Relatos de las Escrituras
La dedicación del Templo de Kirtland


“La dedicación del Templo de Kirtland”, Relatos de Doctrina y Convenios, 2024

“La dedicación del Templo de Kirtland”, Relatos de Doctrina y Convenios

Marzo de 1836

2:41

La dedicación del Templo de Kirtland

Sentir el Espíritu del Señor en Su Casa

Una familia caminando hacia el Templo de Kirtland.

Después de casi tres años de arduo trabajo, el Templo de Kirtland finalmente se terminó. El profeta José invitó a los santos a una reunión especial para dedicar el templo. Haría una oración especial y entregaría el templo al Señor. Se convertiría en la santa Casa del Señor.

Santos, tomo I, pág. 240

Las personas se reúnen en el templo para la dedicación.

Temprano en la mañana de la reunión, cientos de santos llenaron el templo. Cuando todos los asientos estuvieron ocupados, la gente se paró en la puerta y afuera, mirando a través de las ventanas. Todos estaban entusiasmados por ver la dedicación del templo.

Santos, tomo I, págs. 240–241

José Smith leyendo la oración para la dedicación.

José leyó una oración para dedicar el templo. Le dijo al Señor que los santos le habían obedecido. Le pidió al Señor que aceptara el templo como Su Casa.

Doctrina y Convenios 109:1–5

Personas cerrando los ojos en oración.

José oró para que todos los que asistieran al templo sintieran el poder del Señor y supieran que esta es Su Casa.

Doctrina y Convenios 109:13

La congregación alabando al Señor.

José también oró para que cuando los santos pecaran, pudieran arrepentirse de inmediato. Le pidió al Señor que les diera poder para compartir Su evangelio en todo el mundo. Después de la oración, un coro cantó una nueva canción llamada “El Espíritu de Dios”. Las personas se llenaron de gozo. Se pusieron de pie y alabaron al Señor.

Doctrina y Convenios 109:21–32; Himnos, nro. 2; Santos, tomo I, pág. 241

Una luz brillante descendiendo sobre el templo.

Ese día, muchas personas vieron ángeles en el templo. Vieron una luz brillante que descendía del cielo sobre el templo. Algunas personas dijeron que parecía una nube; otros dijeron que parecía fuego. Todos sintieron que el templo era un lugar santo. Ahora era ciertamente la Casa del Señor.

Santos, tomo I, pág. 241