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Unidad 29, Día 2: Santiago 4–5


Unidad 29: Día 2

Santiago 4–5

Introducción

El apóstol Santiago aconsejó a los santos a resistir al diablo, a acercarse más a Dios y a sobrellevar con paciencia las aflicciones mientras aguardaban la segunda venida del Salvador. Enseñó que los enfermos deben “[llamar] a los ancianos [élderes] de la Iglesia” (Santiago 5:14) para que los bendijeran. Santiago también enseñó acerca de la importancia de ayudar a los pecadores a arrepentirse.

Santiago 4

Santiago aconseja a los santos a acercarse más a Dios y a resistir al diablo

Piensa en algún familiar o amigo hacia quien sientes cercanía. ¿Por qué te sientes cerca de esa persona?

¿Cómo llegaste a sentirte cerca de esa persona?

Ahora considera cuán cerca te sientes de Dios. ¿Sería una bendición en tu vida tener una firme relación con Dios?

Al estudiar Santiago 4, busca verdades que te ayuden a fortalecer tu relación con Dios.

Tal como se indica en Santiago 4:1–3, Santiago reprendió a los santos por ceder a los deseos mundanos. Lee Santiago 4:4 para ver la clase de amistad sobre la que Santiago advirtió a los santos. La palabra enemistad significa hostilidad u odio.

El consejo de Santiago que se halla en el versículo 4 no significa que debamos evitar relacionarnos con personas que no sean miembros de la Iglesia. Más bien, debemos evitar aceptar y seguir las enseñanzas falsas, y los deseos, normas y prácticas inicuos del mundo. Santiago enseñó que entablar amistad con el mundo (ser mundano) nos haría enemigos de Dios.

Lee Santiago 4:6–8 para ver lo que Santiago aconsejó a los santos que hicieran.

De acuerdo con lo que aprendiste de Santiago 4:8, completa el siguiente principio: Al acercarnos a Dios, . Si lo deseas, marca las palabras de Santiago 4:8 que enseñan ese principio. La revelación moderna confirma dicho principio (véase D. y C. 88:63).

  1. En el diario de estudio de las Escrituras, haz una lista de lo que puedes hacer para acercarte más a Dios.

Una forma en que puedes acercarte a Dios es seguir el consejo de Santiago: “limpiad vuestras manos” y “purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8). En las Escrituras, las manos representan nuestras acciones y el corazón, nuestros deseos. Medita cómo el tener manos limpias y un corazón puro te ayuda a a acercarte más a Dios.

Lee Santiago 4:9–12, 17 para determinar otros consejos que Santiago dio a los santos para ayudarlos a acercarse a Dios. Las palabras “Vuestra risa se convierta en lloro”, que están el versículo 9, se refiere a sentir la tristeza que es según Dios por el pecado.

Según Santiago 4:17, ¿qué enseñó Santiago que es pecado?

En Santiago 4:17 podemos aprender que si sabemos hacer lo bueno pero escogemos no hacerlo, cometemos pecado. Podrías marcar las palabras de Santiago 4:17 que enseñan dicha verdad.

¿Por qué crees que es pecado saber las cosas buenas que debemos hacer pero decidimos no hacerlas?

El presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia, explicó más ampliamente esa verdad: La palabra omisión, en este contexto, se refiere a los actos buenos que deberíamos hacer, pero que desatendemos o dejamos sin hacer.

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President James E. Faust

“Me temo que algunos de nuestros mayores pecados sean pecados de omisión. Estas son algunas de las cosas más importantes de la ley que el Salvador dijo que no podíamos dejar sin hacer [véase Mateo 23:23]. Se trata de los actos de consideración y de bondad que no realizamos y que nos hacen sentir culpables por no haberlos llevado a cabo.

“Recuerdo que cuando yo era pequeño y estaba en la granja durante los días más calurosos del verano, mi abuela Mary Finlinson cocinaba deliciosas comidas en la cocina de leña. Cuando se vaciaba la caja de los leños que estaba junto a la cocina, la abuela, sin decir palabra, la llevaba afuera hasta el montón de maderos de cedro, la llenaba, y volvía a la casa con la pesada caja. Yo era tan insensible y me interesaba tanto en la conversación de los que estaban en la cocina, que me quedaba allí sentado mientras mi querida abuela iba en busca de la leña. Me avergüenzo de mí mismo y he lamentado aquella omisión durante toda mi vida. Espero pedirle perdón a la abuela algún día” (“Lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”, Liahona, enero de 1998, pág. 69).

  1. Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:

    1. ¿Cuáles son algunos ejemplos de los “pecados de omisión” que pueden evitar que te acerques a Dios?

    2. ¿Qué harás para acercarte más a Dios? Comprométete a actuar de acuerdo con la inspiración que recibas que te ayude a lograr dicha meta.

Santiago 5

Santiago enseña a los santos a sobrellevar con paciencia las aflicciones y enseña a los enfermos que llamen a los ancianos [élderes]

En Santiago 5:1–6, leemos que el apóstol Santiago condenó a los ricos que hacían mal uso de sus riquezas y perseguían a los justos. Les advirtió que les sobrevendrían la miseria y el juicio.

Lee Santiago 5:7–11 para saber lo que Santiago mandó que hicieran los santos al afrontar aflicciones mientras aguardaban la segunda venida de Jesucristo.

Esos versículos muestran la relación que hay entre las pruebas y la paciencia, y cómo los fieles, como Job, reaccionan ante los padecimientos y la adversidad. Observa en Santiago 5:10 a quiénes debían los santos tomar como ejemplos de personas que sobrellevaron las aflicciones con paciencia.

Haz una de ejemplos de las Escrituras de profetas que sobrellevaron las aflicciones con paciencia:

Piensa en qué consejo darías a algún amigo que dijera: “Me siento muy mal; he estado enfermo por más de una semana; he consultado al médico y he tomado los medicamentos, pero todavía no he mejorado. No sé qué más debo hacer”.

Lee Santiago 5:13–16 en busca de lo que Santiago aconsejó que hicieran quienes estaban enfermos y afligidos.

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Elder Dallin H. Oaks

El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce, enseñó: “Cuando los élderes ungen a una persona enferma y sellan la unción, abren las ventanas de los cielos para que el Señor derrame la bendición que Él desea para la persona afligida” (“Sanar a los enfermos”, Liahona, mayo de 2010, pág. 48).

Lee de nuevo Santiago 5:15. Además del poder del sacerdocio, ¿qué más dijo Santiago que salvaría o sanaría a los enfermos?

Una de las verdades que aprendemos en Santiago 5:14–16 es que los enfermos pueden sanar mediante la oración de fe y el poder del sacerdocio.

El élder Oaks enseñó lo siguiente acerca de la oración de fe y del poder sanador del sacerdocio:

“Al ejercer el poder indudable del sacerdocio de Dios y conforme atesoremos Su promesa de que Él escuchará y contestará la oración de fe, siempre debemos recordar que la fe y el poder sanador del sacerdocio no pueden producir un resultado contrario a la voluntad de Aquel de quien es este sacerdocio…

“Incluso los siervos del Señor, al ejercer Su divino poder en una situación en la que haya suficiente fe para ser sanado, no pueden dar una bendición del sacerdocio que cause que una persona sea sanada si esa sanidad no es la voluntad del Señor.

“Como hijos de Dios, al saber de Su gran amor y Su conocimiento supremo de lo que es mejor para nuestro bienestar eterno, confiamos en Él. El primer principio del Evangelio es fe en el Señor Jesucristo, y la fe significa confianza. Sentí esa confianza en un discurso que dio mi primo en el funeral de una adolescente que había muerto a causa de una enfermedad grave. Pronunció estas palabras, que primero me sorprendieron y que después me edificaron: ‘Sé que fue la voluntad del Señor que ella muriera; tuvo buena atención médica, recibió bendiciones del sacerdocio, su nombre estaba en la lista de oración del templo y fue objeto de cientos de oraciones para que se restableciera su salud. Sé que hay suficiente fe en esa familia para que ella hubiera sido sanada a menos que fuera la voluntad del Señor llevársela a Su hogar en este momento’. Sentí esa misma confianza en las palabras del padre de otra joven excepcional cuya vida fue arrebatada por el cáncer en su adolescencia. Él declaró: ‘La fe de nuestra familia radica en Jesucristo, y no depende de los resultados’. Esas enseñanzas me suenan verdaderas. Hacemos todo lo que podemos para que un ser querido sane, y después le confiamos al Señor el resultado” (“Sanar a los enfermos”, pág. 50).

¿De qué modo las enseñanzas del élder Oaks te ayudan a comprender el poder sanador del sacerdocio? ¿Por qué nuestra fe y nuestras oraciones deben estar en armonía con la voluntad de Dios? (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Oración”, scriptures.lds.org).

  1. Imagina que uno de tus amigos o familiares estuviera enfermo. En el diario de estudio de las Escrituras, escribe una carta a esa persona en la que expliques lo que has aprendido sobre el poder sanador del sacerdocio. Procura explicar por qué es importante que nuestra fe en Jesucristo no dependa del resultado de una bendición del sacerdocio. Incluye ejemplos de personas que conozcas que hayan sido bendecidos por medio de oraciones de fe y del poder del sacerdocio.

Santiago también comparó la sanación de enfermos con el perdón del pecado (véase Santiago 5:16).

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Elder Bruce R. McConkie

El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que la humildad y la fe que se requieren para que sanemos físicamente son las mismas que se requieren para que recibamos el perdón: “Hay… ocasiones sagradas en las que los hombres tienen el privilegio de ascender a aquellas cumbres espirituales donde logran la aprobación justificadora del Espíritu por su conducta y, por consiguiente, se les perdonan los pecados. Santiago mencionó la ordenanza de bendecir a los enfermos como una de ellas… La persona que, por medio de la fe, la devoción, la rectitud y la dignidad personal, es digna de ser curada, es también digna de tener la aprobación justificadora del Espíritu por causa de su modo de vivir, y sus pecados le son perdonados, tal como lo testifica el hecho de que recibe la compañía del Espíritu, lo que no sería posible si fuera indigna” (Mormon Doctrine, 2da. edición, 1966, págs. 297–298)

Sin embargo, eso no significa que alguien que no sane al recibir una bendición del sacerdocio sea indigno. Todas las bendiciones se dan de acuerdo con la sabiduría superior de Dios, y podemos sentir Su amor y la paz del Espíritu que confirma nuestra dignidad.

Tal como se registra en Santiago 5:17–20, Santiago se refirió al profeta Elías como un ejemplo de alguien que utilizó el poder de la oración ferviente. Además, aconsejó a los santos que ayudaran a los pecadores a arrepentirse. Observa en Santiago 5:20 las bendiciones prometidas a quien “haga volver al pecador del error de su camino”.

  1. Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:

    He estudiado Santiago 4–5 y he terminado esta lección el (fecha).

    Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: