Seminario
Unidad 10: Día 3, Doctrina y Convenios 42:30–93


Unidad 10: Día 3

Doctrina y Convenios 42:30–93

Introducción

Tal como leíste en la introducción de la lección del día 2, el profeta José Smith recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 42 “en cumplimiento de la promesa que el Señor había hecho previamente de que la ‘ley’ se daría en Ohio” (encabezamiento de D. y C. 42). En esta segunda lección sobre Doctrina y Convenios 42, que abarca los versículos 30–93, aprenderás que el Señor presentó leyes temporales, económicas y espirituales en las que se manda a los miembros de la Iglesia ayudar a los pobres, financiar varios proyectos de la Iglesia y ayudar a otros santos a venir a Ohio.

Doctrina y Convenios 42:30–42

El Señor presenta la ley de consagración

Doctrina y Convenios 42:30–42 contiene la ley de consagración del Señor. A fin de que aprendas acerca de esta ley y la entiendas, tu asignación es preparar una lección acerca de la ley de consagración que se expone en estos versículos y enseñarla a un miembro de tu familia o a un amigo. Más adelante en la lección de hoy habrá ocasión para que registres tu experiencia en tu diario de estudio de las Escrituras.

Como preparación para enseñar esta lección, lee Doctrina y Convenios 42:30–42, luego haz lo siguiente:

  • Utiliza cinta adhesiva o un marcador para trazar una línea en seis vasos. (Si es posible, utiliza vasos transparentes). Traza la línea a una altura diferente en cada vaso. Esconde o cubre los vasos para que no los pueda ver la persona a la que enseñarás.

  • Trae una jarra con más agua de la necesaria para llenar los vasos hasta la línea marcada; de ser posible, añade colorante al agua.

Muestra la jarra a la persona que enseñes y dile que el agua representa todas las riquezas y los recursos de una comunidad. Explica que en febrero de 1831, los miembros de la Iglesia en Kirtland, Ohio, debían ayudar al sostén de los pobres, asistir a los nuevos colonos que estaban sacrificando mucho para congregarse en Ohio y ayudar a financiar las operaciones de la Iglesia.

Pide a quien enseñes que lea Doctrina y Convenios 42:30 en voz alta y que busque lo que el Señor reveló en cuanto a los pobres. Pídele que marque la palabra consagrarás.

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Élder D. Todd Christofferson

Lee la siguiente definición de la palabra consagrar que dio el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Consagrar es apartar o dedicar algo como sagrado, reservado para propósitos santos” (“Reflexiones sobre una vida consagrada”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 16).

Tal vez desees sugerir a quien enseñes que anote esa definición en el margen de su ejemplar de las Escrituras, junto al versículo 30.

Explica que Doctrina y Convenios 42 contiene principios de una ley, llamada la ley de consagración. Para ayudar a quien enseñes a entender estos principios básicos, podrías leer en voz alta la siguiente explicación del presidente J. Reuben Clark Jr., de la Primera Presidencia:

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El presidente J. Reuben Clark Jr.

“El principio básico y la razón por la que fue dada [la ley de consagración] es que todo lo que tenemos le pertenece al Señor; por lo tanto, el Señor puede pedirnos toda la propiedad que tenemos o parte de ella, porque toda le pertenece” (en Conference Report, octubre de 1942, pág. 55).

Pide a quien enseñes que resuma lo que se enseña en Doctrina y Convenios 42:30 acerca de nuestras responsabilidades para con los pobres y los necesitados. (La persona probablemente responda algo similar al principio siguiente: Debemos cuidar de los pobres y los necesitados. Anímala a que marque las palabras y frases en ese versículo que enseñan ese principio).

Muestra los vasos vacíos con las marcas y comienza a llenarlos con el agua de la jarra. Llena un vaso hasta la línea que trazaste; llena tres vasos por encima de la línea y llena dos vasos por debajo de la línea marcada. Explica que las líneas en cada vaso representan las necesidades y los deseos justos de diversas familias. Por ejemplo, las necesidades de una familia con un niño serán diferentes de las de una con cinco niños. Explica que el agua representa las riquezas y los recursos de cada familia. Los vasos con agua por debajo de la línea representan a familias que no tienen suficiente dinero o bienes para cubrir sus necesidades.

Lee Doctrina y Convenios 42:31 en voz alta, y pide a quien enseñes que siga la lectura en silencio en sus Escrituras. Luego haz las siguientes preguntas:

  • Para los santos, ¿en qué consistió el primer paso para vivir la ley de consagración? (Entregar sus bienes: dinero, mercancía y propiedades al obispo).

  • Cuando damos a los pobres, ¿a quién más estamos dando? (Al Señor).

Para representar a los miembros de la Iglesia que consagran sus propiedades a la Iglesia, vierte el agua de los vasos en la jarra.

Invita a quien enseñes a leer Doctrina y Convenios 42:32 en voz alta, y pídele que busque el segundo paso para vivir la ley de consagración. Luego pregunta:

  • ¿Cuál era el segundo paso para vivir la ley de consagración? (Cada familia recibía del obispo una porción de los recursos de acuerdo con sus necesidades).

Explica que después de entregar o consagrar sus propiedades a la Iglesia, las familias recibían propiedades acorde a sus necesidades. Esa porción llegaba a ser la propiedad privada de esa familia. Las familias eran mayordomos sobre la propiedad y se les concedía utilizarla como ellos vieran conveniente, pero rendían cuentas a Dios por su uso.

Vierte agua de la jarra y llena cada vaso hasta la línea. Explica que bajo la ley de consagración, cada familia recibía acorde a las necesidades y los justos deseos de la familia. Esas decisiones las tomaban el obispo y el cabeza de familia deliberando en consejo. Las familias reconocían que su posesión de la propiedad era un don del Señor, y en calidad de mayordomos sobre ella, eran responsables de utilizar lo recibido para ayudar a edificar el Reino del Señor.

Muestra el agua sobrante en la jarra. Pide a quien enseñes que lea Doctrina y Convenios 42:33–35 en voz alta y que busque para qué se usaba el resto de la propiedad consagrada. Luego haz las siguientes preguntas:

  • ¿Qué mandó el Señor que los santos hicieran con la propiedad sobrante, o sea, el “resto”? (Debía utilizarse para ayudar a los pobres, financiar los edificios de la Iglesia y ayudar a miembros con necesidades).

  • De lo que aprendes en el versículo 34, ¿qué crees que represente la jarra? (El almacén).

Pide a quien enseñes que lea Doctrina y Convenios 42:38 en voz alta y que descubra una verdad que permitiría que las personas desearan vivir la ley de consagración sin importar sus circunstancias particulares. Luego pregunta:

  • ¿Qué principio enseñó el Señor acerca de hacer el bien a los demás? (La respuesta debe ser algo parecido al siguiente principio: Cuando hacemos el bien a los demás, lo hacemos al Señor. Considera pedirle a quien enseñes que marque esta verdad en su ejemplar de las Escrituras).

  • ¿Cómo puede haber ayudado esta verdad a los santos a estar dispuestos a consagrar sus propiedades? El recordar este principio, ¿cómo te ayuda personalmente?

  • ¿Cuándo has sentido que estabas sirviendo al Señor al hacer algo por los demás?

Aclara que aunque no se nos manda vivir la ley de consagración de la misma forma que a los santos de aquella época, la ley aún sigue en vigencia actualmente. Lee la siguiente declaración del presidente Spencer W. Kimball en voz alta, y pide a quien enseñes que preste atención a lo que significa vivir la ley de consagración en la actualidad: “Consagración es donar el tiempo, los talentos y los medios para cuidar a aquellos que lo necesiten —ya sea espiritual o temporalmente— y para edificar el Reino de Dios” (véase “Los Servicios de Bienestar: El Evangelio en acción”, Liahona, febrero de 1978, pág. 111).

Tal vez desees animar a quien enseñes a que apunte esa definición en el margen de su ejemplar de las Escrituras, junto al versículo 30. Luego que hayas leído la declaración del presidente Kimball, pregunta:

  • ¿De qué tiempo, talentos y medios dispones que podrías utilizar para ayudar a los necesitados?

Comparte una experiencia de alguna ocasión en que fuiste bendecido por alguien que dedicó tiempo, talentos y medios para ayudarte. Comparte tu testimonio sobre la importancia de hacer el bien a los demás. Al terminar, no olvides agradecer a quien enseñes por haber participado en tu lección.

  1. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras el nombre de la persona a la que enseñaste, junto con la fecha en que terminaste esta asignación. Describe lo que piensas que salió bien en tu experiencia de enseñanza y lo que resultó difícil. Asimismo, describe lo bendecido que te has sentido cuando has vivido el principio: Cuando hacemos el bien a los demás, lo hacemos al Señor.

Doctrina y Convenios 42:43–55

El Señor brinda consejo concerniente a la muerte y la sanación

En Doctrina y Convenios 42:43–55 el Señor enseñó acerca de la muerte y la sanación. Explicó que la muerte les será dulce a quienes mueran en Él, pero será amarga para los demás. También dijo que debemos “[nutrir] con toda ternura” (D. y C. 42:43) a los enfermos y que estos han de recibir una bendición del sacerdocio. Algunos serán sanados gracias a su fe en Jesucristo (véase D. y C. 42:48).

Doctrina y Convenios 42:56–69

El Señor promete dar Escrituras adicionales y más revelaciones a José Smith

En Doctrina y Convenios 42:56–69, el profeta José Smith aprendió que el Señor continuaría dándole revelación si él seguía pidiéndola. Lee Doctrina y Convenios 42:61, y determina un principio relacionado con recibir revelación. En la actualidad, nuestros líderes guían y dirigen la Iglesia por medio del principio de la revelación continua.

  1. En tu diario de estudio de las Escrituras escribe una declaración de un principio que hayas aprendido en el versículo 61.

Doctrina y Convenios 42:70–87

Los líderes del sacerdocio reciben instrucciones sobre cómo ocuparse de los casos de miembros que cometen pecados graves

Doctrina y Convenios 42:70–87 contiene algunas leyes y principios básicos que rigen la disciplina de la Iglesia. Lee Doctrina y Convenios 42:78, y marca el mandamiento del Señor para cada miembro de la Iglesia.

Doctrina y Convenios 42:88–93

El Señor instruye a los santos sobre cómo resolver las ofensas personales

Piensa en alguna ocasión en que te hayas sentido ofendido por las palabras o acciones de otra persona. Lee Doctrina y Convenios 42:88–89, y fíjate en las instrucciones del Señor sobre lo que debemos hacer cuando alguien nos ofenda.

  1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Qué es lo primero que debemos hacer cuando alguien nos ha ofendido?

    2. ¿Por qué crees que ese enfoque puede resultar útil?

En Doctrina y Convenios 42:90–91 aprendemos que algunos pecados u ofensas que son de dominio público requieren una adecuada confesión o reprimenda públicas. En Doctrina y Convenios 42:92–93 aprendemos el siguiente principio: Las ofensas hechas en privado deben resolverse en privado.

  1. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras por qué piensas que es mejor resolver en privado las ofensas hechas en privado.

Se requiere valentía para acercarse a alguien que te ha ofendido. Cuando procures resolver en forma apropiada los malos sentimientos que puedas tener hacia otras personas, pide ayuda al Padre Celestial en oración.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Doctrina y Convenios 42:30–93 y he terminado esta lección el (fecha).

    Preguntas adicionales, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con mi maestro: