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Capítulo 20: Doctrina y Convenios 51–56


Capítulo 20

Doctrina y Convenios 51–56

Introducción y cronología

Los santos de Colesville, Nueva York, llegaron a Ohio en mayo de 1831, y el obispo Edward Partridge fue el responsable de hacer los arreglos para su establecimiento. A fin de ayudar al obispo Partridge, el Señor dio al profeta José Smith la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 51. En esa revelación, el Señor instruyó al obispo Partridge en cuanto a la manera de organizar mayordomías de propiedades y de dinero entre los santos.

Los élderes de la Iglesia se reunieron para una conferencia del 3 al 6 de junio de 1831. El último día de la conferencia, el Señor dio a José Smith la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 52. En dicha revelación, el Señor indicó que la siguiente conferencia debía llevarse a cabo en Misuri y prometió que, en ese lugar, Él daría a conocer la ubicación de la tierra de herencia de los santos. El Señor llamó a ciertos élderes a viajar de dos en dos a Misuri y les indicó cómo podían viajar y predicar el Evangelio. El Señor también reveló una norma para reconocer a los verdaderos seguidores de Jesucristo.

En los días siguientes a la conferencia de junio de 1831, el profeta José Smith recibió las revelaciones que están registradas en Doctrina y Convenios 53–56, las cuales contienen instrucciones para algunos miembros de la Iglesia que vivían en Ohio, pero que pronto se mudarían a Misuri. En esas revelaciones, el Señor se dirigió a Sidney Gilbert, a Newel Knight y a William W. Phelps, y les impartió instrucciones específicas relacionadas con sus asignaciones en la Iglesia y con sus talentos.

A principios de junio de 1831, Ezra Thayre y Thomas B. Marsh fueron llamados a una misión en Misuri (véase D. y C. 52:22); sin embargo, debido al orgullo y el egoísmo, Ezra no estuvo preparado para partir con Thomas. En la revelación registrada en Doctrina y Convenios 56, el Señor revocó el llamamiento misional de Ezra Thayre y llamó a Selah J. Griffin a acompañar al hermano Marsh.

14 de mayo de 1831Los santos de Colesville, Nueva York, llegan a Ohio y se les invita a establecerse como grupo en la granja de Leman Copley en Thompson, Ohio.

20 de mayo de 1831Se recibe Doctrina y Convenios 51.

Mayo–junio de 1831Leman Copley comienza a desalojar a los santos que están viviendo en su propiedad.

3–6 de junio de 1831Se lleva a cabo una conferencia de la Iglesia en Kirtland, Ohio. Durante la conferencia, José Smith ve a Dios el Padre y a Jesucristo, y son ordenados los primeros sumos sacerdotes de esta dispensación.

6–15 de junio de 1831Se reciben Doctrina y Convenios 52–56.

19 de junio de 1831José Smith, Sidney Rigdon y otros salen de Ohio en su primer viaje a Misuri.

Doctrina y Convenios 51: Antecedentes históricos adicionales

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Puerto del Lago Erie

Muchos de los primeros santos que emigraron de Nueva York a Ohio llegaron por barco al puerto Fairport Harbor a orillas del Lago Erie, a unos pocos kilómetros de Kirtland.

A finales de diciembre de 1830 y principios de enero de 1831, el profeta José Smith recibió revelaciones del Señor en las que instruía a los santos que se congregaran en Ohio (véanse D. y C. 37:1, 3; 38:32). La Rama Colesville, que constaba de más de sesenta miembros de la Iglesia, fue uno de los tres grupos de santos que salieron de Nueva York para congregarse en Ohio. Salieron de Colesville, Nueva York, a mediados de abril de 1831, y Newel Knight era su líder. Después de un viaje de un mes, que incluyó demoras a causa de las inclemencias del tiempo, llegaron a Ohio como a mediados de mayo. Según Newel Knight, cuando llegaron “se aconsejó que la Rama Colesville permaneciera junta y que fuera a [una] población cercana llamada Thompson, puesto que un hombre llamado [Leman] Copley era dueño de una extensión de tierra considerable en ese lugar, la cual ofreció a las Autoridades Generales para que la ocuparan” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, editado por Michael Hubbard MacKay y otros, 2013, pág. 315; se estandarizó la ortografía y la puntuación). El obispo Edward Partridge buscó instrucción en cuanto a la manera de proveer para las necesidades de los santos que acababan de llegar, por lo que José Smith preguntó al Señor. En respuesta, el 20 de mayo de 1831 el Profeta recibió la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 51.

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Mapa 2: Algunas ubicaciones importantes de los albores de la historia de la Iglesia
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Mapa 5: La región de Nueva York, Pensilvania y Ohio, Estados Unidos

Doctrina y Convenios 51

El Señor instruye al obispo Edward Partridge en cuanto a supervisar las necesidades temporales de los santos

Doctrina y Convenios 51:1–2. “… organizados conforme a mis leyes”

El obispo Edward Partridge preguntó cómo atender mejor las necesidades temporales de los miembros de la Rama Colesville, y el Señor le mandó organizarlos “conforme a mis leyes” (D. y C. 51:2). El Señor otorga a algunos de Sus siervos la autoridad y la responsabilidad de presidir y dirigir la obra de salvación temporal y espiritual en la Iglesia. Ese deber de organizar la obra es esencial; Dios ha declarado que Su casa es “una casa de orden… y no de confusión” (D. y C. 132:8; véase también D. y C. 88:119). En ese caso, al obispo Partridge se le indicó que organizara a los santos de conformidad con la ley de consagración a fin de atender las necesidades de los inmigrantes de Colesville.

Doctrina y Convenios 51:3–6. “… señal[e] Edward Partridge… su porción a este pueblo, a cada hombre igual”

El Señor mandó al obispo Edward Partridge implementar la ley de consagración entre las familias que habían emigrado de Nueva York y que estaban viviendo en la propiedad de Leman Copley. Esas familias habrían de consagrar sus pertenencias y recursos “mediante un convenio y un título” (D. y C. 42:30). El obispo Partridge debía entonces “señal[ar]… su porción a este pueblo” (D. y C. 51:3), lo cual quería decir que debía dar a cada familia una porción de los recursos de conformidad con sus necesidades, carencias y circunstancias; en algunos casos la familia recibiría más de lo que había consagrado. El obispo había de presentar a cada familia un título por escrito en el que se indicaba que la porción o herencia que había recibido sería su mayordomía particular. Cualquier excedente había de ser preservado por el obispo Partridge y se utilizaría para ayudar a los pobres y necesitados de la Iglesia.

El proceso de consagrar propiedades se haría de conformidad con el principio del albedrío, tal como se explicó en una carta al obispo Partridge firmada por José Smith, Sidney Rigdon, Frederick G. Williams y Martin Harris, con fecha de junio de 1833: “Cada hombre debe ser su propio juez [de] cuánto debe recibir y cuánto permitirá que quede en manos del obispo… El asunto de la consagración se debe llevar a cabo mediante el consentimiento mutuo de ambas partes, puesto que, dar al obispo poder de decir cuánto tendrá cada hombre y que [cada hombre] esté obligado a cumplir con el juicio del obispo, es dar al obispo más poder del que tiene un rey; y, por otro lado, el permitir que cada hombre diga cuánto necesita y que el obispo [esté] obligado a cumplir con su juicio, es lanzar a Sion a la confusión y hacer del obispo un esclavo. El hecho es que debe haber una compensación o equilibro de poder entre el obispo y el pueblo, y de ese modo la armonía y la buena voluntad podrán ser preservadas entre ustedes. Por tanto, quienes consagren propiedades al obispo de Sion y luego reciban una herencia a cambio, deberán mostrar de forma razonable al obispo que [necesitan] tanto como afirman [necesitar]” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 3: February 1833–March 1834, editado por Gerrit J. Dirkmaat y otros, 2014, pág. 153; se estandarizó la ortografía y la puntuación).

Doctrina y Convenios 51:15–17. “… establézcanse en esta tierra como si fueran a vivir en ella muchos años”

Debido a que la fe de Leman Copley flaqueó y quebrantó su convenio de consagrar su tierra, los santos de Colesville ocuparon la granja de él en Thompson, Ohio, solo durante unas pocas semanas. Doctrina y Convenios 51:16 indica que el Señor era consciente de que su estancia sería solo “por una corta temporada”. No obstante, aconsejó a los santos que trabajaran y vivieran como si fueran a permanecer allí muchos años. La mayoría de los santos de Colesville siguieron esas instrucciones. Durante su corta estancia despejaron terrenos, cultivaron la tierra y comenzaron a construir casas, todo lo cual dejaron atrás cuando Leman Copley exigió que se fueran. El Señor más tarde indicó a la Rama Colesville que se trasladara a Misuri a fin de ayudar a establecer el fundamento de Sion (véanse D. y C. 54; 58:6–7).

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Vista de granja de Leman Copley, Thompson, Ohio

Zona de la granja de Leman Copley en Thompson (actualmente Madison), Ohio, en donde invitó a los santos de Colesville, Nueva York, a establecerse.

Doctrina y Convenios 51:19. “… mayordomo fiel, justo y sabio”

Los santos de la Rama Colesville hicieron muchos sacrificios para abandonar sus hogares en Nueva York y trasladarse a Ohio, tal como lo mandó el Señor. Al poco tiempo de haber llegado, se los desalojó de la tierra de Leman Copley y se les mandó que se mudaran nuevamente, esta vez a unos 1450 kilómetros hacia el oeste, al condado de Jackson, Misuri. La promesa de que “el que fuere hallado mayordomo fiel, justo y sabio entrará en el gozo de su Señor y heredará la vida eterna” (D. y C. 51:19) seguramente ayudó a fortalecer la confianza de los santos en el Señor durante ese tiempo difícil.

En Doctrina y Convenios, los términos mayordomo y mayordomía se relacionan con la ley de consagración y se refieren a los recursos o terrenos dados por el Señor a quienes han consagrado todo mediante un convenio. El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que las mayordomías también son responsabilidades y deberes personales que tenemos:

“Vivimos en tiempos peligrosos en los que muchos creen que no somos responsables ante Dios y que no tenemos mayordomía o responsabilidad personal por nosotros mismos ni por otras personas. Muchos en el mundo se centran en el placer personal, se ponen a sí mismos en primer lugar y aman los deleites más que la rectitud; no creen que son guardas de su hermano. Sin embargo, en la Iglesia, consideramos que esas mayordomías son una responsabilidad sagrada…

“Los principios de responsabilidad y mayordomía son muy importantes en nuestra doctrina.

“En la Iglesia, la mayordomía no se limita a una responsabilidad temporal. El presidente Spencer W. Kimball enseñó: ‘… somos mayordomos de nuestro cuerpo, mente, familia y propiedad… Un mayordomo fiel es aquel que ejerce justo dominio, cuida de los suyos y cuida del pobre y del necesitado’ [véase “Los Servicios de Bienestar: El Evangelio en acción”, Liahona, febrero de 1978, pág. 111]…

“Con respecto a nuestra mayordomía en cuanto a la familia, algunos líderes han enseñado que cuando nos presentemos ante el Salvador y Él nos pida que demos un informe de nuestras responsabilidades terrenales, dos preguntas importantes se referirán a nuestra familia. La primera será sobre la relación que tengamos con nuestro cónyuge y la segunda será sobre cada uno de nuestros hijos…

“En todas las gestiones de nuestra mayordomía, seguimos a Jesucristo. Tratamos de emular lo que Él nos pidió que hiciéramos, tanto por medio de Sus enseñanzas como por medio de Su ejemplo…

“Mi esperanza es que cada uno de ustedes reconsidere, personalmente y como familia, las mayordomías de las cuales son responsables y por las cuales tendrán que responder. Ruego que lo hagamos sabiendo que, en última instancia, somos responsables ante Dios” (véase “La mayordomía: Una responsabilidad sagrada”, Liahona, noviembre de 2009, págs. 91, 93, 94).

Doctrina y Convenios 52: Antecedentes históricos adicionales

Para finales de mayo de 1831, casi todos los miembros de la Iglesia de Nueva York, de las zonas de Palmyra, Fayette y Colesville, se habían mudado a Ohio, obedeciendo el mandamiento del Señor. Del 3 al 6 de junio de 1831 se llevó a cabo una conferencia general de la Iglesia en una serie de reuniones en Kirtland, Ohio. Esa conferencia fue probablemente el cumplimiento de una revelación recibida en febrero de 1831, en la que el Señor declaró que “los élderes de mi iglesia sean convocados del oriente, del poniente, del norte y del sur” (D. y C. 44:1). Si los élderes eran fieles y ejercían la fe, el Señor prometió “derram[ar] sobre ellos [Su] Espíritu” (D. y C. 44:2).

Durante la conferencia, “el Señor manifestó Su poder a perfecta satisfacción de los santos” (Manuscript History of the Church, tomo A-1, página 118, josephsmithpapers.org). Varios testificaron que vieron a Dios en visión durante la reunión (véase The Life of Levi Hancock, citado en Karl Ricks Anderson, Joseph Smith’s Kirtland: Eyewitness Accounts, 1989, págs. 107–108). Lywan Wight dijo que había presenciado “las manifestaciones visibles del poder de Dios tan claramente como si hubiera sido el día de Pentecostés”, entre las cuales se encontraban “sanar a los enfermos, expulsar demonios, hablar en lenguas desconocidas, discernir espíritus y profetizar con gran poder” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 322; se estandarizó la ortografía). John Whitmer, historiador de la Iglesia, escribió: “El Espíritu del Señor reposó sobre José de manera inusual, y [José] profetizó que Juan el Revelador se encontraba entonces entre las diez tribus de Israel… a fin de prepararlos para el regreso de su larga dispersión” (en The Joseph Smith Papers, Histories, Volume 2: Assigned Histories, 1831–1847, editado por Karen Lynn Davidson y otros, 2012, pág. 39; se estandarizó la ortografía y el uso de las mayúsculas).

También durante la conferencia, el profeta José Smith ordenó a algunos de los élderes al oficio de sumo sacerdote. Esas fueron las primeras ordenaciones al oficio de sumo sacerdote en la Iglesia restaurada. El Profeta declaró: “Era muy evidente que el Señor nos dio potestad en proporción a la obra que había de llevarse a cabo, fortaleza de acuerdo con el desafío que teníamos por delante, y gracia y ayuda según lo exigieran nuestras necesidades” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 374–375).

Aun cuando los miembros de la Iglesia que asistieron a la conferencia tuvieron experiencias espirituales gozosas, John Whitmer registró que el adversario también estuvo presente: “Mientras el Señor derramó Su Espíritu sobre Sus siervos, el diablo tuvo ocasión de dar a conocer su poder, [y] ató a Harvey Whitlock… de manera que no pudo hablar”. El Señor reveló el plan del adversario al Profeta, y José “reprendió al diablo en el nombre de Cristo y, para nuestro gozo y consuelo, partió” (en The Joseph Smith Papers, Histories, Volume 2: Assigned Histories, 1831–1847, págs. 40–41; se estandarizó la ortografía y la puntuación).

El último día de la conferencia, el 6 de junio, el profeta José Smith recibió la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 52. Unos años después, escribió en un periódico de la Iglesia que esa revelación se había recibido “por visión celestial” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 327).

Doctrina y Convenios 52

El Señor manda a algunos líderes que viajen a Misuri y les da una norma para evitar el engaño

Doctrina y Convenios 52:1–5. “… la tierra de vuestra herencia”

Cuando se dio la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 52, los santos esperaban con entusiasmo la edificación de la ciudad de Sion, que había sido profetizada en las Escrituras (véanse Éter 13:3–6; D. y C. 28:9; Moisés 7:62). En una revelación dada en marzo de 1831, el Señor prometió que revelaría la ubicación de la tierra que los santos debían comprar por herencia (véase D. y C. 48:4–6). Debían congregarse en esa tierra y edificar la ciudad de Sion, o la Nueva Jerusalén. Esa ciudad había de ser un lugar de refugio y seguridad para los santos (véase D. y C. 45:64–71). En junio de 1831, el Señor instruyó al profeta José Smith y a Sidney Rigdon que fueran a Misuri y llevaran a cabo la próxima conferencia de la Iglesia en ese lugar. Una vez allí, si eran fieles, el Señor prometió revelar la tierra de su herencia. Aun cuando el Señor dijo a los santos que la tierra estaba actualmente ocupada por “enemigos”, prometió “apresur[ar] la fundación de la ciudad [Sion] en su tiempo” (D. y C. 52:42–43). La referencia que hizo el Señor a los enemigos de los santos presagió el antagonismo y la hostilidad que los miembros de la Iglesia sufrirían a manos de residentes locales de Misuri conforme comenzaron a congregarse en el condado de Jackson, Misuri.

Doctrina y Convenios 52:9–10, 33–34. Enseñar lo que ha sido revelado a apóstoles y profetas

Tal como está registrado en Doctrina y Convenios 52, el Señor llamó a veintiséis hombres, además del profeta José Smith y Sidney Rigdon, a viajar como misioneros a Misuri. Se les instruyó que viajaran los casi 1450 kilómetros siguiendo diferentes rutas, predicando y bautizando por el camino. El Señor les mandó que no enseñaran nada “sino las cosas escritas por los profetas y apóstoles, y lo que el Consolador les enseñe mediante la oración de fe” (D. y C. 52:9; véanse también Mosíah 18:18; 25:21–22). Los profetas de los últimos días también han instado a los miembros de la Iglesia a confiar en las palabras de los profetas y la guía del Espíritu Santo cuando enseñen la doctrina del Evangelio.

Dirigiéndose a maestros de religión de la Iglesia, el presidente J. Reuben Clark Jr. (1871–1961), de la Primera Presidencia, enseñó:

“… el interés principal de ustedes, y casi su único deber, es enseñar el evangelio del Señor Jesucristo tal como ha sido revelado en estos últimos días. Deben enseñar este Evangelio, usando como recurso y autoridad los libros canónicos de la Iglesia y las palabras de aquellos a quienes Dios ha llamado para dirigir a Su pueblo en estos últimos días. Ustedes no deben… mezclar en su trabajo su propia filosofía particular, no importa cuál sea su origen o cuán agradable o racional les parezca…

“Ustedes no deben … cambiar las doctrinas de la Iglesia ni modificarlas de la forma en que se declaren en los libros canónicos de la Iglesia y por aquellos cuya autoridad es declarar la voluntad e intención del Señor a la Iglesia” (El curso trazado por la Iglesia en la educación, edición revisada, folleto 2004; discurso pronunciado ante maestros de religión del Sistema Educativo de la Iglesia, 8 de agosto de 1938, pág. 11).

Doctrina y Convenios 52:14–21. “… os daré una norma en todas las cosas”

Durante la conferencia que se llevó a cabo del 3 al 6 de junio de 1831, los élderes de la Iglesia presenciaron el contraste entre las manifestaciones del mal y el poder de Dios. El último día de la conferencia, el Señor reveló a los élderes una norma para distinguir entre los que son engañadores o impostores y los que son siervos justos de Dios (véase D. y C. 52:14–21). Dio ejemplos de los frutos de quienes obran o actúan con el Espíritu de Dios. Junto con instrucciones anteriores (véanse D. y C. 43:1–7; 46:7–8; 50:1–25), esa revelación ayudó a mitigar la confusión entre los líderes y miembros de la Iglesia en cuanto a espíritus falsos y comportamiento espiritual o prácticas de adoración extremos. El élder Paul E. Koelliker, de los Setenta, enseñó:

“En junio de 1831, al extenderse los llamamientos a los primeros líderes de la Iglesia, se le dijo a José Smith que ‘Satanás anda por la tierra engañando a las naciones’. Para combatir esa influencia que distrae, el Señor dijo que Él nos daría ‘una norma en todas las cosas, para que no [seamos] engañados’ (D. y C. 52:14).

“Las normas o modelos son plantillas, guías, pasos que se deben repetir o senderos que uno sigue para permanecer alineado con el propósito de Dios. Si los seguimos, nos mantendrán humildes, alertas y capaces de discernir la voz del Espíritu Santo de las otras voces que nos distraen y nos apartan del camino” (“Él en verdad nos ama”, Liahona, mayo de 2012, págs. 16–17).

Doctrina y Convenios 52:33–34. “El que sea fiel será protegido y bendecido”

A los que fueron llamados a predicar el Evangelio mientras viajaban a Misuri se les prometió que, si eran fieles, el Señor los cuidaría y bendeciría “con mucho fruto” (D. y C. 52:34). El obispo Edward Partridge fue uno de los que fueron llamados a dejar a su familia y viajar a Misuri. La esposa del obispo Partridge, Lydia, “dejó una narración de las circunstancias bajo las cuales su esposo, Edward, recibió ese mandato revelador. Todos sus hijos se habían contagiado del sarampión de algunos de los miembros que recientemente habían llegados de Nueva York y que se alojaban con su familia. Ella escribió que su ‘hija mayor enfermó de pulmonía y, cuando estaba más grave, se llamó a mi esposo por revelación para ir con cierto número de personas a Misuri a buscar un lugar de recogimiento para los santos; los incrédulos pensaron que debía estar loco o, de lo contrario, no iría. Yo misma pensé que tenía razones para creer que habían comenzado mis pruebas, y así fue; sin embargo, a esta prueba, al igual que a todas las otras, le siguieron bendiciones, ya que nuestra hija se recuperó’ (Partridge, Registro Genealógico, pág. 6)” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 330).

Doctrina y Convenios 52:39–40. “… recordad en todas las cosas a los pobres y a los necesitados”

Los élderes de la Iglesia a los que no se mandó salir en misiones debían cuidar de los miembros de la Iglesia y, más específicamente, debían “record[ar] en todas las cosas a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos” (D. y C. 52:40). El Señor explicó que cuidar de los pobres y los necesitados es una característica de Sus discípulos. A lo largo de Su ministerio terrenal, el Salvador atendió a los enfermos y los afligidos, sanando y consolándolos; ministró a los pobres y los necesitados, nutriéndolos tanto física como espiritualmente. El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) enseñó lo que podemos hacer para recordar a los necesitados:

“Cuando recordamos juntos ante el Señor a los pobres, a los necesitados y a los oprimidos, crece en nosotros, de manera inconsciente pero real, un amor por los demás que supera el que tenemos por nosotros mismos; crece el respeto por el prójimo y el deseo de atender las necesidades de los demás. Uno no puede pedir a Dios que ayude a un semejante afligido sin sentirse motivado a hacer algo uno mismo para prestarle ayuda…

“Escuché a un hombre prominente decir el otro día: ‘He modificado el lenguaje de mis oraciones; en vez de decir: “Bendice a los pobres, a los enfermos y a los necesitados”, ahora digo: “Padre, muéstrame la manera de ayudar a los pobres, a los enfermos y a los necesitados, y dame la determinación de hacerlo”’” (Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, págs. 457–458).

Doctrina y Convenios 53: Antecedentes históricos adicionales

Sidney Gilbert era el socio de negocios de Newel K. Whitney en la tienda N. K. Whitney and Company en Kirtland, Ohio. Sidney y su familia se encontraban entre los conversos que se unieron a la Iglesia en Kirtland. El 8 de junio de 1831, dos días después de la conferencia de la Iglesia, Sidney Gilbert se dirigió al Profeta con el deseo de saber lo que el Señor quería que él hiciera. José preguntó al Señor y recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 53.

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sitio de la tienda de Gilbert y Whitney, Independence, Misuri

Sidney Gilbert era socio de negocios de Newel K. Whitney y, después de que algunos de los santos se trasladaron a Misuri, administró una tienda de la Iglesia en este lugar en Independence, Misuri.

Doctrina y Convenios 53

El Señor llama a Sidney Gilbert a predicar el Evangelio y a viajar a Misuri

Doctrina y Convenios 53:1–4. “… renunci[a] al mundo”

Sidney Gilbert salió de Kirtland, Ohio, a finales de junio de 1831 para seguir el mandato del Señor de predicar el Evangelio y de ser “agente” de la Iglesia (D. y C. 53:4). Después de llegar a Misuri, en el verano de 1831, estableció una tienda y, como agente de la Iglesia, ayudó al obispo Edward Partridge a comprar tierras para mayordomías y edificios de la Iglesia (véase D. y C. 57:6, 8). El Señor mandó a Sidney “renunciar al mundo” (D. y C. 53:2); debía guardar los mandamientos, dejar su negocio en Kirtland para viajar a Misuri y utilizar su don para los negocios a fin de ayudar a edificar el Reino de Dios en la tierra de Sion. El mandamiento del Señor de renunciar al mundo no quería decir que Sidney debía aislarse del mundo. El élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

“En la Iglesia, a menudo decimos: ‘Debemos estar en el mundo pero no ser del mundo’…

“Quizás debamos repetir la frase… como dos advertencias separadas. Primero, ‘Estén en el mundo’. Participen; manténganse informados. Traten de entender, tolerar y apreciar la diversidad; hagan contribuciones significativas a la sociedad por medio del servicio y la participación. Segundo, ‘No sean del mundo’. No sigan las sendas erradas ni se dobleguen para adaptarse o aceptar lo que no está bien…

“A pesar de toda la iniquidad que hay en el mundo y a pesar de toda la oposición a lo que es bueno que encontramos por todas partes, no debemos tratar de apartarnos ni de apartar a nuestros hijos del mundo. Jesús dijo: ‘El reino de los cielos es semejante a la levadura’ (Mateo 13:33). Es nuestro deber mejorar el mundo y ayudar a todos a levantarse por encima de la iniquidad que nos rodea” (véase “Los efectos de la televisión”, Liahona, julio de 1989, págs. 95, 96).

Doctrina y Convenios 54: Antecedentes históricos adicionales

Cuando los santos de Colesville, Nueva York, llegaron a Kirtland, Ohio, en mayo de 1831, se les aconsejó que se dirigieran a la zona contigua de Thompson, “puesto que un hombre llamado [Leman] Copley era dueño de una extensión de tierra considerable en ese lugar, la cual ofreció a las Autoridades Generales para que la ocuparan” (Newel Knight, en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 315; se estandarizó la ortografía). Leman había acordado permitir que los santos de Nueva York vivieran en su propiedad a cambio de que llevaran a cabo mejoras a su tierra. Poco después de su llegada, los miembros de la Rama Colesville comenzaron a cultivar y a edificar en la granja de 307 hectáreas. Al poco tiempo, el profeta José Smith recibió la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 51, en la cual indicaba a los que se establecieron en Thompson que pusieran en práctica la ley de consagración.

Mientras los santos empezaron a establecerse en su propiedad, Leman Copley viajó con otros misioneros a North Union, Ohio, a fin de predicar el Evangelio a la Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo (tembladores), un grupo religioso al que Leman había pertenecido antes de unirse a la Iglesia (véase D. y C. 49). La misión no tuvo éxito y Leman comenzó a dudar de su testimonio del mensaje de la Iglesia restaurada. Más tarde, consultó con Ashbel Kitchell, el líder de los tembladores, y juntos fueron a la granja de Leman y dijeron a los santos que tenían que marcharse. Leman quebrantó el convenio que había hecho con el Señor de consagrar su granja. Joseph Knight Jr. escribió que, a pesar de haber hecho mejoras a la tierra de Leman durante la breve temporada en que los santos vivieron allí, “tuvimos que dejar su granja [de Copley] y pagar sesenta dólares por daños” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 335). Sin saber qué hacer, Newel Knight y otros élderes del grupo de Colesville acudieron al Profeta en busca de guía. José preguntó al Señor el 10 de junio de 1831, y recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 54.

Doctrina y Convenios 54

El Señor indica a los santos de Colesville que abandonen Ohio y se trasladen a Misuri

Doctrina y Convenios 54:3–6. Un convenio quebrantado queda “nulo y sin efecto”

La decisión de Leman Copley de desalojar a los miembros de la Rama Colesville de su tierra fue también la decisión de quebrantar el convenio sagrado que había hecho de consagrar su propiedad al Señor. Los santos de Nueva York también habían hecho un convenio de consagrar todo lo que tenían (véase D. y C. 51). Lamentablemente, la negativa de Leman de guardar su convenio hizo imposible que los santos de Colesville cumplieran con su convenio; por lo tanto, el Señor declaró que el convenio había “queda[do] nulo y sin efecto” (D. y C. 54:4). El Señor también hizo alusión a consecuencias severas para quienes quebrantaran sus convenios y prometió misericordia a quienes los guardaran (véase D. y C. 54:5–6).

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó sobre la importancia de hacer y guardar convenios:

“Solo aquellos que hacen convenios y los guardan [tienen derecho a las] más supremas bendiciones del Reino Celestial. Así es; cuando hablamos de guardar convenios, nos referimos a [la esencia] de nuestro propósito en la mortalidad.

“Un convenio es un contrato espiritual vinculante, una promesa solemne a Dios nuestro Padre de que viviremos, pensaremos y actuaremos de cierta manera: la manera de Su Hijo, el Señor Jesucristo. A cambio, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos prometen el pleno esplendor de la vida eterna.

“… si realmente deseamos tener éxito en nuestros llamamientos, si queremos tener acceso a todo tipo de ayuda, todo tipo de ventaja y todo tipo de bendición del Padre; si deseamos que las puertas del cielo nos sean abiertas a fin de recibir los poderes de la divinidad, ¡debemos guardar nuestros convenios!” (véase “Guardemos los convenios: Un mensaje para los que servirán en una misión”, Liahona, enero de 2012, págs. 48–49, 50).

Doctrina y Convenios 54:7–10. … levantaos y huid de la tierra”

Habiendo abandonado sus hogares en Nueva York apenas un mes antes, los miembros de la Rama Colesville se encontraban nuevamente sin un lugar donde vivir. En respuesta a ese problema, el Señor proporcionó otro mandamiento de que se mudaran, en esta ocasión a Misuri, a casi 1450 kilómetros de distancia. Aun cuando ese mandamiento fue difícil para ese grupo de más de sesenta miembros fieles de la Iglesia, el Señor pidió a los santos que “[fueran] pacientes en la tribulación hasta que yo venga”, y declaró: “… he aquí, vengo pronto y mi galardón está conmigo” (D. y C. 54:10). En obediencia al mandamiento del Señor, los santos de Colesville, dirigidos por Newel Knight, salieron de Ohio y llegaron a Independence, Misuri, a finales de julio de 1831. Ellos estuvieron entre los primeros Santos de los Últimos Días que se congregaron en la tierra de Sion.

Doctrina y Convenios 55: Antecedentes históricos adicionales

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William W. Phelps

William W. Phelps era escritor, director de un periódico y editor cuando fue bautizado como miembro de la Iglesia en junio de 1831.

Cuando el profeta José Smith se preparaba para salir a Misuri en junio de 1831, William W. Phelps llegó a Kirtland, Ohio, procedente de Canandaigua, Nueva York. William había trabajado como director de un periódico, como escritor e impresor. En abril de 1830, William le compró a Parley P. Pratt un ejemplar del Libro de Mormón, y después de leerlo y compararlo con la Biblia, decidió unirse a la Iglesia restaurada. Más adelante escribió: “A pesar de que mi cuerpo no fue bautizado en esta Iglesia hasta… junio de 1831, mi corazón estaba en ella desde el momento en que llegué a conocer el Libro de Mormón” (en The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, pág. 337). Después de que William llegó a Kirtland con su esposa e hijos, el Profeta procuró la voluntad del Señor concerniente a William Phelps y recibió la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 55. Poco después de que el Profeta hubiera recibido esa revelación el 14 de junio de 1831, William W. Phelps fue bautizado y ordenado élder y, al poco tiempo, viajó a Misuri con el Profeta para establecerse allí y comenzar la obra que había sido llamado a realizar.

Doctrina y Convenios 55

El Señor instruye a William W. Phelps en cuanto a su llamamiento en la Iglesia

Doctrina y Convenios 55:4. “… la obra de imprimir, seleccionar y escribir libros”

William W. Phelps es un ejemplo de cómo el Señor prepara a personas para edificar Su reino si están dispuestas a seguirle. El Señor llamó a William para que usara sus talentos y experiencia como escritor y editor a fin de ayudar a Oliver Cowdery en llevar a cabo “la obra de imprimir, seleccionar y escribir libros para las escuelas de esta iglesia” (D. y C. 55:4). William participó en muchos proyectos en los que escribió para la Iglesia y publicó e imprimió sus obras escritas. En Misuri, imprimió el Libro de Mandamientos y el primer periódico de la Iglesia, denominado The Evening and the Morning Star. Más tarde ayudó a preparar e imprimir la edición de 1835 de Doctrina y Convenios y el primer himnario de la Iglesia. También escribió la letra de muchos himnos Santos de los Últimos Días, incluso “El Espíritu de Dios”, “Loor al Profeta” y “Oh Dios de Israel”.

Doctrina y Convenios 56: Antecedentes históricos adicionales

Ezra Thayre fue uno de los primeros conversos del Evangelio restaurado. Después de mudarse de Nueva York a Kirtland, Ohio, a Thayre se le indicó que viviera y trabajara con Joseph Smith, en la granja de Frederick G. Williams, quien estaba prestando servicio en una misión en Misuri. El 6 de junio de 1831, el Señor llamó a Thomas B. Marsh y a Ezra Thayre a que viajaran a Misuri y predicaran el Evangelio por el camino (véase D. y C. 52:22). Nueve días después, Thomas estaba listo para partir con otros élderes que viajarían a Misuri. Sin embargo, Ezra no estaba listo, lo cual dejó a Thomas sin compañero. Thomas habló con el profeta José Smith para saber qué hacer. El Profeta le preguntó al Señor el 15 de junio de 1831 y recibió la revelación que está registrada en Doctrina y Convenios 56. No está claro qué fue lo que impidió a Ezra Thayre cumplir con su misión; sin embargo, en la revelación a José Smith, el Señor mandó a Ezra “arre[pentirse] de su orgullo y egoísmo, y obede[cer] el mandamiento anterior” dado en una revelación en cuanto a sus deberes en la granja de Frederick G. Williams (D. y C. 56:8). La revelación también declaró que “no habrá división de la tierra [de Williams]” (D. y C. 56:9). Es posible que Ezra Thayre haya pagado para satisfacer parte de la deuda por el terreno y que haya solicitado un título legal de una porción de la granja. La posible preocupación de Ezra por asegurar sus intereses financieros podría explicar el que no haya estado listo para partir con Thomas B. Marsh a su misión en Misuri (véase The Joseph Smith Papers, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, págs. 309–314, 339–340).

Doctrina y Convenios 56

El Señor revoca el llamamiento misional de Ezra Thayre y advierte a los santos en cuanto a la codicia y el orgullo

Doctrina y Convenios 56:4–7. “… yo, el Señor, mando y revoco, conforme me plazca”

Dios puede declarar y revocar mandamientos, pero respeta nuestro albedrío y nos permite escoger obedecer o desobedecerlos. Cuando desobedecemos los mandamientos del Señor, nos hace responsables de ello. Considera en qué forma los siguientes ejemplos ilustran la declaración de que “yo, el Señor, mando y revoco, conforme me plazca” (D. y C. 56:4): Debido a que Ezra Thayre permitió que las preocupaciones del mundo le impidieran cumplir con su misión, el Señor revocó su llamamiento y llamó a un compañero diferente para Thomas B. Marsh (véase D. y C. 56:5, 8). El Señor mandó a los santos de Colesville que residieran en Thompson, Ohio, pero debido a que Leman Copley quebrantó su acuerdo de permitir que los santos se quedaran en su granja, el Señor les mandó que viajaran a Misuri (véase D. y C. 54:7–8). Newel Knight fue llamado a una misión (véase D. y C. 52:32), pero el Señor revocó ese llamamiento y le dijo que continuara dirigiendo a los santos de Colesville y les ayudará a mudarse a Misuri (véanse D. y C. 54, encabezamiento de la sección; D. y C. 54:2, 7–8). Después de que el Señor revocó el mandamiento de que Newel predicara el Evangelio con Selah Griffin, Él mandó a Selah que, en vez, acompañara a Thomas B. Marsh a Misuri (véase D. y C. 56:5–6).

Doctrina y Convenios 56:14–18. “Tenéis mucho que hacer y mucho de que arrepentiros”

El Señor señaló pecados de los cuales los santos debían arrepentirse y que habían impedido que vivieran la ley de consagración. En vez de procurar hacer la voluntad del Señor y edificar Su Iglesia y reino a Su manera, estaban procurando hacer su propia voluntad.

El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La pureza de corazón es una figura retórica de la pureza de alma. Son quienes han recibido una remisión de los pecados en las aguas del bautismo; quienes, después del bautismo, han vivido de manera tal que han retenido la remisión de los pecados; quienes han logrado que sus pecados sean consumidos de su alma como por fuego mediante el poder del Espíritu Santo. Son almas temerosas de Dios y rectas; y al ser puras, reúnen los requisitos para ver y asociarse con otros seres puros, el principal de los cuales es el Señor de Pureza” (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 492).