“José y Oliver reciben llaves del sacerdocio”, Relatos de Doctrina y Convenios, 2024
“José y Oliver reciben llaves del sacerdocio”, Relatos de Doctrina y Convenios
Abril de 1836
José y Oliver reciben llaves del sacerdocio
Jesucristo y ángeles visitan el Templo de Kirtland
Una semana después de la dedicación del Templo de Kirtland, mil santos se reunieron en el templo para adorar al Salvador. Era domingo de Pascua de Resurrección. José Smith, Oliver Cowdery y los Doce Apóstoles dieron la Santa Cena a los santos.
Doctrina y Convenios 110, encabezamiento de la sección; Santos, tomo I, pág. 243
Después de la Santa Cena, José y Oliver buscaron un lugar tranquilo en el templo, detrás de la cortina, para orar.
Doctrina y Convenios 110, encabezamiento de la sección; Santos, tomo I, pág. 243
Cuando terminaron de orar, miraron hacia arriba. ¡Jesucristo estaba de pie frente a ellos! Él sabía que los santos habían trabajado arduamente para construir el templo. “He aceptado esta casa”, dijo. Jesús les dijo a José y a Oliver que las bendiciones del templo traerían gran gozo a muchas personas.
Después de que Jesús partió, el profeta Moisés, del Antiguo Testamento, se apareció a José y a Oliver. Les dio las llaves del sacerdocio para recoger a Israel. Eso significaba que podían dirigir la obra de compartir el Evangelio; podían enviar misioneros por todo el mundo para traer personas a la Iglesia del Salvador.
A continuación, apareció el profeta Elías. Les dio a José y a Oliver las llaves para restaurar el convenio de Abraham. Eso significaba que los santos podrían recibir del Señor el mismo convenio que Abraham había recibido. Tendrían poder para llevar el Evangelio y las bendiciones de Dios a las personas de todas partes durante muchos años por venir.
Finalmente, apareció Elías el Profeta. Les dio a José y a Oliver las llaves del sacerdocio para sellar o unir a las familias por la eternidad. La obra que los santos hacían en los templos sería aceptada en el cielo. Ahora la Iglesia tenía el poder para hacer la obra del Salvador y prepararse para que Él viniera a la tierra de nuevo.