Seminario
Unidad 12: Día 2, Doctrina y Convenios 50


Unidad 12: Día 2

Doctrina y Convenios 50

Introducción

Cuando el profeta José Smith llegó a Kirtland, Ohio, observó que “se habían introducido entre ellos algunos conceptos raros y espíritus falsos”. Él empezó a enseñarles con “prudencia y… sabiduría” para que venciesen esas cosas (véase History of the Church, tomo I, pág. 146; véase también el encabezamiento de D. y C. 41). El élder Parley P. Pratt regresó de una misión y observó conductas similares en otras ramas de la Iglesia fuera de Kirtland. Él y algunos otros élderes acudieron a José para recibir guía (véase History of the Church, tomo I, pág. 170). En mayo de 1831, el Profeta preguntó al Señor y recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 50. En esa revelación el Señor enseñó a los santos que deben enseñar y recibir el Evangelio por el Espíritu de verdad.

Doctrina y Convenios 50:1–9

El Señor advierte a los élderes de la Iglesia en cuanto a los espíritus falsos

¿Sabes lo que significa edificar a una persona? Significa elevar a una persona; en particular, fortalecer a alguien espiritual o emocionalmente, o instruirlo e iluminarlo. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que te sentiste edificado cuando alguien te enseñaba los principios del Evangelio? ¿Cuando has sentido que ayudaste a edificar a otros?

Recuerda lo dicho en la introducción de la lección. Los miembros nuevos de la Iglesia en la zona de Kirtland habían introducido en sus servicios de adoración prácticas extrañas, estridentes y desconcertantes. Esas prácticas despertaban emociones en las personas, pero no eran edificantes.

Imagen
José Smith

El profeta José Smith escribió acerca de las consecuencias de seguir a esos falsos espíritus: “Poco después de haberse establecido el Evangelio en Kirtland, y durante la ausencia de las autoridades de la Iglesia, se introdujeron muchos espíritus falsos, se vieron muchas visiones extrañas y se predicaron descabelladas y obstinadas ideas. Bajo la influencia de ese espíritu, los hombres salían corriendo, y algunos se subían a los troncos de los árboles y se ponían a gritar y se entregaban a toda clase de extravagancias. Un hombre echó a correr tras una pelota que, según él, había visto volar por el aire; llegó a un precipicio, y solo se salvó de morir porque cayó en la copa de un árbol. Se hicieron muchas cosas ridículas que tenían por objeto avergonzar a la Iglesia de Dios, causar que se retirase de ella el Espíritu de Dios, y desarraigar y destruir aquellos principios gloriosos que se habían establecido para la salvación de la familia humana” (en History of the Church, tomo IV, pág. 580).

Algunos de los élderes de la Iglesia no entendían lo que estaba ocurriendo, por lo que acudieron a José Smith en busca de consejo. Él preguntó al Señor y recibió una revelación que permitiría que los santos se edificaran el uno al otro conforme enseñaban y aprendían las verdades del Evangelio.

Lee Doctrina y Convenios 50:1–3, y determina cuál fue la influencia que llevó a los santos a actuar de maneras que no eran edificantes. Según el versículo 3, ¿por qué quería Satanás engañar a los santos?

Lee Doctrina y Convenios 50:4–9 y busca las advertencias del Señor respecto a ciertas personas entre los miembros de la Iglesia en Ohio. Un hipócrita es una persona que no actúa de conformidad con lo que declara que son sus creencias o que pretende ser virtuoso, mas no lo es (véase Mateo 6:2, nota al pie de página a). En Doctrina y Convenios 50:6, 8, marca lo que el Señor dijo que les pasará a esas personas.

Doctrina y Convenios 50:10–36

El Señor declara que debemos enseñar y aprender por el Espíritu

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Qué se requiere para ser un maestro eficaz del Evangelio?

    2. ¿Qué se requiere para ser un estudiante eficaz del Evangelio?

Lee Doctrina y Convenios 50:13–20 y busca las respuestas a estas preguntas. Podrías marcar en tu ejemplar de las Escrituras lo que encuentres y agregarlo a la lista en tu diario de estudio de las Escrituras. Fíjate cómo el Señor hace hincapié en la necesidad de tener el Santo Espíritu para enseñar y para aprender el Evangelio.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. En Doctrina y Convenios 50:14 ¿cuáles son las funciones del Espíritu Santo que se mencionan?

    2. ¿Qué piensas que signifique enseñar el Evangelio “por el Espíritu” (D. y C. 50:14)? ¿Qué crees que signifique enseñarlo “de alguna otra manera” (D. y C. 50:17)?

    3. ¿Qué podrá significar “recibe [la palabra de verdad] por el Espíritu de verdad” (D. y C. 50:19)? ¿Qué crees que signifique recibirla “de alguna otra manera” (D. y C. 50:19)?

Revisa las referencias de los pasajes que aparecen en la Guía para el Estudio de las Escrituras sobre el “Espíritu Santo”. Localiza los pasajes que te ayuden a entender lo que significa enseñar y recibir (ser enseñado en) la verdad por el Espíritu de verdad.

Encierra en un círculo cualquiera de las siguientes situaciones en que hayas tenido la oportunidad de enseñar el Evangelio o testificar de él:

Noche de hogar

Con amigos

Seminario

Reunión de la Iglesia

Orientación familiar

Cuando tienes una oportunidad de enseñar el Evangelio, ¿cómo influye en tu preparación y enseñanza lo que comprendes acerca del Espíritu Santo?

Encierra en un círculo cualquiera de las siguientes situaciones en que hayas recibido instrucción:

Noche de hogar

Con amigos

Seminario

Reunión de la Iglesia

Visita de orientación familiar

En conversaciones en casa

  1. De las anteriores listas, escoge una de las circunstancias que encerraste en un círculo en la que enseñaste o se te enseñó por el Espíritu. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras acerca de esa experiencia, y considera compartir con un familiar o amigo lo que hayas aprendido.

Medita en lo que pudieras hacer para mejorar en tu esfuerzo por aprender por medio del Espíritu en esas situaciones.

El élder Jack H. Goaslind, de los Setenta, compartió la experiencia de un joven que descubrió que sus acciones y su actitud afectaban su capacidad para aprender por el Espíritu:

Imagen
Élder Jack H. Goaslind

“¿Cuántos de ustedes se han aburrido en la reunión sacramental, inclinándose hacia adelante con los codos en las rodillas, la cara apoyada en las manos y la mirada perdida en el suelo? ¿Se les ha ocurrido que depende de ustedes que la reunión les resulte interesante?…

“El presidente Spencer W. Kimball dijo que la adoración ‘es una responsabilidad individual y no obstante lo que se diga, si uno desea adorar al Señor en espíritu y verdad, puede hacerlo… Si para usted la reunión no estuvo a la altura, usted no estuvo a la altura. Nadie puede adorar en el nombre de ustedes, sino que deben hacerlo ustedes mismos’ (véase Liahona, julio de 1978, pág. 5).

“Un joven describió la primera experiencia que tuvo con respecto al espíritu de adoración. No había estado totalmente activo durante los años del Sacerdocio Aarónico. Cuando iba a la reunión sacramental, usualmente se sentaba atrás, con un grupo de amigos, y no se comportaba muy bien. Un día, llegó un poco tarde y ya no había lugar al lado de sus amigos. Se sentó solo, y por primera vez en la vida cerró los ojos durante las oraciones, cantó los himnos, escuchó las oraciones sacramentales y prestó atención a los discursantes. En la mitad del primer discurso, se le llenaron los ojos de lágrimas. Un poco avergonzado, miró alrededor; nadie más parecía estar emocionado. No estaba seguro de lo que le estaba sucediendo, pero esa experiencia le cambió la vida; durante esa reunión comenzó a prepararse espiritualmente para ir a la misión. Sintió algo y, afortunadamente, puso manos a la obra y de ese modo mantuvo dichos sentimientos (véase “Jóvenes de Cristo”, Liahona, julio de 1991, págs. 50–51).

  1. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras un modo específico en que puedes mejorar tu aprendizaje por el Espíritu.

¿De qué manera puedes reconocer que estás enseñando y aprendiendo por el Espíritu?

Lee Doctrina y Convenios 50:21–22 y busca la instrucción del Señor sobre la manera de determinar si estás enseñando y aprendiendo por el Espíritu.

¿De que forma resumirías las enseñanzas del Señor en estos versículos?

En Doctrina y Convenios 50:23–25 fíjate en la diferencia entre lo que ocurre cuando las personas enseñan por el Espíritu y lo que ocurre cuando enseñan y aprenden “de alguna otra manera” (D. y C. 50:17).

¿Cómo describió el Señor la enseñanza que no edifica? ¿De qué manera describió la enseñanza que “es de Dios” (D. y C. 50:24)?

De estos versículos aprendemos el siguiente principio: Aquello que procede de Dios ilumina y edifica, pero lo que no es de Dios trae confusión y tinieblas.

¿Cuándo has visto o sentido que algo no era de Dios? ¿Cómo te ayudó el Espíritu a reconocerlo?

En ocasiones, oirás y verás mensajes que se proponen destruir tu fe. Los principios que estás aprendiendo hoy pueden fortalecerte en contra de esos mensajes. Ora para tener el Espíritu en todo tu aprendizaje y presta especial atención a la influencia de enseñar por el Espíritu. En Doctrina y Convenios 50:13–22, aprendemos que cuando enseñamos y aprendemos por el Espíritu, nos comprendemos el uno al otro, nos edificamos y nos regocijamos juntamente. Esto es diferente de la confusión y la oscuridad que se producen cuando se enseña algo “de alguna otra manera”.

En Doctrina y Convenios 50:26–36, lee el consejo del Señor a los poseedores del sacerdocio concernientes al poder y las responsabilidades que vienen con su ordenación. Él dijo que los poseedores del sacerdocio deben prestarse servicio unos a otros y han de conservarse puros. Al hacer esto, el Señor les dará poder para vencer a los espíritus falsos como los que se hallaban entre algunos de los santos.

Doctrina y Convenios 50:37–46

El Señor alienta a Sus siervos a continuar creciendo en gracia y verdad, y les asegura que Él está con ellos

Imagen
oración familiar

Imagínate a los niños pequeños de tu barrio o rama sirviendo misiones de tiempo completo cuando sean mayores. ¿Qué necesitan para estar preparados para servir? ¿En qué sentido somos como esos niños pequeños?

En Doctrina y Convenios 50:37–46, el Señor se dirigió específicamente a algunos de los élderes que estaban sirviendo en 1831. Sin embargo, Sus palabras también se aplican a todos nosotros. Estudia Doctrina y Convenios 50:40–46, buscando palabras y frases de consuelo y seguridad. Si lo deseas, marca lo que encuentres.

En Doctrina y Convenios 50:40, el Señor dijo: “debéis crecer en gracia”. ¿Qué piensas que signifique “crecer en gracia”?

Mientras meditas en esta pregunta, podrías leer la definición de gracia en la Guía para el Estudio de las Escrituras o en Leales a la Fe. Lo que aprendemos en Doctrina y Convenios 50:37–46 nos permite saber que el Salvador quiere que crezcamos en gracia y en el conocimiento de la verdad y que tengamos confianza en Él. Así como Él lo prometió a esos élderes, velará por nosotros a medida que confiemos en Él y procuremos hacer Su voluntad.

¿Qué significa para ti que el Señor diga: “sois míos”? ¿Cómo nos ayuda esta afirmación a “no [temer]” (D. y C. 50:41)?

¿Qué otras promesas de Doctrina y Convenios 50:40–46 son significativas para ti?

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 50 y he terminado esta lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: