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Exodo 25-30; 35-40: La casa del Señor en el desierto


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Exodo 25-30; 35-40

La casa del Señor en el desierto

(13-1) Introducción

En medio de truenos el Señor reveló en el Sinaí un plan glorioso mediante el cual podía redimir a los hijos de Israel. Abrió los cielos delante de Moisés y por medio de él extendió a Israel la oportunidad de alcanzar la plenitud de la gloria divina, a probar del amor del Padre y llegar a ser, verdaderamente, un pueblo de Sión (véase Exodo 25:8; 29:43; D. y C. 84:23-27). Durante su ayuno de cuarenta días sobre el monte, Moisés recibió todos los detalles necesarios para la construcción de un tabernáculo, una casa del Señor, en la que Israel pudiera entrar y recibir las llaves de la salvación y exaltación.

La relación entre este tabernáculo y los templos modernos es patente. Al igual que los templos modernos, el tabernáculo estaba destinado a ser una casa en la cual los santos podían “recibir cuanto fuere necesario” (D. y C. 109:15). Iba a ser una “casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de gloria y de Dios…”, a fin de que “todas las entradas de tu pueblo en esta casa sean en el nombre del Señor; que todas sus salidas…sean en el nombre del Señor” (D. y C. 109:16-18; véase también Levítico 9:23; 10:8-11). Así, a través de la revelación, Israel pudo aprender “palabras de sabiduría” y pudo buscar “sabiduría, tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 109:14).

Las dimensiones y el plano del tabernáculo se asocian con un profundo significado. Debían reflejar modelos espirituales tal como los que se reflejan en los templos hoy en día. El estudio, acompañado de la oración y meditación, le ayudará a comprender la importancia de esta antigua morada del Señor.

COMENTARIOS SOBRE EXODO 25-30; 35-40

(13-2) Exodo 25-30; 35-40. ¿Por qué hay en el libro de Exodo dos relatos relacionados con el tabernáculo?

En el Monte Sinaí, Moisés recibió la revelación que incluía el detalle de los planos para el tabernáculo (véase Exodo 25-30). Cuando Moisés descendió, reunió a Israel y se comenzó la construcción (véase Exodo 35-40). Como Moisés usó la revelación para dirigir la construcción, existe un íntimo paralelo entre las dos descripciones que se encuentran en el libro.

(Nota: Para analizar y comentar sobre el particular, nos concentraremos en Exodo 25-30, que son los capítulos de la revelación; los conceptos significativos añadidos en los capítulos de la construcción serán destacados según resulte necesario.)

(13-3) Exodo 25:1-9. Un corazón dispuesto

Es significativo que, antes de revelar el modelo del tabernáculo mismo, el Señor dijera a Moisés que Israel tenía que demostrar un deseo de sacrificarse para contruir Su santuario (véase vers. 2). Mormón enseñó que si un don o sacrificio es ofrecido al Señor sin verdadero deseo, o verdadera intención, es no solamente inaceptable para el Señor, sino que más bien es iniquidad (véase Moroni 7:6-10). A menos que Israel tuviera la actitud correcta en cuanto al sacrificio de sus bienes, no les haría bien alguno. Los lectores modernos deben recordar que a pesar de sus otras faltas y flaquezas (el episodio del becerro de oro tuvo lugar mientras Moisés estaba en el monte recibiendo esta revelación), al oír lo que el Señor pedía, Israel respondió con gozosa generosidad. Sus corazones ciertamente fueron tocados (véase Exodo 35:20-22, 25-26, 29), y finalmente Moisés tuvo que decirles que no dieran más porque habían dado mucho más de lo que era necesario para el tabernáculo (véase Exodo 36:5-7).

En Exodo 25:8 el Señor claramente reveló el propósito del tabernáculo: Sería la casa del Señor. El vocablo hebreo que se ha traducido como “tabernáculo” en realidad significa “tienda”, o “morada” (Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “tabernacle”, pág. 434.)

La frase “conforme a todo lo que yo te muestre” (vers. 9) parece indicar que Moisés vio en visión al tabernáculo y su mobiliario y no recibió solamente una descripción verbal.

El efod (que en hebreo se pronuncia ei’fod) que se menciona en el versículo 7 es descrito en detalle en el encabezamiento 13-13.

(13-4) Exodo 25:10. ¿Qué significan los vocablos acacia y codo?

Acacia (que en hebreo es shittim) se usa para designar justamente el árbol de acacia del desierto y que es conocido en Egipto y el Cercano Oriente (véase Smith, Dictionary of the Bible s. v. “shittah tree, shittim” págs. 624-25). Siendo que su fina madera era dura y resistente, y al mismo tiempo tomaba buen lustre, era ideal para la construcción del tabernáculo.

Las dimensiones del tabernáculo son descritas en una unidad de medida llamada codo, el cual tenía una longitud de casi dieciocho pulgadas (aproximadamente unos cuarenta y cinco centímetros). (El alumno puede consultar la sección de mapas y gráficas.)

La mayor parte de los muebles del tabernáculo estaba hecha de madera de acacia recubierta de láminas de oro, para darle el aspecto de oro sólido. Si el mobiliario hubiera sido hecho de oro puro, habría resultado pesado para su transporte.

(13-5) Exodo 25:10-22; 37:1-9. El arca del testimonio

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ark of the covenant

El arca del convenio

El arca del testimonio era un arcón, o caja, de madera de acacia recubierta de oro. Tenía aproximadamente 1,13 m de largo, 0,68 m de ancho y 0,68 m de altura. Varas, o pértigas, a ambos lados, permitían que los sacerdotes pudieran transportarla sin tocar el arca misma. Dentro del arca se colocaron las tablas de la ley dadas a Moisés en el Monte Sinaí (véase el vers. 16). De ahí que fuera llamada el arca del testimonio o el arca del pacto. Posteriormente fueron puestos dentro del arca una vasija conteniendo maná y el cayado de Aarón, el cual milagrosamente había reverdecido (véase Hebreos 9:4). El arca estaba dentro del cuarto interior del tabernáculo, lugar que era conocido como el Lugar Santo de los santos, o Lugar Santísimo. El arca era contemplada con la mayor reverencia por los israelitas, y delante de ella se recitaban oraciones antes de moverla o cambiarla de lugar (véase Números 10:35-36).

El vocablo querubín (Exodo 25:20) usualmente se aplica a guardianes de las cosas santas. Aunque el significado exacto del vocablo no es conocido, la mayoría de los eruditos concuerdan en que estos querubines representaban a ‘Ta humanidad redimida y glorificada”, o a “ángeles santos glorificados” (Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “Cherubim”, pág. 75). Puesto que los Santos de los Ultimos Días no creemos que los ángeles tengan alas, tal como se les representa en el arte cristiano, el mandamiento de ponerles alas a los querubines puede dar lugar a interrogantes. Otra revelación indica que las alas representan simbólicamente el poder de moverse y de actuar (véase D. y C. 77:4). Dios le dijo a Moisés que se reuniría con él y estaría en comunión con él en el espacio que quedaba entre estos querubines del propiciatorio. Las revelaciones modernas dicen que los ángeles están como centinelas que vigilan la presencia de Dios (véase D. y C. 132:19).

La sangre del cordero de Jehová era salpicada sobre el propiciatorio en el día sagrado de la Expiación. (Levítico 16:14). (Para obtener una explicación completa del significado de este acontecimiento, véase el encabezamiento 15-8).

Claramente, el arca del testimonio era uno de los rasgos más significativos del tabernáculo, tanto por su importancia para el antiguo Israel como también por su significado simbólico.

(13-6) Exodo 25:17. ¿Cuál era el significado del uso de oro en el tabernáculo y en su mobiliario?

El oro ha sido muy estimado por los hombres desde las épocas más remotas y ha tenido significado tanto simbólico como monetario. “El oro es mencionado a menudo en las Escrituras como emblema de lo que es divino, puro, precioso, sólido, útil, incorruptible, duradero y glorioso” (Fallows, Bible Encyclopedia, s. v. “gold” ‘ 2:723). Este simbolismo explica claramente el uso del oro en el arca del testimonio.

La plata y el bronce también fueron usados en otras partes del tabernáculo y de su mobiliario. Estos dos metales tienen significado simbólico así como funcional. La Encyclopedia Judaica destaca:

“La santidad era destacada por los materiales que se usaban. Por ejemplo, el oro puro era usado para el Arca, el propiciatorio, la mesa del pan de la proposición y sus utensilios; para el candelabro y sus accesorios; para el altar del incienso y para la ropa del sumo sacerdote. El oro inferior era empleado para las molduras, los aros y las varas del Arca, de la mesa y del altar del incienso; y para las argollas de las cortinas; para los marcos y los barrotes; para los pilares del velo y de la cortina; y para otras partes de la vestimenta del sumo sacerdote. La plata era reservada para la base de los marcos, para los pilares del velo y para las molduras del atrio. Finalmente estaba el bronce, metal del cual estaban hechos el altar de los holocaustos y sus utensilios, la base del atrio y los recipientes de los lavamientos. El mismo principio se aplicaba a los bordados de las telas.

“La indicación de grados se hacía evidente en relación con las tres divisiones de la gente que visitaba el tabernáculo. Los israelitas podían entrar solamente al atrio; los sacerdotes podían servir en el Lugar Santo; pero solamente el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo, y sólo una vez al año: en el día de la Expiación.” (S. v. “tabernacle”, 15:687.)

(13-7) Exodo 25:23-30; 37:10-16. La mesa del pan de la proposición y sus utensilios

Otra pieza del mobiliario descrito por el Señor era la mesa del pan de la proposición. Como el arca del pacto, era hecha de madera de acacia recubierta de oro (véase vers. 23-24). Tenía una corona o borde de oro en la parte superior o superficie y tenía orificios y varas para facilitar su transporte. Medía unos noventa centímetros de largo, cuarenta y cinco centímetros de ancho y sesenta y ocho centímetros de altura. Varios utensilios de oro, llamados cucharas, platos, o vasijas, fueron hechos para usar con la mesa.

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table of shewbread

La mesa del pan de la proposición

Esta mesa recibió su nombre por los doce panes que eran colocados sobre ella. El Señor los llamó: “pan de la proposición” (vers. 30), que es la traducción literal del vocablo hebreo que significa “el pan de la presencia”, lo que quiere decir que este pan era puesto delante del Señor o en su presencia (Wilson, Old Testament Word Studies. s. v. “shew, shew-bread”, pág. 388). El pan era hecho de flor de harina (es decir, que el trigo había sido finamente molido al punto de que no había granos parcialmente molidos). Se preparaban doce panes de tamaño bastante grande, poniendo dos décimas de efa cada uno (dos décimas de efa eran equivalentes a casi siete litros de harina; (véase Levítico 24:5; Hasting, Dictionary of the Bible, s. v. “shewbread”, pág. 847). Así, cada pan debe haber pesado como cinco kilos (10 libras) cada uno. Los panes eran puestos en dos hileras, y sobre cada hilera se colocaba incienso puro que posteriormente era quemado en el altar del incienso como “ofrenda encendida a Jehová” (Levítico 24: 7; véase también el verso 6). El pan era cambiado todos los días de reposo y sacado de allí para alimento de los sacerdotes (véase Levítico 24:8-9). Este fue el pan dado a David cuando huyó de Saúl (véase 1 Samuel 21:1-6; Mateo 12:4).

La mayoría de las antiguas tradiciones judaicas y muchos eruditos concuerdan en que también se colocaba vino sobre la mesa junto con el pan, aunque no está mencionado específicamente en el relato bíblico. Las cucharas en realidad eran vasijas o copas y no cucharas tal como las conocemos hoy en día, y probablemente eran recipientes para líquidos. (Véase Fallows, Bible Encyclopedia, s. v. “shewbread”, 3:1576; Hasting, Dictionary of the Bible, s. v. “shewbread”, pág. 847.) De este modo los distintos utensilios puestos sobre la mesa del pan de la proposición tienen paralelos bien claros con los emblemas de la Santa Cena.

(13-8) Exodo 25:31-40; 37:17-24. El candelabro de oro

El tabernáculo era iluminado por el candelabro sagrado. En hebreo se le llama menorah, que significa “lugar de las luces” (Fallows, Bible Encyclopedia, s. v. “candlestick”, 1:332). No sostenía velas sino siete recipientes en forma de copa, los que estaban llenos de aceite puro de oliva en el que se insertaba y se encendía una mecha. De oro macizo, el menorah estaba sostenido por una base que se apoyaba en tres patas. Su columna se levantaba desde la base que estaba decorada con florones (ornamentos esféricos), platillos (del tamaño de los florones y sobre los que iban colocadas flores de almendro) y flores (una especie de discos que tenían la forma de un pétalo de flor de almendro). Cada una de las ramas del menorah estaba coronada por una luz que iluminaba el Lugar Santo, o primer cuarto del tabernáculo.

El número siete tiene un significado sagrado en el Antiguo Testamento, y representa unidad o perfección (véase Smith, Dictionary of the Bible, s. v., “seven”, págs. 607-08; Douglas, New Bible Dictionary, s. v., “numbers”, pág. 898). De este modo, la luz proporcionada al interior de la casa del Señor simbolizaba la luz perfecta.

El aceite para las siete lámparas tenía que ser aceite puro de oliva (véase Exodo 27: 20) que había sido consagrado especialmente para ese propósito. El festival judío de Hannukah, o festival de las luces, celebra la época en que Judas Macabeo finalmente expulsó a los griegos del templo, en Jerusalén, aproximadamente en el año 165 a. C. De acuerdo con la tradición judía, los macabeos encontraron suficiente aceite consagrado para que las lámparas sagradas estuvieran encendidas durante un día solamente. La consagración del nuevo aceite llevaba ocho días y, a pesar de ello, milagrosamente la escasa cantidad de aceite que se encontró bastó hasta que se pudo preparar cantidad suficiente. (Véase Josefo, Flavius Josephus Antiquities, libro 12, cap. 7, pág. 6.)

Otros pasajes de las Escrituras indican que el aceite de oliva representa al Espíritu Santo, probablemente porque proporciona fuego, calor y luz al arder en las lámparas (véase D. y C. 45:56-57). De este modo, el menorah sagrado era un símbolo de la verdadera fuente de luz espiritual, el Espíritu Santo, que da testimonio del Padre y del Hijo

(13-9) Exodo 26:1-14; 36:8-38. Cobertura del tabernáculo

Por motivo de que los israelitas andaban errantes en el desierto, el tabernáculo tenía que ser portátil. Las paredes estaban formadas por paneles que podían ser unidos; las paredes y el techo abierto eran cubiertos con cuatro capas diferentes de tela.

La capa interior estaba hecha de lino fino. El vocablo hebreo traducido por “lino” no significa solamente el tipo de material sino también “blancura” (Wilson, Old Testament Word Studies, s. v., “linen”, pág. 255; véase también Fallows, Bible Encyclopedia, s. v. “linen” 2:1068). Los eruditos creen que era una tela de algodón fino o una hecha de lino. Por la longitud del tabernáculo, se necesitaban diez cortinas o piezas de tela para poder cubrirlo. Esta capa interior tenía querubines (ángeles) bordados sobre ella y tenía que tener, además de blancura, los colores azul, púrpura y carmesí.

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menorah

El menorah o candelabro sagrado

La orilla de estas cortinas tenía un borde especial tejido, el cual evitaba que se deshilara. Este borde usualmente era de hilos de distinto grosor y a veces era tejido en forma distinta al resto de la cortina.

Las orillas o bordes de las cortinas adyacentes eran unidas entre sí mediante ganchos o pinchos de oro llamados corchetes, dando así la apriencia de una sola cortina sobre el tabernáculo.

Las otras tres telas eran de pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón (mapache) (véase Exodo 26:7, 14). No está claro lo relacionado con la naturaleza de la última cobertura; los eruditos concuerdan en que no era de piel de tejones. El vocablo hebreo implica el color más que la clase u origen (véase Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “badger”, pág. 27). Algunos eruditos creen que pudo tratarse de piel de marsopas o focas del Mar Rojo que habrían dado al tabernáculo una cobertura impermeable (véase Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:163).

(13-10) Exodo 26:15-30. ¿Qué eran las espigas y las basas?

En la parte inferior de cada tabla había dos espigas (una especie de grandes tacos o tarugos rectangulares) las que encajaban en un soporte de base doble formado por basas. En cada una de éstas iba una espiga, o sea, que cada tabla estaba colocada sobre dos basas, las que dejaban entrar y salir cada espiga independientemente. Como todas las tablas estaban puestas firmemente una al lado de la otra, formando una pared rígida, cada basa podía apoyarse en el suelo aun cuando éste no fuese parejo. Es realmente asombroso conocer los detalles que el Señor dio a Moisés concerniente a Su morada.

(13-11) Exodo 26:31-37

Los dos velos o colgantes para la puerta descritos aquí son la puerta exterior del tabernáculo (entrada del frente) y el velo que separaba el Lugar Santo, o primer salón, del Lugar Santísimo. Este último velo es llamado adecuadamente “velo del tabernáculo”.

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tabernacle

El tabernáculo en el desierto

(13-12) Exodo 27:1-19; 30:17-21; 38:1-20. El atrio y sus utensilios

Rodeando al tabernáculo en sí había una zona protegida por cortinas tejidas sujetas a una pared movible. En este atrio se encontraba el altar de los holocaustos (altar de sacrificios) y la fuente para la limpieza simbólica de manos y pies (Exodo 30:18). A este atrio podía entrar cualquier israelita a traer sacrificios, pero solamente los sacerdotes podían entrar al tabernáculo en sí. (A veces, no obstante, el tabernáculo al que se hace referencia en el Antiguo Testamento es todo el complejo, incluyendo el atrio, y no solamente la parte sagrada.)

Los pilares del atrio del tabernáculo eran anillados con aros de plata, o sea, con bandas rectangulares que rodeaban cada pilar con el fin de proteger la madera y hermosearla. Las cortinas, o la tela que formaba las paredes exteriores del atrio, eran sujetas a la parte superior de cada pilar y también a la parte de abajo mediante ataduras en las estacas de bronce que eran clavadas firmemente en el suelo. A continuación incluimos la lista de lo que se encontraba en este atrio:

Altar de los holocaustos. Todos los holocaustos efectuados en el tabernáculo tenían lugar en este altar.

Era hueco, de forma cuadrangular de cinco codos de lado y tres codos de altura, o, aproximadamente de 2. 30 m de lado por 1. 50 m de altura.

Estaba hecho de madera de acacia recubierta de planchas de bronce.

Tenía un cuerno en cada esquina, y sobre estos cuernos se esparcía la sangre del sacrificio. Asiéndose de estos cuernos, cualquier individuo podía encontrar asilo y protección (véase 1 Reyes 1:50; 2:28), aunque no lo recibía si era culpable de asesinato premeditado (véase Exodo 21:14). A veces los cuernos eran usados para sujetar el animal o sacrificio presentado.

Instrumentos sagrados de sacrificio. El caldero era una fuente grande, de bronce, que se colocaba debajo del altar para recibir las cenizas que iban cayendo.

Se usaban paletas de bronce para vaciar los calderos.

Los tazones eran recipientes para recoger la sangre del sacrificio.

Los garfios eran ganchos de tres puntas que el sacerdote usaba para meter en el recipiente del sacrificio. Lo que sacaba enganchado era para él.

Los braseros eran los recipientes en los que continuamente se mantenía encendido el fuego para el sacrificio.

La fuente. Así como el altar, era hecha de bronce. Estaba entre el altar del sacrificio y el tabernáculo y era usada por los sacerdotes para el lavamiento preparatorio, antes de entrar en el tabernáculo.

En la época de Salomón, al construirse un templo permanente, la fuente fue colocada sobre el lomo de doce bueyes (véase 1 Reyes 7:23-26).

(13-13) Exodo 28; 39:1-43. Vestimenta del sacerdocio y su significado.

Al perder los israelitas su derecho al sacerdocio mayor y a las bendiciones y responsabilidades correspondientes al mismo, el Señor estableció el Sacerdocio Levítico en Israel (véase D. y C. 84:18-27). Mediante este orden del sacerdocio, Israel gozó de los principios del evangelio preparatorio. Continuamente se les recordaba el sacrificio expiatorio del Salvador, el cual simbólicamente estaba representado delante de ellos por la persona que oficiaba como sacerdote (confrontar con Levítico 8:5-10; Hebreos 7:11-12, 21; D. y C. 107:1, 13-20; Hebreos 5:4; JS-H 68-72.)

El modelo para la ropa oficial del sumo sacerdote, o cabeza del Sacerdocio Aarónico (no se trata del mismo oficio de sumo sacerdote del Sacerdocio de Melquisedec), así como el del cortinaje del tabernáculo, fue dado por revelación y tenía significado tanto simbólico como práctico. Consistía en las siguientes prendas:

Efod. “El efod era una prenda de ropa sagrada, usada por los sumos sacerdotes del Sacerdocio Levítico. El Señor instruyó que ellos no debían usar ropa común durante su servicio, sino que tenían que llevar Vestiduras santas’ hechas por quienes el Señor había ‘llenado de espíritu de sabiduría’ (Exodo 28:2-3). Estas vestimentas santas debían ser pasadas de padre a hijo junto con el oficio de sumo sacerdote (Exodo 29:29).

“El efod, usado sobre una túnica azul, era hecho en tela azul, púrpura y carmesí, con bordados en oro hábilmente entretejidos en la tela. Esta ropa iba sujeta sobre cada hombro y tenía una faja, de intrincado tejido, con la que se sujetaba alrededor de la cintura. Sobre engastes de oro que iban en cada hombrera, había piedras de ónix (ónice) en las que estaban grabados los nombres de los doce hijos de Israel como piedras memoriales portadas cuando el sacerdote oficiaba delante del Señor (véase Ex. 28:6-14 y 39:2-7). Sujeto al efod había un pectoral sobre el que se podía poner el Urim y Tumin. (Exodo 28:15-30.)

“No se conoce la función exacta del efod. Tal como lo destacó el presidente Joseph Fielding Smith, la información concerniente a estas antiguas ordenanzas ‘nunca fue registrada en detalle, porque tales ordenanzas son sagradas y no son para el mundo’ (Improvement Era, nov. de 1955, pág. 794).” (Richard O. Cowan, “I Have a Question”, Ensign, dic. de 1973, pág. 33.)

Este “delantal”, como a veces se le designa, representaba un hermoso concepto. Con las dos piedras de ónix que sujetaban el efod sobre los hombros, el sumo sacerdote (modelo de Cristo y también de sus representantes autorizados) entraba en el tabernáculo (la casa del Señor, o la presencia de Dios) llevando a Israel sobre sus hombros (véase Exodo 28:12).

El pectoral. Sujeto al efod con cordones de oro trenzado y engastes (ojales) estaba el pectoral (véase vers. 13-29). Este pectoral, usado por Aarón y por los subsiguientes sumos sacerdotes, no debe ser confundido con el que usó José Smith, el Profeta, al traducir el Libro de Mormón.

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high priest

Vestiduras del sumo sacerdote

El pectoral de Aarón estaba hecho de tela y no de metal y fue tejido del mismo material que era utilizado para hacer el efod (véase vers. 15). Era dos veces más largo que ancho y, doblado, constituía un bolsillo cuadrado en el que se colocaba el Urim y Tumino. Sobre la parte delantera del pectoral había piedras preciosas en las que estaba grabado el nombre de las tribus de Israel. De este modo el sumo sacerdote llevaba los “nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón…por memorial delante de Jehová continuamente” (vers. 29).

El simbolismo de que el sumo sacerdote llevara a Israel cerca de su corazón añade significado a la promesa de que el Señor un día integrará sus “joyas” (D. y C. 60:4; 101:3).

El Urim y Tumin. Como se destacó anteriormente, el Urim y Tumin se llevaba en el bolsillo que se formaba cuando se doblaba el pectoral (véase Ex. 28:30). Muchos profetas recibieron un urim y tumin en distintas épocas y les ayudó a obtener mayor luz y conocimiento.

“Un urim y tumin está compuesto por dos piedras especiales llamadas videntes o intérpretes. Los vocablos hebreos urim y tumin, ambos en plural, significan luces y perfecciones. Se cree que una de las piedras es llamada Urim y la otra Tumin. Corrientemente son llevadas en un pectoral sobre el corazón (Ex. 28:30; Lv. 8:8)…

“…Abraham las tuvo en su época (Abr. 3:1-4), y Aarón y los sacerdotes en Israel las tuvieron de generación en generación. (Ex. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8; y 1 S. 28:6; Esdras 2:63; Neh. 7:65.)…

“…Ammón dijo de estas mismas piedras: ‘Y las cosas se llaman intérpretes, y nadie puede mirar en ellos a menos que le sea mandado, no sea que busque lo que no debe, y así perezca. Y a quien se le manda mirar en ellos, a ése se le llama vidente.’ (Mosíah 8:13; 28:13-16.)

“La existencia y uso del Urim y Tumin como instrumento de revelación continuará entre los seres glorificados en la eternidad.” (McConkie, Mormon Doctrine, págs. 818-19.)

El Urim y Tumin de Aarón no era el mismo que usó José Smith, pues el Profeta recibió el Urim y Tumin usado por el hermano de Jared (véase McConkie, Mormon Doctrine, pág. 819)

El manto. Este manto era azul y estaba tejido sin costuras, con una abertura para pasar la cabeza (véase Exodo 28:31-32). Jesucristo, el Gran Sumo Sacerdote, estaba vestido con un manto sin costuras antes de su crucifixión (véase Juan 19:23). A lo largo del borde del manto se colocaban, alternadamente, campanillas y borlas tejidas que semejaban granadas. Un erudito explicó el significado del manto y de sus ornamentos:

“El manto estaba tejido en una sola pieza, hecho que destaca la idea de unidad e integridad espiritual; y el color azul obscuro no indicaba sino el origen divino y el carácter del oficio al cual se asociaba el manto. El verdadero significado del manto debe ser buscado, por lo tanto, en los pendientes tan particulares, el significado de los cuales se debe buscar en las instrucciones análogas dadas en Números 15:38-39; en este pasaje se instruye a los israelitas a hacer un borde en su túnica, de hilo azul obscuro a fin de que al mirar dicho borde recuerden los mandamientos de Dios y los obedezcan. De acuerdo con esto, también debemos buscar alusiones a la palabra y testimonio de Dios en el pendiente de granadas y campanillas sujetas al borde del manto del sumo sacerdote. El símil que aparece en Proverbios 25:11, en que la palabra es comparada con una manzana, sugiere la idea de que las granadas, con su aroma agradable, su jugo dulce y refrescante y la riqueza de su delicioso grano, eran símbolos de la palabra y testimonio de Dios como alimento dulce y agradable, el cual vivifica al alma y refresca al corazón [confrontar con Salmos 19:8-11; 119:25, 43, 50; Deuteronomio 8:3; Proverbios 8:6-9; Eclesiastés 15:3]. También sugiere que las campanillas eran símbolos del sonido de esta palabra, o la revelación y proclamación de la palabra. Mediante el manto, con esta orilla agregada, Aarón era representado como recipiente y medio de la palabra y testimonio que descendía del cielo; y ésta era la razón por la cual no debía presentarse ante el Señor sin ese sonido, no fuera que perdiera su vida (véase Exodo 28:35). No era sencillamente porque pudiera aparecer como cualquier otro individuo si fuera sin el manto, pues en todo caso tendría el vestido sagrado de un sacerdote, aun cuando no estuviera vestido con los decorados oficiales del sumo sacerdote. La razón era que ningún sacerdote tenía permiso de entrar en la presencia del Señor, ya que este privilegio estaba reservado para el representante de toda la congregación, esto es, el sumo sacerdote. Y aun él solamente podía hacerlo usando el manto de la palabra de Dios, como portador del testimonio divino, sobre el cual el convenio con el Señor estaba fundado.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:202-3.)

La diadema de oro y la mitra. La mitra (sombrero, o gorro) estaba hecha de lino fino (véase Ex. 28:39), y cada sacerdote usaba una. Además, el sumo sacerdote usaba una banda de oro en la parte delantera de su mitra, ceñida sobre la frente. Grabada sobre la banda estaba esta inscripción: “Santidad al Señor” (vers. 36; véase también vers. 37-38). Esta inscripción significaba, primero, que el sumo sacerdote debía caracterizarse por este atributo y, segundo, que Cristo, el Gran Sumo Sacerdote, sería perfectamente santo delante de Dios.

(13-14) Exodo 29

En cuanto a una aclaración de los ritos de purificación para los sacerdotes y la explicación del día de la Expiación, véase la sección D de Temas suplementarios “Celebraciones y festividades”.

(13-15) Exodo 29:7

Para conocer el significado de la unción con aceite, véase el encabezamiento 13-18.

(13-16) Exodo 29:20. ¿Qué significado tiene tocar con sangre la oreja, el pulgar y el dedo del pie?

“El sacerdote ponía sangre sobre el lóbulo de la oreja derecha, sobre el pulgar derecho y sobre el dedo grande del pie derecho de la persona que iba a ser consagrada, a fin de que el órgano del oído, con el cual escuchaba la palabra del Señor, y los usados para hacer y andar de acuerdo con sus mandamientos, pudieran así ser santificados mediante el poder de la sangre expiatoria del sacrificio.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:387-88, cursiva agregada.)

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altar of incense

El altar del incienso

(13-17) Exodo 30:1-10. El altar del incienso

Otra pieza de mobiliario del Lugar Santo, además del candelabro y la mesa del pan de la proposición, El altar del incienso era el altar del incienso. Estaba directamente frente al velo (véase vers. 6). Igual que el arca del pacto y la mesa del pan de la proposición, estaba hecho de madera de acacia recubierta de oro y tenía anillos y varas para poder ser transportado. Sobre el altar se colocaban carbones encendidos, y todas las mañanas y todas las tardes el sumo sacerdote quemaba incienso. Este ritual parece significar que nos podemos aproximar a la presencia de Dios solamente mediante la oración, pues en otras partes de las Escrituras se indica que el incienso es un símbolo de oración (véase Apocalipsis 5:8; 8:3-4; Salmos 141:2).

(13-18) Exodo 30:22-33. ¿Por qué el Señor mandó a Moisés que ungiera el tabernáculo y también su mobiliario?

El aceite puro de oliva era un símbolo sagrado del Espíritu del Señor (véase D. y C. 45:56-57), y su uso significaba la santificación de la persona u objeto ungido (véase Exodo 30:29). El uso de aceite también puede ser indicación de la pureza de la persona, siendo que el Espíritu del Señor no mora en un tabernáculo impuro. El presidente Joseph Fielding Smith dijo:

“Desde las épocas más remotas, el olivo ha sido el emblema de paz y pureza. Los escritores inspirados de todas las épocas, por medio de quienes hemos recibido la palabra del Señor, lo han considerado casi sagrado, más que cualquier otro árbol o forma de vegetación. En las parábolas contenidas en las Escrituras, la casa de Israel, o los pueblos que han hecho convenio con el Señor, han sido comparados al olivo.” (Doctrina de Salvación, tomo III, pág. 170.)

De modo que, el ungir aun estos objetos inanimados quiere decir que el tabernáculo y todo lo que tenía relación con él estaba santificado por el Espíritu como preparación para servir a Dios.

RESUMEN ANALITICO

(13-19) En su discurso inaugural de la Conferencia General de la Iglesia en octubre de 1978, el presidente Spencer W. Kimball dio a la Iglesia la responsabilidad de alcanzar la perfección. Dijo que tal meta es posible, siendo que cada uno de nosotros tiene el poder de llegar a ser como nuestro Padre Celestial. Sin embargo, algunos se desanimarían ante tal idea porque el Señor ha declarado: “He aquí, el misterio de la divinidad, ¡cuán grande es!” (D. y C. 19:10). En consecuencia, aquellos que tienen este concepto equivocado piensan que el “misterio de la divinidad” es demasiado grande para que los mortales lo consideren, cuanto más para que traten de alcanzarlo.

La verdad es que a menos que el hombre viva de tal manera que pueda alcanzar el privilegio de entrar en el templo, el misterio de la divinidad siempre le será desconocido.

“Fue esto a lo que se refirió el profeta José Smith al decir: ‘El principio de salvación nos es dado mediante el conocimiento de Jesucristo’ (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 361), y que ‘el conocimiento, mediante nuestro Señor y Salvador Jesucristo, es la llave maestra que abre las glorias y misterios del reino de los cielos’. (Ibíd., pág. 363.)…

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Moses ordaining Aaron

Moisés ordenó a Aarón para presidir sobre el sacerdocio

“Estas revelaciones, enseñadas en los templos y reservadas solamente para los miembros fieles de la Iglesia, constituyen lo que se conoce como ‘misterios de la divinidad’. El Señor dijo que había dado a José ‘las llaves de los misterios, y de las revelaciones selladas…’ (D. y C. 28:7.) Como recompensa a los fieles, el Señor prometió: ‘Y a ellos revelaré todos los misterios, sí, todos los misterios ocultos de mi reino desde los días antiguos…’ (D. y C. 76:7.)” (Lee, Ye Are the Light of the World, págs. 210-11.)

Aun desde los días antiguos el Señor ha deseado revelarse a los hijos de los hombres. Este capítulo muestra cuán minuciosamente hizo planes de revelarse al antiguo Israel mediante el profeta Moisés.

Hecho en representación simbólica y decorado con gran esplendor, el tabernáculo y su atrio circundante se convirtieron en una escuela en la que las cosas de los cielos iban a ser reveladas al pueblo del Señor. Originalmente estaba planeado que el israelita pudiera pasar del atrio exterior del tabernáculo hasta su interior y aun a los recintos más sagrados, a fin de observar, al hacerlo, que la obra y los ornamentos se tornaban progresivamente más llenos de detalles, más trabajados y más aislados, hasta que al final del ritual se encontraba delante de la santa presencia, aun en el Lugar Santísimo. Sagradas más allá de toda descripción, protegidas de lo ojos de los indignos, estas ordenanzas estaban diseñadas para ser, y pudieron haber llegado a serlo, el cemento o agente unificador entre Israel y su Dios. Esta travesía simbólica, sin embargo, le fue negada a Israel por causa de su orgullo y rebelión (véase Exodo 20:18-20; 32:1). Por lo tanto, Israel perdió estas bendiciones mayores y llegó a depender de los sacerdotes oficiantes que actuaban como vicarios mediante una orden menor del sacerdocio.

Pero el hecho de que los israelitas perdieran aquel privilegio en ninguna manera implica que el tabernáculo perdiera su significado para el pueblo. Vimos en el encabezamiento 12-1 que la ley de Moisés fue añadida al evangelio y en verdad se llamó evangelio preparatorio. Aunque la plenitud de la investidura del sacerdocio no fue dada a Israel, el plano del tabernáculo mismo simbolizaba el progreso del hombre hacia la perfección, a fin de poder entrar en la presencia de Dios. Examinemos la disposición del tabernáculo y de su mobiliario.

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tabernacle

Lugar Santísimo

Velo

Altar del incienso

Mesa del pan de la proposición

Candelabro sagrado

Lugar Santo

Fuente

Altar del sacrificio

Atrio exterior

En el tabernáculo había tres divisiones principales, o zonas: el atrio exterior, el primer salón del tabernáculo mismo o Lugar Santo y el salón interior o Lugar Santísimo. En los templos modernos también hay tres niveles de vida representados por salones, esto es: el salón del mundo, o salón telestial; el salón terrestre; y el salón celestial. El significado de estos salones se describe así:

“Este cuarto (el salón telestial) representa al mundo en el cual vivimos y morimos. Aquí se dan instrucciones con relación al segundo estado del hombre y la forma en la cual éste puede superar los obstáculos de la vida terrenal.

“El cuarto terrestre encierra el simbolismo de la paz que puede llegar a obtenerse si el hombre logra superar su condición [después] de la Caída, mediante su obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio.

“El cuarto celestial simboliza la dicha y la paz eternas que se hallan en la presencia de Dios. Algo del espíritu de las promesas infinitas de Dios para aquellos que son obedientes se puede captar en el diseño de este hermoso cuarto.” (Narración correspondiente a la filmina: La Casa del Señor, transparencias números 43, 48, 51.)

Si comparamos las tres divisiones del tabernáculo con estos tres niveles de vida espiritual, encontramos algunos paralelos y puntos de vista muy interesantes.

El atrio exterior (el mundo o cuarto telestial). Lo primero que se encontraba al entrar por el portal principal era el altar de los sacrificios. Aquí eran ofrecidos al Señor distintos animales y ofrendas. La obediencia estricta y el sacrificio eran requeridos como primer paso en el progreso simbólico hacia la perfección y para poder entrar en la presencia de Dios. El primer paso podría ser comparado con tener fe en Cristo (el Gran y Postrer Sacrificio) y el arrepentimiento. Jesucristo enseñó a los nefitas que El había cumplido la ley de Moisés, y ahora el sacrificio requerido de ellos era “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” que los llevaría al bautismo con “fuego y con el Espíritu Santo” (3 Nefi 9:20). El fuego usado en los sacrificios del gran altar significaba aquella “purificación espiritual que vendría mediante el Espíritu Santo, al cual el Padre enviaría por causa del Hijo”. (McConkie, The Promised Messiah, pág. 431.)

En línea recta con el patio estaba la fuente, o pileta, que era usada para lavamientos y purificación (véase Exodo 30:19-20). Tal como fue mencionado antes, cuando Salomón construyó un templo permanente, colocó la fuente sobre el lomo de doce bueyes (véase 1 Reyes 7:25), simbolismo que se ha proyectado en los templos modernos y que claramente se relaciona con el bautismo. Siendo que la fuente bautismal misma es una “semejanza del sepulcro” (D. y C. 128:13), donde es sepultado el “viejo nombre” del pecado (Romanos 6:1-6), el simbolismo de la fuente es evidente. Una vez que “el hombre natural” (Mosíah 3:19) es sacrificado (muerto mediante un corazón quebrantado, o arrepentimiento sincero y profundo), es purificado por las aguas del bautismo y el fuego del Espíritu Santo (véase 2 Nefi 31:17). Una vez efectuada esta purificación, uno está preparado para salir del mundo, o de una forma de vida telestial y listo para “nacer” (Juan 3:5) a un estado superior de vida espiritual.

El Lugar Santo (cuarto terrestre). En el primer cuarto del tabernáculo había tres piezas de mobiliario: la mesa del pan de la proposición, el candelabro sagrado y el altar del incienso. Cada pieza tenía su propio significado. La mesa del pan de la proposición, en la que cada día de reposo se cambiaba el pan y el vino, era un símbolo similar a los emblemas sacramentales de nuestra época. Ellos representaban el cuerpo y sangre del Hijo de Dios, de los cuales la persona espiritual participa repetidamente a fin de tener vida espiritual en Cristo (véase Juan 6:53-56). El candelabro, con sus siete brazos y su aceite de oliva, simbolizaba la luz perfecta del Espíritu (véase D. y C. 45:56-57), mediante el cual la persona vuelta a nacer espiritualmente ve toda la verdad (véase Juan 14:16-17; 15:26). En los convenios sacramentales hay una firme relación entre los emblemas del cuerpo y la sangre del Salvador, y el poder del Espíritu, pues el Señor promete que si nosotros lo recordamos siempre, siempre tendremos su Espíritu con nosotros (véase 3 Nefi 18:7, 11).

El tercer artículo que estaba en el lugar santo era el altar del incienso, símbolo de oración (véase Apocalipsis 5:8), el cual estaba directamente delante del velo. Este altar nos recuerda el tercer aspecto dominante de la persona que vive según los principios y ordenanzas del evangelio, esto es, que constantemente busca el poder y revelación del Señor mediante la oración. El hecho de que el incienso se consumía sobre carbones encendidos nos hace pensar que nuestras oraciones deberían ser dirigidas e influidas por el Espíritu Santo (véase 3 Nefi 19:24; Romanos 8:26).

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tabernacle 2

Lugar Santísimo

Velo

Altar del incienso

Mesa del pan de la proposición

Candelabro sagrado

Lugar Santo

Fuente

Altar de sacrificios

Atrio exterior

La presencia de Dios

Angeles guardianes

La oración

Vivir por la luz del Espíritu y la carne y sangre de Cristo

Bautismo y remisión de pecados

Obediencia y sacrificio

CELESTIAL

TERRESTRE

TELESTIAL

El Lugar Santísimo (cuarto celestial). Así como el cuarto celestial de los templos modernos simboliza el reino donde mora Dios, el Lugar Santísimo del antiguo tabernáculo tenía el mismo significado. La única pieza que adornaba a este cuarto interior era el arca del testimonio.

Este era, según el Señor mismo dijo, el lugar donde se encontraría con Moisés y le daría instrucciones para el pueblo (véase Exodo 25:22). Tanto en el velo, el cual separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, como sobre la tapa del Arca, había querubines o ángeles. Estos ángeles son una hermosa representación del concepto enseñado en las Escrituras modernas de que el hombre pasa al lado de ángeles en su camino hacia la exaltación (véase D. y C. 132:19).

En resumen, el tabernáculo y su plan, y las ordenanzas que allí se efectuarían, ilustran el simbolismo grande y glorioso del progreso del hombre, partiendo de un estado de separación entre él y Dios hasta llegar al de plena comunión con El.

Al leer detenidamente Hebreos 9-10, tenga presente el siguiente diagrama. En esos capítulos el apóstol Pablo comentó en forma muy hermosa el verdadero significado espiritual del tabernáculo del antiguo Israel.