Seminario
Lección 23: Doctrina y Convenios 18:17–47


Lección 23

Doctrina y Convenios 18:17–47

Introducción

En junio de 1829, José Smith recibió esta revelación tanto para sí mismo como para Oliver Cowdery y David Whitmer. Después de llamar a esos dos hombres a proclamar el arrepentimiento, el Salvador les enseñó acerca de la importancia de tomar Su nombre sobre ellos. Él mencionó el próximo llamamiento de los Doce Apóstoles y el deseo que ellos tendrían de tomar sobre sí el nombre de Jesucristo “con íntegro propósito de corazón” (D. y C. 18:27). El Señor dio entonces a Oliver Cowdery y a David Whitmer la responsabilidad de buscar hombres que pudieran prestar servicio como miembros del Cuórum de los Doce.

Sugerencias para la enseñanza

Doctrina y Convenios 18:17–25

Jesucristo enseña que Su nombre es el único por medio del cual podemos ser salvos

Invite a uno o dos alumnos a escribir su apellido en la pizarra. Hágales las siguientes preguntas:

  • ¿Qué significa para ustedes su apellido?

  • ¿Qué privilegios y responsabilidades reciben con él? (Los privilegios podrían ser: un lugar dónde vivir, una familia, amor, seguridad y el ser criados dentro de la Iglesia. Las responsabilidades podrían incluir: el ayudar a mantener segura la casa, tratar con respeto a los miembros de la familia, hacer nuestras tareas hogareñas y brindar honor al nombre familiar).

Recuerde a los alumnos que el Señor llamó a Oliver Cowdery y a David Whitmer a proclamar el arrepentimiento (véase D. y C. 18:6, 9, 14). Explique que después de que el Señor les dio esa instrucción, les habló acerca de los privilegios y las responsabilidades de tomar sobre sí Su nombre.

Copie el siguiente cuadro en la pizarra, pero no incluya las respuestas de la fila inferior. Invite a los alumnos a copiar el cuadro en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras. Pídales que lean en silencio Doctrina y Convenios 18:17–25 y que busquen los privilegios y las responsabilidades que se reciben al tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo. Pídales que escriban en la línea de abajo de la tabla lo que hayan descubierto.

Privilegios

Responsabilidades

Recibir el Espíritu Santo y ser enseñados por Él

Invitar a otras personas a bautizarse y a perdurar hasta el fin

Recibir la salvación en el reino del Padre

Tener fe, esperanza y caridad

Evitar la contención con las demás iglesias

Hablar la verdad con sobriedad

Arrepentirse y perdurar hasta el fin

  • De acuerdo con Doctrina y Convenios 18:23, ¿por qué es importante que tomemos el nombre de Jesucristo sobre nosotros? (Los alumnos deben determinar la siguiente doctrina: El nombre de Jesucristo es el único nombre por el cual podemos ser salvos. Podría sugerir a los alumnos que marquen esa verdad en su ejemplar de las Escrituras).

Pida a un alumno que lea la siguiente cita del élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles: Diga a la clase que escuche el consejo del élder Ballard acerca de cómo debemos tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo:

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Élder M. Russell Ballard

“Tomamos el nombre de Cristo sobre nosotros en las aguas del bautismo. Renovamos el efecto de ese bautismo cada semana al participar de la Santa Cena, manifestamos así nuestra voluntad de tomar Su nombre sobre nosotros y prometemos recordarlo siempre (véase D. y C. 20:77, 79)…

“Se nos pide que seamos testigos de Él… Eso significa que tenemos que estar dispuestos a hacer saber a los demás a quién seguimos y a la Iglesia de quién pertenecemos: La Iglesia de Jesucristo. Sin dudas, queremos hacer eso con un espíritu de amor y testimonio. Queremos seguir al Salvador declarando con sencillez y claridad, y a la vez con humildad, que somos miembros de Su Iglesia” (“La importancia de un nombre”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 79–80).

  • ¿Cómo sugiere el élder Ballard que hagamos saber a los demás que seguimos a Jesucristo?

  • En Doctrina y Convenios 18:19–20, el Señor mandó a Oliver Cowdery y a David Whitmer tener fe, esperanza y caridad y evitar contender con otras iglesias y sus miembros. ¿Por qué creen que es importante que hagamos eso como seguidores de Jesucristo?

Quizás desee hacer comprender a sus alumnos que la frase “iglesia del diablo”, en Doctrina y Convenios 18:20, no está refiriéndose a ninguna iglesia en particular, sino que se refiere a toda persona, grupo, organización o filosofía que obra en contra de la Iglesia de Jesucristo y la salvación de los hijos de Dios.

Invite a los alumnos a escribir en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras alguna forma en que puedan hacer saber a otras personas que ellos siguen a Jesucristo.

Doctrina y Convenios 18:26–47

El Señor revela el llamamiento y la misión de los Doce Apóstoles

Explique que el Señor habló de otros hombres, además de Oliver Cowdery y David Whitmer, que tomarían sobre sí el nombre de Jesucristo y declararían Su evangelio. Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 18:27–32 en silencio y a escribir sus respuestas a las siguientes preguntas. (Escríbalas en la pizarra antes de comenzar la clase o prepare con ellas un volante para cada alumno).

  1. ¿Qué deseos tendrían esos doce discípulos?

  2. ¿Qué se llamaría a esos hombres a hacer? (Buscar de 3 a 5 ideas diferentes).

  3. ¿A qué miembros del actual Cuórum de los Doce Apóstoles recuerdas? (Escribir sus nombres).

Después de un tiempo prudencial, pida a los alumnos que den un informe de sus respuestas a la primera pregunta que se escribió en la pizarra. Después hágales la siguiente pregunta:

  • ¿Qué piensan que significa tomar sobre sí el nombre de Cristo con íntegro propósito de corazón?

Invite a algunos alumnos a dar un informe de su respuesta a la segunda pregunta escrita en la pizarra. Uno de los principios que los alumnos deben determinar es que a los Doce Apóstoles del Señor se los llama a predicar y administrar el Evangelio al mundo entero. Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 18:37–39 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que busque la responsabilidad que Dios les dio a Oliver Cowdery y a David Whitmer.

  • ¿Qué les mandó el Señor a Oliver y a David que hicieran? (Buscar a los hombres que el Señor llamaría como los primeros miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles en los últimos días).

  • ¿Cómo sabrían ellos a quiénes se debía llamar como Apóstoles? (Los futuros Apóstoles demostrarían los deseos y las obras de los cuales había hablado el Señor).

Explique que Martin Harris también recibió la responsabilidad de buscar a los que serían los Doce Apóstoles. El 14 de febrero de 1835, casi cinco años después de la organización oficial de la Iglesia, se llamó a los primeros miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles de los últimos días. La revelación registrada en Doctrina y Convenios 18 nos ayuda a comprender la importancia de ese cuórum al describir la función de los apóstoles de la Iglesia de Jesucristo.

Invite a los alumnos a informar sobre las respuestas que escribieron a la tercera pregunta de la pizarra; para ello, pídales que nombren a los miembros actuales del Cuórum de los Doce Apóstoles. (Si es posible, muestre imágenes de estos hombres). Sus fotografías están disponibles en los ejemplares de mayo y noviembre de la revista Liahona y en lds.org/church/leaders.

Pida a un alumno que lea las siguientes palabras del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Antes de que los alumnos comiencen a leer, explique que el élder Holland hizo esas observaciones en su primera conferencia general como Apóstol.

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Élder Jeffrey R. Holland

“Obviamente, mi mayor entusiasmo y el mayor gozo de todos mis logros es que tengo la oportunidad, como dijo Nefi, de ‘[hablar] de Cristo… [regocijarme] en Cristo… [predicar] de Cristo [y profetizar] de Cristo’ (véase 2 Nefi 25:26) dondequiera y con quienquiera que esté, hasta el último aliento de mi vida. Ciertamente, no hay propósito más excelso ni privilegio más grande que el de ser ‘[testigo especial] del nombre de Cristo en todo el mundo’ (D. y C. 107:23)…

“Además de mis palabras, enseñanzas y testimonio verbal, mi vida misma debe ser parte de ese testimonio de Jesús; mi propio ser debe reflejar la divinidad de esta obra. No podría soportarlo si por cualquier cosa que yo dijera o hiciera disminuyera la fe que ustedes tienen en Cristo, su amor por esta Iglesia o su estima por el santo apostolado.

“Pero les prometo, como se los he prometido al Señor y a estos, mis hermanos, que trataré de ser digno de esa confianza y de servir al máximo de mi capacidad” (véase “Los milagros de la Restauración”, Liahona, enero de 1995, pág. 75).

Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 18:27 en voz alta.

  • ¿De qué modo les ayuda el saber que quienes han sido llamados a servir como apóstoles han tomado sobre sí el nombre de Jesucristo con íntegro propósito de corazón? ¿Cómo podemos seguir su ejemplo?

Invite a uno o dos alumnos a ayudarlo con la siguiente actividad. Vende los ojos de esos alumnos o pídales que cierren los ojos. Pida a varios alumnos que hablen por turno con voz normal, y a los que tienen los ojos vendados que nombran a quienes hablan. Después hágales la siguiente pregunta:

  • ¿Por qué hay voces que son más fáciles de reconocer? (Los alumnos podrían mencionar que cuanto más frecuente se oye una voz, más familiar se hace y es más fácil de reconocer).

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 18:34–36, 47 en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura y que determine una de las maneras en que dice el Señor que podemos oír Su voz. (Es posible que deba explicar que en el versículo 34, “estas palabras” se refieren a las revelaciones que se registran en Doctrina y Convenios).

  • De acuerdo con esos versículos, ¿cómo podemos oír la voz del Señor? (Es posible que los alumnos ofrezcan una gran variedad de respuestas, pero asegúrese de que el siguiente principio quede bien claro: Podemos oír la voz de Jesucristo al leer las Escrituras por el poder del Espíritu. Escriba esa verdad en la pizarra).

  • ¿De qué modos el estudio de las Escrituras nos permite oír la voz de Jesucristo?

Es importante que los alumnos comprendan que podemos oír la voz del Señor en formas que no son audibles para nuestros oídos. Mediante el Espíritu Santo, podemos recibir sentimientos y mensajes en la mente y el corazón (véase D. y C. 8:2–3).

Dirija la atención de los alumnos hacia la verdad que anotó en la pizarra.

  • ¿De qué modo podría esa verdad influir en lo que piensan acerca de las Escrituras? ¿Cómo puede guiarles cuando estén eligiendo el momento y el lugar en que leerán las Escrituras?

  • ¿Cuándo han sentido que el Señor los ha inspirado mientras están leyendo las Escrituras o meditando en ellas?

Anime a los alumnos a escudriñar las Escrituras diariamente y a ser diligentes en buscar la voz del Señor y comprenderla. Para resumir Doctrina y Convenios 18:40–47, explique que el Señor afirmó que Oliver Cowdery, David Whitmer y los futuros miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles recibirían grandes bendiciones si eran fieles en guardar Sus mandamientos. Si lo desea, termine esta lección testificando de las verdades que analizó con los alumnos.

Comentarios e información de contexto

Doctrina y Convenios 18:20. “[Contended] en contra de… la iglesia del diablo”

En referencia a Doctrina y Convenios 18:20, el presidente Joseph Fielding Smith enseñó: “Debemos comprender que esa instrucción es para que contendamos contra todo lo malo, todo lo que se oponga a la rectitud y a la verdad” (Church History and Modern Revelation, 2 tomos, 1953, tomo I, pág. 83). No es un llamado a contender en contra de las demás iglesias o con sus miembros.

Doctrina y Convenios 18:44. “Por conducto de vuestras manos haré una obra maravillosa”

El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, dijo:

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Presidente Dieter F. Uchtdorf

“Al emular [el] ejemplo perfecto [del Salvador], nuestras manos pueden ser Sus manos; nuestros ojos, Sus ojos; y nuestro corazón, Su corazón…

“Con esto en mente, extendamos nuestros corazones y nuestras manos en compasión hacia los demás, porque todos andan por su propio sendero difícil. Como discípulos de Jesucristo, nuestro Maestro, se nos llama a apoyar y a sanar en vez de condenar” (“Ustedes son Mis manos”, Liahona, mayo de 2010, págs. 68–69).