Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘Amados de Dios, llamados a ser santos’


Lección 36

“Amados de Dios, llamados a ser santos”

Romanos

Objetivo

Recordar a los miembros de la clase que ellos son hijos de Dios e instarlos a vivir de manera tal que sean dignos de su legado divino.

Preparación

  1. Lea los siguientes pasajes de las Escrituras, y medite y ore al respecto.

    1. Romanos 2–5. Pablo enseña que todas las personas son justificadas por la fe en Jesucristo, la cual se demuestra con obras rectas.

    2. Romanos 6; 8. Pablo enseña que los hijos de Dios pueden nacer de nuevo y llegar a ser coherederos con Cristo.

    3. Romanos 12–13; 15:1–7. Pablo aconseja a los romanos que vivan como santos.

  2. Lectura adicional: Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, Epístolas de: 1 y 2 Corintios, Gálatas y Romanos”, págs. 156–157.

  3. Si lo desea, puede invitar a un solista o a un grupo pequeño a cantar o tocar “Soy un hijo de Dios” (Himnos, Nº 196; o Canciones para los niños, pág. 2) o “Siento el amor de mi Salvador” (Canciones para los niños, pág. 42). Si eso no es posible, puede disponer lo necesario para que los miembros de la clase canten una de las canciones mencionadas o ambas.

  4. Sugerencia didáctica: En su epístola a los romanos, Pablo recordó a los maestros la importancia de vivir los principios que enseñan (Romanos 2:21–22). Usted puede enseñar más a los miembros de la clase con su ejemplo que con palabras. Demuestre a los alumnos que su testimonio de los principios del Evangelio proviene de vivir esos principios todos los días (Juan 7:17). (Consulte La enseñanza: el llamamiento más importante, págs. 9, 96.)

Desarrollo que se sugiere para la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección. Escoja la actividad que sea más apropiada para su clase.

Pida a un miembro de la clase que lea Romanos 3:10 y explique que en ese versículo Pablo no indicaba que nadie hace obras justas, sino que nadie sobre la tierra es perfectamente recto. Cristo fue la única persona que vivió una vida completamente libre de pecado; todos los demás han cometido pecado en algún grado (véase también Romanos 3:23).

• Cuando hemos pecado, ¿qué debemos hacer para volver a ser puros? (Ejercer la fe en Cristo y arrepentirnos de nuestros pecados para que recibamos el poder purificador de Su Expiación.)

Explique que una vez que cometemos un pecado, no podemos por nuestra propia cuenta volver a quedar completamente puros. En esta lección se analizará la manera de purificarnos mediante la Expiación de Jesucristo, un proceso al que Pablo llamó justificación.

Análisis y aplicación de las Escrituras

Seleccione, con la ayuda de la oración, los pasajes de las Escrituras y las preguntas que satisfagan mejor las necesidades de los miembros de la clase. Ínsteles a compartir su testimonio de las doctrinas y de los principios que se analizarán en esta lección.

1. Somos justificados por la fe en Jesucristo.

Lean y analicen Romanos 2–5. Pida a varios miembros de la clase que lean en voz alta los versículos que usted haya seleccionado. Explique que Pablo había estado escribiendo a los miembros de la Iglesia de varias partes que volvieron a practicar la ley de Moisés por creer que la estricta observancia de esa ley era necesaria para obtener la salvación. A pesar de que los santos de Roma eran fuertes en el Evangelio (Romanos 1:8), Pablo escribió esta epístola para recalcar que la justificación y la salvación se obtienen mediante la fe en Cristo, y no a través de las obras de la ley de Moisés.

• En su carta, Pablo trató de ayudar a los santos romanos a comprender la doctrina de la justificación. ¿Qué significa ser justificado? (Reconciliarse con Dios, quedar absuelto del castigo por el pecado y ser declarado justo y libre de culpa.)

• ¿Por qué es necesario que seamos justificados? (Véase Romanos 3:10–12, 23; véase también Alma 7:21. Hemos ofendido a Dios y nos hemos vuelto impuros por causa del pecado. Ya que ninguna cosa impura puede morar con Dios, debemos ser justificados con el fin de regresar a Su presencia.)

• ¿Qué enseñó Pablo en cuanto a la manera de ser justificados? (Véase Romanos 3:24, 28; 5:1–2; véase también 2 Nefi 2:6. Somos justificados por la gracia de Jesucristo y por nuestra fe en Él.) ¿Qué es la gracia? (La ayuda o fortaleza divina; véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Gracia”, pág. 85.) ¿Por qué medio tenemos disponible esa ayuda divina? (Véase Romanos 5:8–11; 2 Nefi 2:7–8. La gracia de Jesucristo se pone a nuestra disposición a través de Su Expiación.) ¿Por qué es necesario que tengamos fe a fin de recibir plenamente la gracia del Salvador?

• Pablo explicó que la justificación se recibe por la gracia de Jesucristo, y no por “las obras de la ley” (Romanos 3:20, 24, 28). ¿Por qué no podemos obtener la justificación y la salvación exclusivamente como consecuencia de nuestras obras? (Véase Mosíah 2:20–21; Alma 22:14.)

• La interpretación de muchas personas de los escritos de Pablo es que podemos ser justificados tan solo por medio de la fe, sin acompañarla de buenas obras. ¿Cuál es la relación entre nuestros hechos (u obras) y la justificación mediante la gracia de Cristo? (Véase Romanos 3:31; Santiago 2:14–18, 24; 2 Nefi 25:23; D. y C. 88:38–39.)

El profeta José Smith dijo: “A fin de que seamos justificados delante de Dios, debemos amarnos el uno al otro; debemos vencer el mal, visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones y guardarnos sin mancha del mundo, porque estas virtudes emanan de la gran fuente de la religión pura y fortalecen nuestra fe, añadiendo toda buena cualidad que engalana a los hijos del bendito Jesús. Podemos hacer oración cuando es tiempo de orar, podemos amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos y podemos ser fieles en la tribulación, sabiendo que el galardón de los que así obran es mayor en el reino de los cielos. ¡Qué consuelo! ¡Qué gozo!” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 85).

2. Podemos nacer de nuevo y llegar a ser coherederos con Cristo.

Lean y analicen los versículos de Romanos 6 y 8 que usted haya seleccionado.

• Pablo comparó el bautismo con la muerte, la sepultura y la resurrección. ¿Por qué representa el bautismo la muerte, la sepultura y la resurrección (nacimiento nuevo)? (Véase Romanos 6:3–4; D. y C. 76:50–52.) ¿En qué sentido fue el bautismo un nacimiento nuevo para ustedes?

Explique que el bautismo por inmersión es un símbolo de nuestro renacimiento espiritual. Cuando nos sumergimos en el agua, es un símbolo de la sepultura de nuestro ser anterior, y al salir del agua, simbólicamente quedamos lavados y limpios. Nos hemos convertido en una nueva persona que ha hecho convenio de seguir a Cristo.

• ¿Cómo podemos mantener la pureza y “vida nueva” (Romanos 6:4) que experimentamos cuando nos bautizamos? (Entre las respuestas se podría mencionar el renovar nuestros convenios bautismales al participar semana tras semana de la Santa Cena, el arrepentirnos y procurar el perdón del Señor y el iniciar cada día con una determinación renovada de servir a Dios.)

• ¿Qué significa “ocuparse de la carne”? (Véase Romanos 8:5–6.) ¿Cuáles son las consecuencias de ocuparse de la carne? (Véase Romanos 8:6–8, 13.) ¿Cómo podemos eliminar lo carnal de nuestra mente y de nuestro corazón? ¿Qué bendiciones han recibido ustedes al escoger ser del Espíritu?

• Pablo testificó “que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16). ¿Cómo les afecta el conocimiento de que son hijos de Dios? ¿Qué implica esto con relación a sus capacidades y su potencial?

El élder Dallin H. Oaks dijo: “Consideremos el excelente concepto que enseña ese himno predilecto titulado ‘Soy un hijo de Dios’ (Himnos, Nº 196)… He aquí la respuesta a una de las principales preguntas de la vida: ‘¿Quién soy yo?’ Soy un hijo de Dios, dotado del linaje espiritual de padres celestiales. Y tal ascendencia determina nuestro potencial eterno; este concepto poderoso es un antidepresivo infalible: puede alentarnos a escoger con prudencia y cultivar lo mejor que hay en nosotros. Si inculcamos en la mente de los jóvenes el excelente concepto de que son hijos de Dios, les facilitaremos el respeto por sí mismos y la motivación necesaria para confrontar los problemas de la vida” (véase Liahona, enero de 1996, pág. 28).

Si hizo los preparativos necesarios para que alguien cantara o tocara “Soy un hijo de Dios” como número musical especial, permita que el solista o el grupo pequeño lo haga ahora, o cante esta canción con los miembros de la clase (véase la sección “Preparación”).

• ¿Qué gran promesa dijo Pablo que recibirán los hijos de Dios? (Véase Romanos 8:17.) ¿Qué significa ser un coheredero con Cristo? (Véase D. y C. 76:50, 54–70.) ¿Qué tenemos que hacer para recibir esta gran herencia? (Véase D. y C. 76:51–53.)

• ¿Cómo nos ayuda a soportar las pruebas de este mundo el conocimiento de que somos hijos de Dios y que tenemos la posibilidad de llegar a ser coherederos con Cristo? (Véase Romanos 8:18, 28, 31; véase también Romanos 5:3–5.) ¿Cómo han visto que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”? (Romanos 8:28).

• ¿Qué enseñó Pablo en Romanos 8:35–39 en cuanto al amor de Jesucristo? ¿Cómo han sentido ustedes el amor del Salvador en su vida? ¿Cómo ha afectado su vida el amor de Él?

Si hizo los preparativos para que se cantara o tocara la canción “Siento el amor de mi Salvador” como número musical especial, pida al solista o al grupo pequeño que la presenten ahora, o cántela con los miembros de la clase (véase la sección “Preparación”).

3. Debemos vivir como santos.

Lean y analicen los versículos de Romanos 12–13; 15:1–7 que usted haya seleccionado.

• Pablo exhortó a los santos romanos a presentarse a sí mismos como un “…sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1). ¿Cómo podemos presentarnos como sacrificios vivos a Dios? (Véase 3 Nefi 9:20; D. y C. 59:8.)

El élder Bruce R. McConkie explicó: “El presentarse como un sacrificio vivo es presentarse con un corazón quebrantado y un espíritu contrito mediante la obediencia” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1966–1973, tomo II, pág. 292).

• Pablo aconsejó a los santos romanos: “No os conforméis con este siglo” (Romanos 12:2). En nuestros días, ¿cuáles son algunas de las formas en que tratamos de conformarnos con este siglo, o sea, con las cosas de nuestros tiempos? ¿Cómo podemos superar esa tendencia? (Véase Romanos 12:2.)

• En Romanos 12 y 13 hay listas de muchos atributos de los verdaderos santos. Pida a los miembros de la clase que identifiquen esos atributos, y escríbalos en la pizarra. (Si lo desea, puede dividir la clase en pequeños grupos y asignar a cada uno de ellos que busque una parte de uno de los capítulos.) Después analicen las preguntas que se hallan a continuación con respecto a varios de esos atributos: ¿Por qué es importante desarrollar ese atributo? ¿Qué podemos hacer esta semana para desarrollarlo más?

• ¿Cómo nos dijo Pablo que debemos tratar a nuestros enemigos? (Véase Romanos 12:19–21.) ¿Qué bendiciones podemos recibir si tratamos de esa manera a nuestros enemigos? ¿Qué ejemplos han visto de alguien que se valga de la bondad para vencer el mal o la mala voluntad?

• ¿Qué mandamiento dijo Pablo que resume todos los demás mandamientos? (Véase Romanos 13:8–9.) ¿Por qué comprende este mandamiento a todos los demás? (Véase Romanos 13:10.)

• ¿Qué enseñó Pablo en cuanto a la forma en que los miembros que sean fuertes en la fe deben responder a los que sean débiles en la fe? (Véase Romanos 15:1–7.) ¿Cómo puede una persona que sea fuerte en la fe ayudar a una que sea débil en la fe?

Conclusión

Recalque que es mediante la fe en Jesucristo y el vivir con rectitud que somos justificados, o sea, declarados justos y reconciliados con Dios. Testifique que somos hijos de Dios y que tenemos el potencial de llegar a ser coherederos con Cristo si tenemos fe en Él y vivimos tal como nos mandó.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.

1. “No me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16).

Pida a un miembro de la clase que lea Romanos 1:16.

• ¿Cómo podemos demostrar que no nos avergonzamos del Evangelio de Jesucristo? (Una sugerencia se encuentra en 1 Pedro 3:15. Escriba en la pizarra las respuestas de los alumnos y anime a cada uno de ellos a hacer por lo menos una de estas cosas durante la próxima semana.)

2. Actividad para los jóvenes.

Entregue a cada uno de los miembros de la clase una hoja de papel y un lápiz o bolígrafo. Pídales que escriban esta pregunta que se encuentra en Romanos 8:31:

“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Si lo desea, para la última parte de la pregunta, puede usar la redacción de la Traducción de José Smith, en la que pregunta quién podrá prevalecer contra nosotros.)

Analicen la forma en que esta declaración puede fortalecer a los miembros de la clase en su vida cotidiana. Inste a los alumnos a colocar la tarjeta en un lugar donde puedan verla a menudo.