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2 Corintios 1-3: El Espíritu vivifica


2 Corintios 1–3

El Espíritu vivifica

Muchas personas que se unen a la Iglesia pasan por un período de transición en el que todavía siguen aprendiendo acerca de los principios básicos del Evangelio y de las normas y las prácticas que son exclusivas para los miembros de la Iglesia. El bautismo no hace olvidar automáticamente a los miembros nuevos las enseñanzas y las prácticas falsas que una vez siguieron.

Los santos corintios no eran diferentes en ese respecto. En 2 Corintios 1–3 leerás que fue necesario recordarles principios básicos del Evangelio que son fundamentalmente importantes para el bienestar espiritual. ¿Por qué fortaleció en la fe a esos santos el modo amoroso de enseñar de Pablo?

La comprensión de las Escrituras

2 Corintios 1

Abrumados sobremanera (vers. 8)—Agobiados con un peso sin medida.

Humana (vers. 12)—Mundana.

Al proponerme (vers. 17)—Al haber trazado un plan.

Arras (vers. 22)—Promesa.

2 Corintios 2

El olor (vers. 14–16)—El olor agradable.

2 Corintios 3

El ministerio de muerte, el ministerio de condenación (vers. 7–9)—La ley de Moisés.

El ministerio del espíritu, el ministerio de justificación (vers. 8–9)—La plenitud del Evangelio de Jesucristo.

Abolido (vers. 13)—Quitado, quedar sin vigencia.

Velo (vers. 14–16)—Lo que obstruye o limita la visión o el entendimiento.

2 Corintios 3:2–4—“Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones”

El élder Bruce R. McConkie dijo: “En definitiva, el Evangelio no está escrito sobre tablas de piedra ni en libros de Escritura, sino en el cuerpo de las personas fieles y obedientes; por ello, los santos son epístolas vivientes de la verdad, los libros de cuyas vidas están abiertos para que todos lean” (Doctrinal New Testament Commentary, tomo II, pág. 414).

2 Corintios 3:6—“La letra mata, mas el Espíritu vivifica”

El presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, enseñó: “Del mismo modo, Pablo dijo: ‘…porque la letra mata, mas el espíritu vivifica’. No sólo debemos evitar el mal y no sólo debemos hacer el bien, sino lo más importante es que debemos hacer lo que es de mayor valor. Debemos concentrarnos en las cosas internas del corazón, las que intuitivamente conocemos y valoramos, y que no obstante muchas veces dejamos a un lado por lo que es trivial, superficial o arrogante” (“Lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”, Liahona, enero de 1998, pág. 66).

El presidente Ezra Taft Benson dijo: “En esta obra es el Espíritu lo que cuenta” (“Una responsabilidad sagrada”, Liahona, julio de 1986, pág. 70).

El estudio de las Escrituras

Al estudiar 2 Corintios 1–3, realiza dos de las actividades siguientes (A–C).

  1. Haz un resumen por escrito

    La vida terrenal trae dificultades. Aun Jesucristo tuvo que sufrir como parte de Su experiencia mortal. En 2 Corintios 1:3–7 aprendemos acerca de algunas de las bendiciones que podemos recibir como resultado de nuestras tribulaciones. Cuando leas este pasaje, resume cada uno de los versículos con una frase u oración que escribas con tus propias palabras.

  2. ¿Qué enseñarías?

    Estudia 2 Corintios 2:1–11 y Doctrina y Convenios 64:10. Basándote en la información que contienen esos pasajes de las Escrituras, indica lo que enseñarías a una persona amiga que se encontrara en las siguientes situaciones:

    1. Tu amiga Roberta se siente muy resentida hacia su padre, que ha sido excomulgado de la Iglesia. Te pregunta por qué debiera ella perdonarlo.

    2. Ricardo usó el automóvil de tu amigo sin pedirle permiso para hacerlo. Después lo chocó y el vehículo quedó destrozado, pero él no tiene dinero para hacerlo reparar. Le ha pedido perdón a su amigo.

  3. Completa las oraciones

    Cuando leas 2 Corintios 3:2–18 y la sección “La comprensión de las Escrituras”, busca los conceptos que completen las siguientes oraciones:

    1. El decir que nuestras epístolas están escritas “en tablas de carne del corazón” quiere decir que…

    2. El Espíritu vivifica (o da vida) al Evangelio por motivo de que…

    3. Moisés ponía un velo sobre su rostro, como un símbolo del hecho de que los del pueblo ponían un velo en sus mentes ante la palabra de Dios (en lugar de leer y entender), pero Jesucristo…

    4. Cuando seguimos a Jesucristo, nuestros rostros…