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LECCIÓN 4: CÓMO DAR UN BUEN EJEMPLO


LECCIÓN 4

CÓMO DAR UN BUEN EJEMPLO

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

“Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

PRINCIPIO DE LIDERAZGO

Los líderes deben dar el ejemplo de buenos discípulos a aquellos a quienes presten servicio.

CONCEPTO DE LA LECCIÓN

  1. Si los líderes se esfuerzan por desarrollar atributos como los de Jesucristo, serán un buen ejemplo para aquellos a quienes presten servicio.

CONCEPTO 1: SI LOS LÍDERES SE ESFUERZAN POR DESARROLLAR ATRIBUTOS COMO LOS DE JESUCRISTO, SERÁN UN BUEN EJEMPLO PARA AQUELLOS A QUIENES PRESTEN SERVICIO.

COMENTARIOS

Cuando el Señor resucitado visitó las Américas, explicó a Sus discípulos que la frase “Alzad… vuestra luz para que brille” quiere decir emularlo a Él (véase 3 Nefi 18:24).

El presidente James E. Faust, cuando era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, comentó lo siguiente refiriéndose al liderazgo: “Quienes dirigen en esta Iglesia deben dar un ejemplo de rectitud; deben buscar constantemente la guía del Espíritu Santo; deben mantener en orden tanto su vida como su hogar; deben ser honestos y pagar con prontitud todas sus deudas; deben ser un ejemplo en todos los aspectos de su conducta” (véase “A éstos haré mis gobernantes”, Liahona, febrero de 1981, pág. 70).

El élder Dean L. Larsen, cuando integraba la Presidencia de los Setenta, explicó: “Se espera que todos los que reciban el Evangelio pongan de manifiesto sus frutos en su estilo de vida, no sólo por su propio beneficio y bendición, sino también para atraer a otras personas a la verdad…

“…En formas importantes, su vida manifestará los frutos del Evangelio y los distinguirá del resto de la gente como una antorcha que guíe a todos los que busquen la luz y la verdad” (véase “Por sus frutos los conoceréis”, Liahona, enero de 1986, pág. 52).

El presidente Gordon B. Hinckley escribió esto: “Por su misma naturaleza, el verdadero liderazgo trae aparejado la carga de que el líder sea un buen ejemplo… Si los que dirigen no establecen los valores y se adhieren a ellos, la conducta de los seguidores se pone seriamente en peligro y queda minada. Ciertamente, en cualquier organización donde suceda eso —ya sea una familia, una corporación, una sociedad o una nación— los valores que se descuiden terminarán por desaparecer” (Standing for Something: Ten Neglected Virtues Than Will Heal Our Hearts and Homes, 2000, pág. 170).

Los líderes están más capacitados para ayudar a los demás cuando tratan de ser un ejemplo de la vida y las enseñanzas del Salvador. El Señor “continuó de gracia en gracia” hasta llegar a ser perfecto (D. y C. 93:13). Entre Sus atributos se encuentran el conocimiento, el poder, la justicia, el criterio, la bondad, la misericordia, la paciencia, la veracidad, la humildad, la mansedumbre, la sumisión, la gentileza, la amabilidad, la sabiduría, la abnegación, la obediencia, la determinación de honrar nuestro albedrío, la compasión, el valor, la integridad y el contentamiento. (Nota: Cualquiera de esos atributos puede ser tema para una lección.)

Los líderes que desarrollen esos atributos sabrán comunicarse claramente con aquellos a quienes dirijan, amarlos sin tratar de controlarlos, alegrarse por su bondad y sus logros, y resistir las tentaciones de Satanás. Si no seguimos el ejemplo de Jesucristo, corremos el riesgo de desalentar a la gente de venir a Cristo. Como lo explicó Alma a su hijo descarriado: “…He aquí, oh hijo mío, cuán gran iniquidad has traído sobre los zoramitas; porque al observar ellos tu conducta, no quisieron creer en mis palabras” (Alma 39:11).

IDEAS PARA LA ENSEÑANZA

Pida a los alumnos que analicen el significado de estas palabras del Salvador: “…Yo soy la luz del mundo…” (Juan 8:12), y hable de ellas con toda la clase (véase también Juan 9:5; 3 Nefi 9:18; 11:11; Éter 4:12; D. y C. 11:28; 12:9; 45:7; 88:5-13).

¿Por qué deben los líderes de la Iglesia y de la familia vivir los principios del Evangelio ellos mismos en lugar de sólo limitarse a exhortar a los demás a hacerlo?

Analice con la clase los rasgos de carácter que demostró el Salvador, y anótelos en la pizarra. Pregunte a los alumnos en qué nos puede ayudar el desarrollo de esos rasgos a ser mejores líderes. Analicen lo que se enseña en Mateo 16:24 y Alma 39:11 sobre la importancia del ejemplo.

Testifique a los alumnos que si siguen el ejemplo del Salvador, reflejarán Su luz para que otros la sigan. Hágales notar que nosotros, como Él, debemos también progresar “de gracia en gracia” (véase D. y C. 93:13; véase también 2 Nefi 28:30).

FUENTES DE RECURSOS PARA EL MAESTRO