Esta lección abarca algunas doctrinas que José Smith enseñó en ciertas reuniones celebradas en Ramus, Illinois, el 2 de abril de 1843. Tales enseñanzas están en Doctrina y Convenios 130. El Profeta enseñó acerca de acontecimientos futuros, incluso sobre la segunda venida de Jesucristo. Además, enseñó sobre nuestra capacidad de conservar el conocimiento y la inteligencia después que muramos, y explicó cómo podemos recibir las bendiciones de Dios.
Antes de la clase, escriba lo siguiente en la pizarra: Muchas personas se han preguntado cuál será la fecha exacta de la Segunda Venida.
¿Alguna vez has querido saber la fecha exacta de la segunda venida de Jesucristo?
Explique que en la época de José Smith, un famoso predicador de nombre William Miller afirmaba que la segunda venida del Salvador ocurriría el 3 de abril de 1843. Un día antes de la fecha predicha por Miller para la Segunda Venida, el profeta José Smith se reunió con los santos de Ramus, Illinois, y mencionó que él había orado para saber cuándo ocurriría la Segunda Venida.
Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 130:14–17 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar lo que José Smith aprendió al orar sobre el tiempo de la segunda venida de Jesucristo.
¿Le reveló el Señor a José Smith la fecha exacta de la Segunda Venida?
¿Qué le dijo el Señor a José Smith que hiciera? (Después que los alumnos contesten, quizás desee sugerirles que marquen la frase “No me importunes más sobre el asunto” en su ejemplar de las Escrituras.
Pida a uno de los alumnos que lea la siguiente declaración del élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
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Élder M. Russell Ballard
“He sido llamado como uno de los Apóstoles para ser testigo especial de Cristo… y yo no sé cuándo Él va a volver nuevamente. Hasta donde sé, ninguno de mis hermanos del Cuórum de los Doce, ni siquiera los de la Primera Presidencia, lo saben. Y yo deseo sugerir humildemente que si nosotros no lo sabemos, entonces nadie lo sabe… El Salvador dijo: ‘de aquel día y hora, nadie sabe; no, ni los ángeles de Dios en el cielo, sino mi Padre únicamente’ [José Smith—Mateo 1:40].
“Yo creo que cuando el Señor dice que ‘nadie’ sabe, realmente está diciendo que nadie sabe” (“When Shall These Things Be?”, Ensign, diciembre de 1996, pág. 56).
¿Qué aprendemos en Doctrina y Convenios 130:14–17 y de las palabras del élder Ballard? (Es posible que los alumnos hallen diversas verdades, pero deben reconocer la siguiente: Solo Dios sabe el momento exacto en que ocurrirá la Segunda Venida).
Indique que en nuestra época algunas personas tratan de predecir el momento exacto de la Segunda Venida o del fin del mundo.
¿De qué modo recordar ese principio nos ayuda a que no nos engañen las afirmaciones falsas?
José Smith enseña acerca de la importancia de obtener conocimiento e inteligencia en esta vida
De ser posible, muestre a la clase una maleta o valija. Invite a los alumnos a imaginar que parten lejos de casa y se dirigen a un sitio en el que jamás han estado. Se les permitirá llevar solo lo que quepa en la maleta o valija.
¿Qué llevarían en la maleta? (Invite a un alumno a apuntar las respuestas en la pizarra).
Pida a los alumnos que se imaginen que el destino del viaje es el mundo de los espíritus, adonde iremos al fallecer.
¿Cuáles de los elementos escritos en la pizarra podrán llevar consigo al morir?
Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 130:18–19 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar lo que podremos llevarnos de esta vida al fallecer.
Según los versículos 18–19, ¿qué conservaremos después de morir? (Aunque usen otras palabras, los alumnos deben reconocer el siguiente principio: El conocimiento y la inteligencia que obtengamos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección).
Para ayudar a los alumnos a comprender lo que significan las palabras conocimiento e inteligencia, invite a uno de ellos a leer en voz alta la siguiente afirmación del élder Neal A. Maxwell, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
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Élder Neal A. Maxwell
“Si reflexionamos en qué es lo que se levantará con nosotros en la resurrección, está muy claro que nuestra inteligencia se levantará con nosotros, lo que significa más que nuestro cociente intelectual, ya que es también nuestra capacidad para recibir y aplicar la verdad. Nuestros talentos, atributos y habilidades se levantarán con nosotros; y por cierto, también nuestra capacidad para aprender, nuestro grado de autodisciplina y nuestra capacidad para trabajar” (We Will Prove Them Herewith, 1982, pág. 12; véase también Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia: Manual de consulta del maestro, 2000, pág. 235).
Según el élder Maxwell, ¿a qué se refiere la palabra inteligencia en los versículos 18–19?
Según el versículo 19, ¿cómo podemos obtener mayor conocimiento e inteligencia? (Quizás desee señalar que ciertos tipos de conocimiento e inteligencia solo pueden obtenerse “por medio de… diligencia y obediencia”).
¿En qué oportunidades han obtenido conocimiento o inteligencia mediante la diligencia y la obediencia? (Si lo desea, usted también podría compartir una experiencia).
Señale que según el versículo 19, quienes adquieran más conocimiento e inteligencia en esta vida tendrán mayor ventaja en el mundo venidero.
¿De qué modo creen que obtener conocimiento e inteligencia en esta vida puede darnos una ventaja en el mundo venidero?
Explique que lo que aprendemos en esta vida, tanto en el aspecto temporal como el espiritual, nos será de provecho a lo largo de la eternidad. Podremos incrementar el conocimiento que obtengamos en esta vida para llegar a ser más semejantes al Padre Celestial.
A efectos de ayudar a los alumnos a continuar obteniendo conocimiento e inteligencia, ínstelos a seguir asistiendo a Seminario ahora y a hacer planes de asistir a instituto después de graduarse de Seminario. Invite a los alumnos a escribir una meta que pueda ayudarlos a obtener más conocimiento e inteligencia.
Invite a los alumnos a imaginarse que desean mejorar su caligrafía, de modo que resuelven correr 5 km, 5 días a la semana, durante un mes.
¿Cuál será el resultado? ¿Por qué?
¿Qué tendrían que hacer para mejorar la caligrafía?
Indique que del mismo modo que debemos comprender cómo lograr los resultados deseados, también debemos comprender cómo alcanzar las bendiciones que el Padre Celestial desea concedernos.
Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 130:20–21 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio para determinar la forma en que podemos obtener las bendiciones que el Padre Celestial desea darnos. (Quizás desee explicar que una ley “irrevocablemente decretada” es permanente e inmutable).
Según los versículos 20–21, ¿cómo obtenemos una bendición de Dios?
Invite a los alumnos a redactar un principio en una oración condicional del tipo “Si…, entonces…” basándose en los versículos 20–21. Tras conceder suficiente tiempo, invite a algunos alumnos a leer los principios que hayan redactado. Aunque usen otras palabras, los alumnos deben reconocer el siguiente principio: Si queremos recibir una determinada bendición de Dios, entonces debemos obedecer la ley sobre la cual esta se basa.
A fin de ayudar a los alumnos a profundizar en su entendimiento de esta verdad, copie el cuadro siguiente en la pizarra (tal vez quiera hacerlo antes de que empiece la clase). Invite a los alumnos a copiar el cuadro en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras. Luego invite a un alumno a leer el primer pasaje de la pizarra en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que busque una ley y la bendición correspondiente. Conforme contesten, complete los espacios en blanco del cuadro según corresponda. Invite a los alumnos a completar sus cuadros por cuenta propia.
Si queremos recibir una determinada bendición de Dios, entonces debemos obedecer la ley sobre la cual esta se basa.
Después que los alumnos hayan terminado la actividad, pídales que piensen en las bendiciones que han recibido por haber obedecido alguna ley. Pídales que compartan sus experiencias.
Luego invite a los alumnos a escribir las bendiciones que quieran recibir. Invítelos también a escribir la ley o leyes que deban obedecer para recibir dichas bendiciones.
Señale que algunas leyes y bendiciones son muy específicas, mientras que otras son más generales. Asimismo, indique que algunas de las bendiciones que se prometen podrían recibirse en la vida venidera.
Para concluir la clase de hoy, invite a los alumnos a repasar algunas de las verdades que han aprendido de las enseñanzas de José Smith que se hallan en Doctrina y Convenios 130.
¿En qué forma las verdades que están en Doctrina y Convenios 130 les hacen valorar más a José Smith?
Concluya invitando a un alumno a leer las siguientes palabras del presidente Brigham Young sobre la capacidad de José Smith para explicar las cosas de Dios:
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Presidente Brigham Young
“La excelencia del carácter glorioso del hermano José Smith consiste en que él podía simplificar las cosas celestiales para que las entendiera la persona más simple. Cuando predicaba a la gente y le revelaba las cosas de Dios, la voluntad de Dios, el Plan de Salvación, los propósitos de Jehová, nuestra relación con Él y con todos los seres celestiales, reducía sus enseñanzas al nivel de la capacidad de todo hombre, mujer y niño, y las presentaba tan claramente como un sendero bien demarcado. Eso tendría que haber convencido en cuanto a su autoridad y poder divinos a toda persona que lo escuchó hablar, porque ningún otro hombre era tan capaz para enseñar como él enseñaba, y ninguna persona puede revelar las cosas de Dios sino por medio de las revelaciones de Jesucristo” (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, 1997, págs. 363–364).
Para finalizar, testifique sobre el llamamiento de José Smith como profeta, vidente y revelador. Invite a los alumnos a actuar de conformidad con las doctrinas y los principios que han aprendido al estudiar las enseñanzas del profeta que están en Doctrina y Convenios 130.
El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
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Presidente Boyd K. Packer
“Ustedes… no deberían quejarse de sus estudios; no se enfoquen tanto en lo técnico al punto de dejar de aprender lo práctico. Todo lo práctico que aprendan, en la casa, en la cocina, en el jardín, les será de beneficio; nunca se quejen de sus estudios; estudien bien y asistan siempre…
“Pueden aprender a arreglar cosas, a pintar e incluso a coser, o cualquier otra cosa que sea práctica. Vale la pena hacerlo y, si no les resulta de utilidad específica para ustedes, los ayudará cuando presten servicio a los demás” (“Consejo a los Hombres Jóvenes”, Liahona, mayo de 2009, pág. 51).