Seminario
Unidad 13: Día 2, Doctrina y Convenios 57


Unidad 13: Día 2

Doctrina y Convenios 57

Introducción

En junio de 1831, el Señor mandó a José Smith y a otros élderes a convocar una conferencia de la Iglesia en Misuri (véase D. y C. 52). Obedeciendo el mandamiento, el profeta José Smith y otros más viajaron unos 1440 kilómetros desde Ohio hasta Misuri. Tras su llegada a Misuri, José recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 57. En esta revelación, el Señor dio a conocer la ubicación de la ciudad de Sion, en cumplimiento de una promesa que anteriormente había hecho a los santos (véase D. y C. 52). El Señor también instruyó a varias personas en cuanto a su misión en el establecimiento de Sion.

Doctrina y Convenios 57:1–6

El Señor revela la ubicación de la ciudad de Sion

Lee la siguiente declaración del profeta José Smith para comprender mejor sus sentimientos en cuanto al establecimiento y la edificación de Sion:

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Profeta José Smith

“La reunión con nuestros hermanos [Oliver Cowdery, Peter Whitmer, hijo, Ziba Peterson y Frederick G. Williams, que habían ido a Misuri como misioneros], quienes habían esperado largamente nuestra llegada, fue una ocasión gloriosa en la que hubo muchas lágrimas. Parecía bueno y agradable que hermanos se juntaran en unidad. Pero nuestras reflexiones eran muchas, ya que veníamos de una sociedad de gran refinación cultural en el Este y estábamos ahora en los confines o en la frontera occidental de los Estados Unidos, contemplando el vasto desierto de quienes se hallaban en oscuridad. Resultaba natural observar el estado de degradación, la debilidad intelectual, la crueldad y los celos de una población rezagada casi cien años en el tiempo y sentir lástima por los que deambulaban sin el beneficio de la civilización, el refinamiento ni la religión; sí, y exclamar en el lenguaje de los profetas: ‘¿Cuándo florecerá el desierto como la rosa? ¿Cuándo será edificada Sion en su gloria, y en dónde estará Tu templo al cual vendrán todas las naciones en los postreros días?’. Nuestra ansiedad recibió pronto alivio al recibir la siguiente [revelación: D. y C. 57]” (en History of the Church, tomo I, pág. 189).

Piensa en alguna ocasión en que anticipabas algo con anhelo: la celebración de una festividad o un cumpleaños, el salir a una misión, ir al templo, recibir un regalo o visitar a un ser querido. A medida que se acercaba la fecha, ¿cómo te sentías? ¿Por qué era tan importante ese evento para ti? ¿Cómo se reflejaba en tus acciones la emoción que sentías?

Muchos de los primeros santos esperaban con gran ansiedad el poder conocer la ubicación exacta de la ciudad de Sion. Antes de que se recibiera la revelación en Doctrina y Convenios 57, ellos ya habían leído en el Libro de Mormón acerca de una Nueva Jerusalén que estaría ubicada en el continente americano (véanse 3 Nefi 20–21; Éter 13). Mediante las revelaciones que recibió el profeta José Smith, los santos se habían enterado de que Sion estaría en algún lugar de Misuri (véase D. y C. 52:2, 5, 42).

Recuerda que tres grupos principales fueron llamados a viajar unos 1440 kilómetros hasta Misuri: el Profeta y un pequeño grupo de élderes (véase D. y C. 52–53), un grupo de misioneros llamados a predicar por el camino (véase D. y C. 52) y los santos de Colesville, Nueva York, guiados por Newel Knight (véase D. y C. 54).

Lee Doctrina y Convenios 57:1–3 y marca el lugar en el que se debía edificar la ciudad de Sion.

Según estos versículos, ¿dónde estaba ubicada la ciudad de Independence con respecto a Sion?

Lee nuevamente Doctrina y Convenios 57:3 y marca lo que el Señor dijo que debía estar ubicado en Independence, o lugar central de Sion.

Si lo deseas, escribe el siguiente principio en el margen de tu ejemplar de las Escrituras: El templo está en el lugar central de Sion.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Por qué piensas que era importante que un templo estuviese ubicado en el lugar central de Sion?

    2. ¿Por qué será importante que el templo sea el centro de nuestra vida?

Piensa en las cosas que pueden distraer a las personas de recibir las bendiciones del templo. ¿Qué podría acontecerles a las personas que escojan centrar su vida en las cosas mundanas?

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blanco
  1. Dibuja en tu diario de estudio de las Escrituras una diana o blanco con varios círculos concéntricos. Escribe la palabra templo en el círculo central del blanco. Luego contesta las siguientes preguntas:

    1. ¿En qué sentido sería diferente tu vida si estuvieras más plenamente centrado en las cosas espirituales, como el templo?

    2. ¿Cómo nos ayuda a centrar nuestra vida en Cristo el que coloquemos el templo en el centro de nuestra vida?

Lee las siguientes declaraciones que describen las bendiciones que puedes recibir al centrar tu vida en el templo. Conforme leas, ve marcando las bendiciones que has experimentado.

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Presidente Thomas S. Monson

“A los que sean dignos y les sea posible asistir al templo, les exhorto a que vayan con frecuencia. El templo es un lugar donde podemos encontrar paz. Allí recibimos una renovada dedicación al Evangelio y una redoblada determinación de guardar los mandamientos” (Thomas S. Monson, “Hasta que nos volvamos a ver”, Liahona, mayo de 2009, pág. 113).

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Presidente Boyd K. Packer

“A veces sucede que la mente se nos abruma de problemas y nos sentimos acosados por multitud de asuntos que exigen nuestra atención inmediata, a tal grado que sencillamente no podemos pensar ni ver con claridad. En el templo parece asentarse la nube de distracción, parecen levantarse la niebla y la bruma, y podemos ‘ver’ lo que antes no veíamos y hallar una manera de salir de nuestras dificultades, de la que hasta entonces no teníamos conocimiento” (Boyd K. Packer, “El Santo Templo”, Liahona, octubre de 2010, pág. 35).

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Presidente Thomas S. Monson

“Al tocar el templo y tener amor por él, nuestras vidas reflejarán nuestra fe. Al ir a la Santa Casa, al recordar los convenios que allí hacemos, podremos soportar toda prueba y vencer cada tentación. El templo le brinda propósito a nuestras vidas; trae paz a nuestras almas” (véase Thomas S. Monson, “Las bendiciones del templo”, Liahona, octubre de 2010, pág. 15).

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Presidente Gordon B. Hinckley

“Si somos personas que vamos al templo, seremos mejores personas… Sé que tienen vidas ocupadas. Sé que tienen mucho que hacer. Pero, les hago la promesa de que si van a la Casa del Señor, serán bendecidos y la vida será mejor para ustedes” (Gordon B. Hinckley, “Excerpts from Recent Addresses of President Gordon B. Hinckley”, Ensign, julio de 1997, pág. 73).

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Presidente Howard W. Hunter

“Seamos un pueblo que asiste al templo y que ama el templo. Démonos prisa en ir al templo con la frecuencia que el tiempo, los recursos y las circunstancias personales lo permitan. Vayamos, no solamente para efectuar la obra a favor de nuestros parientes fallecidos, sino también para recibir bendiciones personales mediante la adoración en el templo, y para sentir la santidad y la seguridad que reinan en esos recintos santificados y consagrados. El templo es un lugar bello, es un lugar de revelación, es un lugar de paz. Es la Casa del Señor. Es un sitio santo para Él y debería serlo también para nosotros” (véase, Howard W. Hunter, “Un pueblo deseoso de ir al templo”, Liahona, octubre de 1994, págs. 38–39).

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Templo de Nauvoo, Illinois
  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. De las bendiciones mencionadas en las declaraciones anteriores, ¿cuáles has experimentado tú?

    2. ¿Qué influencia han tenido esas bendiciones en tu vida?

Medita en lo que puedes hacer para que el templo sea más perfectamente el centro de tu vida. Hazte una meta de permanecer digno o de llegar a ser digno de una recomendación para el templo y de asistir al templo con la frecuencia que tus circunstancias lo permitan.

Doctrina y Convenios 57:4–6 registra el mandato del Señor a los santos de comprar propiedades en el condado de Jackson, Misuri, y en sus alrededores, lo que les permitiría comenzar a establecer Sion y construir un templo.

Doctrina y Convenios 57:7–16

El Señor instruye a varias personas respecto a su función en el establecimiento de Sion

Imagínate que tú hubieras estado con los santos en Misuri cuando el Señor reveló la ubicación de Sion, y que se te hubiera pedido permanecer allí para establecer la ciudad de Independence. ¿Cómo te sentirías al saber que tenías una responsabilidad tan importante? ¿Cómo empezarías a edificar una ciudad para el Señor? ¿Quién quisieras que te ayudara a hacerlo?

  1. Lee Doctrina y Convenios 57:7–13. En tu diario de estudio de las Escrituras, anota los nombres de los cuatro hombres que el Señor designó para ayudar a establecer Sion y la labor que Él asignó a cada uno.

Cada persona que fue asignada a establecerse en Misuri tenía dones y talentos que eran necesarios para ayudar a establecer Sion. Podrías escribir el siguiente principio en el margen de tu ejemplar de las Escrituras: Debemos emplear nuestras fortalezas individuales para ayudar a edificar el Reino del Señor conforme Él nos llame a hacerlo.

Piensa en las personas que conoces que edifican la Iglesia valiéndose de sus fortalezas personales, dones espirituales o destrezas.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuáles son tus mayores fortalezas?

    2. ¿De qué forma podrías usar tus fortalezas para bendecir a tu familia y a la Iglesia?

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 57 y completado la lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: