Ayudas para las Escrituras
Mateo 18; Lucas 10


“Mateo 18; Lucas 10”, Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento, 2024

Ayudas para las Escrituras

Mateo 18; Lucas 10

Jesucristo enseñó que la única manera de entrar en el reino de los cielos es convertirse y volverse humilde como un niño pequeño y enseñó a Sus discípulos principios que los ayudarían a guiar a la Iglesia. Cada uno de los Doce recibió las llaves del reino. Cuando Pedro preguntó con qué frecuencia debía perdonar a los demás, Jesús relató la parábola de los dos deudores. El Salvador llamó e instruyó a los Setenta, quienes predicaron, sanaron a personas y regresaron a dar un informe de sus labores. El Salvador relató la parábola del buen samaritano y le enseñó a María y a Marta la importancia de dar prioridad a las cosas de Dios.

Recursos

Nota: La cita de una fuente no publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no implica que esta o su autor cuenten con el respaldo por la Iglesia ni que representen la posición oficial de la Iglesia.

Antecedentes y contexto

Mateo 18:5–10

¿Qué sentía el Salvador respecto a quienes hacen tropezar a Sus “pequeños”?

Véase “Marcos 9:42–48. ¿Qué sentía el Salvador respecto a quienes hacen tropezar a Sus ‘pequeñitos’?”.

Mateo 18:21–22

¿Qué significa perdonar a los demás “hasta setenta veces siete”?

En la Biblia, el número 7 simboliza lo completo, la plenitud o la totalidad. El número 490 (o “setenta veces siete”) simboliza la perfección. Jesús utilizó los números 7 y 490 como un “símbolo del perdón perfecto”.

El élder Lynn G. Robbins hizo la siguiente observación: “El Señor usó el cálculo de setenta veces siete como metáfora de Su Expiación infinita, Su amor inagotable y Su gracia sin límites. ‘Sí, y cuantas veces mi pueblo se arrepienta, le perdonaré sus transgresiones contra mí’ [Mosíah 26:30; cursiva agregada]”. Del mismo modo, nosotros debemos emular el ejemplo del Salvador de perdonar a los demás.

Mateo 18:23–35

¿Cuál es la diferencia entre 10 000 talentos y 100 denarios?

En esta parábola, el rey representa al Señor y el siervo que debía 10 000 talentos nos representa a cada uno de nosotros. El Salvador utilizó esta parábola para enseñar la importancia de perdonar a los demás.

La parábola hace referencia a “diez mil talentos” (versículo 24) y “cien denarios [del griego dēnaria]” (versículo 28), que eran tipos de moneda en la época de Jesús. Los 100 denarios que debía el consiervo es una cantidad insignificante comparada con 10 000 talentos.

“Durante el primer siglo d. C., se estima que 10 000 talentos equivalían a 100 000 000 de denarios. Un denario era el salario diario típico para un trabajador común. Si aquella persona trabajaba trescientos días al año, hubiera necesitado unos 33 años para poder comprar un talento, y más de 300 000 años para ganar 10 000 talentos, que era la suma de la deuda del siervo”.

El presidente Jeffrey R. Holland enseñó: “Hay diferencia de opiniones entre los eruditos en cuanto a los valores monetarios mencionados aquí, […] pero para simplificar las matemáticas, si la deuda más pequeña de 100 denarios que no se perdonó fuera, digamos, cien dólares en el presente, entonces la deuda de 10 000 talentos que se perdonó gratuitamente podría ser aproximadamente de mil millones de dólares… ¡o más!

“Para una deuda personal, esa es una suma astronómica, totalmente fuera de nuestra comprensión […]. Ahora bien, para el propósito de la parábola, se esperaba que fuera incomprensible, se esperaba que estuviera fuera de nuestra compresión, ¡sin mencionar nuestra capacidad de pagarla! Esto debido a que este […] es un relato sobre nosotros, la familia humana caída, todos los deudores, transgresores y prisioneros mortales […].

“Jesucristo usa una medida inconmensurable aquí porque Su Expiación es un don inconmensurable dado a un costo incomprensible”.

Lucas 10:1–20

¿Quiénes eran los Setenta?

Lucas es el único autor de los Evangelios que registra que Jesucristo llamó a los Setenta. Junto con los Doce Apóstoles, los Setenta debían predicar el Evangelio y preparar el camino para el Salvador. Su llamamiento a los Setenta y las instrucciones que les dio fueron similares al llamamiento y las instrucciones que dio a Sus Doce Apóstoles. En la actualidad, los Setentas Autoridades Generales son líderes de la Iglesia llamados por la Primera Presidencia de la Iglesia. Prestan servicio como “testigos especiales” que ayudan a los Doce a “edifica[r] la iglesia”, “regula[r] todos los asuntos” y “predicar y administrar el evangelio” en todo el mundo.

Lucas 10:30

¿Qué sabemos del camino de Jerusalén a Jericó?

El camino que “descendía de Jerusalén a Jericó” tenía un desnivel de unos 1000 m (3280 pies). Es posible que siguiera los lechos de ríos secos, como se muestra en la imagen a continuación. El camino se extendía a lo largo de unos 20 km (12,5 millas) y atravesaba terrenos desolados y montañosos, donde solían esconderse ladrones para atacar a los viajeros que pasaban por allí.

vista aérea del Wadi Qelt en Israel, cerca de Jericó

Lucas 10:31–36

¿Cuál es el significado del sacerdote, el levita y el samaritano en la parábola del buen samaritano?

Según la ley de Moisés, los sacerdotes y levitas tenían la asignación de enseñar la ley de Dios y servir a Dios y a sus semejantes, y entendían plenamente el mandamiento de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De hecho, Dios había mandado a los israelitas, incluidos los sacerdotes y levitas, que no se quedaran de brazos cruzados cuando la vida de su prójimo estuviera en peligro.

En la parábola del Salvador, el sacerdote y el levita transgredieron estos mandamientos. En lugar de seguir la ley de Moisés, es posible que estuvieran siguiendo la tradición de los ancianos, o ley oral, que afirmaba que los judíos no estaban obligados a liberar de la muerte a los no judíos o a los de origen étnico desconocido, pues a esa persona no se la consideraba como prójimo.

Irónicamente, el samaritano cumplió las funciones del sacerdote y del levita tal como se describían en la ley mosaica. El presidente M. Russell Ballard enseñó: “¿Se han preguntado alguna vez por qué en ese relato el Salvador eligió hacer héroe a un samaritano? En la época de Cristo había mucha antipatía entre judíos y samaritanos. Bajo circunstancias normales, ambos grupos evitaban asociarse unos con otros. Todavía habría sido una parábola buena e instructiva si el hombre que cayó en manos de ladrones hubiera sido rescatado por un hermano judío.

“El uso deliberado que Él hizo de judíos y samaritanos enseña claramente que todos somos prójimo y que debemos amarnos, estimarnos, respetarnos y servirnos el uno al otro a pesar de nuestras más marcadas diferencias, entre ellas las diferencias religiosas, políticas y culturales”.

Lucas 10:33–35

¿Por qué usó el samaritano aceite y vino para curar las heridas del hombre?

El samaritano aplicó en las lesiones del hombre herido aceite y vino, los cuales tienen propiedades medicinales. El aceite se usaba para calmar las heridas y el vino para desinfectarlas. El aceite y el vino también simbolizan la Expiación de Cristo. Al igual que el buen samaritano, Jesucristo tiene compasión. Él sana nuestras heridas espirituales del pecado y nos salva de la muerte; nos conduce a un lugar seguro y se vale de otras personas para ayudarnos. Mediante Su Expiación, Jesucristo ha pagado personalmente el precio de nuestra recuperación.

Lucas 10:38–42

¿Qué se esperaba de una anfitriona en los tiempos del Nuevo Testamento?

“La hospitalidad era muy importante en la sociedad judía, y el honor y la reputación de una mujer dependían en parte de lo bien que cumpliera las expectativas culturales en cuanto a sus funciones como anfitriona”. Debido a estas costumbres sociales, la queja de Marta de que María la había dejado sola para servir probablemente se habría considerado justificada. La respuesta del Salvador a la preocupación de Marta aclaró que las cosas de Dios son de mayor prioridad que las costumbres sociales, aun cuando sean buenas costumbres.

Más información

Aprender a amarnos los unos a los otros

Demostrar nuestro discipulado mediante el servicio

  • Camille Fronk Olson, “Marta y María”, Liahona, junio de 2019, págs. 26–27

El perdón y las segundas oportunidades

Símbolos que se encuentran en la parábola del Buen Samaritano

  • John W. Welch, “El buen samaritano: Símbolos olvidados”, Liahona, febrero de 2007, págs. 26–33

Contenido multimedia

Videos

“Os es requerido perdonar: La parábola de los dos deudores” (6:05)

6:6

“Parábola del Buen Samaritano” (5:12)

5:5

“The Good Samaritan” (12:23)

12:23

Imágenes

el buen samaritano ayudando a un hombre herido

The Good Samaritan [El buen samaritano], por Walter Rane

María sentada escuchando al Salvador mientras Marta trabaja detrás

Mary Heard His Word [María oía Su palabra], por Walter Rane

Notas

  1. Véase Matthew L. Bowen, “Jewish Hermeneutics in the New Testament Period”, en New Testament History, Culture, and Society: A Background to the Texts of the New Testament, editado por Lincoln H. Blumell, 2019, pág. 103; Alonzo L. Gaskill, The Lost Language of Symbolism: An Essential Guide for Recognizing and Interpreting Symbols of the Gospel, 2003, pág. 124.

  2. Bowen, “Jewish Hermeneutics in the New Testament Period”, pág. 103.

  3. Lynn G. Robbins, “Hasta setenta veces siete”, Liahona, mayo de 2018, pág. 23.

  4. Jay A. Parry y Donald W. Parry, Understanding the Parables of Jesus Christ, 2006, pág. 95.

  5. Jeffrey R. Holland, “Sed, pues, vosotros perfectos… con el tiempo”, Liahona, noviembre de 2017, págs. 41–42.

  6. Véase Lucas 10:1–16.

  7. Véase Mateo 10.

  8. Doctrina y Convenios 107:25, 34, 38.

  9. Lucas 10:30.

  10. Véase John Wilkinson, “The Way from Jerusalem to Jericho”, The Biblical Archaeologist, tomo XXXVIII, nro. 1, marzo de 1975, págs. 11–19.

  11. Levítico 19:18.

  12. Véanse Levítico 19:16; 25:35–36.

  13. Véase D. Kelly Ogden y Andrew C. Skinner, Verse by Verse: The Four Gospels, 2006, págs. 385–386.

  14. M. Russell Ballard, “Doctrina de la inclusión”, Liahona, enero de 2002, pág. 40.

  15. Véanse Mateo 26:27–29; Lucas 22:44; Doctrina y Convenios 19:18; 20:78–79. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Recordad que, al igual que la oliva, prensada para exprimirle el aceite que daba luz, así también fue oprimido el Salvador. De cada poro brotó la sangre vital de nuestro Redentor” (“En esta Tierra Santa”, Liahona, febrero de 1991, pág. 18).

  16. Casey W. Olson, “The Savior’s Teachings on Discipleship during His Final Trek to Jerusalem”, Religious Educator, tomo XIII, nro. 3, 2012, págs. 134–135.