Cursos sobre las Escrituras
Juan 14–17


“Juan 14–17”, Nuevo Testamento: Manual del maestro de Instituto, 2025

Jesús orando

Not My Will, But Thine [No se haga mi voluntad, sino la tuya], por Dan Wilson

Juan 14–17

En la última noche de Su ministerio terrenal, el Salvador enseñó a Sus apóstoles verdades importantes acerca del amor, la obediencia y el Espíritu Santo. Esas verdades los prepararían para sus funciones como líderes en Su reino. Antes de entrar en el Jardín de Getsemaní, el Salvador ofreció la oración intercesora.

Recursos adicionales

Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento, “Juan 14–17

Nota: La “Introducción al curso” ofrece orientación sobre cómo utilizar los cuatro elementos estándares de la lección que se presentan a continuación.

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Fomentar el estudio personal

Antes de la clase, considere enviar a los alumnos uno o más de los siguientes mensajes, o bien cree uno usted mismo:

  • Algunas personas creen que la verdad es relativa, que cada uno de nosotros puede decidir por sí mismo lo que es verdadero. Lean Juan 14:1–6 y busquen la perspectiva del Salvador en cuanto a la verdad.

  • ¿Con qué frecuencia tratan de hacer las cosas por su cuenta? Lean Juan 15:1–8 y mediten sobre por qué necesitan siempre al Salvador.

  • ¿Necesitan ayuda para sobrellevar el día a día? Lean Juan 14:16, 26–27; 15:26–27; 16:13–14 y reflexionen sobre cómo puede ayudarlos el Espíritu Santo.

  • A medida que leen Juan 17, mediten en cómo sería escuchar al Salvador orar por ustedes.

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Hacer preguntas y compartir

Dé tiempo a los alumnos para que hagan preguntas y compartan sus reflexiones y las verdades que descubrieron en su estudio personal de Juan 14–17.

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Capacitación en técnicas de estudio

Juan 14:6 podría ser un pasaje útil para emplear la técnica “Utilizar las enseñanzas de los líderes de la Iglesia para comprender las Escrituras”, en Técnicas para el estudio de las Escrituras.

ícono de opciones de actividades de aprendizaje
Opciones de actividades de aprendizaje

Se proporcionan varias opciones de aprendizaje para usted y sus alumnos. Con espíritu de oración, elija qué opción u opciones serán las más significativas para su clase.

Juan 13:36–37; 14:1–6

¿Qué significa que Jesucristo es “el camino, la verdad y la vida”?

Considere analizar la siguiente situación hipotética:

Después de invitar a un amigo a aprender más acerca de Jesucristo y Su Evangelio, él o ella responde: “Aunque respeto tus creencias en Jesús, no creo que Él sea relevante para mi vida. Jesús es solo uno de los muchos grandes maestros de la moral. Realmente no importa si lo sigo a Él o a otra persona. Lo que importa es que encuentre mi verdad y la viva a mi manera”.

Invite a los alumnos a leer Juan 14:1–6 en busca de una verdad que podrían compartir con su amigo en esta situación hipotética. Considere leer Juan 13:36–37 y señalar que las palabras de Juan 14:1–6 fueron la respuesta a la preocupación que expresó Pedro de no poder ir con el Señor; también podría plantear las siguientes preguntas:

  • ¿Qué enseña Jesucristo acerca de la verdad? (Ayude a los alumnos a reconocer un principio como el siguiente: Jesucristo es el camino, la verdad y la vida).

  • ¿Por qué es importante saber que Jesucristo es “el camino, y la verdad y la vida” y no simplemente un camino, una verdad o una vida? (Considere leer y analizar Hechos 4:12; Mosíah 3:17).

  • ¿De qué manera el saber que Jesús es “el camino, y la verdad y la vida” influye en su fe en Él? ¿Cómo puede influir esa creencia en sus decisiones y acciones?

Invite a los alumnos a leer Juan 14:6–13 y a buscar la forma en que Jesucristo nos muestra el camino hacia el Padre Celestial.

  • ¿Cómo los han ayudado las enseñanzas, el ejemplo y la Expiación de Jesucristo a acercarse más al Padre Celestial?

A fin de que los alumnos profundicen su comprensión de Juan 14:6, invítelos a utilizar la función de búsqueda de la Biblioteca del Evangelio para encontrar las enseñanzas de los líderes de la Iglesia sobre este versículo (véase la técnica “Utilizar las enseñanzas de los líderes de la Iglesia para comprender las Escrituras” en Técnicas para el estudio de las Escrituras). Anime a los alumnos a resaltar y etiquetar las citas que les parezcan especialmente significativas (véase la técnica “Etiquetar pasajes de las Escrituras y otras enseñanzas del Evangelio”, en Técnicas para el estudio de las Escrituras).

Dé tiempo a los alumnos para que compartan las enseñanzas de los líderes de la Iglesia que consideren más relevantes y significativas. A medida que los alumnos se expresan, podría hacer preguntas que inviten a poner esas enseñanzas en práctica, tales como:

  • ¿De qué manera pueden poner en práctica esa enseñanza en su vida?

  • ¿Cuándo han sido bendecidos por obedecer esta enseñanza?

Podría invitar a los alumnos a repasar la situación hipotética del comienzo de la actividad de aprendizaje y a analizar cómo responderían basándose en lo que han aprendido hoy.

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Juan 15:1–8

¿Qué significa permanecer en el Salvador?

Considere mostrar una rama que se haya cortado de un árbol, arbusto o planta pequeña y analicen lo que eventualmente ocurrirá con la rama. Pida a los alumnos que lean Juan 15:1–8 y busquen lo que el Salvador enseñó mediante la analogía de la rama separada de la vid.

  • ¿Qué nos enseña el título “Vid Verdadera” acerca de Jesucristo? ¿Qué podrían representar los frutos?

  • ¿Qué enseña esta analogía acerca de la relación de ustedes con el Salvador? (Los alumnos podrían reconocer un principio como el siguiente: Al permanecer en Jesucristo, daré “mucho fruto”).

  • ¿Qué frutos, o bendiciones, han recibido en su vida a medida que han confiado en el Salvador?

Considere analizar la siguiente declaración del presidente Jeffrey R. Holland (o podría elegir ver el video “La Vid Verdadera” [2:34]):

Presidente Jeffrey R. Holland

El verbo “permanecer” equivale a quedarse en un determinado lugar o mantener una determinada posición […].

Jesús dijo: “Sin mí nada podéis hacer” [Juan 15:5], […] Cristo es todo para nosotros, y debemos “permanecer” en Él permanentemente, de continuo, firmemente, para siempre. Para que el fruto del Evangelio florezca y bendiga nuestra vida, debemos ceñirnos con firmeza a Él, el Salvador de todos nosotros, así como a Su Iglesia, que lleva Su santo nombre. Él es la vid que es nuestra fuente verdadera de fortaleza y la única fuente de vida eterna. En Él no solo perseveraremos, sino que también prevaleceremos y triunfaremos en esta santa causa que nunca nos fallará (véase “Permaneced en mí”, Liahona, mayo de 2004, pág. 32).

Muestre los siguientes enunciados incompletos e invite a los alumnos a completar aquel con el que se sientan más identificados; los alumnos también podrían sugerir otros enunciados.

  • Cuando afronto un serio problema de salud, puedo permanecer en el Salvador si…

  • Cuando tengo preguntas sobre el Evangelio o la Iglesia, puedo permanecer en el Salvador si…

  • Cuando alguien me ha lastimado o me ha tratado injustamente, puedo permanecer en el Salvador si…

  • Cuando muere un ser querido, puedo permanecer en el Salvador si…

Invite a los alumnos a compartir y explicar los enunciados que han completado y anímelos a seguir buscando maneras de permanecer más plenamente en Cristo en su vida cotidiana.

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Juan 14:15–24; 15:9–14

¿Cómo puede el amor de Dios cambiar mi vida?

Consideren leer la siguiente declaración de la presidenta Susan H. Porter. Luego analicen por qué experimentar el amor de Dios es una experiencia que cambia vidas.

3:40
Presidenta Susan H. Porter

Cuando saben y comprenden cuánto se les ama como hijos o hijas de Dios, eso lo cambia todo (“El amor de Dios: El de mayor gozo para el alma”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 33).

Explique que, en la última noche de Su ministerio terrenal, Jesús enseñó a Sus discípulos verdades importantes acerca del amor. Invite a los alumnos a trabajar en grupos pequeños para estudiar Juan 14:15–24 y 15:9–14 y para buscar verdades acerca del amor. A fin de profundizar su comprensión de lo que el Salvador enseñó, podrían buscar la relación que existe entre el amor y…

  • la obediencia.

  • el Padre Celestial.

  • Jesucristo.

  • el Espíritu Santo.

  • otras personas.

(Entre las verdades que los alumnos podrían encontrar podrían estar las siguientes: Si amamos al Señor, nos esforzaremos por guardar Sus mandamientos. El Señor promete el Espíritu Santo a quienes lo aman y guardan Sus mandamientos. Se nos manda amarnos los unos a los otros como Jesús nos ama).

Podría invitar a los grupos a compartir las verdades que encontraron. Considere si alguna de las siguientes preguntas podría ayudar a los alumnos a sentir la importancia de lo que están aprendiendo:

  • ¿Qué han aprendido de la vida del Salvador en cuanto al amor y la obediencia?

  • ¿Cómo se han sentido cuando han guardado los mandamientos por amor al Padre Celestial y a Jesucristo?

  • ¿En qué ocasión han sentido el amor de Dios por medio del Espíritu Santo? ¿Cómo influyó eso en ustedes?

  • ¿En qué ocasiones han experimentado un amor semejante al de Cristo por alguien o de parte de alguien?

Para concluir esta actividad de aprendizaje, podría invitar a los alumnos a reflexionar sobre lo que pueden hacer para permitir que el amor de Dios cambie su vida.

Nota: Es habitual que las personas digan que el amor de Dios es incondicional. Si surge esta conversación en clase, considere leer y analizar la siguiente declaración del élder D. Todd Christofferson:

Élder D. Todd Christofferson

Se puede hablar del amor divino y describirlo de varias maneras. Uno de los términos que oímos a menudo hoy en día es que el amor de Dios es “incondicional”. Si bien en un sentido eso es verdad, el término “incondicional” no aparece en ninguna parte de las Escrituras. En cambio, en las Escrituras se describe Su amor como “grande y maravilloso amor” [Doctrina y Convenios 138:3], “perfecto amor” [1 Juan 4:18], “amor que redime” [Alma 5:26] y “amor eterno” [Jeremías 31:3]. Esas expresiones son mejores porque la palabra incondicional puede transmitir ideas incorrectas acerca del amor divino, tales como que Dios tolera y excusa todo porque Su amor es incondicional, o que Dios no exige nada de nosotros porque Su amor es incondicional, o que todos son salvos en el Reino Celestial de Dios porque Su amor es incondicional. El amor de Dios es infinito y perdurará para siempre, pero lo que signifique para cada uno de nosotros dependerá de cómo respondamos a Su amor (“Permaneced en mi amor”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 48).

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Juan 14:16, 26–27; 15:26–27; 16:13–14, 33

¿Por qué necesito el Espíritu Santo?

Considere mostrar la siguiente declaración del presidente Russell M. Nelson.

Presidente Russell M. Nelson

En los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo (“Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, pág. 96).

Invite a los alumnos a analizar por qué “no será posible sobrevivir espiritualmente” sin el Espíritu Santo.

Explique que, durante la última noche de Su ministerio terrenal, Jesús prometió enviar a Sus discípulos el Espíritu Santo y les enseñó verdades importantes sobre la profunda influencia que el Espíritu Santo puede tener en nuestra vida.

Invite a los alumnos a escudriñar Juan 14:16, 26–27; 15:26–27; 16:13–14 para encontrar diferentes maneras de completar el siguiente enunciado a fin de que refleje una verdad que aprendieron: El Espíritu Santo… Los alumnos podrían hacer esto como clase o en grupos pequeños. A continuación, invítelos a escribir sus enunciados en la pizarra. (Anime a los alumnos a marcar o etiquetar las verdades que descubran).

Las siguientes son algunas formas posibles en que los alumnos podrían completar este enunciado:

El Espíritu Santo…

Invite a los alumnos a pensar en alguna ocasión en la que el Espíritu Santo influyó en ellos de una de las formas que figuran en la pizarra. Los alumnos podrían compartir su experiencia con un compañero, con un grupo pequeño o con toda la clase.

Es habitual que los jóvenes adultos tengan preguntas sobre cómo actúa el Espíritu Santo en su vida. Podría mostrar las siguientes preguntas y pedir a los alumnos que elijan una que consideren más relevante para ellos. Luego invite a los alumnos a imaginar que son un líder de la Iglesia en un devocional Cara a Cara y que se les ha hecho la pregunta que seleccionaron. Invite a los alumnos a comentar sus respuestas.

Si le parece útil, podría mostrar uno o más de los videos siguientes para averiguar cómo otras personas, incluidos los líderes de la Iglesia, han respondido estas preguntas.

  • ¿Cómo puedo diferenciar entre la influencia del Espíritu Santo y mis sentimientos? ” (4:39)

    4:39
  • ¿Cómo puedo sentir el Espíritu Santo con más frecuencia? ” (4:12)

    4:12
  • ¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?” (3:25)

    3:25

Invite a los alumnos a determinar algo que puedan hacer para invitar al Espíritu a su vida.

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Juan 17:1–26

¿Qué podría incluir Jesús en una oración por mí?

Invite a los alumnos a pensar en alguna ocasión en la que oraron por otra persona o en la que escucharon a otra persona orar por ellos u otras personas y pida a uno o dos alumnos que cuenten cómo se sintieron.

Recuerde a los alumnos que el Salvador oró por nosotros justo antes de entrar en el Jardín de Getsemaní, y esa oración se conoce tradicionalmente como la oración intercesora. Aclare que un intercesor es alguien que aboga o suplica a favor de otro.

Invite a los alumnos a estudiar Juan 17:3, 11–17, 22–26 de dos en dos o en grupos pequeños y a marcar en sus ejemplares de las Escrituras cómo completarían el siguiente enunciado: Jesucristo oró para que nosotros pudiéramos…

Después de que los alumnos hayan tenido tiempo para leer, pídales que expliquen lo que han encontrado y escriba sus respuestas en la pizarra. La lista completa podría verse así: Jesucristo oró para que nosotros pudiéramos…

Después de completar la lista, podría preguntar:

  • ¿Qué les enseña esta oración acerca de Jesucristo y el Padre Celestial?

  • ¿Qué sienten por el Salvador al saber que Él desea que tengan esas bendiciones?

Para ayudar a los alumnos a comprender la relación que existe entre la oración intercesora del Salvador y Su Expiación, recuérdeles que Él ofreció esa oración justo antes de sufrir en el jardín. Borre el enunciado incompleto “Jesucristo oró para que nosotros pudiéramos…” y reemplácelo por “Gracias a la Expiación de Jesucristo, nosotros podemos…”.

  • ¿Qué relación ven entre la oración intercesora y la Expiación de Jesucristo? (Ayude a los alumnos a reconocer la verdad de que, gracias a la Expiación de Jesucristo, podemos recibir las bendiciones por las que Él oró en Su oración intercesora).

  • ¿Cómo se sienten con respecto al Salvador al saber que Él dio Su vida para que ustedes pudieran tener esas bendiciones?

Considere pedir a los alumnos que repasen la lista de la pizarra y que elijan una o dos bendiciones que les gustaría tener en su vida, e invítelos a orar con regularidad para que el Señor les conceda esas bendiciones.

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