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Cómo enseñar a los jóvenes mediante actividades de grupo


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Cómo enseñar a los jóvenes mediante actividades de grupo

Las actividades para jóvenes deben planearse teniendo en cuenta los propósitos del Evangelio. Durante tales actividades usted debe aprovechar toda oportunidad para ayudar a que los jóvenes fortalezcan su testimonio, desarrollen sus talentos y aptitudes para el liderazgo, presten servicio y cultiven amistades con personas que se esfuercen por cumplir los principios del Evangelio. Las siguientes sugerencias podrían ser de beneficio para los líderes, maestros y padres.

Enseñe mediante el ejemplo

Durante las actividades para jóvenes, su ejemplo personal es la herramienta más eficaz para la enseñanza. Usted enseñará a los jóvenes por medio de sus propias acciones, sus ocasionales comentarios acerca de otras personas, la solución que dé a los problemas, el lenguaje que emplee y la forma en que se dedique a los demás.

Por ejemplo, un grupo de mujeres jóvenes aprendió una lección de sus líderes cuando en un campamento encontraron algunas circunstancias sorprendentes. Habían pensado que en el campamento se les proporcionarían cabañas y electricidad, y se habían preparado de conformidad con tal idea. Cuando llegaron allí, sólo encontraron tiendas de campaña, sin electricidad ni comodidades de ninguna clase. Les habría resultado muy fácil quejarse, pero las líderes de las Mujeres Jóvenes les dieron el ejemplo al reírse de las circunstancias y valerse de lo que tenían. Muchos años después, una de las jóvenes recordó aquel campamento como uno de los momentos importantes de su vida y dijo: “Nunca me olvidaré de cuando nos sentamos debajo de un arbusto con otras muchachas y una de nuestras lí-deres. Todas nos reíamos y tratábamos de decidir qué es lo que habríamos de hacer en los tres días siguientes. Cuando vi que mislíderes trataban de arreglárselas de la mejor manera posible, aprendí una gran lección acerca de cómo debemos adaptarnos de buena gana y ayudar a los demás”.

Planee oportunidades para la enseñanza

Usted no debe tratar de convertir las actividades en lecciones formales. No obstante, con frecuencia hay maneras de introducir enseñanzas del Evangelio en las actividades.

Por ejemplo, cuando oyó que el presidente Ezra Taft Benson exhortó a las familias a leer diariamente el Libro de Mormón, un asesor del Sacerdocio Aarónico quedó muy impresionado por las promesas del profeta. En especial, le conmovió la promesa de que las familias serían bendecidas con el Espíritu del Señor en sus hogares si seguían ese consejo (véase “Tenemos que inundar la tierra con el Libro de Mormón”, Liahona, enero de 1989, págs. 4–6). El asesor del Sacerdocio Aarónico hizo el siguiente comentario: “Yo pensé, ‘Si esa promesa es para las familias, ¿se aplicará también para mi tropa Scout?’. Decidí entonces que empezaríamos a dedicar unos momentos a leer las Escrituras en nuestros campamentos. Cada mañana antes de comenzar la jornada, nos reuníamos a leer un capítulo del Libro de Mormón. Doy testimonio de que nuestra tropa Scout recibió las bendiciones prometidas por el presidente Benson. Desde el día en que comenzamos a leer juntos, nunca hemos tenido dificultades o problemas serios en nuestra tropa. Espero que hayan comprendido el poder que proviene de seguir el consejo del profeta”.

Aquel mismo líder decidió también que nunca habría de concluir un campamento sin dar su testimonio y alentar a cada muchacho para que sirviera en una misión. Muchos años más tarde, algunos de aquellos jóvenes a quienes sirvió le agradecieron su consejo y le dijeron que él había influido grandemente en sus decisiones.

Aproveche cualquier momento imprevisto para enseñar

Durante las actividades, frecuentemente podrá tener oportunidades imprevistas para enseñar principios del Evangelio (véase también “Momentos oportunos para enseñar en la vida familiar”, págs. 158–160). Por ejemplo, cuando las jóvenes de cierto grupo regresaron de una caminata una tarde, notaron que faltaban dos de sus integrantes. La hermana líder del grupo llamó inmediatamente a todas y juntas se arrodillaron en oración y luego planearon cómo ir en busca de las jovencitas. Lo que podría haber sido un grave problema quedó resuelto poco minutos más tarde cuando encontraron a sus compañeras. La hermanalíder volvió a reunir el grupo y entonces ofrecieron una sincera oración de gratitud. Después de la oración, les expresó su amor por cada una de ellas y les dio su testimonio en cuanto a la realidad de nuestro Padre Celestial y Su disposición para responder a sus oraciones.

Emplee actividades como una base para enseñar el Evangelio

Las actividades pueden producir experiencias en las que usted y aquellos a quienes enseña apliquen principios del Evangelio. Cuando sea apropiado, después de una actividad dedique tiempo a conversar con los jóvenes acerca de los principios del Evangelio que hayan puesto en práctica. Podría hacerlo usando las siguientes preguntas: ¿Qué?

¿Y entonces qué? ¿Y qué pasará ahora?

¿Qué? Pida a los jóvenes que describan lo que sucedió durante la actividad y refiérase a las personas y lugares intervinientes. Podría hacerles preguntas tales como: “¿Cuál fue el mejor momento del día?”, o “¿Qué fue lo más có-mico que sucedió?”, o “¿Qué fue lo más difícil para ustedes?”

¿Y entonces qué? Pida a los participantes que piensen en la actividad teniendo en cuenta los principios del Evangelio. Podría hacerles preguntas tales como: “¿Por qué hicimos lo que hemos hecho?”, o “¿En qué manera puede haber ayudado a alguna persona la actividad?”, o “¿Qué aprendieron de esta actividad?”, o “¿Qué fue lo más difícil o lo mas fácil para ustedes?”

¿Y qué pasará ahora? Pida a los jóvenes que piensen en qué forma podría la actividad afectarles en el futuro. Esto es importante porque les ayuda a sentirse comprometidos a aplicar lo que han aprendido. Podría preguntarles:“¿Harán algo de otra manera en el futuro debido a lo que acaban de aprender? Y si es así, ¿qué harán?”; o podría pedirles que completen la frase “En el futuro, yo…”.

Usted podría utilizar estas preguntas como una base para llevar a cabo un análisis en una o varias de las siguientes maneras:

  • Conduzca una conversación informal camino a casa después de algún evento. Un grupo de hombres y mujeres jóvenes iban de regreso a sus hogares después de un proyecto de servicio en el que habían pasado cierto tiempo con algunos niños en un hospital infantil. Aunque algunos de los jóvenes se habían sentido algo nerviosos al principio, cada uno de ellos parecía haber disfrutado mucho la actividad de esa tarde. Al dirigirse al centro de reuniones, comenzaron a contar lo que habían experimentado con los niños. Relataron cosas có-micas, buenas y tristes. Mientras conducía el automóvil, una de las asesoras escuchaba, y de vez en cuando les hacía preguntas y los alentaba a que dijeran algo acerca de lo acontecido. Entonces dijo: “¿Creen ustedes que nuestra visita tuvo alguna influencia en esos niños?” Después de un momento de vacilación, alguien respondió: “Yo creo que sí”. Esto suscitó una animada conversación en el grupo. La asesora continuó escuchándoles a medida que los jóvenes comentaban sobre cuánto les alegraba haber podido ir a ese hospital y qué es lo que planeaban hacer en el futuro. Esta breve conversación ayudó a que todos entendieran mejor el significado de la experiencia que habían tenido.

  • Planee dedicar unos pocos minutos al término de una actividad para conversar acerca de lo que ha acontecido y las lecciones que pueden obtenerse de la misma. Esto podría hacerse al final de una conferencia para la juventud, un campamento o una excursión al templo. Usted podría hacerlo antes de pedir a los jóvenes que den su testimonio.

  • Hable con los jóvenes acerca de la actividad la próxima vez que se reúnan para otra lección. Hágales recordar lo que sintieron y lo que aprendieron en esa actividad.

  • Antes de que los jóvenes planeen otra actividad, invíteles a que hablen sobre la que hayan tenido más recientemente. Si ha transcurrido mucho tiempo entre laúltima actividad y la conversación que tengan al respecto, quizás sea necesario que dedique más tiempo a emplear las preguntas “¿Qué?” mencionadas anteriormente a fin de que todos puedan recordar con claridad lo acontecido.

  • Emplee las actividades como ejemplos cuando enseñe las lecciones. Durante sus lecciones, usted u otra persona que haya asignado para ello podría hablar en cuanto a las actividades anteriores y relacionarlas con los principios del Evangelio que estén tratando.

  • Invite a los jóvenes a que escriban acerca de las actividades. Quizás podría estimularlos a escribir en sus diarios personales sobre una actividad particular o a escribir cartas a los misioneros contándoles algo en cuanto aalgún proyecto de servicio y lo que aprendieron de ello.

Pautas y normas para planear actividades

Recuerde que las actividades deben siempre nutrir la fe y fortalecer los lazos de amor. Algunos de los mejores regalos que usted puede ofrecer a los jóvenes son las experiencias en las cuales puedan descubrir que el Evangelio se aplica a su vida personal.

A fin de obtener pautas y normas en base a las cuales planear actividades, véase la sección “Actividades” en el Manual de Instrucciones de la Iglesia.