“Una ‘proscripción’ en Ghana”, Relatos de Doctrina y Convenios, 2024
“Una ‘proscripción’ en Ghana”, Relatos de Doctrina y Convenios
Junio de 1989–noviembre de 1990
Una “proscripción” en Ghana
Permanecer fieles mientras los santos no pueden congregarse
Alice Johnson era una misionera que servía en su país natal de Ghana. Le encantaba compartir su testimonio de Jesucristo y ayudar a que la Iglesia creciera.
Santos, tomo IV, págs. 458–459
Un día, Alice recibió una noticia inquietante. El gobierno de Ghana había dicho que no podía haber más reuniones de la Iglesia. Los misioneros ya no podían enseñar.
Santos, tomo IV, pág. 459
Los agentes de policía obligaron a los misioneros a salir de sus apartamentos y se llevaron sus bicicletas. Algunos miembros de la Iglesia fueron encarcelados. Los soldados cerraron los edificios de la Iglesia y no permitieron entrar a nadie. La gente llamó a esa prohibición “la proscripción”.
Santos, tomo IV, págs. 460–461
Los misioneros tenían que irse a casa. Alice se fue a vivir con una amiga a otra ciudad. Le preocupaba que nunca pudiera terminar su misión.
Santos, tomo IV, págs. 460–461
Los santos de Ghana estaban confundidos, tristes y asustados. Se preguntaban qué habían hecho mal. ¿Podrían volver a ir a la iglesia?
Santos, tomo IV, págs. 460–461
Aunque no podían reunirse con sus barrios, los santos todavía amaban al Señor y deseaban adorarlo. Tenían reuniones sacramentales en sus casas. Los miembros de la familia que tenían el sacerdocio bendecían el pan y el agua y los repartían al resto de la familia.
Doctrina y Convenios 6:32; Santos, tomo IV, pág. 462
Mes tras mes, la “proscripción” continuó. Los santos cantaban himnos y se enseñaban mutuamente el Evangelio en sus hogares. Se visitaban mutuamente para ayudar a mantener fuerte su fe. Apartaron sus diezmos para pagarlos cuando pudieran regresar a la iglesia. Oraron y ayunaron para que la “proscripción” terminara.
Santos, tomo IV, págs. 479–480
Finalmente, después de dieciocho meses, el gobierno decidió que la Iglesia podía volver a reunirse. Un nuevo presidente de misión pidió hablar con Alice, que ahora estaba estudiando en la universidad. “¿Le gustaría volver y servir en una misión después de la universidad?”, preguntó. “No”, dijo ella. “¡Quiero servir ahora mismo!”.
Santos, tomo IV, págs. 481–482
¡Alice y los demás santos estaban muy contentos de poder ir a la iglesia otra vez! El primer domingo después de la “proscripción”, la reunión sacramental duró dos horas porque muchas personas querían compartir su testimonio. Se contaron el uno al otro cómo el Señor los había bendecido y ayudado a mantener fuerte su fe.