Seminario
Unidad 5: Día 1, Doctrina y Convenios 17


Unidad 5: Día 1

Doctrina y Convenios 17

Introducción

Mientras traducía el Libro de Mormón, el profeta José Smith descubrió de que se permitiría a tres testigos ver las planchas “por el poder de Dios” (véase 2 Nefi 27:12–14; Éter 5:2–4). Cuando Oliver Cowdery y David Whitmer se enteraron de ello, ambos sintieron el deseo inspirado de ser testigos. En una revelación anterior (D. y C. 5), el Señor había dicho a Martin Harris que si era lo suficientemente humilde y obediente se le permitiría ver las planchas. Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris pidieron al Profeta que preguntara al Señor si se les concedería dicha oportunidad. La revelación que estudiarás hoy, Doctrina y Convenios 17, confirmó que se permitiría que esos tres hombres vieran las planchas y otros objetos relacionados si ejercían suficiente fe.

Doctrina y Convenios 17

El Señor dice a Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris que si tienen suficiente fe, se les permitirá ver las planchas y otros objetos sagrados

Hay dos pasajes del Libro de Mormón que profetizan sobre los testigos que verían el Libro de Mormón o las planchas que contenían los anales y que testificarían de ellos. Lee 2 Nefi 27:12–14 y Éter 5:2–4 y piensa en cuanto a lo que debe haber sido el ser uno de los testigos de las planchas de oro. Según lo que dicen esos pasajes, ¿de qué modo se mostrarían los anales a tres de los testigos?

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Los Tres Testigos

Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris

Mediante revelación, el Señor dijo a José Smith que concedería a Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris que vieran las planchas. Lee Doctrina y Convenios 17:1. Además de las planchas, ¿que otros objetos podrían ver los testigos? (La nota g al pie del versículo 1 ofrece referencias de lo que son los “directores milagrosos”, entre ellas 1 Nefi 16:10, 16, 26 y Alma 37:38–47).

Piensa en el modo en que esos objetos sagrados (como la espada de Labán y la Liahona) pudieron haber brindado más pruebas de la realidad de las personas y los acontecimientos registrados en el Libro de Mormón.

Lee Doctrina y Convenios 17:2–3. ¿Qué dijo el Señor que necesitaban los testigos antes de poder ver las planchas?

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Por qué crees que esos testigos necesitaban tener fe antes de poder ver las planchas de oro?

Aunque es posible que no recibamos un testimonio del mismo modo en que lo hicieron los Tres Testigos, nosotros también podemos obtener un testimonio de las verdades que deseemos conocer. Medita en lo que se enseña en Doctrina y Convenios 17:1–3 sobre la forma en que podemos obtener nuestro propio testimonio de las verdades del Evangelio. Luego completa el siguiente principio basándote en lo que aprendas de esos versículos: Si , podremos obtener un testimonio de las verdades que deseemos saber.

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, describe el modo en que has ejercido la fe en Dios para obtener un testimonio del Libro de Mormón y de otras verdades del Evangelio. O, si sientes que aún no has obtenido dicho testimonio, describe cómo puedes ejercer la fe a fin de obtener un testimonio del Libro de Mormón.

Lucy Mack Smith, madre de José Smith, escribió en cuanto a la manera en que se le informó a Martin Harris que sería uno de los Tres Testigos. Después de pasar una tarde leyendo el recientemente terminado manuscrito del Libro de Mormón, “a la mañana siguiente, después de asistir a los servicios de siempre, es decir de leer, cantar y orar, José, que estaba de rodillas, se levantó y acercándose a Martin Harris con una solemnidad que hasta el día de hoy me conmueve cada vez que lo recuerdo, le dijo: ‘Martin Harris, usted debe presentarse humildemente ante Dios en este día a fin de obtener el perdón de sus pecados. Si lo hace, es la voluntad de Dios que contemple las planchas junto con Oliver Cowdery y David Whitmer’” (History of Joseph Smith by His Mother, ed. por Preston Nibley, 1958, págs. 151–152; véase también La historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos, Religión 341–343, 1993, pág. 66).

Medita en las preguntas siguientes:

  • ¿Por qué crees que es necesario ser humilde al buscar el perdón de Dios?

  • ¿Por qué crees que debemos buscar el perdón de Dios si deseamos obtener de Él un testimonio de la verdad?

Imagina que se te escoge para ser uno de los Tres Testigos a los que se les concederá ver las planchas “por el poder de Dios”. ¿Qué responsabilidad sentirías después de semejante experiencia? El Señor habló de la responsabilidad de ellos de ser testigos de las planchas. Lee Doctrina y Convenios 17:3–5 para determinar lo que el Señor mandó hacer a los tres testigos después de que hubieron visto las planchas.

Piensa en la responsabilidad que tenemos cuando el Señor nos da un testimonio de las verdades divinas. Quizás desees marcar las frases del versículo 3 que enseñan el siguiente principio: Después de obtener un testimonio de la verdad, tenemos la responsabilidad de testificar de ella. Piensa en cuanto a la forma en que tu disposición de testificar de la verdad es además una demostración de tu fe en Jesucristo.

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe algunas doctrinas y principios del Evangelio que tú sepas que son verdaderos. Comparte tu testimonio, sentimientos o ideas sobre dichos principios con alguno de tus padres o hermanos.

Poco después de que se recibiera la revelación que se halla en Doctrina y Convenios 17, el profeta José Smith, David Whitmer, Oliver Cowdery y Martin Harris se dirigieron a un bosque cerca de la casa de los Whitmer para procurar el testimonio prometido “por medio de ferviente oración”. José Smith escribió que después de dos intentos frustrados, “ Martin Harris nos propuso alejarse de nosotros, creyendo, como nos lo expresó, que su presencia era la causa de no recibir lo que deseábamos. Así fue que Martin Harris se alejó y nosotros nos arrodillamos de nuevo, no habiendo transcurrido muchos minutos en oración cuando enseguida contemplamos una luz arriba de nosotros, en el aire, de un gran fulgor; y he aquí, un ángel apareció ante nosotros. En sus manos sostenía las planchas sobre las que habíamos orado que ellos pudieran ver. Fue dando vuelta hoja por hoja, de manera que pudiéramos verlas y distinguir los grabados claramente… Escuchamos una voz que provenía de la luz brillante que estaba sobre nosotros, diciendo: ‘Estas planchas se han revelado por el poder de Dios y han sido traducidas por el poder de Dios. La traducción que habéis visto es correcta, y os mando dar testimonio de lo que ahora veis y oís’.

“Entonces dejé allí a David y Oliver y fui a buscar a Martin Harris, al que encontré a bastante distancia, orando fervientemente. No obstante, me dijo en seguida que no había logrado una respuesta del Señor y me suplicó con insistencia que orara con él, a fin de que él también fuera digno de las bendiciones que nosotros acabábamos de recibir. Por lo tanto, nos unimos en la oración y finalmente obtuvimos nuestros deseos, pues antes de que termináramos, se abrió ante nuestros ojos la misma visión; al menos, se abrió ante mí, y contemplé y oí las mismas cosas, mientras que en ese momento Martin Harris exclamó, hallándose aparentemente en un éxtasis de gozo: ‘¡Es suficiente, es suficiente! ¡Mis ojos han visto! ¡Mis ojos han visto!’” (en History of the Church, tomo I, págs. 54–55; partes citadas en La historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos, pág. 65–67).

Imagina que se te confiara alguna información importante que no se te permitiera contar a nadie durante un largo tiempo. ¿Cómo te sentirías cuando finalmente se te permitiera hablar de ello? Piensa en lo que debe haber sido para José Smith ser el único testigo de las planchas del Libro de Mormón durante tantos años. ¿Cómo te hubieras sentido de haber estado en su lugar? ¿Cómo crees que se sintió José Smith al saber que había otras personas que ahora podían sumar su confirmación y su testimonio a los de él?

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Lucy Mack Smith

El siguiente relato de Lucy Mack Smith, madre de José Smith, describe cómo se sintió José después de que los Tres Testigos hubieron visto las planchas: “Cuando regresaron, era entre las tres y las cuatro de la tarde. La señora Whitmer, el señor Smith [Joseph Smith, padre] y yo nos encontrábamos en uno de los dormitorios. Al entrar, José se arrojó a mi lado y exclamó: ‘¡Papá, mamá, no saben ustedes lo feliz que estoy! El Señor ha hecho que se mostraran las planchas a tres personas más, aparte de mí. Ellos han visto a un ángel, el cual les dio testimonio, y tendrán que dar testimonio de la verdad de lo que yo he dicho, pues ahora ellos mismos saben que no ando engañando a la gente. ¡Siento como si se me hubiera liberado de una carga que me resultaba demasiado pesada de soportar, y mi alma se regocija al saber que no estoy enteramente solo en el mundo!’. Tras ello entró Martin Harris: Este parecía estar sobrecogido de gozo, y testificó denodadamente de lo que había visto y escuchado. Lo mismo ocurrió con David y Oliver, quienes añadieron que no hay lengua alguna que pueda expresar la dicha de su corazón ni la grandeza de lo que habían visto y oído” (History of Joseph Smith by His Mother, págs. 152–153).

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras, describe cómo se siente tener a otras personas cercanas que también han obtenido un testimonio de aquello que tú sabes que es verdadero. ¿De qué modo te ayuda su testimonio?

El élder Loren C. Dunn, de los Setenta, se refirió a la importancia de los testigos en la obra del Señor: “La ley de los testigos ha sido siempre parte de la obra del Señor sobre la tierra. Esta ley establece que ‘por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra’ (2 Corintios 13:1; véanse también Deuteronomio 17:6; 19:15; Mateo 18:15–16; Juan 8:12–29). Ese testimonio confirma que ocurrieron ciertos acontecimientos y que la doctrina y los principios que Dios ha dado son verdaderos” (véase “Testigos”, Liahona, enero de 1996, pág. 31). El Señor utilizó la ley de los testigos para confirmar la realidad de las planchas.

Pocos días después de que las planchas de oro se mostraran a los Tres Testigos por el poder de Dios, se permitió al profeta José Smith mostrarlas a “unos pocos, conforme a la voluntad de Dios, para dar testimonio de su palabra a los hijos de los hombres” (2 Nefi 27:13; véase también Éter 5:2). Lee “El Testimonio de Tres Testigos” y “El Testimonio de Ocho Testigos” (se hallan después de la Introducción del Libro de Mormón). Presta atención a las diferencias de su experiencia y a las semejanzas de su testimonio. También observa que los Ocho Testigos dijeron que las planchas tenían “la apariencia del oro” y que los grabados tenían “la apariencia de una obra antigua”. Ya que desconocían si las planchas eran de oro real y si los grabados eran en verdad escritos antiguos, solo testificaron de aquello que sabían con certeza que era verdadero.

  1. Imagina que pudiera añadirse tu testimonio del Libro de Mormón a todos los ejemplares de dicho libro. En alguna página en blanco de tu diario de estudio de las Escrituras, haz tu propia página de testimonio. Escribe aquello que sabes que es verdadero en cuanto al Libro de Mormón y que desees que los demás también sepan.

Doctrina y Convenios 17:6 contiene el testimonio del Salvador en cuanto al Libro de Mormón. Marca el testimonio que Él dio al mundo en ese versículo o escribe Su testimonio en tu diario de estudio de las Escrituras. Tal vez también quieras escribir Jesucristo testificó que el Libro de Mormón es verdadero en tu diario de estudio de las Escrituras o en el margen de tus Escrituras, cerca del versículo 6. Medita en la forma en que el testimonio del Señor del Libro de Mormón influye en tu testimonio.

Después de aquella extraordinaria experiencia, cada uno de los Tres Testigos sobrellevó grandes dificultades y se pusieron a prueba su fe en Dios y su testimonio del Evangelio. Durante sus dificultades, todos ellos se apartaron de la Iglesia, aunque después Martin Harris y Oliver Cowdery regresaron y se mantuvieron fieles el resto de su vida. No obstante, ninguno de los Tres Testigos negó jamás su testimonio del Libro de Mormón.

Aunque ignoramos la razón específica por la cual cada uno de los Tres Testigos se apartó de la Iglesia tras haber experimentado tan potente testimonio, la amonestación del Señor al profeta José Smith que está en Doctrina y Convenios 3:4 nos permite comprender cómo pueden suceder esas cosas: “Porque aun cuando un hombre reciba muchas revelaciones, y tenga poder para hacer muchas obras poderosas, y sin embargo se jacta de su propia fuerza, y desprecia los consejos de Dios, y sigue los dictados de su propia voluntad y de sus deseos carnales, tendrá que caer e incurrir en la venganza de un Dios justo”. Sin embargo, cada uno de los Tres Testigos siguió dando testimonio fiel del Libro de Mormón a lo largo de su vida.

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Oliver Cowdery

Oliver Cowdery testificó: “Escribí con mi propia pluma todo el Libro de Mormón (salvo unas pocas páginas) a medida que brotaba de los labios del profeta José Smith, y este lo tradujo por el don y el poder de Dios, por medio del Urim y Tumim o, como se le llamaba en dicho libro, ‘los santos intérpretes’. Contemplé con mis propios ojos y toqué con mis propias manos las planchas de oro de las cuales se transcribió… Ese libro es verdadero. Sidney Rigdon no lo escribió; el señor Spaulding no lo escribió. lo escribí yo mismo según salía de los labios del Profeta. Contiene el evangelio sempiterno… Contiene principios de salvación, y si ustedes, quienes me escuchan, andan por su luz y obedecen sus preceptos, serán salvos con una salvación sempiterna en el Reino del Dios de lo Alto” (en “Last Days of Oliver Cowdery”, Deseret News, 13 de abril de 1859, pág. 48).

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David Whitmer

Un periódico de nombre Richmond Democrat publicó lo siguiente sobre el modo en que David Whitmer testificó del Libro de Mormón pocos días antes de morir: “El domingo (22 de enero de 1888), a las 5:30 de la tarde, el Sr. Whitmer llamó a su familia y a algunos amigos junto a su cama… Entonces, dirigiéndose a todos los que rodeaban su lecho, el Sr. Whitmer les dijo: ‘Todos ustedes deben ser fieles en Cristo. Quiero decirles a todos que la Biblia y los anales de los nefitas (el Libro de Mormón) son verdaderos, a fin de que puedan decir que me han oído dar testimonio en mi lecho de muerte. Sean todos fieles en Cristo y recibirán el galardón según sus obras. Que Dios los bendiga a todos. Mi confianza está puesta en Cristo para siempre, por los siglos de los siglos. Amén’” (véase Doctrina y Convenios: Manual para el alumno, Religión 324–325, 1985, pág. 31).

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Martin Harris

Poco antes de fallecer, Martin Harris testificó: “Sí, yo vi las planchas sobre las que estaba escrito el Libro de Mormón; vi al ángel; oí la voz de Dios; y sé que José Smith es un profeta de Dios y que tiene las llaves del Santo Sacerdocio” (“The Last Testimony of Martin Harris”, registrado por William H. Homer en una declaración jurada en presencia de J. W. Robinson, 9 de abril de 1927, HDC) (Doctrina y Convenios: Manual del alumno, manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 1985, pág. 31).

Lee Doctrina y Convenios 17:7–9 y marca las promesas que el Señor extendió a los Tres Testigos si eran fieles en declarar su testimonio. Nota la frase “propósitos justos” en el versículo 9. Considera los propósitos justos que el Señor deseaba que los Tres testigos cumplieran al declarar su testimonio de las planchas de oro y del Libro de Mormón. (Quizás también desees leer Doctrina y Convenios 17:4 al considerarlos).

  1. Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Para qué propósito justo podría darte el Señor un testimonio de las verdades que desees conocer?

Recuerda que podemos obtener o fortalecer el testimonio al compartirlo. El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

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Presidente Boyd K. Packer

“No es raro oír a un misionero decir: ‘¿Cómo puedo dar testimonio si no lo tengo? ¿Cómo puedo testificar que Dios vive, que Jesús es el Cristo y que el Evangelio es verdadero? Si no tengo un testimonio de tales cosas, ¿no sería un engaño?’.

“Si tan solo pudiera enseñar este principio: ¡Un testimonio se encuentra cuando se expresa!. En alguna parte, en su búsqueda de conocimiento espiritual, existe ese ‘salto de fe’, como lo llaman los filósofos. Es el momento en que uno llega al borde de la luz y da un paso en la obscuridad, solo para descubrir que el camino se ilumina en los siguientes uno o dos pasos, solamente. ‘El espíritu del hombre’ es en verdad la ‘lámpara de Jehová’, como dice el pasaje de las Escrituras (Proverbios 20:27).

“Es una cosa es recibir un testimonio de lo que uno ha leído o de lo que otra persona ha dicho, lo cual es necesario como comienzo; otra cosa bastante distinta es que el Espíritu confirme en el pecho que lo que uno ha testificado es verdadero. ¿No se dan cuenta de que lo obtendrán al compartirlo? Al dar lo que tienen, se produce un reemplazo, ¡con un aumento!…

“Dar testimonio es la prueba de su fe” (véase “Lámpara de Jehová”, Liahona, octubre de 1983. págs. 34–35).

Considera con qué persona que se beneficiaría al escucharlo podrías compartir tu testimonio. Comparte tu testimonio con ella esta semana.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 17 y completado la lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: