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Romanos 11: El Evangelio es para todos los hijos de Dios


Romanos 11

El Evangelio es para todos los hijos de Dios

Muchas personas, por motivo de su rectitud en la existencia preterrenal, reciben la bendición de nacer en la casa de Israel. Sin embargo, si escogen no vivir el Evangelio, pierden sus bendiciones. Los gentiles, que no son originariamente de la casa de Israel, pueden recibir todas las bendiciones del Evangelio si hacen convenios con el Señor y los guardan (véase 2 Nefi 30:2). Nuestro Padre Celestial desea que todos Sus hijos disfruten de las bendiciones que brinda el Evangelio.

La comprensión de las Escrituras

Romanos 11

Remanente (vers. 5)—Algunos que quedan y que creen.

Provocarles, provocarlos (vers. 11, 14)—Incitarlos.

Reconciliación (vers. 15)—La restauración de la armonía.

No te jactes contra las ramas (vers. 18)—Aprecia el valor de tu patrimonio.

No te ensoberbezcas (vers. 20)—No te llenes de soberbia u orgullo.

Romanos 11:25—“La plenitud de los gentiles”

El élder Bruce R. McConkie enseñó lo siguiente con respecto a “la plenitud de los gentiles”: “A lo largo de los casi dos mil años que transcurrieron entre Abraham y Cristo, los estatutos y los juicios de Dios se reservaron casi exclusivamente para los descendientes de Abraham y para la casa de Israel. Durante el ministerio terrenal de nuestro Señor, el mensaje se limitó a Israel, a los judíos, y no se ofreció a los gentiles. Después de la resurrección de Jesús, Pedro abrió las puertas a la predicación del Evangelio a los gentiles, y Pablo llegó a ser el principal defensor y maestro apostólico de ellos. De ese modo, vemos que hubo un período o un tiempo designado para que los judíos oyeran la palabra y, después, un período o un tiempo para que los gentiles tuviesen precedencia. El tiempo de los gentiles es el período durante el cual el Evangelio se lleva a ellos con preferencia, y eso continuará hasta que hayan tenido todas las oportunidades de aceptar la verdad o, en otras palabras, hasta la plenitud de los gentiles. Entonces el mensaje irá de nuevo a los judíos, es decir, a los judíos como nación y como pueblo” (Doctrinal New Testament Commentary, tomo II, pág. 290).

Romanos 11:1–5—La elección por gracia

El plan de nuestro Padre Celestial supone el que todos Sus hijos tengan la oportunidad de aceptar o de rechazar el Evangelio. Para asegurar eso, fueron escogidos espíritus para venir a la tierra por conducto del linaje de Abraham con la responsabilidad de enseñar el Evangelio a sus hermanos y hermanas (véase Abraham 2:9–11). Nuestro Padre Celestial “eligió” a esos espíritus conforme a Su “presciencia” con respecto a ellos en la existencia preterrenal y los capacitó para que fuesen Sus ministros en la vida terrenal (véase D. y C. 138:55–56). Esta “elección por gracia” confiere a los miembros de la Iglesia la misión de cumplir con esta responsabilidad en nuestra época (véase Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, tomo II, págs. 273–275).

Romanos 11:16–25—“…injertado en lugar de ellas”

Cuando las ramas de los árboles frutales comienzan a morir, el hortelano puede desgajarlas e injertar en ellas ramas nuevas de un árbol sano. Si eso se hace correctamente, las ramas nuevas crecerán y serán parte de ese árbol viejo. Pablo empleó el ejemplo del injertar para explicar la forma en la que los gentiles pueden recibir todas las bendiciones de Israel. Puesto que los del pueblo del convenio del Señor de la casa de Israel no siempre son fieles, como las ramas muertas de un árbol frutal, el Señor puede desgajarlos y reemplazarlos con ramas nuevas de otro árbol. Pablo enseñó que los gentiles conversos son ramas nuevas “injertad[as] en lugar” del árbol de Israel (Romanos 11:17).

El estudio de las Escrituras

Al estudiar Romanos 11, realiza las actividades A y B.

  1. Escogido para enseñar el Evangelio

    Lee sobre la elección por gracia en la sección “La comprensión de las Escrituras” de Romanos 11:1–5. En seguida, escribe un párrafo breve acerca de lo que esa doctrina significa para ti personalmente.

  2. La parábola del olivo

    Pablo enseñó que las ramas naturales del olivo representan a los judíos y que las ramas silvestres representan a los gentiles. Haz dos columnas y escribe en la parte de arriba de una Ramas naturales y en la parte de arriba de la otra Ramas silvestres. A medida que vayas leyendo Romanos 11:17–24, anota en la columna correspondiente lo que aprendas acerca de cada una de ellas. Las preguntas que se hacen a continuación podrían serte útiles:

    1. ¿Por qué fueron desgajadas las ramas naturales?

    2. ¿Por qué fue necesario injertar en el olivo ramas silvestres?

    3. ¿Qué advertencia hace Pablo a las ramas silvestres?

    4. ¿Qué has aprendido con respecto al modo como el Señor trata a todos Sus hijos?