Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘¡Ay de vosotros… hipócritas!’


Lección 20

“¡Ay de vosotros… hipócritas!”

Mateo 21–23; Juan 12:1–8

Objetivo

Ayudar a los miembros de la clase a reconocer y a evitar la hipocresía y así fortalecer su cometido a Jesucristo.

Preparación

  1. Lea los siguientes pasajes de las Escrituras, y medite y ore al respecto.

    1. Juan 12:1–8. Jesús viaja a Betania, en donde María le unge los pies. Judas critica a María por usar un perfume caro.

    2. Mateo 21:1–11. Jesús regresa a Jerusalén para la fiesta de pascua. Hace una entrada triunfal a la ciudad, montado sobre un pollino, o sea, un animal de carga.

    3. Mateo 21:23–46. Los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercan a Jesús en el templo y ponen en tela de juicio Su autoridad. En lugar de contestar sus preguntas, Jesús les relata la parábola de los dos hijos y la del padre de familia.

    4. Mateo 22:15–46. Los escribas y los fariseos tratan de engañar a Jesús y hacerle decir algo que les permita desacreditarlo y condenarlo.

    5. Mateo 23. Jesús condena a los escribas y a los fariseos por su hipocresía.

  2. Lectura adicional: Mateo 26:6–13; Marcos 11–12; 14:3–9; Lucas 11:37–51; 19:29–48; 20; Juan 12:12–18; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Fariseos”, pág. 78; y “Saduceos”, pág. 183.

  3. Si utiliza la actividad para despertar el interés, lleve a clase una taza que esté limpia por fuera y por dentro y otra que esté limpia por fuera pero sucia por dentro.

  4. Si tiene disponible la siguiente lámina, utilícela durante la lección: La entrada triunfal (62173 002; Las bellas artes del Evangelio, 223).

  5. Sugerencia didáctica: Al prepararse para enseñar, debe hacer mucho más que simplemente leer los pasajes asignados de las Escrituras. Estudie por lo menos tres veces cada bloque de Escrituras. La primera vez, léalo para comprender el contenido; después estúdielo más detenidamente, buscando principios, doctrinas y acontecimientos importantes; luego vuélvalo a leer, decidiendo qué pasajes satisfarán mejor las necesidades de los miembros de la clase y planificando maneras de analizar dichos pasajes.

Desarrollo que se sugiere para la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección. Escoja la actividad que sea más apropiada para su clase.

Muestre las dos tazas (véase la sección “Preparación”). Asegúrese de que los miembros de la clase sólo puedan ver el exterior de las tazas.

• ¿Cuál de estas dos tazas preferirían usar para tomar una bebida?

Muestre a los miembros de la clase el interior de las dos tazas.

• ¿Ahora cuál preferirían usar? ¿Por qué?

Explique que Jesús comparó a los fariseos con la taza que está limpia por fuera pero sucia por dentro (Mateo 23:25–26). Los fariseos ponían mucha atención a las ordenanzas y los hechos exteriores que les daban la apariencia de ser rectos, pero no les preocupaba realmente ser rectos en su corazón. Por eso Jesús se refirió a ellos como hipócritas. En esta lección se hablará de la condenación del Salvador a los hipócritas: personas que aparentan ser rectas pero que no tratan de vivir con rectitud.

Análisis y aplicación de las Escrituras

Al enseñar los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación, hablen de lo que éstos enseñan acerca de evitar la hipocresía. Anime a los miembros de la clase a concentrarse en identificar y corregir la hipocresía en su propia vida, en lugar de tratar de identificarla en los demás.

1. María unge los pies de Jesús.

Lean y analicen Juan 12:1–8. Explique que cinco días antes de Su Crucifixión, Jesús pasó una tarde con Sus amigos en Betania. Allí María, la hermana de Marta y de Lázaro, ungió los pies del Salvador con nardo, un perfume muy caro (Juan 12:1–3). El élder James E. Talmage explicó por qué lo hizo:

“Ungir la cabeza de un huésped con aceite ordinario significaba honrarlo; ungirle también los pies indicaba una consideración inusual e insigne; pero la unción de la cabeza y los pies con nardo, y tan abundantemente, fue un acto de homenaje reverencial raras veces obsequiado aun a los reyes. El acto de María fue una expresión de adoración, el fragante derramamiento de un corazón rebosante de adoración y cariño” (Jesús el Cristo, 1964, pág. 539).

• María ungió los pies del Señor para demostrar el amor que tenía por Él. ¿Cómo demostramos nosotros nuestro amor por el Señor?

• Los actos de María fueron criticados por Judas. ¿Qué dijo él que debía hacerse con el aceite? (Véase Juan 12:4–5.) ¿Por qué era Judas un hipócrita? (Véase Juan 12:6. Si no usa esta actividad para despertar el interés, válgase de la información que contiene la actividad para explicar lo que es un hipócrita. Señale que en otra parte de esta lección se hablará de lo que siente el Salvador en cuanto a los hipócritas.)

2. Jesús hace una entrada triunfal en Jerusalén.

Lean y analicen Mateo 21:1–11. Muestre la lámina de la entrada triunfal de Jesús. Explique que cuando Jesús regresó a Jerusalén para la pascua, muchas personas llegaron a verle porque habían escuchado que había levantado a Lázaro de la muerte (Juan 12:17–18). Al acercarse a la ciudad, Jesús fue recibido por una gran multitud de personas que colocaron mantos en Su camino y lo alabaron con ramas de palma, un honor que usualmente se reservaba sólo para los reyes y los conquistadores. Con esto se cumplió la profecía de Zacarías (Zacarías 9:9) y fue otro testimonio de que Jesús era el Mesías prometido.

• ¿Qué le llama la atención en cuanto al relato de Jesús montado humildemente y entrando de manera triunfal en Jerusalén? ¿Qué piensan que habrían sentido si hubieran estado presentes ese día?

• Las personas que alabaron a Jesús con ramas de palma lo reconocieron como un profeta y un rey (Mateo 21:9, 11; Lucas 19:38), pero otras personas malentendieron Su misión o lo rechazaron. ¿De qué manera las personas malentienden o rechazan al Salvador hoy día? ¿Cómo podemos aceptarle y recibirle más plenamente en nuestra vida?

3. Jesús da la parábola de los dos hijos y la del padre de familia.

Lean y analicen los versículos de Mateo 21:23–46 que usted haya seleccionado.

• En la parábola de los dos hijos, ¿cómo demostró el primer hijo que era más obediente que el segundo? (Véase Mateo 21:28–30.) ¿Cómo aplicó Jesús esta parábola a los que le escuchaban? (Véase Mateo 21:31–32; véase también la Traducción de José Smith de Mateo 21:33, Guía para el Estudio de las Escrituras, pág. 224.) ¿Por qué eran los publicanos y las rameras como el primer hijo? (Inicialmente rechazaron los mandamientos de Dios, pero cuando Juan les predicó, aceptaron a Cristo y se arrepintieron de sus pecados.) ¿Por qué eran los sacerdotes principales y los ancianos como el segundo hijo? (Afirmaban seguir a Dios, pero rechazaron las enseñanzas de Juan y rechazaron a Jesús aún después de haberle visto en persona.) ¿Por qué era un hipócrita el segundo hijo?

• ¿Qué promesas hemos hecho con el Señor? (Si lo desea, puede analizar las promesas que hemos hecho, como la que hacemos en el bautismo, al participar de la Santa Cena y al recibir el sacerdocio.) ¿Por qué a veces somos como el segundo hijo? ¿Cómo podemos fortalecer nuestro cometido con el Señor? ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a guardar las promesas que hemos hecho con el Señor?

• En la parábola del padre de familia (Mateo 21:33–41), ¿a quién representa el padre de familia, o sea, el señor de la viña? (A nuestro Padre Celestial.) ¿A quiénes representan los labradores? (A los líderes religiosos de los judíos en la época de Jesús.) ¿A quiénes representan los siervos? (A los profetas.) ¿A quién representa el hijo asesinado por los labradores? (A Jesucristo.)

• ¿En qué se parecían los líderes religiosos de los judíos y los labradores de la parábola? ¿Qué reconocieron los principales sacerdotes y los ancianos que sucedería con los labradores cuando llegara el señor de la viña? (Véase Mateo 21:41.)

• ¿Quién era “la piedra que desecharon los edificadores”? (Véase Mateo 21:42; Hechos 4:10–12.) ¿Quiénes eran los edificadores? ¿Qué dijo Jesús que sucedería con los edificadores que desecharan la piedra angular? (Véase Mateo 21:43–44.) ¿Cómo podrían aplicarse a nosotros las palabras de Jesús en el versículo 43?

• ¿Cómo reaccionaron los principales sacerdotes y los fariseos cuando se dieron cuenta de que Jesús hablaba de ellos en estas parábolas? (Véase Mateo 21:45–46.) ¿Cómo podemos vencer cualquier orgullo o indignación que pudiéramos sentir cuando se nos llame al arrepentimiento?

4. Los escribas y los fariseos le tienden una trampa a Jesús.

Lean y analicen los versículos de Mateo 22:15–46 que usted haya seleccionado. Explique que en estos versículos hay un registro de tres ocasiones en que los fariseos y los saduceos le tendieron una trampa a Jesús para tratar de que dijera algo que les permitiera desacreditarlo y condenarlo.

• ¿Qué hicieron los fariseos la primera vez para tenderle la trampa a Jesús? (Véase Mateo 22:15–17. Explique que si Jesús contestaba que sí a la pregunta, podrían acusarlo de apoyar al odiado gobierno romano. Si contestaba que no, podrían acusarlo de rebeldía contra el gobierno.) ¿Qué percibió Jesús en cuanto a los que lo interrogaban? (Véase Mateo 22:18. Señale que el Señor conoce nuestro corazón y nuestros pensamientos. No podemos esconderle nada.) ¿Cómo contestó Jesús la pregunta? (Véase Mateo 22:19–21.) ¿Cómo puede guiarnos esa respuesta en cuanto a la lealtad que debemos a Dios y a los gobiernos terrenales? (Véase también el Artículo de Fe Nº 12.)

• ¿Cómo le tendieron los saduceos la trampa a Jesús? (Véase Mateo 22:23–28.) ¿Por qué fueron hipócritas los saduceos en su pregunta? (Véase Mateo 22:23. Fingieron estar preocupados en cuanto al matrimonio en la resurrección, en la cual no creían.) ¿Cómo contestó Jesús su pregunta? (Véase Mateo 22:29–30. Explique que en Doctrina y Convenios 132:15–16, 19 se aclara la enseñanza de Jesús. Los que no hagan y guarden los convenios del matrimonio en el templo serán solteros en el cielo; para los que sí hagan y guarden esos convenios, el matrimonio durará por la eternidad.)

• ¿Cuál fue la tercera trampa que le tendieron a Jesús? (Véase Mateo 22:34–36.) ¿Por qué resolvió esta pregunta la respuesta de Jesús? (Véase Mateo 22:37–40.) ¿Por qué piensan que son tan importantes estos dos grandes mandamientos? ¿Qué podemos hacer para vivirlos más plenamente?

El élder Howard W. Hunter dijo: “El que ama al Señor con todo su corazón… está listo a ceder, hacer o sufrir cualquier cosa para agradarle o glorificarle. Ama a Dios con toda su alma [el que]… está dispuesto a dar su vida por Su causa y ser desprovisto de las comodidades del mundo para glorificarlo. Ama a Dios con toda su fuerza aquel que utiliza todas las energías de su cuerpo y alma en el servicio de Dios. Ama a Dios con toda su mente aquel que se aplica sólo a conocer a Dios y a su voluntad, ve a Dios en todas las cosas y lo reconoce en todas sus sendas” (Citado en la Guía de estudio personal del Sacerdocio de Melquisedec, 1987, “Venid en pos de mí”, Lección 10).

5. Jesús condena el pecado de la hipocresía.

Lean y analicen los versículos de Mateo 23 que usted haya seleccionado.

• Los escribas y los fariseos pagaban el diezmo, daban a los pobres, asistían a los servicios de adoración y asistían con frecuencia al templo. ¿Por qué los condenó el Señor? (Véase Mateo 23:5, 14, 23–28. No hacían esas cosas por fe, sino por el deseo de que otros los vieran como personas rectas.) ¿Qué fue “lo más importante” que el Señor dijo que habían omitido? (Véase Mateo 23:23.) ¿Cómo podemos asegurarnos de no omitir “lo más importante” de nuestra propia vida?

• Como miembros de la Iglesia, ¿cómo podemos a veces ser hipócritas? (Por ejemplo, cuando asistimos a las reuniones de la Iglesia, quizás nos interese más que otras personas nos vean que el adorar a Dios. Tal vez nos quejemos de tener asignaciones en la Iglesia en las que no recibamos mucho reconocimiento por el servicio que prestemos. Quizás sostengamos a los líderes de la Iglesia y luego critiquemos sus decisiones.)

• ¿Qué podemos hacer para evitar la hipocresía? Pida a los miembros de la clase que consideren en silencio las preguntas que están a continuación: ¿Pago mi diezmo, doy a los pobres, asisto a las reuniones y sirvo a los demás para mi propia gloria o para la gloria de Dios? En todos mis hechos, ¿trato de acercarme más a mi Padre Celestial y a Jesucristo?

Conclusión

Inste a los miembros de la clase a examinar su vida para ver si en ella hay hipocresía, y a eliminarla. Testifique que el sincero deseo de servir y de obedecer a Jesucristo, motivado por el amor por Él y la fe en Él, nos ayudará a acercarnos más a Él y aumentará nuestro amor y nuestra fe.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.

1. Jesús maldice una higuera estéril, que es un símbolo de la hipocresía.

Lean y analicen Mateo 21:17–22. Explique que otro símbolo de la hipocresía era la higuera que Jesús vio camino a Jerusalén.

• ¿Qué hizo Jesús cuando vio que el árbol tenía muchas hojas pero que no tenía fruto? (Véase Mateo 21:19.) ¿En qué se parecía la higuera a un hipócrita?

El élder James E. Talmage explicó: “[La higuera] se convirtió en el objeto de la maldición y tema del discurso instructivo del Señor porque, teniendo hojas, se hallaba engañosamente estéril. Si fuera razonable atribuirle agencia o albedrío moral al árbol, tendríamos que tacharlo de hipócrita; su completa esterilidad, junto con su abundancia de hojas, lo tornan en un tipo de hipocresía humana” (Jesús el Cristo, 1964, pág. 555).

2. Presentación en video.

En el segundo segmento de “Costumbres del Nuevo Testamento”, una selección del videocasete Nuevo Testamento: Presentaciones en video (53914 002), se explica cómo usaban los judíos las filacterias y las franjas. Si no mostró este segmento en la lección 9, podría mostrarla ahora para ayudar a los miembros de la clase a entender Mateo 23:5 (“ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos”). Analicen cómo estos artículos simbolizaban la hipocresía de los escribas y de los fariseos.

3. ”Amaban más la gloria de los hombres” (Juan 12:43).

• Juan registró que muchas personas que creían en Jesús no lo admitían porque “…amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios” (Juan 12:42–43). ¿Por qué a veces nos preocupa demasiado el recibir “la gloria de los hombres”? ¿Cuáles son las consecuencias de buscar “la gloria de los hombres”? ¿Cómo podemos superar el deseo de buscar la gloria y el reconocimiento de los demás? (Véase D. y C. 82:19; 88:67.)