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Levítico 11-18: Una ley de ceremonias y ordenanzas, parte 2: Lo limpio y lo inmundo


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Levítico 11-18

Una ley de ceremonias y ordenanzas, parte 2: Lo limpio y lo inmundo

(15-1) Introducción

El profeta Abinadí calificó a la ley de Moisés como “muy estricta…sí, una ley de ceremonias y ordenanzas…para conservar vivo en ellos el recuerdo de Dios y su deber para con él” (Mosíah 13:29-30). Pero inmediatamente añadió: “Mas he aquí, os digo que todas estas cosas eran símbolos de cosas futuras” (Mosíah 13:31).

Hasta aquí hemos estudiado lo suficiente la ley de Moisés como para entender lo que Abinadí quiso decir. La ley desempeñaba dos funciones principales: enseñar obediencia de manera que los israelitas pudieran progresar espiritualmente, y dirigir su mente hacia la fuente suprema de salvación: Jesucristo. Hemos visto ambas funciones en los mandamientos de la ley, en el plano del tabernáculo y su mobiliario, y en los sacrificios y ofrendas. Ahora dirigimos nuestra atención a las leyes que se relacionan con las cosas limpias e inmundas. Así como con las otras leyes, debemos profundizar y ver más allá de lo que los mandamientos y rituales dejan ver para descubrir el principio que querían enseñar con relación a las realidades espirituales.

Tomemos, por ejemplo, las leyes referentes a los animales limpios y a los inmundos. Existían razones de orden práctico para explicar la existencia de estas leyes relacionadas con la salud y la higiene. La carne de cerdo es sumamente susceptible a la triquinosis, que es un mal fácilmente transmisible al hombre. Los mariscos pueden producir un veneno mortífero si no se matan y cocinan en forma apropiada, etc. Pero el vocablo hebreo para denotar “limpio” y usado en la ley de los alimentos significa algo más que físicamente limpio. Lleva en sí la connotación de ser “libres de toda contaminación o mancha…e implica aquella pureza que la religión requiere y que es necesaria para estar en comunión con Dios” (Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “clean, cleanse, clear”, pág. 78). Tal como lo hace notar un autor judío ortodoxo, kosher (vocablo hebreo aplicable a lo que satisface las demandas de la ley) significa mucho más que solamente limpieza.

“Se podría criar a un puerco en incubadora, administrarle antibióticos, bañarlo diariamente, descuartizarlo en una sala de hospital haciendo esterilizar la carne con la aplicación de rayos ultravioletas y aun así todo esto no haría puras sus chuletas (o costillas). ‘Inmundo’ en Levítico es un vocablo ceremonial. Por eso es que el Tora (libro que contiene la ley judía) dice de los camellos y conejos ‘son inmundos para ti‘, limitando la definición y la disciplina solamente a Israel. Las gallinas y las cabras, que podemos comer, no son en su naturaleza tanto más limpias que las águilas y los leones, pero estas dos últimas especies están en la categoría de inmundas.” (Wouk, This is My God, págs. 100-101.)

Si el código alimenticio es visto simbólicamente y como parte de un sistema de leyes que cubría todos los actos de la vida, es evidente su función. Dios se valió del régimen alimenticio para enseñar a su pueblo. Las personas pueden olvidar o abandonar la oración, el juego, el trabajo o la adoración, pero raramente olvidan una comida. Absteniéndose voluntariamente de ciertos alimentos o cocinándolos en una forma especial, ellos hacían un compromiso de fe, diario y personal. En cada comida se hacía una elección formal, la cual daba lugar a una silenciosa autodisciplina. La fortaleza proviene de vivir una ley así, y la visión proviene de entenderla. Además, la ley servía para apartar a los hebreos de los cananeos vecinos. Cuando el hebreo sentía hambre, forzosamente recordaba la identidad personal y lo que lo unía a su comunidad. En verdad, formaba parte de un pueblo apartado de los demás. Por lo tanto, la ley actuaba como instrumento social, para mantener intacta a la nación hebrea, como instrumento sicológico para preservar la identidad del individuo, y como instrumento religioso para que el pueblo recordase siempre a Jehová.

COMENTARIOS SOBRE LEVITICO 11-18

(15-2) Levítico 11. Alimentos limpios e inmundos

Dos condiciones establecían la limpieza de los animales: Tenían que tener pezuñas hendidas (es decir, divididas en dos partes) y tenían que rumiar (vers. 3). Los alimentos provenientes del mar se limitaban a los peces con escamas y aletas. Este requisito eliminaba a todos los mariscos (incluyendo la langosta y el camarón), peces como el tiburón, animales como el delfín y otras especies tales como la anguila (véase vers. 9-12). Las aves prohibidas generalmente eran de presa, es decir, que vivían de carroñas, o, como en el caso de la cigüeña y de la garza, aquellas que pudieran haberse alimentado de otras especies inmundas (véase vers. 13-20). El quebrantahuesos puede haber sido alguna especie de buitre algo diferente al buitre común mencionado en el versículo 18. La mayoría de los insectos voladores también estaba prohibida. La frase “que anda sobre cuatro patas” (véase vers. 21) indica a los insectos que tienen cuatro patas cortas y dos largas usadas para saltar. De éstos, cuatro eran apropiados para alimento, todos ellos de la familia de la langosta.

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cattle

El ganado que se usaba para los sacrificios

(15-3) Levítico 11:24, 31. ¿Por qué el contacto con un cadáver hacía que el hombre fuera inmundo?

La ley especificaba que el contacto con el cuerpo de un animal muerto (o de un animal limpio que hubiera muerto naturalmente, sin ser descuartizado en la forma prescrita) hacía que el hombre fuera considerado inmundo. “El cadáver humano era el que más contaminaba, según las reglas del Antiguo Testamento. Con toda probabilidad era la representación de la gravedad total y consecuencia final del pecado para el pueblo de Dios” (Douglas, New Bible Dictionary, s. v. “clean and unclean”, pág. 239). Esta suposición se funda en el hecho de que la persona inmunda tenía prohibido participar del servicio en el templo y de la compañía de otros israelitas. El simbolismo sugiere que el contacto con el pecado deja manchado al individuo, y para quitarse esa mancha era necesario que transcurriera un período de purificación. Este período estaba simbolizado por las restricciones impuestas sobre el individuo “hasta la noche” (vers. 24), momento en que comenzaba un nuevo día para los israelitas.

(15-4) Levítico 12-15. Otras leyes relativas a la inmundicia

Esta sección de la ley levítica tiene que ver con aspectos que podrían ser llamados de inmundicia en la carne debido a infecciones o secreciones del cuerpo, incluyendo la expulsión de flujos asociados con el nacimiento (véase 12:1-8), heridas o infecciones de la piel tales como la lepra y los forúnculos (véase 13:1-59), infecciones purulentas (véase 15:1-15), “emisión de semen” (15:16-18) y flujos menstruales (véase 15:19-33).

Esta parte de la ley hace surgir sorprendentes interrogantes en la mente de muchos lectores. La pregunta más obvia es: ¿Por qué las funciones naturales del cuerpo hacían considerar inmundo al individuo? Primero, inmundo, en el sentido de la ley, no quería decir lo que le parece al lector moderno. No sugería algo desagradable o sucio, ni implicaba que el cuerpo o las funciones naturales, tales como el nacimiento o las relaciones sexuales, fueran malas por naturaleza. “El término inmundo en este y en los casos siguientes, generalmente se entendía únicamente en un sentido legal, indicando que el individuo no estaba en condiciones para las ordenanzas sagradas“ (Clarke, Bible Commentary, 1:559). Este punto es muy importante para entender las revelaciones del Señor en estos asuntos: las ordenanzas de la ley mosaica simbolizaban verdades espirituales. Cuanto más se acercaba el individuo a la perfección en el cumplimiento de la ley, tanto más se aproximaba al verdadero significado simbólico de la ordenanza. El cuerpo físico y sus funciones naturales recuerdan al hombre que él es de la tierra, de lo físico. Por lo tanto, decir que un hombre o una mujer era inmundo (esto es, que no podía efectuar ordenanzas sagradas) en determinados momentos le recordaba que el hombre natural debía ser dejado de lado a fin de acercarse a Dios.

En los requisitos para el sumo sacerdote había una enseñanza similar (véase encabezamiento 16-9). Ningún individuo con defecto físico podía ser sumo sacerdote (véase Levítico 21:17-21). Dios no considera que tales personas sean naturalmente inferiores en lo espiritual comparándolas con una persona sana. Más bien, este requisito era un instrumento de enseñanza, ya que el sumo sacerdote era un símbolo de Cristo, el Gran Sumo Sacerdote (véase Hebreos 4:14), y el requisito de su integridad física indicaba la perfección de Cristo. Debemos considerar las leyes de la inmundicia natural de la misma manera que contemplamos esta ley.

Había ciertos aspectos prácticos o sanitarios que entraban en juego en estas leyes. Las reglas estrictas con relación al contacto con una persona infectada, o con objetos que esa persona hubiera tocado, no son más que paralelos de los principios modernos de higiene. Un comentarista resumió esos aspectos en estas palabras:

“En Canaán los ritos de adoración se veían mezclados con los de la fertilidad y con la prostitución. En Israel, por el contrario, todo lo que se relacionaba con lo sexual o sensual estaba estrictamente apartado de la adoración de Dios…La intención no era calificar como ‘sucio’ este aspecto de la vida, como lo vemos en otras partes de las Escrituras, sino que el propósito era asegurar una separación entre éste y la adoración de Dios. La regla de estricta limpieza en todos los asuntos sexuales también era una salvaguardia positiva para la salud.” (Alexander y Alexander, Eerdmans’ Handbook to the Bible, pág. 176.)

(15-5) Levítico 12:5-6. ¿Por qué el período de impureza era más prolongado cuando nacía una hija?

Muchos aspectos de la ley mosaica nos sorprenden a primera vista, pero se aclaran y son fáciles de comprender luego de mayor investigación. Este asun to, no obstante, parece no tener clave alguna para su interpretación correcta. Una implicación obvia, rápidamente vista por los críticos modernos, es que esta regla es un reflejo del estado inferior de la mujer en la antigüedad, el cual, ellos consideran, era sustentado por la ley. Esta conclusión es engañosa por dos razones. Primero, en el resto de la ley y en el Antiguo Testamento hay evidencia de que las mujeres ocupaban un sitial elevado y que sus derechos estaban bien defendidos. Es más, ‘Ta mujer parece haber gozado de mayor libertad entre los judíos que la que hoy día se le concede en Asia occidental” (Fallows, Bible Encyclopedia, s. v. “woman”, 3:1733). Segundo, estas leyes no eran el producto de la actitud de los hombres, sino que eran revelación directa del Señor. Dios no considera inferior a la mujer aunque el papel del hombre y el de la mujer sean diferentes. Mientras no haya más revelación concerniente al asunto, es inútil especular en cuanto a la razón por la que el Señor reveló requisitos diferentes para la purificación ceremonial después del nacimiento de varones o niñas.

(15-6) Levítico 13. ¿Qué quiere decir lepra?

La raíz hebrea tzarah, que se ha traducido como leproso y lepra, significa “herir gravemente, golpear” porque el individuo que sufría el mal era considerado como “herido, castigado por Dios” (véase Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “leper”, págs. 248-49). Aunque incluía a la lepra misma (enfermedad de Hansen), parece haber abarcado una amplia gama de enfermedades y aun las diferentes clases de micosis (causadas por hongos). La característica común parece consistir en que todas causaban infección y putrefacción de los tejidos y de ahí que la lepra llegara a ser el símbolo del pecado o de persona pecaminosa.

La lepra clásica era una enfermedad terrible y temida que requería que el enfermo fuera desterrado del núcleo social y que viviera aislado (véase Levítico 13:45-46).

“Cuando un individuo tiene la marca de la lepra, debe andar como un doliente, por ejemplo, debe rasgar sus vestidos, dejar despeinados sus cabellos y cubrir su bigote; y debe ser desterrado de la sociedad humana común.

“La enfermedad conocida popularmente como ‘lepra’ puede tener dos formas, la primera de las cuales se manifiesta al principio por manchas rojizas en las que posteriormente aparecen nodulos obscuros; al progresar la enfermedad se produce la inflamación y distorsión de la cara y de los miembros. El otro tipo de lepra afecta principalmente las raíces nerviosas, particularmente de las extremidades, las cuales se insensibilizan y finalmente pierden su vitalidad. Nos preguntamos si se tuvieron en cuenta los distintos tipos de lepra en este capítulo de Levítico, a lo que no se puede ofrecer una respuesta definida. Un médico moderno no diagnosticaría lepra basado en los síntomas que son dados en este capítulo, y es probable que muchas enfermedades de la piel, algunas de ellas de relativamente poca importancia, fueran llamadas lepra. Se podría argüir, por otra parte, que aquí solamente se nos dan los primeros síntomas que debían alertar al sacerdote y, además, que siendo que la lepra (según nosotros la entendemos) era ciertamente conocida en Palestina en los tiempos de la Biblia y era una enfermedad que hacía ‘inmundo’ a quien la sufría, debe haberse tenido en mente al escribir este capítulo de Levítico, aunque también se incluyeran otros males bajo el mismo nombre.”

“En verdad los sacerdotes estaban usando medidas científicas bien fundamentadas al aislar a los adultos que enfermaban de males crónicos de la piel que podrían ser transmitidos a otros. El aislamiento era el mejor método para evitar el contagio. Además, está claro que el individuo que posteriormente sanaba, cuando sufría de males menores, podía ser declarado curado y en el debido tiempo podía volver a su familia y amigos.” (Buttrick, Interpreter’s Bible, 2:66-67.)

(15-7) Levítico 14. La purificación del leproso

“En Levítico 14 tenemos una descripción detallada del ritual que tenía que efectuarse después que un individuo sanaba de su lepra. Por causa de su naturaleza, muchas personas lo han considerado un ritual primitivo, supersticioso y aborrecible, que respalda la noción de que los israelitas eran paganos supersticiosos y primitivos. Sin embargo, al aplicar las pautas para interpretar los símbolos tal como fueron dadas anteriormente, encontramos que el ritual es una hermosa representación de las verdades del evangelio. Pero primero es necesario entender el verdadero significado de los distintos simbolismos usados en el rito. Estos incluyen los siguientes:

“1. El leproso. La lepra en sus distintas formas es una enfermedad que va acompañada de debilitamiento y putrefacción de los tejidos del cuerpo viviente; además, por causa de lo repugnante de la misma, se requería que el enfermo fuera aislado y alejado de todo contacto con el resto de la casa de Israel. Por estas características, la lepra era considerada símbolo adecuado de lo que sucede espiritualmente al hombre que peca. El pecado lleva el debilitamiento y la corrupción al espíritu del hombre, en similitud a lo que la lepra produce en su físico. Además, el pecador era cortado de toda relación con el Israel espiritual y no podía integrar el verdadero pueblo del convenio del Señor. De manera que el leproso mismo era una semejanza de lo que el rey Benjamín llamó ‘hombre natural’ (véase Mosíah 3:19).

“2. El sacerdote. El sacerdote servía como el oficial representante del Señor y estaba autorizado para purificar al leproso y restaurarle nuevamente sus derechos de miembro del pueblo del convenio.

“3. Las aves. Como únicos objetos vivientes usados en el ritual, las aves simbolizaban a la persona a quien se iba a purificar. Por motivo de que eran dos las verdades que se tenían que enseñar, se usaban dos aves. Se mataba a la primera mediante el derramamiento de sangre, lo que significaba que el leproso (el hombre natural) tenía que entregar su vida. La segunda, después de ser sujeta a los otros símbolos, era puesta en libertad. Esto significaba que el hombre había sido librado de su cautiverio en el pecado.

“4. La madera de cedro. La madera de cedro todavía se utiliza por su característica tan particular de contribuir a evitar la corrupción de todo objeto que esté próximo a ella, o hecho de ella. De manera que el cedro simbolizaba la preservación de toda corrupción.

“5. La grana. El vocablo ‘grana’ (Levítico 14:4) realmente significaba lana teñida de rojo brillante. El rojo nos recuerda la sangre, la cual es el símbolo de la vida y también de la expiación (véase Levítico 17:11).

“6. El hisopo. Aunque no conocemos bien la explicación del porqué, sabemos que en la época del Antiguo Testamento la planta conocida como hisopo llevaba en sí el simbolismo de purificación. (Véase Exodo 12:22; Salmos 51:7; Hebreos 9:19.)

“7. El vaso de barro. Nótese que la sangre del ave se mezclaba con agua. En Moisés 6:59 aprendemos que la sangre y el agua son símbolos del nacimiento, tanto físico como espiritual. Además, sabemos que el lugar del nuevo nacimiento espiritual, la fuente bautismal, es símbolo del lugar donde muere el hombre natural (véase Romanos 6:1-6; D. y C. 128:12-13). Se mataba al avecilla sobre el vaso de barro, simbolizando la muerte del hombre natural y el renacimiento de la persona espiritualmente inocente.

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hyssop plant

El hisopo

“8. Lavado del leproso. Esto claramente era un símbolo de purificación.

“9. El cabello afeitado. Es imposible ignorar el hecho de que al afeitar el pelo del cuerpo (incluyendo las cejas) de una persona hacía que ésta tuviera un aspecto muy parecido a un recién nacido, el cual por lo general no tiene vello. Así, después de pasar por el proceso del nuevo nacimiento, quien iba a ser purificado demostraba en su persona que había nacido espiritualmente.

“10. El sacrificio del cordero. El simbolismo está claro, siendo que el cordero ofrecido tenía que ser un macho primogénito, sin defecto alguno. Simbolizaba la ofrenda del Hijo de Dios.

“11. Significado de la sangre puesta sobre las distintas partes del cuerpo. En hebreo el vocablo que usualmente se traduce por ‘expiar’ literalmente significa ‘cubrir’. Así, cuando el sacerdote tocaba algo con la sangre, lo que tocaba era santificado. En este caso la sangre del cordero santificaba la oreja (el órgano del oído o símbolo de la obediencia), la mano (el órgano de acción) y el pie (el órgano del movimiento del andar por la senda recta). Así, todos los aspectos de la vida del hombre eran tocados y afectados por la expiación de Cristo.

“12. El aceite. ‘Desde las épocas más remotas, el olivo ha sido el emblema de paz y pureza.’ (Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, 3 tomos, comp. Bruce R. McConkie; Salt Lake City: 1979, 3:170.) Por esta razón, y también porque era el símbolo del Espíritu Santo (véase D. y C. 45:56-57), el aceite tiene profundo significado simbólico. Tocar con aceite las mismas partes que se tocaron con sangre sugiere el efecto del Espíritu sobre estos órganos de vida y acción. Así, la sangre de Cristo purificaba todo aspecto de ia vida de la persona. Luego, todo el procedimiento era repetido con el aceite para mostrar que el Espíritu también afectaba todo lo que él hacía. De esta manera la persona recibía paz y pureza (simbolizada por el olivo y su fruto).” (Lund, “Old Testament Types and Symbols”, Symposium, 184-86.)

(15-8) Levítico 16. El Día de la Expiación y del perdón en Israel

“El Día de la Expiación que se celebraba anualmente en el otoño era la festividad más sagrada y solemne en Israel. En él vemos claramente el simbolismo de la obra de Cristo por Israel. Era un día de ayuno nacional y un día que significaba que los pecados de Israel habían sido expiados y que la nación y sus habitantes estaban una vez más en comunión con Dios. La celebración incluía los siguientes puntos (véase Levítico 16, donde se dan los detalles):

  1. El sumo sacerdote tenía que pasar por una preparación minuciosa a fin de ser digno de actuar como oficiante por el resto de la casa de Israel. Esto incluía sacrificios por sí mismo y por su casa, así como lavamientos y purificación mediante el esparcimiento de la sangre del sacrificio sobre distintos objetos en el tabernáculo.

  2. El sumo sacerdote se quitaba las vestiduras oficiales que usaba normalmente y se vestía con prendas sencillas de lino fino (véase Apocalipsis 19:8 en cuanto al significado de los vestidos de lino fino).

  3. Se echaban suertes para elegir a dos machos cabríos. Uno era designado para ser del Señor y el otro como el de la reconciliación, o, en hebreo, el macho cabrío de Azazel. El del Señor era ofrecido como ofrenda por el pecado, y el sumo sacerdote llevaba la sangre de este animal al Lugar Santísimo del tabernáculo y con ella mojaba la tapa del arca del testimonio (llamada también ‘el propiciatorio’) expiando así los pecados de Israel.

  4. El otro macho cabrío, Azazel, era traído delante del sumo sacerdote para que éste pusiese las manos sobre la cabeza del animal y simbólicamente le transfiriese todos los pecados de Israel. Luego el macho cabrío era llevado al desierto y dejado en libertad para que nunca más se le volviera a ver. Un comentarista explicó el significado de Azazel diciendo que representaba ‘al diablo mismo, cabeza de los ángeles caídos, el cual posteriormente fue llamado Satanás; pues ningún otro espíritu subordinado podía haber sido puesto en contraposición a Jehová como Azazel lo era aquí, sino solamente el principal o cabeza de los demonios’. (Keil y Delitzsch, Commentary on the Old Testament, bk. 1: The Pentateuch, The Third Book of Moses’, pág. 398.)

“El apóstol Pablo, en el libro de Hebreos, se refirió mucho al simbolismo del Día de la Expiación para enseñar acerca de la misión de Cristo. En esa epístola estableció los puntos siguientes:

  1. Cristo es el gran sumo sacerdote (He. 3:1) que, a diferencia del sumo sacerdote del Sacerdocio Levítico, era santo y sin mancha y no necesitaba hacer expiación por sus propios pecados antes de llegar a ser digno para oficiar en bien de Israel y entrar en el Lugar Santísimo (He. 7:26-27). Su vida perfecta era el cumplimiento máximo del simbolismo de las ropas de lino fino.

  2. El verdadero tabernáculo (templo o casa del Señor) está en el cielo y el tabernáculo hecho por Moisés servía como representación, sombra o modelo del celestial. (Véase He. 8:2-5; 9:1-9.)

  3. Cristo es el Cordero de Jehová así como también Sumo Sacerdote. Mediante el derramamiento de su sangre llegó a ser capaz de entrar en el Lugar Santísimo celestial donde ofreció su propia sangre en pago por los pecados de aquellos que creyeran en El y obedecieran sus mandamientos. (Véase Hebreos 9:11-14, 24-28; 10:11-22; D. y C. 45:3-5.)” (Lund, “0ld Testament Types and Symbols”, Symposium, 187-88.)

A pesar del significado simbólico del ritual de este día sacro, este ritual tenía el poder de obtener el perdón de los pecados de Israel. El élder James E. Talmage dijo:

“Los escritores sagrados de los tiempos antiguos, las expresiones inspiradas de los profetas de los postreros días, las tradiciones del género humano, los ritos del sacrificio y aun los sacrilegios de las idolatrías paganas, encierran todo el concepto de una expiación vicaria. Dios jamás se ha negado a aceptar una ofrenda hecha por uno que está autorizado, a favor de aquellos que de algún modo están incapacitados para efectuar ellos mismos el servicio requerido. El macho cabrío expiatorio y la víctima del altar entre los antiguos israelitas eran aceptados por el Señor para mitigar los pecados del pueblo, si se ofrecían con arrepentimiento y contrición.” (Artículos de Fe, pág. 84; cursiva agregada.)

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Cabra silvestre de la zona del Sinaí

(15-9) Levítico 17:1-7. ¿Por qué los israelitas tenían que matar a todos los animales domésticos destinados a alimento, en el altar del tabernáculo?

“Como el sacrificio era considerado esencial en la verdadera religión, resultaba necesario efectuarlo de tal forma que asegurara el gran propósito por el cual fue instituido. Dios era el único que podía mostrar cómo había que hacerlo para que fuera agradable a su vista; por lo tanto, ha dado instrucciones más claras y particulares al respecto. Los israelitas, por causa de su larga estancia en Egipto, nación idólatra, habían adoptado, sin duda, muchas de sus costumbres. Hay partes del Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia) que parecen haber sido escritas solamente para corregirlos y llevarlos nuevamente a la pureza de la adoración divina.

“Para que ninguna sangre fuera ofrecida a ídolos, Dios mandó que todo animal usado para sacrificio o alimento fuera muerto a la puerta del tabernáculo. Siendo que todos los animales eran muertos en esta forma, aun el alimento cotidiano del pueblo debía recalcar en su mente la necesidad de un sacrificio por el pecado. Tal vez San Pablo tuvo esto en mente al decir: Sí, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31); y Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Col. 3:17).

“Mientras los israelitas estuvieron viviendo en el desierto, fue relativamente fácil cumplir con este mandato divino, y, por lo tanto, se les mandó traer los bueyes, ovejas y cabras para uso doméstico a la puerta del tabernáculo de la congregación para que allí pudieran ser faenados y su sangre esparcida sobre el altar del Señor. Pero cuando se establecieron en la tierra prometida, y la distancia, en muchos casos, hacía imposible que llevaran al templo los animales que debían matar para su alimento, se les permitió derramar la sangre en una forma de sacrificio a Dios en sus respectivas moradas y luego cubrirla con tierra.” (Véase Levítico 17:13; Deuteronomio 12:20-21; Clarke, Bible Commentary, 1:566-67.)

(15-10) Levítico 17:7. “…tras de los cuales han fornicado…”

El concepto de que Israel había “fornicado” tras dioses falsos es común en las Escrituras y es proyección de la metáfora de que Jehová era el esposo con el cual Israel se había desposado. Isaías dijo; “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre” (Isaías 54:5). Cuando Israel alzó su vista hacia dioses falsos, fue una nación infiel a la relación de desposada que tenía con el verdadero Dios y así fue descrita como desempeñando el papel de prostituta o ramera.

Jeremías escribió: “¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica…Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó. Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.” (Jeremías 3:6, 8-9.)

En la época del Nuevo Testamento fue usada la misma figura cuando la Iglesia de Jesucristo fue descrita como la esposa de Cristo (véase 2 Corintios 11:2; Ap. 19:7-8; 21:2, 9).

Y así, en las Escrituras, la idolatría a menudo fue descrita como adulterio espiritual. Un erudito añadió este comentario:

“Aunque el término frecuentemente es usado para expresar idolatría, no debemos suponer que no es tomado en un sentido literal en muchos pasajes de las Escrituras, aun donde es usado en conexión con los actos idólatras de adoración. Es bien sabido que Baal Peor y Astarot eran adorados en ritos perversos; y que la prostitución pública formaba gran parte de la adoración de muchas deidades entre los egipcios, moabitas, cananitas, griegos y romanos.” (Clarke, Bible Commentary, 1:367.)

(15-11) Levítico 18. Pureza en las relaciones sexuales

“La prohibición del incesto y abominaciones sexuales similares es introducida con una advertencia general en cuanto a las costumbres licenciosas de los egipcios y cananeos, y con una exhortación a andar en los estatutos y ordenanzas de Jehová (véase Levítico 18:2-5), y termina con una alusión amenazadora a las consecuencias de tales envilecimientos (véase vers. 24-30).” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:411-12.)

La frase “descubrir la desnudez” (vers. 6; véase también los vers. 7-19) era un eufemismo que quería significar que las relaciones sexuales y toda clase de relación incestuosa era prohibida, incluyendo “(1) con la madre, (2) con la madrastra, (3) con una hermana o medio hermana, (4) con una nieta, la hija de un hijo o hija, (5) con la hija de una madrastra, (6) con una tía, hermana del padre o de la madre, (7) con la esposa de un tío por parte del padre, (8) con una nuera, (9) con una cuñada, o esposa de un hermano, (10) con una mujer y su hija, o mujer y su nieta, y (11) con dos hermanas al mismo tiempo” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:412).

Las instrucciones concernientes a entregar hijos para “ofrecerlos por fuego a Moloc” (vers. 21) es explicada así:

“El nombre de este ídolo es mencionado en este pasaje por primera vez. Como el vocablo molech o melech significa rey o gobernador, es muy probable que este ídolo representara al sol y más particularmente teniendo en cuenta que el fuego parece haber sido frecuentemente empleado en su adoración. Hay varias opiniones concernientes al significado de entregar al fuego de Moloc.

“Algunos piensan que el semen humano era ofrecido sobre fuego a este ídolo. 2. Otros piensan que los niños eran usados como holocausto a él. 3. Otros suponen que los niños no eran quemados, sino que se les hacía pasar por entre dos fuegos en forma simbólica de consagración al ídolo. Varios pasajes parecen confirmar, según opinión de los comentaristas, que algunos eran quemados en honor de esta divinidad (entre otros, véase Jeremías 7:31; Ezequiel 23:37-39). Los rabinos aseguran con firmeza que otros solamente eran consagrados a su servicio haciéndolos pasar entre dos fuegos; y así Acaz tuvo al menos un hijo, Ezequias (aunque es probable que haya tenido otros) (véase 2 Cr. 28:3) que se dice que lo pasó a través del fuego a Moloc (2 Reyes 16:3) y vemos que posteriormente ese hijo sucedió al padre en el reino (2 Reyes 18:1); por lo tanto, esto pudo ser solamente una consagración mediante la cual su padre idólatra intentó así iniciarlo temprano en el servicio de este demonio.” (Clarke, Bible Commentary, 1:570-71.)

Otras abominaciones que eran perversiones sexuales, tales como la homosexualidad (Levítico 18:22) y el ayuntamiento con animales (Levítico 18:23), eran prohibidos con igual severidad. Los cananeos cometieron estas mismas abominaciones y por esa causa fueron expulsados de la tierra que había sido prometida a Israel por heredad (véase Levítico 18:24-25; 1 Nefi 17:32-35).

RESUMEN ANALITICO

(15-12) Lo que al principio parece ser solamente una serie de leyes pasadas de moda, las que forman parte del convenio mosaico concerniente a la inmundicia, luego de un examen más detenido transmite un mensaje poderoso para los santos de todas las épocas. Si queremos ser un pueblo de Dios, debemos ser diferentes a los demás pueblos. Debemos apartarnos, o sea, separarnos de las influencias del mundo. A los habitantes del antiguo Israel, Dios dio mandamientos no solamente para ayudarlos a permanecer limpios física y espiritualmente sino también para ayudarlos a recordar a su Dios. Bien, entendiendo de qué forma aquella ley sirvió para fortalecer a los israelitas, escriba una composición no muy extensa sobre el tema “El valor de la ley mosaica para un Santo de los Ultimos Días”. Para esto supongamos que Dios dio al Israel moderno un evangelio preparatorio en lugar de la plenitud del evangelio que nos ha dado. En otras palabras, supongamos que la sociedad actual era la que no estaba lista para la ley que contenía la plenitud del evangelio y en cambio ha recibido una ley de “ceremonias y ordenanzas” (Mosíah 13:30) relacionada con nuestra cultura y estilo de vida modernos. Los puntos siguientes pueden ayudarle a desarrollar sus ideas a medida que escribe su composición:

  1. En la ley mayor del evangelio son dados principios amplios, y los santos los interpretan y los aplican en su vida diaria. En la ley mosaica, fueron dados principios e interpretaciones específicos que se relacionaban con la cultura y el diario vivir del pueblo que la recibió.

  2. ¿Qué detalles daría Dios hoy día para indicarnos que debemos permanecer moralmente limpios? Nosotros conocemos los principios: guardar la ley de castidad, mantenerse moralmente puro, etc., pero, ¿qué detalles daría Dios a una sociedad mosaica hoy en día? ¿Habría mandamientos en cuanto a la música? ¿a los entretenimientos? ¿a la literatura?

  3. ¿En cuanto a qué tipo de Moloc moderno nos advertiría Dios?

  4. ¿Qué hay en la sociedad moderna que se pueda llamar estado de “lepra espiritual”? ¿Hay equivalentes modernos a objetos inmundos y limpios?