“Consagración”, Temas y preguntas, 2023
Guía para el estudio del Evangelio
Consagración
Dedicar algo para un propósito santo
¿Alguna vez le ha importado tanto una persona que haría cualquier cosa por ella? Dedicarse a esa persona requiere tiempo y perseverancia, pero también profundiza la relación entre ambos.
Este tipo de dedicación voluntaria nos recuerda lo que significa consagrarnos al Señor. Por medio de la consagración, nos dedicamos a Dios porque lo amamos y, al hacerlo, fortalecemos nuestra relación con el Padre Celestial y Jesucristo.
¿Qué es la consagración?
La consagración es apartar algo como sagrado para la obra del Señor. Los Santos de los Últimos Días voluntariamente dedican su tiempo, talentos y medios para establecer el Reino de Dios. Tal como enseñó el élder David A. Bednar, la consagración “está motivada por la caridad y produce un mayor deseo de servir”. En el templo, los miembros de la Iglesia hacen convenio de vivir la ley de consagración. La forma más elevada de consagración es dar todo lo que somos y todo lo que podemos llegar a ser para edificar el Reino de Dios.
Reseña del tema: Consagración
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Sección 1
Por medio de la consagración, el Señor nos ayuda a llegar a ser santos como Él
Cuando consagramos algo a Dios, lo dedicamos para la edificación del Reino del Señor. Cuando consagramos algo a Dios debido a nuestro amor por Él, se convierte en algo santo.
Si bien podemos consagrar nuestro tiempo, talentos y medios al Señor, “la consagración total es la renuncia de sí mismo para entregarse a Dios”. En ese sentido, la consagración no es en realidad un acontecimiento ni un ritual en el que se renuncia a algo, sino que es un proceso que nos ayuda a llegar a conocer al Padre Celestial y a Jesucristo. Al seguir el ejemplo de Jesucristo de vivir una vida consagrada, podemos llegar a ser santos como Él.
Algo en qué pensar
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Se necesita tiempo y esfuerzo para consagrarnos a Dios. Considere leer Doctrina y Convenios 4:2 y meditar en lo que significa servir a Dios con “todo [su] corazón, alma, mente y fuerza”. ¿Cómo puede acercarse un poco más a consagrar “todo” al Señor? ¿Podría consagrarle algo que lo ayudaría a conocerlo mejor? Actúe de acuerdo con toda impresión que reciba.
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El Señor también puede bendecirnos al consagrar, o santificar, nuestras pruebas. En el Libro de Mormón, Lehi le dijo a su hijo Jacob que el Señor “consagrará tus aflicciones para tu provecho”. Lea sus palabras en 2 Nefi 2:1–2. ¿De qué manera ha consagrado el Señor sus desafíos para su bien? ¿Cómo lo ha ayudado Él a utilizar esas experiencias para bendecir la vida de otras personas? Anote cualquier pensamiento que tenga acerca de cómo sus pruebas lo han hecho más santo y lo han acercado más a Cristo.
Actividades para aprender con otras personas
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En un discurso de un devocional mundial de 2017 titulado “Los profetas, el liderazgo y la ley divina”, el presidente Russell M. Nelson invitó a los jóvenes adultos a consagrar parte de su tiempo a estudiar acerca de Jesucristo y dijo: “Si aprenden todo lo que puedan acerca de Jesucristo, les prometo que su amor por Él, y por las leyes de Dios, crecerá más allá de lo que actualmente se imaginan. Les prometo también que su capacidad de alejarse del pecado aumentará; que su deseo de guardar los mandamientos se intensificará; que tendrán mayor capacidad para alejarse del entretenimiento y de los enredos de aquellos que se burlan de los seguidores de Jesucristo”. Repase con los demás el discurso del presidente Nelson y luego escuche o cante con ellos el himno “Take Time to Be Holy [Dedica tiempo a ser santo]” [disponible en inglés]. ¿Cómo puede ayudarles a volverse santos el consagrar su tiempo al estudio acerca de Jesucristo? Tal vez podrían expresar ideas sobre cómo dedicar mejor su tiempo a aprender acerca de Él. Actúen de acuerdo con toda impresión que reciban.
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Consagrar algo a Dios para Su uso puede parecer difícil, pero una vida consagrada en realidad se construye por medio de las decisiones sencillas que tomamos cada día. En la Conferencia General de abril de 2015, el presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó: “Con paciencia y persistencia, hasta el más pequeño acto de discipulado o la chispa más pequeña de creencia puede tornarse en una ardiente fogata de una vida consagrada. De hecho, así es como empiezan la mayoría de las fogatas: con una simple chispa”. Miren este video que muestra cómo se enciende una hoguera o, si se encuentran en un lugar donde sería seguro hacerlo, enciendan una fogata juntos. Analicen las cosas aparentemente pequeñas y cotidianas que podrían consagrar al Señor para ayudarles a llegar a ser más santos como Él.
Más información
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Dieter F. Uchtdorf, “De todo corazón”, Liahona, mayo de 2022, págs. 122–124
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D. Todd Christofferson, “Reflexiones sobre una vida consagrada”, Liahona, noviembre de 2010, págs. 16–19
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Neal A. Maxwell, “Consagra tu acción”, Liahona, diciembre de 2008, págs. 20–24
Sección 2
En los templos, los Santos de los Últimos Días hacen convenio de obedecer la ley de consagración
En la Casa del Señor, los Santos de los Últimos Días hacen convenio de vivir la ley de consagración. Al vivir la ley de consagración, los miembros ayudan a atender las necesidades físicas y espirituales de los demás y a promover la obra del Señor sobre la tierra. Guardar el convenio de vivir la ley de consagración puede traer consigo muchas bendiciones, entre ellas “un mayor acceso al poder de Dios y al amor, la paz, el consuelo y el gozo duraderos”.
Algo en qué pensar
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La ley de consagración es eterna. En la antigüedad, los seguidores de Dios la vivieron en diferentes épocas y fue restaurada en los últimos días. Podría leer acerca de la consagración en Hechos 4:32; 4 Nefi 1:1–3; y Moisés 7:18. ¿Qué cree que signifique tener “todas las cosas en común” y ser “uno en corazón y voluntad” con los demás? ¿Cómo puede seguir esos ideales a medida que se esfuerza por vivir la ley de consagración? Escriba las impresiones que reciba y luego actúe de acuerdo con ellas.
Actividades para aprender con otras personas
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Una manera en que podemos vivir la ley de consagración es ayudando a los demás a satisfacer sus necesidades temporales y espirituales. En grupo, lean Mosíah 4:26 y luego canten el himno “¿En el mundo he hecho bien?”. Hablen acerca de las maneras en que pueden ayudar a los necesitados por medio de la ministración, el diezmo, las ofrendas de ayuno, los proyectos humanitarios y otros tipos de servicio, o incluso podrían planificar un acto de servicio como grupo. También podrían contar experiencias personales que demuestren cómo el ayudar a alguien necesitado ha bendecido su vida y los ha acercado más a Jesucristo.
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Otra forma en que vivimos la ley de consagración es cuando hacemos todo lo posible por cumplir con nuestros llamamientos y asignaciones de la Iglesia. El presidente Henry B. Eyring enseñó: “El llamamiento a servir debe ser, principalmente, un asunto del corazón. Llegamos a conocer al Maestro al entregarle por completo nuestro corazón y guardar Sus mandamientos. Con el tiempo, [mediante el poder de la Expiación], nuestro corazón cambia y podemos llegar a ser como Él”. Invite a los miembros del grupo a pensar en alguien de su vida que haya servido en un llamamiento con todo su corazón. Compartan los unos con los otros lo que han aprendido del ejemplo de vida consagrada de esa persona y cómo creen que ha marcado una diferencia en la vida de otras personas.
Más información
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Henry B. Eyring, “Oportunidades para hacer el bien”, Liahona, mayo de 2011, págs. 22–26
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Temas de la historia de la Iglesia, “Consagración y mayordomía”, Biblioteca del Evangelio