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Exodo 21-24; 31-35: La Ley Mosaica: Un evangelio preparatorio


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Exodo 21-24; 31-35

La Ley Mosaica: Un evangelio preparatorio

(12-1) Introducción

En el capítulo 11 estudiamos cómo el Señor inició la revelación de la ley para Israel, mediante los diez principios que resumían la forma en la cual los hombres deben tratar con Dios, con su familia y con sus semejantes. Inmediatamente después de los Diez Mandamientos, el Señor reveló una serie de leyes y mandamientos que hoy en día conocemos como la Ley de Moisés o Ley Mosaica.

Es de lamentar que muchas personas, aun algunas en la Iglesia, piensan que la Ley de Moisés era un substituto de leyes superiores del evangelio. La llamamos ley menor porque lo era, si entendemos el vocablo menor, usado para indicar pasos progresivos. Pero algunos piensan que menor significa de menos importancia y significado, o de un nivel inferior de verdad y justicia. Eso no es el caso. Notaremos lo que otros pasajes de las Escrituras enseñan acerca de la ley:

D. y C. 84:23-27

La Ley de Moisés era un “evangelio preparatorio” que incluía los principios de arrepentimiento, remisión de pecados y la ley de mandamientos carnales.

Mosíah 13:29-30

Era una ley “muy estricta” de “ceremonias y ordenanzas” que tenía por finalidad “conservar vivo en ellos (en los israelitas) el recuerdo de Dios y su deber para con él”.

Jarom 1:11; Mosíah 3:14-15; 13:31; 16:14; Alma 25:15; 34:14

La Ley de Moisés era altamente simbólica y llena de semejanzas, lo que señalaba hacia Cristo y su expiación futura.

Gálatas 3:23-24

La Ley de Moisés fue dada como ayo o tutor para llevar a Israel hacia Cristo.

Alma 25:16: Apocalipsis 19:10

Comprendemos la Ley de Moisés mediante el “espíritu de profecía” o sea el “testimonio de Jesús”.

En resumen, al estudiar la Ley de Moisés podemos esperar encontrar (1) un testimonio de Jesucristo y de su sacrificio expiatorio, y (2) los principios del evangelio ilustrados en las leyes dadas. Tal vez ya no se requiera que los fieles cumplan muchas de las leyes, pero los principios enseñados son eternos y nunca serán abandonados. Por ejemplo, la práctica de los sacrificios de sangre llegó a su fin cuando Cristo vino y en lugar de ella fueron dados los símbolos de la Santa Cena, reemplazando a la vieja ley. Pero el principio era tan verdadero en la época en que los animales eran ofrecidos sobre el altar como lo es ahora cuando el pan y el agua son bendecidos por el sacerdocio. Este principio eterno es que solamente participando del sacrificio expiatorio del Cordero podemos vencer nuestros pecados y recibir el perdón por haberlos cometido.

“A fin de entender la ley bíblica, es necesario entender también ciertas características básicas de esa ley. Primero, hay declaradas ciertas premisas o principios generales y los Diez Mandamientos nos dan ese tipo de declaración. Por lo tanto, los Diez Mandamientos no son leyes entre leyes, sino las leyes básicas de las que las demás son ejemplos específicos. Como ejemplo de esta ley básica tenemos Exodo 20:15 (Deut. 5:19), ‘No hurtarás’…

“Teniendo en cuenta que primero la ley establece principios amplios y básicos, examinemos una segunda característica de la ley bíblica, y es que la mayor parte de ella es la ilustración del principio básico en términos de casos específicos. Estos casos a menudo son ilustraciones de la aplicación de la ley; eso es que al citar un ejemplo menor del caso, los límites necesarios de la ley son revelados…

“La ley, entonces, primero, afirma los principios; segundo, cita casos a fin de exponer las implicaciones de esos principios; y tercero, tiene como fin y meta la restitución del orden de Dios“. (Rushdoony, Institutes of Biblical Law, págs. 10-12.)

A medida que estudiemos el código de Moisés veremos numerosos ejemplos de la ilustración de las diferentes leyes por medio de casos o ejemplos.

Segundo, la ley es principalmente prohibitiva. Ocho de los Diez Mandamientos y muchas de las otras leyes versan sobre lo que no debe hacerse en lugar de lo que se debe hacer. A menudo, por causa de nuestra formación cultural, contemplamos con cierto disgusto ese tipo de leyes; tenemos el sentimiento de que son muy restrictivas y preferimos expresiones positivas que, asegurando nuestros derechos, parecen otorgar libertad. Sin embargo, las apariencias engañan. Dios dio las leyes a Israel no para oprimir al pueblo sino para garantizar la mayor libertad individual posible. Para explicar cómo esto es posible, un estudioso de la Biblia declaró:

“Un concepto prohibitivo en la ley confiere un doble beneficio: primero, es práctico en el sentido de que trata de una manera realista un mal particular. Dice ‘No hurtarás’, o, ‘No hablarás falso testimonio’. Tal declaración negativa encara directa y claramente un mal particular: lo prohibe, lo hace ilegal. La ley tiene así una función modesta; la ley es limitada y, por lo tanto, el estado o gobierno se ve limitado a atacar el mal y no a controlar a los hombres.

Segundo, y directamente relacionado con el primer punto, un concepto prohibitivo en la ley asegura la libertad; con excepción de las áreas prohibidas, todos los otros aspectos de la vida del hombre están fuera del alcance de esta ley. Es decir, si el mandamiento dice ‘No hurtarás’ ello significa que la ley solamente puede gobernar el hurto: no puede gobernar o controlar la propiedad adquirida honradamente. Al prohibir la blasfemia y el falso testimonio, garantiza que toda otra forma de expresión tiene lugar. El negativismo de la ley es la preservación de la vida y de la libertad del hombre.” (Rushdoony, Institutes of Biblical Law, págs. 101-2.)

Recordemos que en su prefacio de los Diez Mandamientos Dios dijo: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre“ (Exodo 20:2; cursiva agregada). Al decir esto, Jehová hizo recordar a Israel que el propósito de la ley era hacerlos libres y preservarlos así.

COMENTARIOS SOBRE EXODO 21-24; 31-35

(12-2) Exodo 21:2-11. Los derechos de libertad bajo la ley

Aquí tenemos el primer ejemplo de la manera en que se puede ilustrar a la Ley Mosaica por medio de situaciones específicas. El principio en cuestión es “no hurtarás”. Uno de los valores más grandes del hombre es su libertad personal, y quitar la libertad a un individuo es un robo grave. De manera que la posesión permanente de esclavos no era permitida a menos que el individuo mismo escogiera ser esclavo para toda la vida (véase los versículos 5-6). Tal como se ilustra aquí, el esclavo en Israel era, en realidad, más siervo que esclavo. Por ley tenía que ser puesto en libertad después de siete años de servidumbre, a menos que voluntariamente escogiera permanecer en ese estado.

Aunque el padre podía disponer el casamiento de una hija (eso es lo que quiere decir la frase “vendiere a su hija por sierva” en el versículo 7, tal como es evidente en el compromiso mencionado en los versículos 8 y 9), ella también mantenía ciertos derechos. Si el candidato a esposo no estaba complacido con la nueva novia, la ley le garantizaba a ella sus derechos. Esta garantía legal contrastaba con la práctica de la mayoría de otros pueblos, cuyas mujeres eran consideradas como propiedad que podía ser negociada a capricho de los hombres.

(12-3) Exodo 21:6. ¿Por qué se perforaba el lóbulo de la oreja del esclavo?

Por lo que dictaban las pautas de la ley, los esclavos de los hebreos eran grandemente favorecidos; de hecho, casi estaban en la misma posición de los siervos contratados. Bajo tales condiciones algunos hombres se inclinaban a renunciar a su libertad a cambio de su seguridad, especialmente si se habían casado estando en cautiverio y el verse libres de la esclavitud los forzaba a abandonar a sus esposas e hijos.

“En este caso ehamo tomaba a su siervo…ante Dios…al lugar donde se impartía el juicio en el nombre de Dios (véase Deuteronomio 1:17; 19:17; confr. con Exodo 22:7-8) a fin de que pudiera declarar allí que renunciaba a su libertad. Entonces se le perforaba el lóbulo de la oreja con una lesna contra la puerta o dintel de la casa, y mediante esta señal, que era habitual en muchas de las naciones de la antigüedad, quedaba asegurado a la casa para siempre. Este era el significado del acto de perforar la oreja contra la puerta de la casa, tal como es evidente en la expresión de (Deuteronomio 15:17), ‘tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre’, donde vemos la relación entre puerta y oreja.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2-130.)

(12-4) Exodo 21:12-36. Algunas leyes que aclaran principios por medio de casos

Estas leyes específicas aclaran los mandamientos o principios fundamentales:

  1. Hay una diferencia entre el asesinato premeditado y la muerte producida accidentalmente, u homicidio involuntario, como se le designa hoy en día (véase vers. 12-14). “Dios lo puso en sus manos” (vers. 13) es una expresión que significa que el individuo no buscó intencionalmente la muerte del occiso. Este caso es aclaración del mandamiento “no matarás”.

  2. Ciertos delitos eran tan graves que requerían la pena de muerte. Este hecho muestra claramente, primero, la gravedad del asesinato, y, segundo, que la pena de muerte ejecutada por la autoridad legalmente constituida no es una violación del sexto mandamiento. Los delitos castigados con la pena de muerte incluían:

    El asesinato premeditado (vers. 12-14).

    El intento de asesinar a los padres (vers. 15). El verbo “hiriere” en este versículo es traducción del verbo hebreo que significa “herir profundamente con intención de matar” (Wilson, Old Testament Word Studies, “smite”, pág. 401.)

    El rapto (vers. 16).

    Maldecir a los padres (vers. 17). Una vez más la palabra hebrea es fuerte, queriendo decir “injuriar”, o, “expresar reproches violentos” (Wilson, Old Testament Word Studies, “curse”, pág. 105.)

    Asesinato de un siervo (vers. 20-21).

    La traducción hecha por José Smith del versículo 20 dice que si alguno matare a cualquiera de sus siervos, a su vez será ejecutado.

    Evidente negligencia en el uso de la propiedad (vers. 29).

    En otras partes de la ley aparecen anotados otros delitos que merecían la pena de muerte.

  3. La gravedad del aborto es enseñada por medio de esta ley dada aquí (véanse vers. 22-25). Si dos hombres están luchando y golpean a una mujer embarazada, produciéndole un aborto, se les castiga. Si se producía la muerte de la mujer, entonces el causante tenía que ser ejecutado. Un erudito sugirió que cuando se ilustra cierta ley con ejemplos en realidad se demuestra el alcance de la aplicación de dicha ley (véase encabezamiento 12-1) y este caso provee un ejemplo excelente de este concepto. Si el aborto es causado por accidente debía ser castigado con severidad, podemos suponer que el aborto intencional, sin causa justificada, era de naturaleza mucho más grave.

  4. Como ampliación del séptimo mandamiento, “No hurtarás”, se anotan aquí varios casos de retribución justa y también en Exodo 22. Nuevamente, los casos ilustran la amplitud de la ley. Uno puede hurtar de otra persona mediante el robo directo, pero también se puede hurtar por negligencia o accidente. Así tenemos que si alguien hurtaba de la integridad física de otro (véase los versículos 26-27) era necesario hacer restitución. Si alguien, por negligencia, causaba la pérdida de la propiedad ajena, tenía que restituir con la propia. La Ley de Moisés, por lo tanto, no es una ley de represalias sino una ley de reparación.

    Abinadí dijo que la ley era “una ley muy estricta” de “ceremonias y ordenanzas” dada porque Israel era un pueblo de “dura cerviz” (Moisés 13:29-30). En la ley de Cristo, un principio general tal como “todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12), se refería a situaciones similares a las mencionadas en Exodo 21. Pero en la ley mayor del evangelio no se requirió de mandamientos adicionales específicos. Bajo la ley de Cristo el individuo no tiene que ser advertido para que no sea negligente ni para que restituya lo que se pierda accidentalmente. Lo hará porque ama a sus semejantes. La Ley de Moisés especificaba la forma en la que se cumplía la ley en la práctica, o sea, en situaciones diarias, pero al mismo tiempo enseñaba la ley de Cristo.

(12-5) Exodo 22:1-17. La ley daba principios para que se hiciera restitución a las partes ofendidas

Primero, se establece la proporción de lo que hay que restituir:

“ ‘Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas’ (Ex. 22:1). La restitución múltiple descansa sobre un principio de justicia. Las ovejas son capaces de reproducirse rápidamente y pueden ser usadas no solamente como alimento sino también por su lana, con la que se hace ropa y otras cosas. Hurtar una oveja es robar el valor presente y futuro de la propiedad del dueño. El buey requería una restitución mayor, cinco veces más, porque el buey era entrenado para tirar de carretones y para arar, y era usado para una variedad de tareas agrícolas. Por lo tanto, el buey no solamente valía por su carne y utilidad, sino también por el entrenamiento que había recibido, ya que entrenarlo requería tiempo y habilidad. De ahí que la restitución fuese mayor. Es evidente que aquí se manifiesta el verdadero principio de la restitución. Ella debe incluir no solamente el valor presente y futuro de lo que ha sido hurtado, sino también debe contemplar las habilidades especiales que se emplearon para alcanzar su mayor utilidad.

“Segundo, el robo podía involucrar problemas con relación a la defensa contra el ladrón: (Se cita Exodo 22:2-3). Tal como lo dictan las leyes de algunos países hoy día, bajo la Ley Mosaica el ladrón podía ser muerto legítimamente durante la noche por los dueños de casa que defendían su propiedad; era parte de su legítima defensa y de la de sus bienes. No hay razón para suponer que este robo nocturno no se aplicara también al caso del robo de un granero, u hoy en día, de un garage. Durante el día, sin embargo, dar muerte a un ladrón, a menos que sea en defensa propia, era y es considerado homicidio. El ladrón podía ser identificado y apresado, de manera que esto en sí mismo resultaba ser una protección para él. En la antigüedad, el ladrón no podía restituir lo hurtado, se le vendía como esclavo a fin de satisfacer los requisitos de la restitución. Hoy en día esto es equivalente a un tipo de custodia mediante la cual los ingresos monetarios del ladrón que es condenado podrían ser administrados de tal forma que se efectúe una restitución plena.

“Tercero, la ley especificaba la restitución requerida cuando un ladrón era descubierto en el acto del hurto, o antes de que se deshiciera de los bienes robados (se cita Exodo 22:4). En tales casos, el ladrón tenía que restaurar lo robado más su equivalente, por ejemplo, la cantidad exacta que esperaba recibir como beneficio por lo robado. Esta era la restitución mínima. El hombre que robaba determinada suma de dinero debía devolver el doble de la misma.

“Cuarto, ciertas acciones, deliberadas o accidentales, imponían responsabilidad que demandaba restitución, pues dañar la propiedad ajena es despojar al legítimo dueño de una parte de su valor: (se cita Exodo 22:5-6). De manera que en todos los casos, la restitución dependía de la naturaleza del acto; si se dañaba árboles frutales o vid, entonces la producción futura era dañada y la responsabilidad era proporcional a dicho daño. La ley criminal actual no tiene más que sombras del principio de la restitución; el pleito civil debe ser presentado por la parte damnificada a fin de recuperar lo perdido y en ese caso sin tener nada que ver con el principio bíblico.

“Quinto, En Exodo 22:7-13 se define la responsabilidad por los bienes tenidos en custodia…

“ ‘La propiedad puesta en manos de otra persona para su cuidado podía ser tan fácilmente aprovechada por el cuidador, o perderse por su negligencia, que fue necesario establecer algunas leyes para protegerla. De la misma manera, el que cuidaba de los bienes tenía que ser protegido contra posibles pérdidas si la propiedad que le era confiada sufría daño o desaparecía sin responsabilidad de su parte. La legislación mosaica se encargaba de ambos casos. Por un lado, requería que quien tenía responsabilidad por los bienes ejerciera el cuidado adecuado y lo hacía responsable por la pérdida de lo que se le confiaba si dichos bienes le eran robados y no se encontraba al ladrón. El desfalco era castigado requiriéndose que la persona responsable encontrada culpable pagara el doble. Por otra parte, en los casos de duda se permitía que quien cuidaba de los bienes aclarase su situación mediante un juramento (vers. 10-11), y en casos claros se le permitía que diese prueba de que la pérdida había sucedido por accidente inevitable’ (versículo 13).

“Sexto. En casos de renta o préstamo, entraban en vigencia ciertos principios de responsabilidad (se cita Exodo 22:14-15). Si un hombre pedía prestado y dañaba la propiedad de otro, era responsable por los daños; había destruido o dañado la propiedad de otro hombre y por lo tanto era culpable; la restitución era obligatoria. Si el propietario le había ayudado en su trabajo voluntariamente, como buen vecino, cuando se dañó la propiedad, el daño era responsabilidad del dueño porque su propiedad fue dañada mientras estaba bajo su propia supervisión. Esto se aplicaba especialmente si el responsable estaba trabajando contratado, porque el alquiler de sus servicios con buey, asno, tractor (en tiempos modernos) o cualquier otro implemento, incluye desgaste y mantenimiento del equipo de trabajo.

“Séptimo. La seducción no es solamente una ofensa contra el séptimo mandamiento sino también contra el octavo, en el sentido de que despoja de su virginidad a la doncella (Ex. 22:16-17). La compensación o restitución requería que el ofensor le pesara plata conforme a la dote de las vírgenes. Es importante notar que se usa el vocablo pesará porque el dinero, en aquel entonces, era por peso; el peso de un siclo de plata u oro…

“En todos estos casos, no solamente juzgaba Dios al ofensor sino también había restitución para con el ofendido. La restitución está íntimamente ligada a la expiación, a la justicia y a la salvación.” (Rushdoony, Institutes of Biblical Law, págs. 459-62.)

(12-6) Exodo 22:18-24. Otros delitos que acarreaban la pena de muerte

Junto con las leyes de la restitución el Señor incluye otros delitos que se castigaban con la pena de muerte. En otras palabras, algunos delitos eran tan serios que la restitución tenía que ser hecha con la vida misma. Estos delitos incluían:

  1. La hechicería (véase vers. 18). Un comentarista explicó la razón:

    “De la severidad de esta ley contra las hechiceras, etc., podemos ver cómo las mismas eran consideradas por la justicia divina. Eran burladoras que apartaban al pueblo de Dios, de cuyo juicio solamente debían depender; y hurgando impíamente en el futuro, presumían poseer el atributo de Dios, la predicción de acontecimientos futuros. Esto implicaba en sí mismo la más burda blasfemia y tendía a corromper la mente del pueblo apartándolo de Dios y de la revelación que El había dado. Muchos de los israelitas, sin duda, habían aprendido estas curiosas artes en su larga estancia entre los egipcios; de manera que los israelitas estaban bastante apegados a la hechicería al punto de que las encontramos muy populares entre ellos, y distintas prácticas de esta clase prevalecieron a lo largo de la historia judía, a pesar de que la ofensa era gravísima y en todos los casos castigada con la muerte.” (Clarke, Bible Commentary, 1:416.)

    En la traducción hecha por José Smith, sin embargo, el vocablo hechicera es reemplazado por asesino.

  2. Las perversiones sexuales con animales, uno de los pecados sexuales más graves (véase Exodo 22:19).

  3. Adoración de ídolos (véase vers. 20). La adoración de un dios falso es para el hombre espiritual lo que el asesinato es para el hombre físico: muerte directa y devastadora. Alma, hijo, entendió este principio al decir de este período de apostasía: “Sí, y que había asesinado a muchos de sus hijos, o más bien, que los había conducido a la destrucción” (Alma 36:14; cursiva agregada.)

  4. La negligencia con relación a las viudas y huérfanos (véase Exodo 22:22-24). En este caso, sin embargo, los gobernantes no imponían la pena de muerte sino que el Señor se reservaba el derecho a sí mismo (véase vers. 24).

(12-7) Exodo 22:25-27. ¿Por qué se prohibía quedar en la noche con el vestido de otra persona?

“El punto en cuestión es que en sus relaciones con el hombre pobre, quizás con su propio empleado, el israelita debe ser generoso. Si le da un pago adelantado sobre su salario, no debe insistir en el pago al final del día a riesgo de que el hombre no recupere el vestido que ha dado como prenda por el préstamo (vers. 26). La advertencia original no era una prohibición, sino una demanda de que estemos listos ‘para arriesgar anticipadamente’, sin tener una seguridad material. Amos 2:6 condena a los israelitas por haber tratado tales asuntos en una forma estrictamente legal, aun al precio de haber dejado sin nada al pobre. A medida que una economía basada en el trueque se tornó en una economía monetaria, el problema de los intereses se agudizó (Deut. 23:19-20); entre israelitas se prohibía el interés sobre los préstamos comerciales. (En hebreo el vocablo ‘interés’ significa ‘fraude’. Tomar como prenda el vestido de un hombre por un período más extenso que una jornada de trabajo, que es cuando él no lo usa, es equivalente a prendarlo de por vida (confr. con Deut. 24:6, 17). Esta prohibición hacía que la esclavitud por deudas fuera imposible.” (Interpreter’s Bible, 1:1008.)

(12-8) Exodo 22:28

La traducción hecha por José Smith dice que el pueblo no debía injuriar a Dios, ni maldecir a sus gobernantes.

(12-9) Exodo 22:29-31

El vocablo que aparece traducido como “primicia” viene de una palabra hebrea que significa “llorar” y denota el jugo de la vid o el aceite de la aceituna, no necesariamente jugo fermentado. Estas leyes simbolizaban la consagración voluntaria del pueblo de Jehová.

(12-10) Exodo 23:1-8. Leyes de una vida recta

Muchas personas del mundo cristiano piensan que la Ley de Moisés se puede resumir en el requisito de restituir “ojo por ojo, diente por diente” (Exodo 21:24) e imaginan un sistema de dura represalia y castigo brutal. En Exodo 23:1-8 encontramos un ejemplo excelente de la inexactitud de ese concepto, pues hay leyes que requieren un elevado grado de moral, justicia y rectitud, y el requisito de obrar el bien para el prójimo. En esta época en la que la maldad abunda, en la que el chisme y la calumnia son comunes (véase vers. 1), en la que los hombres siguen las inclinaciones y las costumbres del mal y de los hombres codiciosos (vers. 2), en la que hombres malos (José Smith corrigió el vocablo pobres del vers. 3 y lo tradujo como malvados) a menudo son apoyados y exaltados por los demás, y mucha gente rehusa involucrarse en los problemas o infortunios de sus semejantes (vers. 4-5), cuando la explotación de los pobres e ignorantes está generalizada (vers. 6-7) y el soborno y la corrupción son asunto cotidiano en los diarios (vers. 8), el mundo haría bien en volver a aquellas leyes y regirse por ellas.

(12-11) Exodo 23:8-19

Para obtener una descripción más detallada de los distintos días santos mencionados aquí, véase Temas suplementarios, Sección D, “celebraciones y festividades”. El propósito de los días santos era doble: primero, ayudar al pueblo de Israel a recordar su liberación de la esclavitud mediante el poder de Dios; y, segundo, ayudarlo a continuar la relación de convenio con Jehová. Lo que se trataba era de fomentar la confianza en el Señor.

(12-12) Exodo 23:20-31

Dios prometió cinco cosas a Israel por su obediencia. Primero, un ángel del Señor los guiaría para llevarlos a la tierra prometida (véase vers. 20-23). Segundo, serían bendecidos con buena salud (véase vers. 24-25). Tercero, ellos y sus rebaños se multiplicarían grandemente (véase vers. 26). Cuarto, tendrían éxito en su lucha contra las naciones paganas (véase vers. 27-30). Quinto, finalmente heredarían toda la tierra desde el Mar Rojo hasta el Eufrates (vers. 31).

(12-13) Exodo 24:1-8. Antes de que Moisés fuera al monte, Israel conocía la ley y había hecho convenio de obedecerla

“Los israelitas, antes de que Moisés y los setenta testigos especiales fuesen a la presencia del Señor, habían recibido instrucción en cuanto a las leyes. Las aceptaron e hicieron convenio de guardarlas; aceptaron una copia de las mismas como compromiso y sus convenios fueron santificados mediante un sacrificio. Notemos la promesa que hizo el pueblo: ‘Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho’. (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:88-89.)

Las instrucciones que Israel recibió antes de que Moisés fuera al Monte Sinaí fueron guardadas en el “libro del pacto” (vers. 7):

“Pero como ningún convenio era considerado ratificado y vigente mientras no se ofreciera un sacrificio por la ocasión, de ahí la necesidad de los sacrificios mencionados aquí.

“La mitad de la sangre esparcida sobre el altar y la otra mitad sobre el pueblo, indicaba que Dios y ellos quedaban mutuamente obligados por este convenio. Dios estaba obligado a sostener, defender y salvar al pueblo; el pueblo estaba obligado a temer, amar y servir al Señor.” (Clarke, Bible Commentary, 1:425.)

Las instrucciones dadas a Israel aseguraban que no sería forzado a una relación que no comprendiera o no quisiera. Una vez que Israel expresó su voluntad de recibir la ley y que hizo convenio de obedecerla, Moisés pudo actuar libremente por Israel ante la presencia del Señor.

(12-14) Exodo 24:9-11

En cuanto a un análisis de esta visión y de otras, véase el encabezamiento 12-23.

(12-15) Exodo 25-30

Estos capítulos contienen las revelaciones del Señor en cuanto al tabernáculo y el mobiliario del mismo. Se analizarán estas instrucciones en el capítulo siguiente.

(12-16) Exodo 31

El Señor obra a través de hombres de talento a fin de llevar a cabo sus propósitos (véase versículos 1-6). En cuanto a un análisis sobre el día de reposo (véase vers. 12-17) léase el encabezamiento 11-8.

Se analizará la naturaleza de las tablas de la ley (vers. 18) en el encabezamiento 12-24.

(12-17) Exodo 32:1-6. ¿Por qué los israelitas quisieron adorar al becerro de oro?

“El asunto es sumamente extraño y representa un cambio inexplicable. ¿Era posible que tan pronto se hubieran perdido de vista las maravillosas manifestaciones de Dios sobre el monte? ¿Era posible que Aarón imaginara que podía hacer un dios que fuera capaz de ayudarlos? Sin embargo, ni siquiera protestó contra el pueblo por lo que le pedían. Quizás solamente intentó hacer para ellos una representación simbólica del poder y energía divinos, a fin de que para los israelitas fuera tan evidente como lo habían sido el pilar de nube y fuego, al cual Dios otorgara una energía e influencia siempre presentes. O, tal vez, al pedirles que sacrificaran sus ornamentos, haya supuesto que iban a desistir de su demanda; pero todo eso es solamente una conjetura con muy poca evidencia que la sustente. Se debe aceptar, no obstante, que Aarón no parece haber establecido una forma de adoración que reemplazara a la adoración del Altísimo. De aquí que lo encontramos proclamando Mañana será fiesta para Jehová (vers. 5), y más adelante nos damos cuenta de que se realizaron algunos de los ritos adecuados de la adoración verdadera en dicha ocasión, pues trajeron holocaustos y ofrendas de paz, vers. 6 y 7; por eso es evidente que él tenía por intención que el verdadero Dios fuera el objeto de la adoración del pueblo, aunque permitió y aun fomentó ofrecer esta adoración por medio del ídolo, el becerro de fundición.” (Clarke, Bible Commentary, 1:463-64.)

Imagen
golden calf

Los hijos de Israel adoraron al becerro de oro

(12-18) Exodo 32:9-14. ¿Iba Dios realmente a destruir a los israelitas y “se arrepintió”?

La traducción hecha por José Smith corrige este versículo y demuestra que Moisés rogó al Señor que perdonara a los israelitas si éstos se arrepentían. En el versículo 14 de esta traducción el Señor le dice a Moisés que perdonará al pueblo si él (Moisés) castiga a aquellos que no se arrepientan.

(12-19) Exodo 32:15-25. Moisés, el mediador

La función de Moisés en este acontecimiento es significativa. En esta gran visión en la que vio al Señor se le dijo que él (Moisés) era a “semejanza” del Unigénito (Moisés 1:6) y esa semejanza se hace evidente en este caso porque cuando el pueblo enfrentó la destrucción por causa de su maldad, Moisés actuó como mediador ante Dios. Defendió su causa y ofreció su propia vida para apaciguar la justicia divina (véase Exodo 32:31-32). Después de las murmuraciones constantes y la rebelión del pueblo, cualquier líder común habría dicho: “Sí, son un pueblo malvado. Adelante, destruyelos”. Pero Moisés, como Cristo, de quien era semejanza, amaba a su pueblo a pesar de su testadurez y maldad. Así que intercedió por ellos y los salvó, pero sólo con la condición de que se arrepintieran.

Para obtener una explicación de lo que había sobre las tablas que Moisés recibió primero, véase el encabezamiento 12-24.

(12-20) Exodo 32:25-30

“Moisés buscó a aquellos que estaban ‘por Jehová’ entre los que estaban ‘desenfrenados’ (el vocablo hebreo usado aquí puede significar ‘desenfrenado, suelto’, o, ‘desnudo, descubierto’). Si se hubiera usado ‘desnudo’, se podría entender el vocablo en el mismo sentido en que se encontraba Adán al estar avergonzado y se escondió de Dios porque estaba desnudo. La expresión también puede significar ‘expuesto en culpa delante de la ira de Dios’. (Compare los sentimientos de Alma ante una circunstancia similar, en Alma 36:1^22.) Por otra parte, Israel se había ‘soltado’ y estaba ‘desenfrenado’ bajo la guía de Aarón, lo cual es verdad. Ambas condiciones serían para vergüenza de un pueblo que se suponía que era religioso.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:93.)

Algunos se han preguntado por qué Aarón, que tuvo un papel tan importante en el episodio del becerro de oro, salió sin ser condenado. Aunque no lo anotó en Exodo, Moisés posteriormente indicó que Aarón casi fue destruido y fue salvo solamente porque él intercedió en su favor (véase Deuteronomio 9:20).

(12-21) Exodo 33:1-3

Un paralelo moderno de esta reprensión se encuentra en Doctrina y Convenios 103:15-20.

(12-22) Exodo 33:4-7. ¿Qué era el tabernáculo que Moisés asentó fuera del campamento?

“Moisés entonces tomó una tienda y la plantó fuera del campamento, a cierta distancia del mismo, y la llamó ‘Tabernáculo de Reunión’. Este tabernáculo no es el santuario descrito en Exodo 25-30, el cual no fue construido sino hasta después de la restauración perfecta del convenio (Exodo 35-40), ni otro santuario que hubiera descendido de sus antepasados y que fuera usado antes de la construcción del santuario. Esta era una tienda que pertenecía a Moisés, la cual fue levantada como santuario temporario ya que la columna de nube descendió sobre el mismo y Jehová habló allí con Moisés. Recibió también el nombre de tabernáculo…porque Jehová se reveló allí y todos los que lo buscaban tenían que ir a esta tienda que estaba fuera del campamento.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 1:2:233-34.)

(12-23) Exodo 33:19-23. ¿Es posible que alguien vea el rostro de Dios y viva?

Evidentemente hay algo que no está bien traducido en Exodo 33:20, pues el versículo 11 del mismo capítulo dice claramente: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (cursiva agregada). Además, en Exodo 24:9-11 leemos que Moisés y los setenta ancianos de Israel vieron a Dios. El élder Joseph Fielding Smith comentó acerca del problema de la interpretación de Exodo 33:20 y de Juan 1:18 en esta forma:

“Hay demasiados pasajes que declaran definitivamente que Dios se mostró ‘cara a cara’ ante sus siervos de la antigüedad. Por lo tanto, los pasajes que declaran que ningún hombre lo ha visto deben estar en error. Por ejemplo, el pasaje en Juan 1:18…se debe probablemente al hecho de que algún traductor de años posteriores no creyó que Dios tuviera cuerpo como el nuestro, por lo tanto consideró que no podía ser visto. Este concepto ha llegado a nosotros desde la introducción del Credo de Atanasio en el año 325 D. C. En la traducción de José Smith de este pasaje dice que nadie ha visto a Dios, excepto cuando ha testificado del Hijo; y sólo por medio de El (el Hijo) el hombre puede ser salvo.

“Además, en 1 Juan 4:12 de la traducción de José Smith dice que sólo aquellos que han mostrado gran fe han visto a Dios; y que si nos amamos unos a otros, su Espíritu estará con nosotros y podremos emitar su amor perfecto.

“Consideremos otros versículos del evangelio de Juan.

“ ‘Escrito está en los profetas, y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de El, viene a mí.

“ ‘No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.’ (Juan 6:45-46.)

“Si ignoráramos el hecho de que existen traducciones erróneas, parecería que nuestro Salvador se contradice. El último versículo (Juan 6:46) no armoniza con Juan 1:18.

“Leemos que Abraham habló con Dios cara a cara, y que El también habló con Enoc y otros. Sin embargo, el mundo moderno no acepta nada de esto y ha rechazado al Dios viviente, aceptando en su lugar a uno que no puede SH visto ni oído.” (Answer to Gospel Questions, 2:162-63.)

Por lo tanto, está claro que José Smith fue inspirado cuando tradujo este versículo en el que dice que el Señor no permitiría que Moisés viera Su rostro en esa oportunidad; y que ningún hombre pecador podría verlo jamás.

(12-24) Exodo 34:1-4. ¿Contenían la misma información los dos juegos de tablas?

Antes de poder contestar plenamente esta pregunta, debemos examinar cuidadosamente el contenido de las primeras tablas. Un erudito ofreció el análisis siguiente:

“ ‘La explicación siguiente es un análisis general de este tema. En el cap. 20 (de Exodo) se dan los Diez Mandamientos, y, al mismo tiempo, varios estatutos políticos y eclesiásticos, los que se detallan en los capítulos 21, 22 y 23. Para recibir éstos, Moisés tuvo que aproximarse a la espesa obscuridad donde Dios estaba, (cap. 20:21), y habiéndolos recibido bajó con ellos adonde estaba el pueblo, de acuerdo con lo que ellos habían solicitado anteriormente, (vers. 19): Habla tú con nosotros; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos, porque habían quedado aterrados por la forma en la que Dios había expresado los Diez Mandamientos (véase el vers. 18). Después de esto, Moisés, con Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos, subieron al monte; y a su regreso anunció todas estas leyes ante el pueblo, (cap. 24) y los israelitas prometieron obediencia. Sin embargo, no se menciona nada con respecto a las tablas de piedra. Entonces Moisés escribió todo en un libro, (cap. 24:4), el cual se llamaba el Libro del Pacto, (ver. 7). Después de esto hubo una segunda ascensión de Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y los setenta ancianos, (cap. 24:9), cuando se produjo la gloriosa manifestación de Dios mencionada en los versículos 10 y 11 del mismo capítulo. Después de su descenso Moisés nuevamente recibió el mandamiento de subir; y Dios prometió darle unas tablas de piedra que contenían una ley y mandamientos, (vers. 12). Esta es la primera vez que se mencionan estas tablas de piedra. Por lo tanto, parece que los Diez Mandamientos y otros preceptos fueron dados y aceptados por el pueblo, y el sacrificio fue ofrecido (cap. 24:5) antes de que las tablas de piedra fuesen escritas o mencionadas.’ Es muy probable que los mandamientos, leyes y demás fueran dados a conocer primeramente por el Señor cuando habló al pueblo; repetidos posteriormente por Moisés; y las Diez Palabras o Mandamientos, que contenían el resumen y la esencia de todas las leyes, fueron escritas posteriormente sobre las tablas de piedra, para ser guardadas como un registro en el arca del pacto.” (Clarke, Bible Commentary, 1:474.)

Este análisis respondería a una pregunta que se hace con frecuencia: ¿Cómo pudo el Señor poner toda la ley de Moisés en sólo dos tablas? Las tablas, parece, contenían solamente el resumen divino conocido como los Diez Mandamientos. En la traducción de estos dos primeros versículos dice que el Señor le indicó a Moisés que hiciera otras dos tablas de piedra iguales a las primeras que había roto, en las que escribiría también las palabras de la ley como en las primeras, aunque no serían iguales porque quitaría de entre ellos el Sacerdocio de Melquisedec y por consiguiente su santo orden y las ordenanzas correpondientes. Estas tablas contendrían la “Ley Mosaica” (una ley preparatoria porque los israelitas no estaban preparados para una ley mayor).

El Señor entonces declaró que el pueblo nunca tendría la oportunidad de entrar en su presencia durante los días de su peregrinaje; y Moisés recibió la orden de presentarse ante el Señor a la mañana siguiente, en el Monte Sinaí.

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Moisés recibió las tablas en el Monte Sinaí

(12-25) Exodo 34:29-35. ¿Cuál es el significado del resplandor del rostro de Moisés y del velo que se puso?

“Después de un lapso prolongado, y de experiencias sublimes en la presencia de Dios, no es de sorprender que el rostro de Moisés brillara con la gloria divina al regresar entre el pueblo, y que el pueblo retrocediera temeroso. Este fenómeno de luz irradiada por seres celestiales y seres terrenales que están bajo la influencia celestial no es único a esta circunstancia. Compare las descripciones de los Apóstoles en el día de Pentecostés cuando ‘lenguas repartidas como de fuego’ descendieron sobre ellos (Hechos 2:3).

“El vocablo hebreo que aquí ha sido traducido como ‘resplandecía’ es qaran, verbo denominativo derivado de un sustantivo que significa ‘cuerno’ y usado para indicar los rayos de luz o ‘cuernos’, vistos sobre el horizonte antes de la salida del sol por las mañanas. Por este fenómeno los árabes dan el nombre de ‘gacela’ al sol cuando se refieren a él en el momento en que asoma sobre el horizonte. (Una traducción errónea del hebreo al latín hizo que Miguel Angel pusiera cuernos sobre la cabeza de su espléndida estatua de Moisés.)” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:95.)

RESUMEN ANALITICO

(12-26) Al antiguo Israel se le hizo entender claramente que la tierra es del Señor y que El es su soberano y rey. Como tal, no solamente puede dictar sus leyes sino establecer pueblos en las diferentes partes de la tierra. El Libro de Mormón se une a la Biblia para testificar de esto. Durante un momento considere los siguientes pasajes: 1 Nefi 17:36-39; 2 Nefi 1:7; Deuteronomio 4:20, 37-38.

En estos pasajes podemos ver que el derecho de una nacion a la tierra es garantizado solamente por la obedienCia a las leyes de Aquel a quien la tierra pertenece. Aunque al hombre le fue dado el dominio sobre la tierra mediante Adán, ese dominio fue dado bajo el poder de Dios. Por lo tanto, el hombre es responsable de establecer las leyes y el orden de Dios. Siendo eso el caso, considere estas preguntas: ¿Sobre quiénes tienen vigencia las leyes de Dios? ¿Se excluye a alguien? ¿Anula la ley el hecho de que la violen varias personas que se ponen de acuerdo a tal efecto (cosa común hoy en día)? ¿Existe pecado que lastima solamente al individuo que lo comete? ¿Cómo es que cualquier pecado constituye la violación del orden establecido por Dios? ¿En qué forma todos los pecados son contra Dios aun cuando parezcan no lastimar más que a quien los comete? ¿Cómo responderemos a la persona que dice “Es mi vida; puedo vivirla como yo prefiera?”

(12-27) Lea una vez más prestando suma atención, Doctrina y Convenios 84:23-27; Mosíah 13:29-30; y Alma 25:15-16.

Ahora conteste las preguntas siguientes:

  1. ¿Por qué los antiguos israelitas recibieron esta ley más estricta?

  2. ¿De qué pudieron haber gozado si no hubiera sido por su iniquidad?

  3. ¿Qué resultados habrían alcanzado si hubieran sido obedientes a la ley que les fue dada?

  4. ¿Hay miembros de la Iglesia, hoy en día, que están en una condición semejante a la de los antiguos israelitas?

  5. ¿Qué valor tiene, entonces, el estudio de la Ley de Moisés para un Santo de los Ultimos Días?