“Mateo 8; Marcos 2–4; Lucas 7”, Nuevo Testamento: Manual del maestro de Instituto, 2025
Stilling the Storm [Se calma la tempestad], por Ted Henninger
Mateo 8; Marcos 2–4; Lucas 7
Jesucristo obró muchos grandes milagros. Durante los primeros años de su ministerio en Galilea, Jesús sanó a un leproso, curó la mano seca de un hombre, sanó al siervo de un centurión y calmó el mar agitado por la tempestad. Movido por la compasión, devolvió a la vida al hijo de una viuda y perdonó a una mujer sus pecados. Estos relatos ilustran la compasión constante del Salvador por los hijos de Dios y demuestran Su poder para sanarnos, levantarnos, restaurarnos y calmarnos durante las tormentas de la vida.
Recursos adicionales
Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento, “Mateo 8; Marcos 2–4; Lucas 7”
Nota: La “Introducción al curso” ofrece orientación sobre cómo utilizar los cuatro elementos estándar de la lección que se presentan a continuación.
Fomentar el estudio personal
Antes de la clase, considere enviar a los alumnos uno o varios de los siguientes mensajes o alguno propio:
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¿En qué aspectos necesitas especialmente la ayuda del Señor en este momento? Mientras lees Mateo 8:1–27, piensa en los tipos de milagros que el Salvador puede obrar en tu vida.
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¿Qué significa para ti el día de reposo? Lee Marcos 2:23–28; 3:1–6 y piensa en qué puedes aprender acerca del día de reposo a partir del ejemplo y las enseñanzas del Salvador.
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Piensa en alguien de tu círculo de influencia a quien podrías demostrar compasión. ¿Qué puedes aprender sobre la compasión cristiana del trato que el Salvador dio a la viuda de Naín (véase Lucas 7:11–16) y a la mujer que lavó y ungió Sus pies (véase Lucas 7:36–50)?
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El Señor nos ha mandado que nos arrepintamos. A medida que estudias Lucas 7:36–50, busca enseñanzas que puedan aumentar tu deseo de arrepentirte.
Hacer preguntas y compartir
Dé tiempo a los alumnos para que hagan preguntas y expresen las reflexiones y verdades que hayan descubierto en su estudio personal de Mateo 8; Marcos 2–4; Lucas 7.
Capacitación en técnicas de estudio
Mateo 8:1–27 puede ser una buena oportunidad para utilizar la técnica “Comprender las Escrituras en contexto” de Técnicas para el estudio de las Escrituras. Y Lucas 7:36–50 puede ser una buena oportunidad para utilizar la técnica “Comparar las Escrituras” de Técnicas para el estudio de las Escrituras.
Opciones de actividades de aprendizaje
Se proporcionan varias opciones de aprendizaje para usted y sus alumnos. Con espíritu de oración, elija qué opción u opciones serán las más significativas para su clase.
¿Qué tipo de milagros podría obrar el Salvador en mi vida?
Considere mostrar el siguiente enunciado: “Porque he aquí, yo soy Dios; y soy un Dios de milagros” (2 Nefi 27:23). Luego, muestre las siguientes declaraciones e invite a los alumnos a calificar cada una de ellas con una escala del 1 al 5 (1 = totalmente en desacuerdo; 5 = totalmente de acuerdo).
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Puedo reconocer los milagros que el Salvador ha realizado en mi vida o en la de otras personas.
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Confío en que Jesucristo puede hacer y hará milagros en mi vida.
Explique que Mateo 8 contiene varios relatos de los milagros del Salvador. Organice a los alumnos en grupos de cuatro. Invite a cada miembro del grupo a estudiar uno de los siguientes milagros y a prepararse para analizar las preguntas a continuación.
(Puede animar a los alumnos a utilizar la técnica “Comprender las Escrituras en contexto” de Técnicas para el estudio de las Escrituras repasando los versículos anteriores y posteriores al pasaje escogido. Los alumnos también podrían repasar las secciones correspondientes de las Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento).
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¿Cómo creen que afectó el milagro del Salvador a las personas del relato que leyeron?
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¿Qué podemos aprender sobre el Salvador a partir de este milagro?
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¿Cuál creen que es el mensaje para nosotros en este relato?
Después de conceder tiempo para el estudio personal, invite a los grupos a utilizar las preguntas anteriores para facilitar un análisis sobre lo que aprendieron de estos relatos.
Si resultara útil, podría invitar a algunos alumnos a hablar con la clase sobre lo que más les haya interesado o impresionado de sus análisis en grupo. A medida que hagan sus comentarios, usted podría escribirlos en la pizarra. Sus reflexiones podrían incluir verdades como las siguientes: El Salvador puede limpiarnos. La fe en Jesucristo invita Su poder milagroso a nuestras vidas. Podemos hallar paz por medio de Jesucristo durante las tormentas de la vida.
Cómo mejorar la enseñanza y el aprendizaje
Ayude a los alumnos a reconocer verdades en las Escrituras. Es útil que los alumnos reconozcan las verdades del Evangelio que encuentren en las Escrituras. A veces las verdades se enuncian claramente en las Escrituras, y otras veces se ilustran en los relatos de las Escrituras. Puede ser útil destacar esas verdades de alguna manera (por ejemplo, marcándolas en los ejemplares de las Escrituras o escribiéndolas en la pizarra). Las verdades expresadas claramente pueden ser confirmadas con más facilidad por el Espíritu Santo, y los alumnos pueden entenderlas mejor y ponerlas en práctica en su vida.
A medida que los alumnos intercambien sus reflexiones, busque oportunidades para invitarlos a hablar sobre sus experiencias y testimonios de la influencia y el poder milagroso del Salvador. Considere si las siguientes preguntas podrían ayudar a profundizar el análisis:
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¿Cómo han experimentado ustedes el poder y la influencia del Salvador en sus vidas?
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¿Qué les han enseñado personalmente estas experiencias sobre el Salvador? ¿Cómo han influido en su fe en Él?
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¿En qué ocasión han encontrado paz por medio de Jesucristo durante las tormentas de su vida?
¿Cómo puedo encontrar mayor propósito en el día de reposo?
Considere presentar esta situación hipotética:
Estás ministrando a Emi, quien es una miembro nueva de la Iglesia. El día de reposo es un concepto completamente nuevo para ella. Mientras estás en una visita de ministración en su casa, te pregunta: “¿Cómo puedo saber lo que debo y no debo hacer en el día de reposo?”.
Invite a algunos alumnos a comentar cómo responderían la pregunta de Emi. Luego señale que, en Marcos 2:23–28; 3:1–6, Jesús proporcionó orientación sobre lo que es apropiado hacer en el día de reposo. Ayude a los alumnos a entender por qué las acciones del Salvador y de Sus discípulos en el día de reposo provocaron tanta controversia. Una manera de hacerlo es presentar “Mark 2:23–28. Why did the scribes and Pharisees object to the disciples’ actions on the Sabbath? [Marcos 2:23–28. ¿Por qué se oponían los escribas y fariseos a las acciones de los discípulos en el día de reposo?]” de Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento.
Invite a los alumnos a leer Marcos 2:23–28; Traducción de José Smith, Marcos 2:26–27 (en Marcos 2:28, nota a al pie de página); y Marcos 3:1–6. Luego, invítelos a hablar sobre lo que aprendan del ejemplo y las enseñanzas del Salvador acerca del día de reposo.
Mientras los alumnos hablen sobre lo que hayan descubierto, ayúdelos a reconocer una verdad como la siguiente: El día de reposo es un día para glorificar a Dios y hacer el bien.
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¿Cómo podría el comprender esta verdad ayudar a Emi a decidir lo que debe o no debe hacer el día de reposo?
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¿Cuáles son algunas de las maneras en que pueden seguir el ejemplo del Salvador de hacer el bien en el día de reposo?
Para ayudar a los alumnos a decidir cómo utilizar su tiempo en el día de reposo, considere presentar la siguiente declaración del presidente Russell M. Nelson:
En mi juventud, estudiaba las listas que otras personas habían recopilado de lo que se podía y lo que no se podía hacer en el día de reposo. No fue sino hasta más adelante que aprendí de las Escrituras que mi conducta y mi actitud en el día de reposo constituían una señal entre mi Padre Celestial y yo [véanse Éxodo 31:13; Ezequiel 20:12, 20]. Con ese entendimiento, ya no necesité más listas de lo que se podía y no se podía hacer. Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: “¿Qué señal quiero darle a Dios?”. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras […].
¿Qué señal le darán al Señor para mostrarle el amor que sienten por Él? (véase “El día de reposo es una delicia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 130).
Luego, podría pedir a los alumnos que piensen en un día de reposo en el que glorificaron a Dios (lo honraron) o hicieron el bien a los demás. Invítelos a que compartan sus experiencias.
Invite a los alumnos a examinar su propia observancia del día de reposo y a pensar en maneras en las que podrían glorificar mejor a Dios y hacer el bien en ese día. Si lo desea, invítelos a anotar sus ideas en un diario.
¿Qué puedo hacer para ser una persona más compasiva?
Para comenzar este análisis, puede presentar la siguiente declaración del élder Joseph B. Wirthlin:
Los verdaderos discípulos de Jesucristo siempre se han preocupado por la persona en particular. Jesucristo es nuestro gran ejemplo; lo rodeaban multitudes y habló a miles, sin embargo siempre se preocupaba por la persona en particular (“La preocupación por la persona en particular”, Liahona, mayo de 2008, pág. 18).
Invite a los alumnos a leer Lucas 7:11–16 o a ver el video “La viuda de Naín” (2:22) e imaginar cómo habría sido ser esa viuda. (Considere presentar “Luke 7:11. What efforts did the Savior make to get to the village of Nain? [Lucas 7:11. ¿Qué esfuerzos hizo el Salvador para llegar a la aldea de Naín?]” y “Luke 7:12. What challenges might the widow of Nain have faced when her only son died? [Lucas 7:12. ¿A qué dificultades se habrá enfrentado la viuda de Naín cuando murió su único hijo?]” de Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento para obtener ideas adicionales). A continuación, podría hacer las preguntas siguientes:
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¿Cómo se habrían sentido si fueran la viuda de Naín? ¿Qué nos enseña esta experiencia acerca del Salvador?
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¿En qué ocasión han sentido la compasión que el Salvador tiene por ustedes?
Como parte del análisis, podría presentar la siguiente declaración del élder Ulisses Soares:
Jesús no solo percibió el intenso sufrimiento de esa pobre madre, sino también las circunstancias difíciles de su vida, y Él se conmovió con una compasión genuina hacia ella [véase Lucas 7:11–15].
Al igual que […] la viuda de Naín, muchas personas de nuestro entorno de influencia buscan consuelo, atención, inclusión y cualquier ayuda que podamos ofrecerles. Todos podemos ser instrumentos en las manos del Señor y actuar con compasión hacia los necesitados, tal como lo hizo Jesús (“La perdurable compasión del Salvador”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 14).
Considere mostrar el siguiente principio: Podemos seguir el ejemplo de Jesucristo demostrando compasión por los demás.
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¿Cuáles son algunas de las dificultades a las que se enfrentan para desarrollar una compasión semejante a la de Cristo? ¿Cómo pueden vencer esas dificultades?
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¿De qué manera han sentido compasión por parte de los demás? ¿Qué han aprendido de esas experiencias en cuanto a la compasión de Cristo?
Muestre las siguientes situaciones hipotéticas e invite a los alumnos a analizar en grupos pequeños cómo podrían seguir el ejemplo del Salvador en esas situaciones:
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Trabajas con alguien a cuya madre le han diagnosticado una enfermedad terminal.
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Te das cuenta de que un amigo al que antes parecía encantarle ir a la iglesia ha dejado de ir.
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Una miembro del barrio te confiesa que ya no siente que hay un lugar para ella en la Iglesia porque tiene preguntas y dudas en cuanto a las creencias fundamentales.
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Estás luchando con la manera de mostrar compasión hacia los miembros de la comunidad LGBTQ y ser inclusivo hacia ellos sin comprometer tus creencias acerca de las enseñanzas de Dios sobre el matrimonio y la familia.
Podría dar tiempo a los alumnos para que consideren con espíritu de oración cómo pueden llegar a ser más compasivos a semejanza del Salvador. Anímelos a anotar sus pensamientos e impresiones.
¿Cómo puedo aumentar mi deseo de arrepentirme?
Considere mostrar la siguiente imagen e invitar a un alumno a resumir brevemente el relato de Lucas 7:36–50.
Washing Jesus’ Feet [Lavamiento de los pies de Jesús], por Brian Call
Invite a los alumnos a formar grupos pequeños y utilice el siguiente volante para guiar su análisis de Lucas 7:36–50. Pida a los alumnos que tomen nota de las actitudes que Simón y la mujer tuvieron hacia el Salvador, de la forma en que cada uno lo trató y de las verdades que Él enseñó a cada uno. Invite a los alumnos a anotar también maneras en las que podríamos asemejar ese relato a nuestra vida. Después de que los alumnos completen el volante, invítelos a hablar con la clase sobre lo que han aprendido.
Mientras los alumnos hablan sobre las formas de asemejar este relato, considere la posibilidad de escribir en la pizarra las verdades que reconozcan. Los alumnos podrían reconocer verdades como las siguientes: Nuestro amor por el Salvador puede inspirarnos a arrepentirnos de nuestros pecados. Nuestro amor y adoración por el Salvador aumentan a medida que experimentamos el perdón divino. El orgullo nos ciega ante la necesidad que tenemos de arrepentirnos y de la ayuda del Salvador.
Considere mostrar el gráfico adjunto y analizar la relación entre el amor a Jesucristo y el arrepentimiento y el perdón divino.
Para concluir, puede mostrar la siguiente declaración del presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia. Invite a los alumnos a reflexionar sobre sus preguntas.
¿A cuál de estas dos personas nos parecemos más?
¿Somos como Simón? ¿Nos sentimos seguros y cómodos con nuestras buenas obras y confiamos en nuestra propia justicia? ¿Somos, quizás, algo impacientes con quienes no viven según nuestras normas? ¿Estamos en piloto automático?, ¿actuamos por inercia: vamos a las reuniones, bostezamos en la Escuela Dominical y quizás revisamos el teléfono móvil durante la reunión sacramental?
¿O somos como la mujer, que pensaba que estaba completa e irremediablemente perdida a causa de sus pecados?
¿Amamos mucho?
¿Entendemos nuestra deuda con el Padre Celestial y rogamos con toda nuestra alma por la gracia de Dios?
Cuando nos arrodillamos a orar, ¿es para repasar los grandes éxitos de nuestra propia rectitud o para confesar nuestras faltas, suplicar la gracia de Dios y derramar lágrimas de gratitud por el asombroso plan de redención? (“El don de la gracia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 109).