“1 Corintios 14–16”, Ayudas para las Escrituras: Nuevo Testamento, 2024
Ayudas para las Escrituras
1 Corintios 14–16
El apóstol Pablo enseñó que el don de profecía es mayor que el don de lenguas. El don de profecía se otorga para que los miembros de la Iglesia puedan fortalecer espiritualmente a las demás personas. Pablo fue uno de los muchos testigos de la realidad de la Resurrección de Jesucristo. Debido a que Jesucristo venció la muerte, todos resucitarán. La práctica del bautismo por los muertos afirma que habrá una resurrección. Los cuerpos resucitados son cuerpos incorruptibles y varían en gloria. Mientras recaudaba ofrendas para los pobres de Jerusalén, Pablo alentó a los miembros de la Iglesia a ser generosos y también animó a los santos corintios que estaban espiritualmente debilitados a “esta[r] firmes en la fe” y a hacer todas las cosas con caridad.
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Nota: La cita de una fuente no publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no implica que esta o su autor cuenten con el respaldo de la Iglesia ni que representen la posición oficial de la Iglesia.
Antecedentes y contexto
¿Qué es el don de profecía?
El verbo profetizar proviene de una palabra griega que significa “pronunciar un mensaje inspirado” o “revelar la voluntad de Dios”. Si bien algunas personas podrían suponer que el don de profecía está reservado solo para el profeta del Señor, las Escrituras revelan que ese don está disponible para todos los seguidores fieles de Cristo, tanto hombres como mujeres.
El élder Robert D. Hales enseñó lo siguiente:
“El don de profecía […] es diferente del oficio de profeta en el sacerdocio; el don de profecía es el testimonio de Jesús.
“El apóstol Pablo enseñó que los cristianos deben ‘procura[r] los dones espirituales, pero sobre todo, que profetic[en] [es decir, testificar del Salvador]’ (1 Corintios 14:1).
“El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) enseñó lo siguiente: ‘Todos los miembros de la Iglesia deben procurar el don de profecía para su propia guía’ (Church History and Modern Revelation, 2 tomos, 1953, tomo I, pág. 201)”.
Pablo situó el don de profecía por encima del don de lenguas porque profetizar es edificar la Iglesia y declaró que el don de profecía dentro de la Iglesia de Cristo tendrá un efecto poderoso en creyentes y no creyentes, llevándolos a la conversión.
¿Qué es el don de lenguas?
El don espiritual de lenguas se manifiesta cuando el Espíritu Santo inspira a las personas para que “hablen, comprendan o interpreten lenguas (o idiomas) desconocidas para ellas”. Los apóstoles y otras personas hablaron en “otras lenguas” el día de Pentecostés. En esa ocasión, el don de lenguas se manifestó por medio de los siervos de Dios que enseñaron el Evangelio en idiomas que sus oyentes conocían pero que eran desconocidos para los oradores. Otra forma en la que el don de lenguas tiene lugar es cuando una persona es inspirada por el Espíritu a hablar en un idioma desconocido ya sea para el orador o para los oyentes. Esta segunda manifestación del don de lenguas parece haber sido muy buscada por algunos miembros de la Iglesia en Corinto. Pablo advirtió que esa forma del don de lenguas proporcionaba a los incrédulos evidencia del poder de Dios pero no enseñaba ni edificaba a los santos a menos que se cumplieran condiciones específicas.
¿Por qué dijo Pablo que las mujeres debían callar en las congregaciones?
Es difícil saber qué intención tenía el consejo de Pablo sin conocer la verdadera pregunta o las circunstancias que lo motivaron. En cualquier caso, en las enseñanzas anteriores de Pablo en esa misma epístola, él no prohibió a las mujeres orar o profetizar en las reuniones de la Iglesia. Algunos eruditos opinan que los versículos 34–35 no son originales de los escritos de Pablo, sino que son adiciones posteriores.
La Traducción de José Smith reemplaza la palabra hablar por gobernar en ambos versículos. Este cambio de palabras sugiere la posibilidad de que Pablo estuviera intentando corregir una situación en la que ciertas mujeres corintias estuvieran causando desorden durante los servicios de adoración o tratando de arrebatar el liderazgo de los líderes del sacerdocio.
Lo que queda claro a partir de las Escrituras de la Restauración y de los profetas vivientes es el valor que tiene la participación de las mujeres en las reuniones de la Iglesia para orar, predicar, exhortar y testificar. El presidente Russell M. Nelson enseñó lo siguiente: “Como mujeres Santos de los Últimos Días rectas e investidas, ustedes hablan y enseñan con el poder y la autoridad de Dios. Ya sea por exhortación o conversación, necesitamos su voz para enseñar la doctrina de Cristo. Necesitamos su opinión en los consejos familiares, de barrio y de estaca. ¡Su participación es esencial y nunca está de adorno!”.
¿Por qué tenían dificultades algunos santos corintios con la doctrina de la resurrección?
Se le había informado a Pablo que algunas personas de Corinto enseñaban que no había resurrección de los muertos. Aunque la epístola de Pablo no explica el motivo, las enseñanzas de los epicúreos y los saduceos, quienes creían que no habría vida después de la muerte, podrían haber influenciado a los miembros de la Iglesia. O quizás los santos habían comenzado a incorporar ideas que sugerían que el cuerpo físico tenía poco valor y que sería desechado en la vida venidera.
¿En qué sentido es Jesucristo “las primicias” de la resurrección?
Según la ley de Moisés, un agricultor debía dedicar su primer manojo de espigas, las primicias de su cosecha, como ofrenda al Señor. Dicha ofrenda afirmaba que Dios es la fuente de todas las bendiciones. Las primicias eran vistas como una garantía de la cosecha venidera. Pablo se valió de la imagen de las “primicias de los primeros frutos” al describir la Resurrección del Salvador. Así como las primicias de un agricultor eran los primeros de los muchos cultivos que se cosechaban, Jesucristo fue el primero de todos los seres en resucitar. Él abrió el camino para que todos resuciten de entre los muertos.
¿Por qué se refirió Pablo al bautismo por los muertos?
Este pasaje indica que durante la época de Pablo se llevaban a cabo bautismos por los muertos. Pablo utilizó la ordenanza del bautismo por los muertos para afirmar la realidad de la resurrección. Refiriéndose a la “pregunta difícil” de Pablo, el presidente Howard W. Hunter dijo lo siguiente: “¿Por qué efectúan bautismos vicarios por quienes han muerto si no hay resurrección? La historia demuestra la realidad de la práctica del bautismo por los que habían muerto sin el beneficio de esa ordenanza […]. Esas ordenanzas no tendrían sentido salvo que hubiese una resurrección. Nada importa si no hay una resurrección; todo terminaría en la oscuridad de la muerte”.
El conocimiento del plan de Dios para la redención de los muertos se ha restaurado en nuestros días. El presidente Jeffrey R. Holland enseñó que “la práctica de que los vivos ofrezcan ordenanzas salvadoras a favor de sus familiares fallecidos […] [demuestra con] esplendor la preocupación de un amoroso Dios por cada uno de Sus hijos terrenales, sin importar cuándo vivieron ni dónde murieron”.
¿En qué se diferencian los cuerpos terrenales de los resucitados?
Pablo enseñó que el cuerpo resucitado de una persona será diferente de su cuerpo mortal y, para ilustrar este punto, habló de plantar una semilla y finalmente cosechar una planta entera. La semilla plantada es como un cuerpo mortal. Una semilla germinada que se convierte en planta es como un cuerpo resucitado. Ahora tenemos cuerpos terrenales, pero en la resurrección tendremos cuerpos celestiales. Nuestro “cuerpo natural”, declaró Pablo, se convertirá en un “cuerpo espiritual” en la resurrección. El presidente Joseph Fielding Smith enseñó lo siguiente: “Después de la resurrección de entre los muertos, nuestro cuerpo será un cuerpo espiritual, pero será un cuerpo tangible, un cuerpo que habrá sido purificado, uno que igualmente será de carne y hueso, […] y llegará a ser inmortal y no morirá jamás”.
¿Qué diferencias habrá entre los cuerpos resucitados?
Pablo señaló que hay diferencias entre los cuerpos resucitados, así como las hay entre los cuerpos de los seres humanos y de las diversas clases de animales. También explicó que los cuerpos celestiales difieren en gloria y esplendor de los cuerpos terrenales, así como el sol, la luna y las estrellas difieren en gloria.
En febrero de 1832, el profeta José Smith y Sidney Rigdon recibieron una visión en la cual vieron tres grados de gloria en la resurrección, empezando por aquellos que reciben una recompensa celestial:
“Estos son aquellos cuyos cuerpos son celestiales, cuya gloria es la del sol, sí, la gloria de Dios, el más alto de todos […].
“Y además, vimos el mundo terrestre, y he aquí, estos son los de lo terrestre, cuya gloria se distingue de la gloria de los de la iglesia del Primogénito que han recibido la plenitud del Padre, así como la de la luna difiere del sol […].
“Y además, vimos la gloria de lo telestial, la gloria de lo menor, así como la gloria de las estrellas difiere de la gloria de la luna”.
Después de recibir esa visión, el profeta José Smith fue inspirado a modificar 1 Corintios 15:40 de este modo: “Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrestres y cuerpos telestiales; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres y otra la de los telestiales”.
¿Quiénes son el primer Adán y el postrer Adán?
Adán significa literalmente “humano”. Es el nombre que Dios le dio al “primer hombre”. A Adán también se lo conoce como Miguel. A causa de la caída de Adán y Eva, recibimos cuerpos mortales. Jesucristo es “el postrer Adán” o “segundo hombre” porque fue el primero en ser vivificado (resucitado) y recibir un cuerpo glorificado. Tanto las acciones del primer Adán (con la Caída) como las de Jesucristo (con Su Expiación y Resurrección) fueron necesarias para nuestra salvación.
El presidente Jeffrey R. Holland enseñó lo siguiente: “Como uno de Sus testigos ordenados, […] declaro que Jesús de Nazaret fue y es ese Salvador del mundo, el ‘postrer Adán’, el Autor y Consumador de nuestra fe, el Alfa y la Omega de la vida eterna. ‘Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados’ [1 Corintios 15:22], declaró Pablo”.
Más información
La resurrección
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Temas y preguntas, “Resurrección”, Biblioteca del Evangelio
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Reyna I. Aburto, “No hay victoria para el sepulcro”, Liahona, mayo de 2021, págs. 85–86
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Jeffrey R. Holland, “Merced, justicia y amor”, Liahona, mayo de 2015, págs. 104–106
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D. Todd Christofferson, “La Resurrección de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2014, págs. 111–114
Las mujeres en la Iglesia
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Russell M. Nelson, “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 95–98
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M. Russell Ballard, “La función esencial de las mujeres”, Liahona, marzo de 2021, págs. 8–11
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Devocional mundial de la Sociedad de Socorro, 17 de marzo de 2024, broadcasts.ChurchofJesusChrist.org
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Temas y preguntas, “Las mujeres en la Iglesia”, Biblioteca del Evangelio
Multimedia
Videos
“Resurrección de los muertos” (1:38)
“Ustedes son las mujeres que él predijo” (3:15)
Imágenes
La Resurrección de Jesucristo
He Is Not Here [No está aquí], por Walter Rane
He Is Risen [Ha resucitado], por Greg Olsen
The Resurrection [La Resurrección], por Harry Anderson
The Trumpet Shall Sound [Se tocará la trompeta], por J. Kirk Richards
El bautisterio del Templo de Roma, Italia