Manuales y llamamientos
Enseñe por medio del Espíritu


Lección 3

Enseñe por medio del Espíritu

Objetivo

Ayudar a los miembros de la clase a procurar la guía del Espíritu y a que enseñen de una manera que ayude a otros a sentir la influencia del Espíritu.

Nota para el maestro

Las verdades del Evangelio se aprenden por el poder del Espíritu Santo (véase Moroni 10:5). El Señor describió la importancia de enseñar por el Espíritu cuando dijo: “Se os dará el Espíritu por la oración de fe; y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (D. y C. 42:14). A medida que tanto los maestros como los alumnos viven dignos de ser guiados por el Espíritu, “ambos son edificados y se regocijan juntamente” (D. y C. 50:13–22).

Algunos miembros de la clase —especialmente aquellos que han tenido poca experiencia en la Iglesia— quizás se consideren incapaces de enseñar por medio del Espíritu. Al enseñar esta lección, ayude a todos sus alumnos a comprender que pueden enseñar, en realidad, por medio del Espíritu. Ayúdeles a entender que los requisitos para enseñar por el Espíritu no son la elocuencia, la educación ni la gran experiencia, sino la oración, la dedicación, la reverencia y la humildad.

Preparación

  1. Estudie con espíritu de oración los pasajes de las Escrituras que esta lección contiene y procure aplicarlos al objetivo de la misma.

  2. Estudie la sección de este libro titulada “Enseñe mediante el Espíritu” (págs. 44–52).

  3. Pida a dos o tres miembros de la clase que se preparen para hablar brevemente acerca de sus experiencias al procurar la guía del Espíritu Santo en sus enseñanzas. (Al concluir las lecciones 1 y 2, se asignó a los miembros de la clase que escribiesen en sus cuadernos en cuanto a dichas experiencias.)

  4. Lleve a la clase una jarra de agua y un vaso transparente.

  5. Antes de iniciar la clase, escriba en la pizarra la siguiente pregunta: En nuestros esfuerzos para enseñar el Evangelio, ¿qué es lo más importante?

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Antes de la primera oración, invite a los miembros de la clase a que canten “Cuando enseñe a tus hijos” (Himnos, Nº 172), o algún otro himno de reverencia. Después del himno, pida al miembro de la clase que designó para que ofreciera la oración que ruegue por la guía del Espíritu Santo durante la lección.

“Lo más importante es el Espíritu”.

Cita

Pida a los miembros de la clase que presten atención a lo que escribió en la pizarra e invíteles a que piensen acerca de esa pregunta sin contestarla en voz alta. Indíqueles luego que una respuesta a dicha pregunta se encuentra en la siguiente declaración del presidente Ezra Taft Benson: “Si hay un mensaje que he repetido a mis hermanos de los Doce, es éste: que es el Espíritu lo que cuenta. Es el Espíritu lo que importa. No sé con cuánta frecuencia lo he dicho, pero no me canso nunca de repetirlo: Lo más importante es el Espíritu” (Seminario para presidentes de misión, 3 de abril de 1985).

Explique a los miembros de la clase que con frecuencia nos referimos al Espíritu Santo simplemente como “el Espíritu”. Enseñar por medio del Espíritu es la forma más poderosa de enseñar porque es solamente por medio de Su influencia que podemos entender las cosas de Dios (véase 1 Corintios 2:11).

El Espíritu nos ayudará de muchas maneras a medida que aprendamos y enseñemos el Evangelio.

Análisis de pasajes de las Escrituras

Destáqueles a los miembros de la clase que por lo general el Espíritu se manifiesta callada y simplemente en vez de hacerlo mediante una espectacular exhibición de poder (véase 1 Reyes 19:9–12). Luego pídales que lean las Escrituras enumeradas a continuación. Pídales asimismo que expliquen lo que cada pasaje enseña acerca de cómo el Espíritu puede ayudarnos cuando enseñamos el Evangelio. Escriba sus respuestas en la pizarra.

  1. Juan 14:26 (Nos enseña todas las cosas y nos hace recordarlas)

  2. Juan 15:26 (Nos da testimonio de Cristo)

  3. 2 Nefi 33:1 (Lleva la verdad a nuestro corazón)

  4. Doctrina y Convenios 6:14–15, 22–23 (Ilumina y da paz a nuestra mente)

  5. Doctrina y Convenios 11:13 (Nos llena el alma de gozo)

  6. Doctrina y Convenios 50:21–22 (Nos edifica)

Presentación por miembros de la clase

Invite a los miembros de la clase que haya asignado con anterioridad a que hablen acerca de sus experiencias al haber procurado la guía del Espíritu Santo al enseñar (véase “Preparación”, punto número 3).

Hay ciertas cosas específicas que podemos hacer para invitar al Espíritu.

Análisis con la pizarra

• ¿Qué podemos hacer en nuestra enseñanza para invitar al Espíritu? (Escriba las respuestas de los alumnos en la pizarra y aliénteles a que hagan ellos lo mismo en sus cuadernos.)

Si los miembros de la clase no mencionan algunos de los puntos indicados a continuación, agréguelos a la lista en la pizarra:

  1. Orar.

  2. Enseñar basándose en las Escrituras.

  3. Testificar.

  4. Utilizar himnos, canciones de la Primaria y otra música sagrada.

  5. Expresar amor por nuestro prójimo y por nuestro Padre Celestial y Jesucristo.

  6. Compartir ideas, sentimientos y experiencias que se relacionen con los principios de la lección.

• ¿Cuáles de estas cosas hemos hecho hoy en la clase? ¿Hemos hecho alguna otra cosa en la clase para invitar al Espíritu?

Actividad con el cuaderno

Pida a los miembros de la clase que piensen en cuanto a una oportunidad para la enseñanza que pronto habrán de tener. Invíteles a considerar cómo podrían emplear algunas de las sugerencias escritas en la pizarra a medida que enseñen. Concédales unos pocos minutos para que escriban sus ideas en sus cuadernos.

Nuestros mejores esfuerzos serán suficientes cuando se sienta la influencia del Espíritu.

Lección práctica

Escriba en la pizarra: ¿Quién puede enseñar por medio del Espíritu?

Muéstreles la jarra de agua y el vaso. Explíqueles que, en esta demostración, el vaso representa a cada uno de nosotros como maestros del Evangelio. Llénelo entonces hasta la mitad y explique que el agua que acaba de poner en el vaso representa el mejor uso que hacemos de nuestros talentos.

Indíqueles que probablemente pensemos que podríamos ser realmente eficaces en nuestra enseñanza si sólo tuviéramos más talentos. Sin embargo, este vaso no puede llenarse solamente con nuestros talentos. Para ser verdaderamente eficaces como maestros del Evangelio, es menester que enseñemos por el poder del Espíritu Santo. El milagro es que no importa quiénes somos ni cuán talentosos parezcamos ser, nuestros mejores esfuerzos serán suficientes cuando sintamos que la influencia del Espíritu está presente. Al decir esto, llene el vaso hasta el borde.

Cita

Pida a un miembro de la clase que lea en voz alta la siguiente declaración del élder Henry B. Eyring:

“Es prudente sentir temor de que nuestra habilidad sea inadecuada para cumplir con el mandato que se nos ha dado de nutrir la fe de los demás. Nuestras habilidades, no obstante cuán buenas sean, no serán suficientes; sin embargo, el ver en forma realista nuestras limitaciones crea un sentimiento de humildad que nos puede hacer depender del Espíritu y, de ese modo, del poder” (“ ‘Apacienta mis corderos’ ”, Liahona, enero de 1998, pág. 99).

Cada uno de nosotros puede facultarse para enseñar por medio del Espíritu.

Análisis de pasajes de las Escrituras y empleo de la pizarra

Lleve a cabo el siguiente análisis para ayudar a que los miembros de la clase entiendan cómo pueden facultarse para enseñar por medio del Espíritu.

Pida a un miembro de la clase que lea en voz alta Doctrina y Convenios 42:14.

Escriba en la pizarra lo siguiente:

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Pida a otro miembro de la clase que lea en voz alta Doctrina y Convenios 88:77–78.

• ¿Qué nos promete el Señor si enseñamos diligentemente la doctrina del reino?

(Su gracia nos acompañará.)

Escriba en la pizarra lo siguiente:

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Explíqueles que la gracia es un poder de capacitación. Es una ayuda y fortaleza divina que recibimos merced a la misericordia y el amor de Dios. Por medio de la gracia del Señor, podemos hacer cosas buenas que por nosotros mismos no lograríamos hacer (véase “Gracia”, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág. 85).

Pida a un miembro de la clase que lea en voz alta Doctrina y Convenios 100:7–8.

• ¿Qué nos dicen estos versículos en cuanto a cómo debemos declarar el Evangelio?

(“Con solemnidad de corazón” y “con el espíritu de mansedumbre”.)

Explíqueles que solemnidad significa reverencia y dignidad. Luego, para ayudarles a entender el significado de la palabra mansedumbre, léales la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley:

“La mansedumbre incluye un espíritu de gratitud en oposición a una actitud de autosuficiencia, el admitir que existe un poder superior al de uno mismo, un reconocimiento de Dios y la aceptación de Sus mandamientos” (“With All Thy Getting Get Understanding”, Ensign, agosto de 1988, págs. 3–4).

• ¿Qué nos promete el Señor si enseñamos Su Evangelio con solemnidad y mansedumbre? (Véase D. y C. 100:8. El Espíritu Santo dará testimonio de los principios que enseñemos.)

Escriba en la pizarra lo siguiente:

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Participación

Dirija la atención de los miembros de la clase a los principios que ha escrito en la pizarra. Destáqueles que a medida que oremos con fe y enseñemos diligentemente la doctrina con solemnidad y mansedumbre, recibiremos el Espíritu, Quien dará testimonio de las verdades que enseñemos. Invite a los miembros de la clase a que relaten acerca de las ocasiones en que ellos mismos u otras personas hayan invitado alEspíritu al seguir estos principios.

Conclusión

Resumen y cita

Haga un breve resumen de la lección. Pida entonces que un miembro de la clase lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Thomas S. Monson:

“Quizás muchos de ustedes sean tímidos por naturaleza o se consideren inadecuados para aceptar un llamamiento. Pero recuerden que esta obra no es de nosotros solamente; es la obra del Señor y, cuando estamos al servicio del Señor, tenemos derecho de recibir Su ayuda. Recuerden que a quien el Señor llama, el Señor prepara y capacita” (“Llamados a servir”, Liahona, julio de 1996, pág. 47).

Testimonio

Exprese su testimonio según lo inspire el Espíritu.

Asignaciones

Aliente a los miembros de la clase para que hagan lo siguiente:

  1. Que mediten en cuanto a las ideas para enseñar el Evangelio por medio del Espíritu que hayan escrito en sus cuadernos. Que utilicen una de esas ideas en conexión con una futura oportunidad de enseñar.

  2. Que continúen registrando su progreso personal en sus respectivos cuadernos.

  3. Que repasen los principios enseñados en esta lección estudiando la sección de este libro titulada “Enseñe mediante el Espíritu” (págs. 44–52).