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Unidad 14, Día 3: Juan 9


Unidad 14: Día 3

Juan 9

Introducción

Jesús sanó a un hombre que había nacido ciego. Los fariseos cuestionaron a ese hombre y lo echaron de la sinagoga porque rehusó condenar a Jesús como pecador por sanar en el día de reposo. El Salvador buscó al hombre y le preguntó lo que creía y el hombre adoró a Jesús como el Hijo de Dios.

Juan 9:1–7

Jesús sana a un hombre que nació ciego

Determina algunos ejemplos de adversidades que experimentan las personas a tu alrededor o las personas que ves en las noticias locales:

Algunas personas se preguntan por qué Dios permite que la adversidad afecte su vida de forma drástica. Al estudiar Juan 9:1–5, busca una verdad que nos pueda ayudar a entender mejor una razón por la que Dios permite que la adversidad afecte nuestra vida.

Cuando Jesús estaba en Jerusalén, conoció a un hombre que había experimentado la adversidad desde su nacimiento. Lee Juan 9:1–2 para averiguar la adversidad por la que pasó ese hombre.

¿Qué preguntaron los discípulos en cuanto a la causa de la adversidad del hombre?

En la época del Salvador, muchas personas pensaban que las adversidades que la gente afrontaba eran consecuencias de pecados que ellos o sus padres habían cometido. ¿Piensas que era correcta esa creencia? ¿Por qué sí o por qué no?

Lee Juan 9:3–5 y busca las enseñanzas del Salvador a Sus discípulos en cuanto a la ceguera de ese hombre.

¿Qué crees que significa que “las obras de Dios se manifestasen en él”? (Juan 9:3).

De las enseñanzas del Salvador en esos versículos, aprendemos que Dios puede usar nuestras adversidades para demostrar Sus obras y Su poder. En otras palabras, aunque haya muchas causas por las que tenemos adversidades en la vida, Dios puede usar nuestros desafíos para ayudar a lograr Sus justos propósitos.

Para entender mejor esa verdad, lee la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

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Elder Dallin H. Oaks

“Se nos ha enviado aquí para ser probados. Debe existir una oposición en todas las cosas. Debemos aprender y progresar por medio de esa oposición, por medio de afrontar nuestros problemas y de enseñar a los demás a hacer lo mismo… el Señor no sólo consagrará nuestras aflicciones para nuestro provecho, sino que Él las utilizará para bendecir la vida de innumerables personas más.

“Jesús enseñó esa lección cuando junto con Sus discípulos vio a un ciego de nacimiento: [Entonces el élder Oaks citó Juan 9:2–3].

“Si vemos la vida a través del cristal de la espiritualidad, veremos muchos ejemplos de las obras de Dios que se sacan adelante por medio de las adversidades de Sus hijos…

“Cuando comprendemos ese principio, que Dios nos brinda oportunidades para bendecir y nos bendice por medio de nuestras adversidades, así como de las adversidades de otras personas, comprendemos por qué nos ha mandado una y otra vez dar ‘gracias al Señor tu Dios en todas las cosas’ (D. y C. 59:7)” (“Demos las gracias en todas las cosas”, Liahona, mayo de 2003, págs. 97–98).

Piensa en una adversidad que hayas enfrentado o que estés enfrentando en el momento. Al seguir estudiando Juan 9, piensa en maneras en las que Dios podría demostrar Sus obras y poder por medio de ti debido a esa adversidad.

Lee Juan 9:6–7 y busca la forma en que Dios manifestó Sus obras y Su poder mediante la experiencia del hombre ciego.

¿Cómo te imaginas que fue para ese hombre ver por primera vez?

Juan 9:8–41

El Salvador busca al hombre al que había sanado después de que los fariseos lo echaron

Como está registrado en Juan 9:8–41, después de que el hombre ciego hubo sido sanado, algunas personas debatieron si él era en realidad el hombre que había nacido ciego. Otros se preguntaron cómo había sido sanado, y lo llevaron a los fariseos, quienes comenzaron a interrogarle.

Busca en Juan 9:14 el día en que el Salvador sanó al hombre ciego.

¿Qué reacción piensas que tuvieron los fariseos a que Jesús sanara al hombre en el día de reposo?

Lee Juan 9:16 para ver cuáles eran las conclusiones de los fariseos acerca de Jesús.

Lee Juan 9:17 para ver a qué conclusión llegó el hombre ciego en cuanto a Jesús.

A medida que continúes tu estudio de Juan 9, fíjate en el progreso de la opinión del hombre ciego acerca del Salvador.

Al dudar que el hombre de verdad estuviera ciego, los fariseos llevaron a sus padres para interrogarlos. En Juan 9:19–23 aprendemos que cuando les preguntaron, los padres testificaron que era su hijo y que había nacido ciego, pero dijeron que no sabían cómo había sido sanado. Temerosos de que se les echara de la sinagoga y de la comunidad, no querían decir que creían que Jesús era el Mesías, de modo que sugirieron que el hijo hablara por sí mismo.

Lee Juan 9:24–27, 30–33 para saber cuál fue la respuesta del hombre a los fariseos. Quizás podrías marcar las palabras que usó para defender a Jesús y testificar que Él era “de Dios” (Juan 9:33).

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Qué te llama la atención sobre las respuestas del hombre?

En Juan 9:34, aprendemos que a este hombre se le echó afuera (supuestamente de la sinagoga [véase Juan 9:22]) por defender al Salvador sin miedo.

“Las sinagogas servían como el centro religioso y social de muchas comunidades judías; ofrecían acceso a instrucción y adoración espiritual, así como a oportunidades educativas y sociales. Debido a que la sinagoga era una parte tan integral de la sociedad judía, el hecho de que a uno lo echaran de una sinagoga… significaba más que ser excomulgado y perder la hermandad de la comunidad religiosa. Significaba también que se le rechazaba de actos culturales y sociales” (Manual para el alumno del Nuevo Testamento [Manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2014], pág. 230).

¿Por qué piensas que ese hombre estaba dispuesto a ser fiel a lo que sabía de Jesucristo, aunque significara que lo echaran de la sinagoga?

Después de que el hombre fue echado de la sinagoga, el Salvador lo encontró y le preguntó si “[creía] en el Hijo de Dios” (Juan 9:35). Lee Juan 9:36–38 para ver la respuesta del hombre.

Su declaración “Creo, Señor” y el hecho de que “le adoró” (Juan 9:38) indican que sus ojos espirituales se habían abierto y que reconoció a Jesucristo por quien es: el Mesías prometido y el Hijo de Dios.

De ese relato aprendemos que al permanecer fieles a lo que sabemos a pesar de la oposición, nuestro testimonio se fortalecerá. Con el tiempo, nuestro testimonio se hará aun más fuerte.

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Por qué piensas que nuestro testimonio se fortalece después de superar la oposición o las pruebas de fe?

    2. ¿Cómo se ha fortalecido tu testimonio al soportar fielmente la oposición?

Para reconocer otro principio en este relato, cierra los ojos parcialmente para que solo puedas ver un poco de luz. Después ábrelos a medias, y entonces ábrelos del todo. Fíjate en cómo cambia tu visión en cada caso.

Recuerda que la visión física del hombre se volvió clara cuando Jesús lo sanó. Lee Juan 9:11, 17, 33, 35–38 para encontrar las frases que describen cómo maduraba la visión espiritual del hombre, o su entendimiento de quién es Jesús.

Al principio, se refirió a Jesús como “El hombre que se llama Jesús” (Juan 9:11), y más tarde se refirió a Él como un “profeta” (Juan 9:17) y lo defendió diciendo que era “de Dios” (Juan 9:33). Con el tiempo, su visión espiritual se volvió más clara, hasta que al fin vio a Jesucristo como el Mesías prometido y el Hijo de Dios.

¿Por qué piensas que su visión y su entendimiento del Salvador se volvieron más claros? ¿En qué formas ejerció fe en Jesucristo mediante esa experiencia?

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President Howard W. Hunter

Al hablar de la experiencia del hombre, el presidente Howard W. Hunter enseñó: “Se había otorgado la vista dos veces, una vez para remediar un defecto congénito [un defecto físico de nacimiento] y otra para contemplar al Rey de Reyes antes de que ascendiera a Su trono eterno. Jesús había estimulado la vista, tanto física como espiritual. Había enviado Su luz hacia un lugar oscuro, y ese hombre, como muchos más de esa época y como en la actualidad, había aceptado la luz, y había visto” (“El Dios que hace maravillas”, Liahona, julio de 1989, pág. 20).

De ese relato aprendemos que al ejercer fe en Jesucristo, nuestra visión espiritual y nuestro entendimiento se vuelven más claros.

¿Por que piensas que ejercer fe es necesario para ver y entender la verdad espiritual más claramente?

Algunos fariseos estaban cerca cuando el hombre vio a Jesús y lo adoró como el Hijo de Dios. Lee Juan 9:39–41 para ver lo que el Salvador enseñó acerca de la ceguera.

En respuesta a la pregunta de los fariseos, “¿Somos nosotros también ciegos?” (Juan 9:40), “el Salvador usó una metáfora, enseñando que aquellos que eran ‘ciegos’ —los que no sabían quién era Él— ‘no [tendrían] pecado’ (Juan 9:41). Por otro lado, aquellos que pudieran ver —los que habían recibido suficientes testimonios en cuanto al Salvador y Su misión divina y que debían saber quién era Él— serían responsables de sus acciones. Los fariseos estaban entre aquellos que podían ver, y por tanto su ‘pecado permanece’. Espiritualmente hablando, escogieron ser ciegos, porque rehusaban reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, a pesar de los muchos testimonios que habían recibido” (Manual del alumno del Nuevo Testamento, pág. 231).

  1. Fíjate en los últimos dos principios que aprendiste en esta lección, y reflexiona en cuanto a cómo los aplicarías en tu vida. Escribe en el diario de estudio de las Escrituras tus metas para aplicar esos principios. Ora para recibir guía para lograr tus metas.

  2. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Juan 9 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: