Manuales y llamamientos
Estudio personal y familiar del curso


Estudio personal y familiar del curso

Si el curso Enseñanza del Evangelio no se está ofreciendo actualmente en su barrio o si no le fuera posible asistir al mismo, usted podría estudiar las lecciones por sí mismo o con miembros de su familia. Sin embargo, no debe considerar que el estudio personal o familiar le exime de participar en el curso cuando se le invite a hacerlo. Usted podrá beneficiarse mucho más si se reúne con otras personas para compartir ideas y aprender en conjunto cómo mejorar su capacidad como maestros.

Claves para el estudio personal o con la familia

Lea “Ayudas para el maestro del curso”, en las páginas 212–213. Adapte las sugerencias a su propia situación.

Haga un cometido personal. Su estudio será mucho más productivo si comienza por formular un cometido personal para mejorarse y se dispone diligentemente a completar el curso.

Estudie las lecciones en su debida secuencia y no trate de abarcar más de una lección por semana. Usted necesitará aprovechar el tiempo entre una lección y otra para ir poniendo en práctica lo que haya aprendido.

Lleve un registro en un cuaderno. Mantener un registro de su progreso es de gran importancia para el curso Enseñanza del Evangelio. Cada lección ofrece oportunidades para escribir anotaciones, impresiones, planes, experiencias y el progreso relacionado con el curso.

Complete todas las asignaciones. Sus esfuerzos por mejorar serán provechosos solamente si pone en práctica lo que haya aprendido. Cada lección incluye asignaciones que le ayudarán a aplicar los principios cuando sea el momento de enseñar. Complete fielmente estas asignaciones. Escriba en su cuaderno una evaluación de sus propios esfuerzos y de su progreso.

Si estudia con miembros de su familia, organice su estudio como si estuviera en una clase. Usted podría asignarles turnos para llevar a cabo análisis. Lean los pasajes de las Escrituras sugeridos en la lección, analicen las preguntas y completen las asignaciones.

Si estudia por sí mismo, imagínese que se encuentra en una clase. ¿Qué comentario podría hacer durante un análisis sobre los temas de la lección? ¿Cómo respondería a las preguntas que se hacen? Escriba sus ideas y percepciones en su cuaderno. Véase“Desarrolle un plan personal para estudiar el Evangelio”, páginas 16–17, para obtener algunas sugerencias sobre cómo llevar a cabo su estudio con eficacia.

Si estudia por sí mismo, busque a alguna persona a quien le pueda presentar sus informes. Usted podrá mejorar su estudio personal si comparte sus percepciones y sus ideas con otra persona. Quizás podría pedir la ayuda de un miembro de su familia, un amigo, o un líder del sacerdocio o de una organización auxiliar. Comparta con tal persona sus objetivos, sus planes y los resultados de sus esfuerzos.