“Un día de sanación”, Relatos de Doctrina y Convenios, 2024
“Un día de sanación” Relatos de Doctrina y Convenios
Abril–julio de 1839
Un día de sanación
Bendecir a los enfermos con el poder de Dios
Mientras José Smith y otros líderes de la Iglesia estaban prisioneros en Misuri, algunos guardias los llevaron a otra prisión. Los guardias fueron amables con los prisioneros. Una noche, el líder de los guardias le dijo a José que se iba a dormir, y que si José y sus amigos escapaban, no los detendría.
Santos, tomo I, págs. 401–402
José y los demás líderes de la Iglesia huyeron. Encontraron a sus familias viviendo en una ciudad llamada Quincy.
Santos, tomo I, págs. 403–404
La gente de Quincy fue bondadosa con los santos. Les dieron comida, ropa y un lugar donde quedarse.
Santos, tomo I, pág. 386
Los santos estaban agradecidos por la bondad de la gente de Quincy. Pero José sabía que necesitarían tener su propio lugar para vivir. Los líderes de la Iglesia compraron un terreno que nadie más quería y los santos comenzaron a mudarse allí.
Santos, tomo I, págs. 408–409
El terreno estaba cerca de un río grande. Estaba húmedo, fangoso y plagado de mosquitos. Los mosquitos hicieron enfermar gravemente a muchos de los santos con una enfermedad llamada malaria. Algunos de ellos murieron.
Santos, tomo I, pág. 410
Cuando José vio que había tantas personas enfermas, reunió a algunos líderes de la Iglesia y les pidió que lo acompañaran. Durante toda la mañana, fueron de familia en familia, visitando a los enfermos y bendiciéndolos. Utilizaron el poder de Jesucristo para sanarlos de su enfermedad.
Santos, tomo I, pág. 410
Una de las personas a las que visitaron fue Elijah Fordham. Estaba tan enfermo que su esposa pensó que moriría pronto. José le preguntó a Elijah si tenía fe para ser sanado.
Santos, tomo I, pág. 410
Elijah dijo: “Me temo que sea demasiado tarde”. José le preguntó a Elijah si creía en Jesucristo. “Sí, creo, hermano José”, respondió.
Santos, tomo I, pág. 410
José lo bendijo en el nombre de Jesucristo. Elijah se puso de pie. ¡Jesús lo había sanado! Luego, Elijah siguió a José a la casa siguiente y lo ayudó a bendecir a otras personas que estaban enfermas.
Santos, tomo I, págs. 411