1990–1999
Un testimonio del Libro de Mormón
October 1999


Un testimonio del Libro de Mormón

“Cuando lean el Libro de Mormón, concéntrense en la figura principal del libro que es —desde el primero hasta el último capítulo—: el Señor Jesucristo”.

Poco después de mi llamamiento a ser uno de los Doce Apóstoles, me pidieron que fuera a la oficina del Presidente de nuestro Quórum el presidente Ezra Taft Benson. Él me expresó su profunda preocupación porque los miembros de la Iglesia no apreciaban en toda su magnitud el valor del Libro de Mormón. Con emoción en la voz, me leyó un pasaje de la sección 84 de Doctrina y Convenios:

“Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido,

“esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia”1.

Para entonces, el presidente Benson había captado toda mi atención. En seguida, concluyó con su admonición:

“y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón…”2.

Nunca olvidaré esa lección. Desde entonces, el presidente Howard W. Hunter, el presidente Gordon B. Hinckley y muchos otros líderes de la Iglesia han continuado proclamando el Libro de Mormón a la gente de todo el mundo.

Quisiera añadir mi testimonio de la divinidad de este libro. Lo he leído muchas veces. También he leído mucho de lo que se ha escrito acerca de él. Hay escritores que se han concentrado en sus relatos, en su gente o en las breves descripciones de la historia. Otros se han interesado en su estructura lingüística o en lo que se dice de las armas, la geografía, la vida animal, las técnicas de construcción o los sistemas de pesos y medidas.

Por interesantes que sean esos temas, el estudio del Libro de Mormón es más satisfactorio cuando el lector se concentra en el objetivo principal del libro, que es testificar de Jesucristo. En comparación, todos los otros asuntos son secundarios.

Cuando lean el Libro de Mormón, concéntrense en la figura principal del libro que es —desde el primero hasta el último capítulo—: el Señor Jesucristo, el Hijo del Dios Viviente3. Y busquen el segundo tema corroborativo, que es: Dios guardará Sus convenios con el resto de la casa de Israel4.

El Libro de Mormón es un componente importantísimo de ese convenio5. Es Escritura santa que comprende escritos sagrados de las planchas menores y de las planchas mayores de Nefi, de las planchas de Mormón, de las planchas de Éter y de las planchas de bronce que contenían “los cinco libros de Moisés… la historia de los judíos… [y] las profecías de los santos profetas”6.

Cuando Mormón compendió esos registros, indicó que no se podía escribir “ni la centésima parte” de los actos del pueblo7. Así vemos que los aspectos históricos del libro adoptan una importancia secundaria.

La Santa Biblia consta de 66 libros individuales; el Libro de Mormón contiene 15. El Primer Libro de Nefi —escrito unos seis siglos antes del nacimiento de Jesucristo— deja constancia de que el profeta Lehi8 recibió una visión del árbol de la vida9. Su hijo Nefi oró para llegar a saber lo que significaba; y en respuesta, se le manifestó una visión notable en la cual vio a una virgen llevando a un Niño en los brazos; vio al Redentor del mundo, Su ministerio terrenal y Su crucifixión. Vio a otros doce que seguían al Santo. Y previo la oposición continua a la obra de Dios y de Sus Apóstoles10.

Otros grandes profetas del Libro de Mormón —cada uno a su modo— testificaron de la divinidad del Señor Jesucristo. Entre ellos se encuentran el hermano de Jared11, Zenoc, Neum y Zenós12. Los testimonios de Jesucristo que son anteriores a Su nacimiento en Belén también se registraron, tal como el del rey Benjamín, el de Abinadí, el del padre de Alma, el de Alma, hijo, el de Amulek, el de los hijos de Mosíah, el del capitán Moroni, el de los hermanos Nefi y Lehi, y el de Samuel el lamanita13. En una secuencia al parecer interminable de proclamaciones proféticas —el testimonio de “todos los santos profetas”14 de “muchos miles de años antes de su venida”15—, el Libro de Mormón hace la solemne declaración de que Jesús es el Cristo, nuestro Salvador y Redentor.

Los Escritores

La mayoría de los libros que contienen las bibliotecas del mundo se han escrito para los lectores de su época respectiva, y, en general se han escrito por ganancia, por las utilidades de los derechos de autor adquiridas por las buenas ventas.

Pero no ha sido así con el Libro de Mormón, que fue escrito en la antigüedad para nuestra época. El libro revela la autoridad y el poder infinitos de Jesucristo en relatos de dos dispensaciones americanas antiguas16: conservados para el beneficio de nosotros los que vivimos en la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Desde luego, sus escritores no percibieron ganancias. En realidad, pagaron muy caro el privilegio de su participación. ¿Qué los motivó? ¡Su devoción a Dios! Los cuatro escritores principales del libro —Nefi, Jacob, Mormón y Moroni17 —, todos ellos fueron testigos presenciales del Señor, al igual que su traductor martirizado, el profeta José Smith.

El Contenido

Los escritos de ellos se centraron en el Señor, en Su misión y en Su ministerio. Jacob, por ejemplo, menciona reiteradamente la expiación y la resurrección de Cristo, “…amados hermanos”, escribió Jacob, “reconciliaos con [Dios] por medio de la expiación de Cristo, su Unigénito Hijo, y podréis obtener la resurrección… y ser presentados como las primicias de Cristo a Dios…

“Y ahora bien… ¿por qué no hablar de la expiación de Cristo, y lograr un perfecto conocimiento de él, así como el conocimiento de una resurrección y del mundo venidero?18

El consejo de Jacob es invalorable y eterno.

El Salvador manifestó que el Libro de Mormón contiene “la plenitud de [Su] evangelio eterno”19. ¿Cómo definió Él el Evangelio? El Señor resucitado enseñó: “…éste es el evangelio que os he dado: que vine al mundo a cumplir la voluntad de mi Padre, porque mi Padre me envió”20.

En seguida, amplió Su definición al decir: “Y mi Padre me envió para que fuese levantado sobre la cruz; y que después de ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres”21.

Esta exclusiva misión mortal del Señor —el Evangelio, como Él lo definió— la conocemos como la Expiación. Por lo tanto, la plenitud del Evangelio implica una comprensión más amplia de la Expiación22. Esto no se obtiene de la Biblia únicamente. La palabra expiación [“atonement” en inglés] (en cualquiera de sus formas) se menciona sólo una vez en la Versión del Rey Santiago del Nuevo Testamento en inglés23, ¡En el Libro de Mormón aparece 35 veces!24 Además, el Libro de Mormón contiene más referencias a la Resurrección que la Biblia25.

El Salvador se refirió al Libro de Mormón como a Su “nuevo convenio” con la casa de Israel26. Es una señal tangible del convenio culminante de Cristo con el género humano227. Las enseñanzas divinas que contiene este libro, como un tercer testamento, aclaran la doctrina y unifican el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Tanto los convenios de las Escrituras28 como los testamentos29 y los testigos30, todos ellos, desde el principio del tiempo, están relacionados con la expiación de Jesucristo, que es el acto central de toda la historia humana.

El Libro de Mormón es el texto religioso más importante que ha revelado Dios al hombre “desde que se compilaron los escritos del Nuevo Testamento hace casi dos milenios”31. José Smith dijo que el Libro de Mormón es “el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión”32. Es el único libro del cual el Señor mismo ha testificado que es verdadero33.

El acontecimiento de mayor trascendencia que se encuentra registrado en el Libro de Mormón es el ministerio personal del Señor Jesucristo entre los que habitaban la antigua América. A ellos el Señor les hizo este revelador anuncio:

“He aquí, soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Yo creé los cielos y la tierra, y todas las cosas que en ellos hay. Era con el Padre desde el principio…

“…las Escrituras concernientes a mi venida se han cumplido…

“Yo soy la luz y la vida del mundo…

“…Y al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, lo bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo…

“…he venido al mundo para traer redención al mundo, para salvar al mundo del pecado.

“Por tanto, al que se arrepintiere y viniere a mí como un niño pequeñito, yo lo recibiré, porque de los tales es el reino de Dios… he dado mi vida, y la he vuelto a tomar; así pues, arrepentíos y venid a mí… y sed salvos”34.

Después de esa excelsa introducción, el Maestro confirmó Su identidad al invitar a los de la multitud a meter las manos en Su costado y a palpar las marcas de los clavos en Sus manos y en Sus pies. Entonces supieron que el mismo Dios de Israel estaba en presencia de ellos: El que había sido muerto por los pecados del mundo35.

Él enseñó a los del pueblo; les enseñó a orar, a arrepentirse, a ser bautizados, a participar de la Santa Cena, a saber de Su doctrina, a comprender la importancia de las ordenanzas y de los convenios sagrados y a perseverar hasta el fin36.

El Libro de Mormón es una dádiva de Dios para toda la humanidad, y Él “ha mandado a su pueblo que persuada a todos los hombres a que se arrepientan”37. Él invita a todos “a que vengan a él y participen de su bondad”, y Él no desecha “a nadie de los que a él vienen… sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres…”38

La Traducción

Esta llamada a todas las personas lleva aparejados muchos idiomas y el trabajo de traductores entendidos. La Versión del Rey Santiago de la Biblia en inglés, por ejemplo, fue el producto de 50 eruditos ingleses que realizaron su trabajo en siete años, traduciendo a razón de una página al día39. En la actualidad, traductores expertos se dan por satisfechos si también pueden traducir las Escrituras a razón de una página al día.

En comparación, José Smith tradujo el Libro de Mormón a razón de diez páginas al día, y terminó el trabajo ¡en 85 días!40 (Muchos de nosotros nos sentimos contentos si podemos leer el libro en ese margen de tiempo.)

Un ritmo de trabajo así es aún más extraordinario si se tienen en cuenta las circunstancias en las que el Profeta trabajó. Durante ese mismo espacio de tiempo, mientras enfrentaba constantes distracciones y una incesante hostilidad, José Smith se trasladó de Harmony, Pennsylvania, a Fayette, Nueva York, a unos 160 kilómetros de distancia41. Solicitó los derechos de autor42. Recibió las revelaciones que comprenden 12 secciones de Doctrina y Convenios43. Seres celestiales restauraron el santo sacerdocio. No obstante, él terminó la traducción en menos de tres meses.

La Primera Presidencia ha brindado a los Doce Apóstoles la oportunidad de ver partes del manuscrito original del Libro de Mormón y también del manuscrito del impresor. No es posible describir con palabras la profunda emoción que sentimos al examinar esos valiosísimos documentos y advertir que casi no hay correcciones editoriales en ellos.

Testimonio Personal y Bendiciones

Toda persona que estudie con espíritu de oración el Libro de Mormón también podrá recibir un testimonio de su divinidad44. Además, este libro servirá de ayuda en lo que respecta a los problemas personales y lo hará de una manera muy real. ¿Desean librarse de un mal hábito? ¿Desean mejorar las relaciones personales de su familia? ¿Desean aumentar su capacidad espiritual? ¡Lean el Libro de Mormón! Éste los acercará más al Señor Jesucristo y a Su amoroso poder45. El que alimentó a la multitud con cinco panes y dos peces46 —el que hizo ver a los ciegos y andar a los cojos47 — ¡también puede bendecirlos a ustedes! Él ha prometido que los que vivan de acuerdo con los preceptos de este libro “recibirán una corona de vida eterna”48

¡El Libro de Mormón es verdadero! De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. D.yC. 84:54–5.

  2. D. yC. 84:57.

  3. El Libro de Mormón se ha dispuesto en 6.607 versículos, de los cuales 3.925 aluden a Jesucristo, empleando para ello más de 100 títulos. Por eso, el nombre de Cristo se menciona de una forma u otra en un promedio de una referencia cada 1,7 versículos. (Véase Susan Easton Black, Finding Christ through the Book of Mormon, 1987, págs. 16–18.)

  4. Véase 3 Nefi 16:11–12; 3 Nefi 29:3; Mormón 5:20; Mormón 8:21; Mormón 9:37.

  5. Véase D.yC. 84:57–58.

  6. “A Brief Explanation about the Book of Mormon”; 1 Nefi 5:11–13.

  7. Jacob 3:13. Esta explicación se repite cinco veces más. (Véase Palabras de Mormón 1:5; Helamán 3:14; 3 Nefi 5:8; 3 Nefi 26:6; Éter 15:33.) Jacob, que recibió las planchas de manos de su hermano Nefi, proporciona conocimiento adicional y destaca que no debe “tratar [] más que ligeramente la historia de este pueblo”, sino que debe tratar las cosas sagradas y grandes “cuanto me fuera posible, por causa de Cristo y por el bien de nuestro pueblo” (Jacob 1:2, 4).

  8. Lehi, padre de Nefi y de Jacob, también fue testigo presencial del Señor (véase 2 Nefi 1:15).

  9. Véase 1 Nefi 8:10–35.

  10. Véase 1 Nefi 11:14–36.

  11. Véase Éter 3:14.

  12. Véase 1 Nefi 19:10.

  13. Podrían mencionarse muchos otros, como Enós, Jarom, Omni, Amarón, Quemis, Abinadom, Amalekí y otros más.

  14. Jacob 4:4.

  15. Helamán 8:18.

  16. Jaredita y lehita.

  17. Por motivo de que Isaías se cita muchísimo, merece que se le mencione como uno de los colaboradores principales del Libro de Monnón. Una útil nota al pie de página a 2 Nefi 2:2 [2 Nefi 12:2] de la edición actual de las Escrituras SUD, en inglés, indica que unos 433 versículos de Isaías —aproximadamente una tercera parte de todo el libro— se citan en el Libro de Mormón. En la edición en el idioma inglés, más de la mitad (unos 233 versículos) difieren en algún detalle de su equivalente de la Biblia, “en tanto que unos 200 versículos tienen los mismos témrinos de la Versión del Rey Santiago de la Biblia en inglés”. Un erudito en los escritos de Isaías documenta que en no menos de 391 de los 433 versículos se hace referencia a los atributos, al aspecto, a la majestad y a la misión de Jesucristo. (Véase Monte S. Nyman, Great Are the Words of Isaiah, 1980, tomo 7, págs. 283–287.)

    El élder Jeffrey R. Holland ( en su libro Christ and the New Covenant, 1997, págs. 78–94) ha clasificado las enseñanzas de Isaías que se encuentran en el Libro de Mormón en cinco categorías de interés actual:

    (1) El nacimiento y el ministerio mortal de Cristo (véase 1 Nefi 11:13, 15, 18, 20; 2 Nefi 17:14–15; Alma 7:10).

    (2) Cristo visita a los espíritus encarcelados (véase 1 Nefi 21:6–9).

    (3) Cristo manifiesta bondad para con Sión en los últimos días y protección hacia ella (véase 1 Nefi 21:13–16; 2 Nefi 7:1–2; 3 Nefi 22:8 cita de Isaías 54:8).

    (4) El Cristo del Milenio (véase 2 Nefi 12:2–5; 2 Nefi 21:1–12; 2 Nefi 30:9).

    (5) La Crucifixión y la Expiación (véase Mosíah 14:1–12).

  18. Jacob 4:11–12.

  19. D. y C. 27:5; véase también D. y C. 20:9; José Smith—Historia 1:34.

  20. 3 Nefi 27:13. El texto completo del sermón del Señor comprende, además, ordenanzas y convenios como aspectos integrales del Evangelio.

  21. 3 Nefi 27:14.

  22. No todas las doctrinas divinas se encuentran en el Libro de Mormón. La obra del templo como la conocemos en la actualidad ha sido revelada como parte de la restauración de todas las cosas y se enseña tanto en Doctrina y Convenios como en revelaciones posteriores a profetas vivientes.

  23. Véase Romanos 5:11.

  24. La palabra expiación aparece 29 veces en la Biblia en español, en la versión de Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera.

  25. La palabra resurrección aparece 42 veces en la Biblia en español, en la versión de Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera, y 113 en el Libro de Mormón. (Véase también Christ and the New Covenant, pág. 238.)

  26. Véase D. y C. 84:57.

  27. Véase 3 Nefi 21:1; 3 Nefi 29: encabezamiento del capítulo.

  28. Convenio proviene del latín convenire, que significa “Ser de un mismo parecer y dictamen”; “ajustarse, concordarse”.

  29. Testamento proviene del latín testis, que significa “testigo.” Testamento se relaciona también con la raíz latina tres stare, que quiere decir “hay tres”.

  30. Testigo se define como “persona que presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de una cosa”.

  31. Jeffrey R. Holland, Christ and the New Covenant, págs. 9–10.

  32. Enseñanzas del Profeta fosé Smith, pág. 233.

  33. Véase D. y C. 17:6.

  34. 3 Nefi 9:15–16, 18, 20–22.

  35. Véase 3 Nefi 11:14.

  36. Véase 3 Nefi 15:9.

  37. 2 Nefi 26:27.

  38. 2 Nefi 26:33.

  39. Véase Christ and the New Covenant, pág. 349.

  40. Desde el 7 de abril hasta el 30 de junio de 1829. Tras restar el tiempo dedicado a otras tareas propias de la época, el tiempo de que se disponía para realizar ese trabajo era de cerca de 55 días. La edición actual del Libro de Mormón en inglés contiene 531 páginas. Teniendo en cuenta los 55 días para el trabajo de la traducción, se calcula un promedio de 9,7 páginas, como se considera una página en la actualidad, al día.

  41. Véase John W. Welch y Tim Rathbone, “Book of Mormon Translation by Joseph Smith”, Encyclopedia of Mormonism, 4 tomos, 1992, tomo I, pág. 211.

  42. Véase “A Chronology of Church History,” Apéndice 2, Encyclopedia of Mormonism, tomo IV, pág. 1652, fecha del 11 de junio de 1829.

  43. Secciones 6–9 y 11–18.

  44. Véase Moroni 10:4–5.

  45. El profeta José Smith declaró que “un hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos [los del Libro de Mormón] que los de cualquier otro libro”, Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 233–234.

  46. Véase Mateo 14:19–20; Marcos 6:41–42; Lucas 9:16–17.

  47. Véase Mateo 11:5; Lucas 7:21–22.

  48. D.yC. 20:14.