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LECCIÓN 5: CÓMO APRENDER NUESTROS DEBERES DE LÍDERES


LECCIÓN 5

CÓMO APRENDER NUESTROS DEBERES DE LÍDERES

“Por tanto, aprenda todo varón su deber, así como a obrar con toda diligencia en el oficio al cual fuere nombrado” (D. y C. 107:99).

PRINCIPIO DE LIDERAZGO

Los líderes de la Iglesia y de la familia deben entender cuáles son sus deberes a fin de contribuir a que aquellos a quienes presten servicio reciban las bendiciones del Evangelio.

CONCEPTO DE LA LECCIÓN

  1. Los líderes son más eficaces si aprenden los deberes pertinentes a su cargo.

CONCEPTO 1: LOS LÍDERES SON MÁS EFICACES SI APRENDEN LOS DEBERES PERTINENTES A SU CARGO.

COMENTARIOS

En Doctrina y Convenios 107:99-100, el Señor aconseja a todos que aprendan su deber. Esos versículos están dirigidos a los que prestan servicio en los oficios del sacerdocio, pero la esencia del consejo se aplica a todos los líderes. El élder Richard L. Evans, miembro fallecido del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó esto: “Nuestras familias, la Iglesia, la comunidad, la nación y el reino de Dios reciben un servicio más eficaz de los que están mejor preparados. La preparación y el conocimiento, junto con la fidelidad, son infinitamente mejores que la fidelidad sola. Y los que abandonan el esfuerzo por razones triviales, los que dejan de aprender, los que no continúan aumentando su competencia, en mi opinión no están cumpliendo su deber completo” (en “Conference Report”, oct. de 1966, pág. 55).

Cada una de las funciones de liderazgo tiene sus deberes particulares que podemos aprender en los manuales, con nuestros líderes, con otros que hayan tenido el mismo cargo, en reuniones de capacitación, por observación personal, por medio del Espíritu, estudiando las Escrituras y orando.

Los llamamientos a posiciones de liderazgo dan a las personas la oportunidad de aprender y practicar diversas habilidades, tales como “evaluar las posibilidades, programar, delegar y motivar a los demás. Sin embargo, se exhorta a todos los líderes de la Iglesia a concentrarse en la gente, a apacentar las ovejas del rebaño del Señor, a conocer y a amar a los miembros; a escuchar, a amar y a ayudar a resolver problemas personales. [El presidente David O. McKay dijo:] ‘Es deber de los líderes… enseñar al miembro a amar, no al líder ni al maestro, sino amar la verdad del Evangelio’ [en “Conference Report”, oct. de 1968, págs. 143-144]. A fin de que lo hagan, a menudo se aconseja a los líderes que procuren los dones espirituales de discernimiento y prudencia (compárese con Lucas 12:12; D. y C. 84:85)” (en Encyclopedia of Mormonism, ed. por Daniel H. Ludlow, 5 tomos, 1992, tomo II, pág. 818).

Los líderes deben aprender sus deberes y saber qué esperan de ellos los demás. Por ejemplo, un presidente de clase puede ser responsable de dar la bienvenida a los demás alumnos, de reunirse con el maestro y con otros miembros de la clase que tengan cargos de liderazgo, a fin de planificar actividades, de capacitar a esos miembros que tengan cargos de liderazgo, de celebrar los cumpleaños de los miembros de la clase, o de ocuparse de ayudar a los que tengan problemas o no estén asistiendo, etc.

Los padres a su vez, como líderes de la familia, son responsables del bienestar tanto suyo como de sus hijos. Sus deberes se describen en las pautas que aparecen en “La familia: Una proclamación para el mundo” (Liahona, octubre de 1998, pág. 24).

Los líderes de las organizaciones auxiliares y del sacerdocio son responsables de ayudar a aquellos a quienes presten servicio para que reciban las bendiciones del Evangelio. Entre sus deberes tendrán tal vez que dirigir reuniones, supervisar la orientación familiar o el programa de maestras visitantes, presentar informes a otros líderes, aconsejar, entrevistar, preparar presupuestos, extender llamamientos, dirigir proyectos de servicio y, en general, contribuir a que su organización funcione bien. Su responsabilidad principal es apoyar y alentar a los padres en el deber que tienen de enseñar el Evangelio en su hogar.

Generalmente, los líderes de la Iglesia y de la familia tienen que desarrollar su capacidad para:

  • Evaluar las posibilidades.

  • Tomar decisiones.

  • Programar actividades.

  • Administrar bien el tiempo.

  • Delegar responsabilidades.

  • Motivar a los demás.

  • Concentrarse en las personas más que en las tareas.

  • Mantener la comunicación con aquellos a quienes presten servicio y con otros líderes.

  • Ennoblecer a otros.

  • Escuchar con comprensión.

  • Conocer a las personas y amarlas.

  • Ayudarles a resolver sus problemas.

  • Enseñarles a amar las verdades del Evangelio.

  • Emplear dones espirituales tales como el discernimiento y la prudencia.

  • Mantenerse dentro de los límites de la doctrina y de las normas.

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Pregunte a dos o tres alumnos qué tipo de trabajo desempeñan sus padres como medio de vida; o si ellos mismos son jefes de familia, qué tipo de trabajo tienen. Hablen luego de las habilidades, el conocimiento o la disposición que esos trabajos exijan.

Dígales que todo miembro debe prepararse para ser líder en la Iglesia o de una familia, y que cada tipo de liderazgo encierra sus deberes particulares.

Pregúnteles por qué es importante que los líderes aprendan sus deberes. ¿No sería suficiente con que fueran buenas personas y trataran de ayudar a los demás?

Mencionen algunas de las responsabilidades de diversas posiciones de liderazgo en la Iglesia y en la familia, y hablen de la forma en que se aprenden esos deberes. Exhorte a los alumnos a aprender todos sus deberes si se les llama a un cargo de liderazgo.

Hagan una lista de los deberes de una presidenta de la Sociedad de Socorro y otra de los del presidente de un quórum de élderes. Indíqueles que se podría hacer listas similares para todas las posiciones de liderazgo de la Iglesia y en la familia, y haga hincapié en la importancia de que los líderes aprendan sus deberes a fin de ser siervos diligentes.

Repasen algunas de las maneras en que aprendemos nuestros deberes cuando somos líderes.

Pregúnteles qué podría impedirnos aprender nuestros deberes de líderes y analicen la forma de vencer esos obstáculos.

Haga recordar a los alumnos las grandes bendiciones que reciben los que ayudan a los demás a venir a Jesucristo (véase D. y C. 18:15-16).

FUENTES DE RECURSOS PARA EL MAESTRO