“Romanos 7–16”, Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento, 2024
Ayudas para las Escrituras
Romanos 7–16
Al continuar su carta a los santos de Roma, Pablo escribió acerca del conflicto entre nuestra naturaleza eterna y nuestra naturaleza caída. Enseñó que, por medio de Jesucristo, podemos vencer la debilidad de la carne y recordó a los santos que, como hijos fieles del convenio, pueden llegar a ser herederos de Dios y coherederos con Cristo. Pablo escribió acerca de la elección o preordenación. Enseñó que Dios escoge a Su pueblo según su fidelidad y no su linaje. Pablo aconsejó a los miembros de la Iglesia que vivieran el Evangelio para que pudieran crear paz y unidad en la Iglesia, y concluyó su carta con una súplica a los santos para que siguieran siendo fieles en obedecer el Evangelio.
Recursos
Nota: La cita de una fuente no publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no implica que esta o su autor cuenten con el respaldo de la Iglesia ni que representen la posición oficial de la Iglesia.
Antecedentes y contexto
¿En qué sentido es el matrimonio una metáfora de la ley de Moisés?
Pablo se valió de la metáfora del matrimonio para explicar que Israel estuvo una vez ligado a la ley de Moisés, así como la esposa está ligada a su esposo; pero ahora que el esposo ha muerto (la ley se ha cumplido), Israel quedaría vinculado en una nueva relación de convenio con Jesucristo.
¿Por qué era insuficiente la ley de Moisés?
Algunos judíos devotos habían acusado a Pablo de haber blasfemado contra la ley de Moisés. En Romanos 7–8, Pablo aclaró su postura al explicar que la ley de Moisés era buena, pero tenía limitaciones. Pablo enseñó que la ley de Moisés era “santa” porque ayudaba a las personas a entender lo que era el pecado, pero que no tenía poder para vencer los efectos de la Caída o las debilidades humanas, ni para proporcionar una manera de que las personas fueran transformadas por el Espíritu Santo. Para ello, necesitamos la gracia disponible mediante la Expiación de Jesucristo.
Abinadí, el profeta del Libro de Mormón, expresó un testimonio similar cuando enseñó que “la salvación no viene solo por la ley; y si no fuera por la expiación que Dios mismo efectuará por los pecados e iniquidades de los de su pueblo, estos inevitablemente perecerían, a pesar de la ley de Moisés”.
¿Qué significa llegar a ser hijos e hijas adoptivas de Dios?
Las Escrituras hablan de nosotros como hijos de Dios en dos sentidos diferentes. En primer lugar, cada ser humano es literalmente un hijo amado, procreado como espíritu, del Padre Celestial. En segundo lugar, nacemos de nuevo como hijos de Dios por medio de Jesucristo y Su Expiación.
El contexto de Romanos 8:16 deja claro que Pablo se refería al segundo significado cuando dijo: “Somos hijos de Dios”. Pablo enseñó que aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios pueden llegar a ser hijos adoptivos, lo que les permite clamar: “¡Abba, Padre!”. Debido a la función crucial de Jesucristo en el proceso de la conversión, aquellos que nacen de nuevo también pueden ser considerados Sus hijos e hijas, ya que nacen de nuevo espiritualmente de Él.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando adoptamos el Evangelio y nos bautizamos, nacemos de nuevo y tomamos sobre nosotros el nombre de Jesucristo. Somos adoptados como Sus hijos e hijas y somos conocidos como hermanos y hermanas. Él es el padre de nuestra nueva vida”.
El élder Neil L. Andersen declaró: “Cada persona en la tierra es ‘linaje’ [Hechos 17:28] de Dios, pero ser llamados ‘hijos de Dios’ significa mucho, mucho más. Al venir a Jesucristo y hacer convenios con Él, llegamos a ser ‘su posteridad’ y ‘herederos del reino’ [Mosíah 15:11], ‘progenie de Cristo, hijos e hijas de él’ [Mosíah 5:7]”.
¿Qué significa ser “herederos de Dios, y coherederos con Cristo”?
Como el Primogénito del Padre e Hijo Unigénito en la carne, Jesucristo es el heredero natural del Padre Celestial. Él “recibió la plenitud de la gloria del Padre; y recibió todo poder, tanto en el cielo como en la tierra”.
Pablo enseñó que aquellos que nazcan de nuevo como hijos del convenio de Dios llegarán a ser “herederos de Dios, y coherederos con Cristo”. Por medio del Salvador, podemos recibir todo lo que el Padre tiene, incluido el don de la vida eterna.
¿Qué significa ser “hechos conforme a la imagen de Su Hijo”?
El profeta José Smith enseñó: “Mediante la Expiación de Cristo y la Resurrección, y la obediencia al Evangelio, seremos hechos nuevamente a la imagen de Su Hijo Jesucristo; entonces habremos llegado a tener la imagen, la gloria y la naturaleza de Dios”.
¿Qué es la doctrina de preordenación?
El término griego proorizō, traducido como “predestinar” en la versión Reina-Valera de la Biblia, significa “determinar algo de antemano”. El uso que Pablo hace de la palabra proorizō en Romanos 8 se refiere a la doctrina de la preordenación. “En el mundo espiritual preterrenal, Dios designó a ciertos espíritus para que cumplieran misiones específicas en la tierra. A eso se le llama preordenación. La preordenación no garantiza que las personas reciban ciertos llamamientos o responsabilidades; dichas oportunidades vienen en esta vida como resultado del ejercicio justo del albedrío, tal y como la preordenación fue el resultado de la rectitud en la vida preterrenal”.
¿Qué enseñó Pablo a los judíos en cuanto a la casa de Israel?
A muchos cristianos judíos de la época de Pablo les preocupaba apartarse de la ley de Moisés; algunos también se mostraban reacios a aceptar a conversos gentiles en la Iglesia. Ambas inquietudes se relacionaban con sus creencias sobre lo que significaba formar parte de la casa de Israel. Los judíos creían que Dios había elegido a Israel para que fuera Su pueblo elegido y que la obediencia a la ley de Moisés distinguía a los que eran escogidos. Además, algunos judíos consideraban que los gentiles desempeñaban una función menor en el reino de Dios debido a que originalmente no formaban parte de la casa de Israel.
Pablo abordó esas preocupaciones en Romanos 9–11 al recalcar que no es el linaje lo que califica a una persona para formar parte del pueblo del convenio de Dios, sino la fidelidad a Jesucristo y a Sus mandamientos. Enseñó que Dios había escogido a Israel para que fuera Su pueblo del convenio en la antigüedad, pero que ellos habían endurecido su corazón contra Él. Pablo también prometió que el rechazo del convenio por parte de Israel no sería permanente y testificó que el Señor se acordaría de Su convenio y que Israel, incluidos los gentiles que aceptaran el Evangelio, sería salvo.
¿Qué es la elección?
Elección se refiere a “la elección que hizo Dios de que la casa de Israel fuese el pueblo del convenio, con privilegios y responsabilidades, a fin de que llegaran a ser un medio para bendecir a todo el mundo […].
“Los electos son escogidos aun ‘antes de la fundación del mundo’; sin embargo, nadie es elegido incondicionalmente para la vida eterna. Para obtener la salvación, cada uno debe, por sí mismo, dar oído al Evangelio y recibir sus ordenanzas y convenios de manos de los siervos del Señor. Si alguien es elegido pero no presta servicio, podría decirse que su elección ha sido en vano”.
¿Qué se necesita para ser salvo?
Fuera de contexto, las palabras de Pablo en Romanos 10:9 podrían malinterpretarse para afirmar que todo lo que una persona debe hacer para ser salva es confesar verbalmente su creencia en Jesucristo. Sin embargo, como se registra en otros pasajes, Pablo enseñó que el arrepentimiento, el bautismo, recibir el Espíritu Santo y esforzarse por seguir las enseñanzas de Jesucristo también son esenciales.
En Romanos 10:4–13, el propósito de Pablo no era realizar una descripción exhaustiva del proceso de la salvación, sino que estaba respaldando lo que dijo en el versículo 4: “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”. Pablo hizo referencia a Deuteronomio 30:12–14 para constatar que no es necesario “subi[r] al cielo” ni “descende[r] al abismo” para encontrar a Cristo, sino que cualquier persona, judía o griega, puede hallar al Salvador en su propio corazón al confesar que Él es el Salvador y tener fe en Él.
¿Qué significa presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo?
Cuando Pablo habló de ofrecer nuestro cuerpo “en sacrificio vivo”, estaba haciendo una comparación con la práctica del sacrificio de animales en el Antiguo Testamento. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “También a nosotros se nos manda sacrificar, aunque no animales. El mayor de todos los sacrificios que podemos ofrecer es llegar a ser más santos.
“Esto lo logramos mediante la obediencia a los mandamientos de Dios, y así las leyes de la obediencia y del sacrificio están íntimamente ligadas entre sí […]. Al cumplir con estos y otros mandamientos nos sucede algo maravilloso: nos disciplinamos, nos transformamos en discípulos, y así llegamos a ser más santos, como el Señor”.
¿Qué enseñó Pablo acerca de los desacuerdos en cuanto a las dietas, las costumbres y las festividades?
A medida que la Iglesia crecía durante la época de Pablo, se hicieron evidentes las diferencias en el estilo de vida entre los conversos judíos y los gentiles. Pablo observó diferencias en las preferencias alimentarias, las costumbres, las prácticas y las festividades. Esos diferentes estilos de vida condujeron a divisiones entre los santos de Roma y de otros lugares.
Pablo enseñó a los santos que su motivación para tomar decisiones en cuanto a la dieta y otras prácticas debía ser servir y complacer al Señor, y que no debían juzgar a quienes vivían de manera diferente. Además, añadió que los santos debían estar dispuestos a renunciar a algunas acciones si estas pudieran hacer que otra persona tropezara espiritualmente. Promover la paz y la edificación en la Iglesia tiene una prioridad más alta que seguir las preferencias personales.
¿Quién era Febe?
Al final de su epístola, Pablo elogió efusivamente a una miembro de la Iglesia llamada Febe, quien llevó la epístola de Pablo a los santos en Roma. Según la descripción que Pablo hizo de Febe, sabemos que ella servía en la Iglesia y había apoyado a muchos de los santos, incluido Pablo. La aprobación por escrito que Pablo hace de Febe es un ejemplo de la antigua práctica cristiana de llevar cartas de recomendación cuando viajaban a otra congregación cristiana.
¿Escribía Pablo sus propias epístolas?
Al final de la Epístola a los romanos, el escribiente que había escrito la epístola bajo la dirección de Pablo incluyó su propio saludo a los santos de Roma. Es posible que Pablo haya empleado escribientes para redactar muchas de sus epístolas, si no todas. Los antiguos escribientes ejercían diversos grados de influencia en lo que escribían.
Algunos eruditos del Nuevo Testamento han debatido si algunas de las epístolas que llevan el nombre de Pablo fueron realmente escritas por él. Gran parte de este debate tiene que ver con sutiles diferencias en el estilo y la sintaxis de las epístolas. Sin embargo, algunas de esas diferencias pueden explicarse por el hecho que Pablo recurriera en ocasiones diferentes a distintos escribientes, cada cual con distinto aporte personal.
Más información
Vencer los deseos carnales
-
M. Russell Ballard, “Dar a nuestros espíritus el control sobre nuestros cuerpos”, Liahona, noviembre de 2019, págs. 106–109
“Para los que aman a Dios, todas las cosas obrarán juntamente para su bien”
-
James B. Martino, “Todas las cosas obrarán juntamente para su bien”, Liahona, mayo de 2010, págs. 101–103
El ejemplo de devoción de Febe
-
Camille Fronk Olsen, “Phebe”, Ensign, agosto de 2019, págs. 38–39
Contenido multimedia
Pablo dicta una epístola desde la prisión
Hombres cuidando un olivo
Here Bring Your Wounded Hearts [Traed vuestros corazones heridos], por Elspeth Young. Febe consolando a otra mujer.