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Unidad 24: Día 4, Doctrina y Convenios 112


Unidad 24: Día 4

Doctrina y Convenios 112

Introducción

El 23 de julio de 1837, el profeta José Smith recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 112 para Thomas B. Marsh, que era el Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles. En esa revelación, Thomas Marsh recibió consejos en cuanto a sus propias responsabilidades y las relacionadas con el Cuórum de los Doce.

Doctrina y Convenios 112:1–13

El Señor da consejo personal y promete bendiciones a Thomas B. Marsh

Piensa en las ocasiones en que te has sentido enojado, frustrado, ofendido o celoso, como resultado de tus interacciones con los demás. Uno de los primeros Apóstoles, Thomas B. Marsh, enfrentó una situación que puede haberle llevado a experimentar sentimientos similares.

Poco después de su llamamiento como Apóstol en 1835, Thomas B. Marsh fue nombrado Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles. En la primavera de 1837, el presidente Marsh se enteró de que uno de los Apóstoles, Parley P. Pratt, estaba programando servir una misión en Inglaterra sin la supervisión del presidente Marsh. El presidente Marsh, que se hallaba en Misuri, escribió al élder Pratt y a los demás miembros de los Doce y los invitó a que se reunieran con él en Kirtland, Ohio, el 24 de julio de 1837, a fin de unificar sus planes en cuanto a las misiones. Sin embargo, un mes antes de celebrarse la reunión, dos miembros más del cuórum, Heber C. Kimball y Orson Hyde, partieron hacia Inglaterra después de recibir un llamamiento misional del profeta José Smith. El presidente Marsh estaba aparentemente molesto por el hecho de que los Doce estaban yendo a predicar el Evangelio en Inglaterra sin que el cuórum estuviese unido y sin que él participara en la decisión.

En esa situación. ¿qué podía hacer el presidente Marsh para evitar sentirse enojado, frustrado, ofendido o celoso? ¿Cuáles son algunos peligros de permitir que tales sentimientos gobiernen nuestros pensamientos y actos?

Brigham Young, que era miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles para ese entonces, persuadió al presidente Marsh a reunirse con el profeta José Smith. En respuesta a las preocupaciones del presidente Marsh, el Señor dio al profeta José Smith la revelación registrada en Doctrina y Convenios 112.

Lee Doctrina y Convenios 112:1–3 y busca las advertencias que el Señor le dio a Thomas B. Marsh. (Nota que el versículo 3 indica que el presidente Marsh se había humillado). ¿Qué advertencias le hizo el Señor a él? ¿Qué dijo el Señor que Thomas había hecho bien?

En Doctrina y Convenios 112:4–10, el Señor brindó consejos adicionales a Thomas B. Marsh y le aseguró que él podía lograr grandes cosas con la ayuda del Señor.

  1. Lee Doctrina y Convenios 112:4–10. Haz una lista en tu diario de estudio de las Escrituras de las promesas que el Señor le hizo a Thomas B. Marsh. (En el versículo 5, la palabra contiende no significa estar enojado ni ser conflictivo; significa esforzarse diligentemente por predicar el Evangelio).

Completa la siguiente declaración “si–entonces” basándote en lo que aprendiste en Doctrina y Convenios 112:10: Si somos , entonces el Señor . (Quizás desees marcar ese principio en tu ejemplar de las Escrituras).

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Por qué piensas que la humildad nos ayuda a recibir la guía del Señor?

    2. ¿Cuándo te ha ocurrido que has sentido la guía del Señor luego de haberte humillado?

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José Smith

Cuando el Señor dio esa revelación en julio de 1837, en la Iglesia había desunión, contención y apostasía. El orgullo y la codicia llevaron a algunos miembros de la Iglesia a criticar públicamente al profeta José Smith y a cuestionar su autoridad. Esos desafíos se debieron en parte a las dificultades económicas de los santos en Kirtland, Ohio. Debido a problemas económicos generalizados, en lo que después se llamó el pánico de 1837, muchos bancos quebraron en los Estados Unidos. La Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland, una institución financiera establecida por los líderes de la Iglesia, también cesó de funcionar en el otoño de 1837. Doscientas personas que habían invertido en la Sociedad perdieron casi toda su inversión, siendo José Smith el que perdió más que cualquier otro. Aun cuando la Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland no fue fundada por la Iglesia, algunos miembros la consideraban como un banco de la Iglesia o el banco del Profeta, y culparon a José Smith de sus problemas económicos. Hasta hubo algunos que comenzaron a llamarlo un profeta caído. Pero muchos otros continuaron en la fe y permanecieron fieles al Profeta, aun tras haber perdido dinero por el fracaso de la Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland (véase La historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos: Manual del alumno, segunda edición, Sistema Educativo de la Iglesia, 2003, págs. 186–188).

Algunos miembros de la Iglesia, entre ellos algunos miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles, incluso intentaron destituir a José Smith como Presidente de la Iglesia.

Lee Doctrina y Convenios 112:11–13 y busca lo que el Señor mandó hacer a Thomas B. Marsh para ayudar a otros miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles que estaban tropezando.

Doctrina y Convenios 112:14–34

El Señor instruye a Thomas B. Marsh concerniente a los deberes de los Doce Apóstoles

El presidente Marsh ocupaba un cargo importante y tenía muchas responsabilidades que el Señor le había encomendado.

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Qué te puede ayudar a ser humilde cuando recibas reconocimiento o responsabilidades importantes?

El Señor ayudó a Thomas B. Marsh a reconocer la importancia de sus responsabilidades como Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles al tiempo que siguió recordándole que fuera humilde. Completa el cuadro siguiente mientras estudias Doctrina y Convenios 112:14–22, 28–33.

Doctrina y Convenios 112:14–22, 28–33

Frases que destacan la importancia de las responsabilidades del presidente Marsh:

Frases que le recuerdan a Thomas Marsh la necesidad de ser humilde:

  1. Completa las siguientes actividades en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. De acuerdo con los versículos 16–17, ¿qué llaves del sacerdocio están en posesión del Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles? Marca en tu ejemplar de las Escrituras la doctrina que has aprendido y escríbela en tu diario de estudio de las Escrituras.

    2. Escribe un principio que aprendas en los versículos 30–32 acerca de las llaves del sacerdocio que poseía el presidente Marsh.

Podrías marcar la siguiente doctrina que se encuentra en Doctrina y Convenios 112:30–32: Las llaves del sacerdocio han sido restauradas por última vez en la dispensación del cumplimiento de los tiempos.

Una dispensación es un lapso de tiempo en el que el Señor revela Sus doctrinas, Sus ordenanzas y Su sacerdocio. Es un período en el que el Señor tiene por lo menos un siervo autorizado sobre la tierra que posee el santo sacerdocio y que tiene la comisión divina de declarar el Evangelio y administrar las ordenanzas del mismo (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Dispensaciones”).

Medita en la pregunta siguiente: En Doctrina y Convenios 112:15, 30, ¿qué dice el Señor con respecto a la relación entre las responsabilidades de Thomas Marsh como Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles y las responsabilidades del profeta José Smith?

A Thomas B. Marsh le resultó difícil seguir el consejo que recibió en esa revelación.

No mucho después de haberse recibido la revelación que está en Doctrina y Convenios 112, Thomas B. Marsh le dijo a Vilate Kimball (esposa de Heber C. Kimball) que Heber no sería eficaz en su misión. Aparentemente, el presidente Marsh pensaba que como la proclamación del Evangelio en el extranjero era su responsabilidad, no se podía abrir la puerta de la obra misional en Inglaterra hasta que él enviara a alguien o fuera él mismo.

Piensa en cómo ese incidente ilustra la dificultad que tuvo el presidente Marsh para ser humilde.

El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, explicó cómo podemos ser más humildes y evitar el orgullo:

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Presidente Dieter F. Uchtdorf

“La humildad no significa convencernos a nosotros mismos de que tenemos poco o ningún valor, ni de que somos insignificantes. Tampoco quiere decir negar o esconder los talentos que Dios nos ha dado. No logramos humildad al pensar menos de nosotros mismos; logramos humildad al pensar menos en nosotros mismos. La humildad llega conforme nos ocupamos de nuestra labor con la actitud de servir a Dios y a nuestros semejantes.

“La humildad dirige nuestra atención y amor hacia los demás y hacia los propósitos del Padre Celestial. El orgullo hace lo opuesto. El orgullo saca su energía y su fuerza de los profundos abismos del egoísmo. En el momento en que dejamos de obsesionarnos con nosotros mismos y nos entregamos al servicio, nuestro orgullo disminuye y comienza a morir” (“El orgullo y el sacerdocio”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 58).

  1. Explícale a un miembro de tu familia o a un amigo lo que has aprendido acerca de la humildad. Escribe el nombre de esa persona en tu diario de estudio de las Escrituras.

Lee Doctrina y Convenios 112:34 y determina lo que debía hacer Thomas Marsh para poder recibir esas bendiciones.

Completa el siguiente principio: Debemos para recibir las bendiciones prometidas del Señor.

El siguiente relato resume cómo finalmente Thomas B. Marsh se apartó de la Iglesia y después regresó:

Por un tiempo, el presidente Marsh siguió el consejo que había recibido. Obró para fortalecer la Iglesia y sostener a José Smith. Sin embargo, pronto volvieron sus sentimientos conflictivos en cuanto a la forma en que se dirigía la Iglesia. Esos sentimientos se combinaron con las preocupaciones generadas por los conflictos que había entre miembros de la Iglesia desobedientes y agresivos y los vecinos de ellos en Misuri. En septiembre de 1838, estando él poseído de ese espíritu de apostasía, su esposa, Elizabeth, se vio envuelta en una disputa. Ella y otra mujer, también miembro de la Iglesia, habían acordado intercambiar leche en forma periódica para que ambas tuvieran suficiente para hacer queso; pero la hermana Marsh fue acusada de violar el acuerdo al quedarse con la parte de la leche que era más rica en crema. Más de una vez, se llevó el asunto ante los líderes de la Iglesia. Se presentó el tema incluso a la Primera Presidencia. En cada ocasión, se determinó que la hermana Marsh era culpable. El presidente Marsh estaba enojado e insatisfecho con esas decisiones (véase George A. Smith, “Discourse”, Deseret News, 16 de abril de 1856, pág. 44). Si bien esa situación no lo llevó a abandonar la Iglesia, se combinó con sus otras frustraciones. Se fue volviendo más y más crítico de otros líderes de la Iglesia, y finalmente se puso en contra de los santos. Él recordaría posteriormente: “Me puse celoso del Profeta… pasé por alto todo lo que estaba bien y dediqué todo mi tiempo a buscar lo malo” (“Remarks”, Deseret News, 16 de septiembre de 1857, pág. 220).

Dieciocho años después de abandonar la Iglesia, Thomas Marsh escribió con humildad una carta a Heber C. Kimball, pidiendo perdón y permiso para volver a unirse a la Iglesia. Él explicó lo que había aprendido de sus errores: “El Señor puede seguir adelante muy bien sin mí, y no perdió nada cuando yo me alejé de las filas de la Iglesia; pero en cambio yo, ¡oh, cuánto perdí!” (carta de Thomas B. Marsh a Heber C. Kimball, 5 de mayo de, 1857, Brigham Young Collection, Biblioteca de Historia de la Iglesia, citado en Kay Darowski, “The Faith and Fall of Thomas Marsh”, Revelations in Context, 19 de marzo de 2013; history.lds.org).

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, haz un resumen de lo que has aprendido en tu estudio de hoy. Escoge una manera en que puedas llegar a ser más humilde y fiel y escribe una meta para trabajar en ello.

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 112 y completado la lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: