Sociedad de Socorro se organizó en marzo de 1842 por conducto del profeta José Smith. En un principio, se denominó la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo, y se escogió a Emma Hale Smith, la esposa de José Smith, como su primera presidenta. Poco antes de que José Smith organizara la Sociedad de Socorro, explicó que las hermanas se organizarían “de acuerdo con el modelo de[l] [sacerdocio]”. Además, enseñó que “la Iglesia nunca estuvo perfectamente organizada hasta que se organizó a las mujeres de esa manera” (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 480).

“Aunque se conoce poco en cuanto a alguna organización formal de mujeres en el Nuevo Testamento, las evidencias sugieren que estas fueron participantes de suma importancia en el ministerio del Salvador” (Hijas en Mi reino, pág. 3). Pablo escribió a los santos romanos: “Os encomiendo a Febe, nuestra hermana, quien está al servicio de la iglesia que está en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que a ella le sea menester; porque ella ha ayudado a muchos y también a mí mismo” (Romanos 16:1–2).

Los registros históricos de la Iglesia en nuestra dispensación describen la dedicación de las primeras mujeres de la Sociedad de Socorro conforme daban testimonio del evangelio de Jesucristo y servían a los enfermos y a los pobres que había entre ellas a fin de edificar el Reino de Dios. La Sociedad de Socorro ha ofrecido a las mujeres Santos de los Últimos Días oportunidades de extender su esfera de influencia y de bendecir sus familias, barrios, estacas, comunidades y naciones. A lo largo de su historia, las miembros de esta organización han alzado la voz en cuanto a cuestiones relevantes de su época. La Sociedad de Socorro sigue ofreciendo tales oportunidades a las mujeres de hoy en día.

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